Hace una semana culminaron las huelgas policiales que se iniciaron el 31 de enero en el estado de Bahía y luego se extendieron a Río de Janeiro con movilizaciones de la PM y bomberos, reclamando aumento de salarios aprovechando el inicio del carnaval. Mientras esto ocurría los llamados “milicianos” ex policías, asesinaban a los habitantes de las calles, pobres en ocupaciones urbanas. Unas semanas antes a comienzos de enero, 2.000 policías invadían la ocupación del Pinheirinho para reprimir violentamente y desalojar a miles de familias que hace más de 8 años viven en ese terreno. La PM brasilera mostraba una vez más que le corresponde estar en el ranking de ser una de las policías más asesinas del mundo. Sin embargo resulta increíble que frente a la demanda de esta institución corrupta, racista y represiva, el PSTU (LIT) que se reclama trotskista, no sólo haya marchado con sus banderas rojas acompañando la movilización policial, sino que repartió un volante escandaloso que los revolucionarios tenemos que repudiar. Imagen volante publicado por el PSTU
Por Leandro Ventura, desde Brasil
En menos de dos meses, cuatro llamadas “huelgas” de policías comenzaron en Maranão, Ceará, Bahía y en Rio de Janeiro. Todas estas llamadas “huelgas”, motines para nosotros como desarrollaremos abajo, tenían como objetivo mayores sueldos para los agentes de las fuerzas represivas del Estado.
El miedo que se apoderó de las calles de Salvador y sobrevoló como amenaza sobre Río de Janeiro y otros estados en un intento de “huelga general policial” por el PEC 300 (proyecto de enmienda constitucional que fijaría un piso salarial a bomberos y policías en más de R$ 3.000) intensificó el debate entre trabajadores y jóvenes sobre cómo ubicarse, apoyar o no, qué criticar, qué proponer ante este movimiento.
El miedo fue subproducto de la combinación de este motín con la ya naturalizada violencia urbana producto de la inmensa desigualdad social de un capitalismo y su Estado basados en el racismo y trabajo y viviendas precarias, generando centenares de miles de jóvenes sin futuro y esperanza que terminan en la criminalidad. En Salvador los “métodos de lucha” de los policías amotinados que se valieron de terrorismo y de métodos de las milicias – siendo acusados de por lo menos 25 exterminios durante su “lucha”, mostrando una clara continuidad de por lo menos algunos sectores de los “huelguistas” con sus actividades asesinas cotidianas.
Estos métodos aislaron este movimiento y contribuyeron decisivamente a su derrota, tanto en Bahia como en Río, más aún cuando el gobierno Dilma pasó a tomar medidas más duras, ubicándose contra la amnistía a los amotinados y el principal medio de comunicación del país, la Globo, se puso fuertemente en contra del movimiento, llegando a divulgar grabaciones del líder del motín bahiano llamando a acciones terroristas reaccionarias. Hoy el debate de PEC 300 perdió fuerza, el juego de la papa caliente de los últimos meses donde sectores empujaban la responsabilidad a la Unión y el gobierno federal a los Estados fue soslayado por un deseo mayoritario en la burguesía y su Estado de parar de dar cuerda a los movimientos reivindicatorios de policías.
Independientemente de su desenlace, las reivindicaciones de los policías por mejores salarios continuarán ocurriendo en los próximos y años, fruto de la situación objetiva de fortalecimiento de estas fuerzas, que han visto multiplicar sus efectivos, como parte del programa de los gobiernos federa (PT) y estadual, que ante la miseria, desigualdad social y superexplotación capitalista responden con coerción, control social y represión contra todos los que “se rebelan” o “se pasan de la raya”. Esos motines policiales volverán aún más con el acercamiento del Mundial y de las Olimpiadas, con los policías forzando negociaciones en nombre de “sus servicios esenciales”, así como por su artificio de intentar impedir el Mundial y las Olimpiadas. Esta cuestión volverá, eso le da aún mayor importancia a clarificar la teoría que guía la acción de los marxistas ante las fuerzas represivas del Estado y una polémica con corrientes de izquierda como el PSOL y PCB, incluso con aquellas que, como nosotros, se reivindican trotskistas, como el PSTU, pero que como el resto de la izquierda brasileña, termina a su manera naturalizando al Estado burgués.
¿Huelga o motin? Motin progresista o reaccionario?
¿Qué es una huelga? Una huelga es una negativa de un sector de trabajadores a continuar su trabajo normalmente y por esta vía impide la transferencia de valor, perjudicando a la burguesía por impedir la producción y circulación de mercancías (1) . ¿Cómo los policías “transfieren valor” a los responsables por la producción de la vida humana? Como agente de Estado, la policía burguesa debe colocar a su enemigo de clase – el proletariado – en condiciones de no poder causar daño a la propiedad burguesa.
Se trata de un levantamiento de un sector militar, un motin. Eso no agota el problema. Un motín, así como la huelga, puede ser progresista o reaccionario. La historia de Brasil ha visto motines reaccionarios y progresistas. En 1964 los marineros se organizaban en una asociación solo de marineros y bajos rangos, defendías su derecho a la organización política y sindical, y llamaban al Comando General de los Trabajadores (CGT) a formar milicias de marineros y obreros contra el golpe militar. Este era un motin progresista que si hubiese sido acompañado por el CGT podría haber cambiado el rumbo de la historia del país (2) .
El motín actual ¿podría ser considerado progresista? No. Reivindica mejores condiciones para la represión de los trabajadores y del pueblo. Que la izquierda señale aunque sea una reivindicación progresista de estos motines. Ni siquiera un “pronunciamiento” contra la represión policial en Pinheirinho la izquierda puede señalar como algo “progresista” de estos motines policiales. Seguramente ni el PCB ni el PSOL ni el PSTU tuvieron el coraje de exigirle a los dirigentes de los motines policiales alguna posición pública y concreta contra la represión a los movimientos populares, estudiantiles y sindicales. Entonces, ¿qué hay para defender?
¿Está ocurriendo un quiebre de jerarquía? ¿Todo quiebre de jerarquía es progresista?
Uno de los argumentos más utilizados por la izquierda para justificar su actuación de apoyo a los motines policiales y bomberos sería su supuesto quiebre de jerarquía. Los actuales “huelguistas” luchan en nombre de la “familia policía”, de la “corporación” y no de los efectivos.
Ocurre, sin embargo, un innegable quiebre de jerarquía de comando en algunos casos. El comando no significa motín. En el caso de Rio de Janeiro aplicó rápidamente su estatuto militar para catigar a los amotinados. Ocurre en la práctica una contraposición entre la alta oficialidad y los amotinados. Pero esa contraposicióne es táctica. Divergen en cómo luchas para mejorar la corporación pero, de ninguna manera, cuestionan “para qué” ella existe.
Una vez más sobre el carácter de clase de la policía y cómo la existencia determina la conciencia
Todas las corrientes de la izquierda tratan a los policías como trabajadores y luego luchan por la extensión de los derechos de los trabajadores a ellos. Entre las corrientes de la izquierda que apoyan a la policía, el PSTU es la corriente que intenta tener una argumentación más refinada, que aparentemente no naturalizaría el Estado burgués, sino como mostraremos, da vueltas para llegar al mismo punto que sus socios reformistas del PCB y PSOL.
El PSTU, después de afirmar que los policías no son proletarios, concediéndonos teóricamente pero manteniendo su orientación de apoyo a los bomberos y policías, dio una voltereta para llegar al mismo lugar teórico de antes, más coherente con su práctica (3). Se encuentra destacado en su sitio un texto de mediados del año pasado de uno de sus principales propagandistas, Henrique Canary. En él argumenta que hay que disolver las fuerzas armadas y la policía, pero vuelve a la teorización de por qué desarrollar un trabajo preparatorio en este sector:
“La actitud de la clase trabajadora hacia las Fuerzas Armadas no puede considerar solo el carácter represivo de la institución. Hay que tener en cuenta también el hecho de que esta institución está hecha de personas de carne y hueso, y que toda persona de carne y hueso tiene dos características: 1) piensa y 2) vive en una determinada realidad social que la influencia.” (4)
Según él, el PSTU aprovecharía las contradicciones entre lo que los policías piensan y la influencia de la realidad social para desarrollar su trabajo preparatorio.
Trotsky también abordaba la cuestión desde el mismo ángulo, pensando a los policías como personas de carne y hueso y analizando las contradicciones, pero el revolucionario ruso llegaba a conclusiones opuestas. En medio de la convulsiva situación en Alemania antes de la toma del poder por Hitler, argumentaba contra aquellos que tenían esperanzas en que la policía defendiese a los trabajadores contra los nazi, diciendo:
“el hecho de que los agentes de policía hayan sido reclutados en gran parte entre los socialdemócratas no quiere decir absolutamente nada. Aquí también la existencia determina la conciencia. El obrero que se vuelve policía al servicio del estado capitalista es un policía burgués y no un obrero. Durante estos últimos años, estos policías tuvieron que luchar mucho más contra los obreros revolucionarios que contra los estudiantes nacional socialistas. Y una escuela así no pasa sin dejar marcas. Lo más importante, sin embargo, es que todo policía sabe que los gobiernos cambian pero la policía persiste.” (página 143, Lisboa: Centro do Livro Brasileiro, sin fecha).
Partiendo de este método, es preciso insistir, ¿son los policías parte de la clase trabajadora? No. Los policías son instrumentos materiales de dominio de la burguesía. ¿Cuál es la principal escuela por la que pasan los policías brasileros? ¿Una escuela de levantamientos que entran en choque con empresarios, latifundistas y con la propiedad privada, o por el contrario, la escuela del racismo cotidiano de las UPP (Unidades de Policía Pacificadora, instaladas en las favelas y morros bajo el pretexto del combate al narcotráfico), la de reprimir obreros en huelga, desalojar asentamientos populares como hicieron en Pinheirinho, matar presos en cárceles como la de Carandiru, hacer “limpiezas” en Candelaria, o en la “huelga” de Salvador, matar campesinos en Carajás?
¿Qué es lo que esta realidad determina en su conciencia? En nuestra visión, todo. Por eso, aún cuando se insubordinan nunca cuestionan la represión a trabajadores, estudiantes, al pueblo. La existencia determina la conciencia, e independientemente de las posibles similitudes entre las condiciones de vida de un policía burgués y un trabajador, el abismo que es la función social estatal de la policía determina su actividad cotidiana: apuntar sus fuziles a la cabeza de los trabajadores.
Lo que nos enseña la historia sobre la policía y las fuerzas armadas , y cómo un poco de materialismo e historia vienen bien
Henrique Canary del PSTU, en el artículo ya citado, muestra, usando un ejemplo de la revolución rusa, cómo las fuerzas armadas pueden ser quebrads, y cómo esto es una necesidad para que los trabajadores tomen el poder. Hasta ahí, ninguna diferencia. El problema reside en que, en el mismo capítulo que el guiño que la caballería le hizo a las obreras en febrero, permiténdole quebrar el bloqueo en un puente en una manifestación de su huelga que llevó a la caída del zarismo y contitución de los soviets, Trotsky es taxativo en diferenciar a las fuerzas armadas – incluso los cosacos – de la policía.
“El desarme de los ‘faraones’ [apodo de la policía] se transformó en una palabra de orden universal. La policía es el enemigo cruel, implacable, odiado y odioso. Ganarlos está fuera de cuestión. Son brutalmente golpeados y muertos. Es distinto con los soldados, la multitud hace todo el esfuerzo para evitar confrontaciones hostiles con ellos” (História da Revolução Russa, tomo 1, capítulo 7, página 119, São Paulo: Sundermann, 2007).
Esta diferenciación tenía que ver con las contradicciones que se desarrollaban en el seno de las fuerzas armadas en medio de las privaciones de la guerra y cómo su conciencia se desarrollaba en base a las determinaciones de esta realidad y cómo eran reclutadas. La policía no sería otra cosa que una fuerza de mercenarios que viviría de reprimir. Aún más, el propagandista del PSTU saltea el elemento central de lo que es narrado por Trotsky. Una acción independiente y decidida del proletariado quiebra, insubordina a sectores de las fuerzas armadas, las fuerzas armadas no se quiebran por sí mismas. Estas lecciones de la historia podrían ser aprehendidas de ejemplos de la revolución rusa, pero también de diversos otros textos de Trotsky sobre diversos otros países, como Francia. En Programa de Acción para Francia, se defiende el siguiente programa: por la disolución de las policías, derechos a los soldados en el ejército y contitución de milicias obreras para su autodefensa (5) .
¿Qué tienen en común un joven obrero que se alista en una fuerza que cotidianamente reprime trabajadores y jóvenes, y un trabajador que es alistado para acuartelarse o quedarse en las fronteras del país? Ambos son parte de fuerzas represoras del Estado burgués. Pero su vida, lo que hacen cotidianamente, es radicalmente distinto, engendrando contradicciones distintas.
Tan es así que, distinto a lo que dice Hernrique Canary que habla de Fuerzas Armadas en general y que tanto la policía como el ejército son usados igualmente para reprimir, la burguesía no usa siempre el ejército para reprimir, e más aún, no usa cualquier conscripto para ocupar las favelas. Cuando sus tropas mercenarias ordinarias, las policías militar y civil, no alcanzan a sus fines, la burguesía usa tropas de élite y experimentadas en reprimir (y con más tiempo en las fuerzas armadas y difícilmente recién alistados): elige sus tropas para reprimir comenzando con las experimentadas contra los haitianos, y así usa a los infantes de marina, los paracaidistas o a la policía del ejército, y solo después otros batallones de las fuerzas armadas. Este materialismo de pensar los problemas fuerza a fuerza, batallón a batallón, le pasa lejos al propagandista del PSTU, pero es un legado de la tradición marxista y de la historia. El libro Historia de la Revolución Rusa de León Trotsky que la editoral del PSTU lanzó hace 5 años es uno de los más ricos ejemplos de esto. Pero los escritos sobre Francia enseñan lo mismo, sobre España también. En “La Revolución Española y la táctica de los comunistas”, Trotsky analisa arma por arma de las fuerzas armadas y sus tendencias a ligarse o no, y cómo, con el proletariado y la revolución (6) .
Y además de este materialismo que busca aproximaciones sucesivas (y más complejas) con la realidad, esta tradición enseña otras cosas. Que nuestra estretegia es la autoorganización de los trabajadores. Esta autoorganización, sin armas, aún en soviets, sería un semi doble poder. Es desde ahí, desde este elemento estratégico, que se piensas las tácticas, las actuaciones preparatorias, el programa como respuesta concreta a una realidad concreta. Y el programa de los marxistas, consecuentes con la teoría de Estado marxista, según la cual el Estado es un órgano de violencia concentrada de una clase sobre la otra, pasa por la disolución de estas fuerzas y el armamento del proletariado. Aún diferenciados en varios aspectos estos tres partidos se encuentran en cuestiones fundamentales como la posición de los revolucionarios frente a las instituciones burguesas, principalmente sus fuerzas armadas y represivas, en una táctica y programa reformistas. Trotsky, en El marxismo y nuestra época, denunciaba a la socialdemocracia pues ésta “esperaba llenar a la democracia política con un contenido social”, y afirmaba que “en esto residía la esencia del reformismo” (7) . Nuestro programa no pasa por llenar la policía existente con otro contenido social, ni por la sustitución por alguna otra policía, y es justamente este punto del programa lo que lleva al PSTU a juntarse al PCB y PSOL, y así contradecir la teoría marxista que dice defender.
Policía militar, civil, con xerifs elegidos o no – una institución al servicio de la burguesía
El PCB y el PSOL tienen un programa consecuente de reforma del Estado burgués. El PSTU, como partido centrista, oscila entre la reforma y la revolución. En el caso de la policía se ubica distinto a aquellos, pero también defiende un programa que termina siendo de reforma de este Estado y sus instituciones. El Partido Comunista Brasilero en nota sobre la “huelga” de los policías bahianos defiende “una reforma profunda de las instituciones policiales, de modo de calificarlas para la defensa de los derechos políticos, económicos y sociales de la mayoría de la población” (8) . Clama por una reforma que haría del brazo armado de la burguesía, según la definición marxista de Estado, un aparato de defensa de los intereses de los trabajadores. El PSOL va aún más lejos y en cada discurso de sus parlamentarios y resolución de la dirección sobre estos motines afirma, con toda convicción, que se trata de una oportunidad para discutir cuál “seguridad pública” sería necesaria. El estado burgués y su seguridad, llamada pública, están naturalizados. Esto es mucho más allá de donde llega el PSTU, aún cuando consideró en su balance de la huelga policial del Ceará que el 5° y 6° batallones eran un soviet (y así transfieren a los verdugos de los trabajadores las necesidades de organización de los propios trabajadores) (9) .
El PT (y el PcdoB) antes de que asuman un gobierno capitalista también defendían “otra policía”, denunciando la truculencia y el racismo policial. Sin embargo, al llegar al gobierno, aplican un programa de “reforma” del Estado burgués, defendiendo el mantenimiento y el fortalecimiento de los órganos de represión, medidas como las UPP e incluso la “limpieza” de las “bandas podridas” policiales, como si eso fuese posible. Heloisa Helena, del PSOL, cuando fue candidata a presidente de la República, dejó en claro cómo sería “su” (del PSOL) política de “seguridad” y “su policía”: “implacable contra los criminales”, es decir, más reaccionarismo contra los criminales comunes en nombre de la defensa del “estado de derecho” (burgués).
Hay obvias diferencias entre el PSOL, PCB y PSTU en sus adaptaciones al Estado burgués, el grado de herencia con las últimas formulaciones del PT antes de ser gobierno, y la naturalización de sus instituciones de represión, sin embargo programáticamente todas se unifican en una defensa de una otra policía bajo el capitalismo, bajo el Estado burgués. A veces el PSOL y el PCB defienden una policía civil como respuesta, a veces se quedan en módicas reformas de lo existente, el PSTU a su vez siempre propagandiza este programa, en su último volante dice “Defendemos la unificación de la policía militar con la civil en una única policía, y que los comandantes y delegados sean elegidos por las comunidades y barrios, con mandatos revocables por la población” (10) . Con este programa contribuyen por izquierda a la misma política que diversos sectores de la burguesía levantan, de reformar las fuerzas policiales, para así buscar legitimarlas.
Como si los mercenarios defensores de la propiedad privada fuesen algo distinto porque operen bajo un estatuto y símbolos heredados de la dictadura militar o cuando son civiles. Ningún poblador de las favelas que sufre las asesinas incursiones de una CORE en Rio de Janeiro (tropa de élite de la policía civil) ve distintas a las policías civil y militar, y los ejemplos internacionales de policías civiles, incluso con sheriff elegidos (en EEUU por ejemplo) no autorizan a pensar que la policía seria nada distinto de un arma contra los trabajadores al servicio de la burguesía.
Reafirmar la teoría y el programa marxista para recrear su práctica
Para el marxismo, la teoría es una guía para la acción. Desde las generalizaciones históricas sintetizadas en forma de teoría pensamos las experiencias nuevas y así nos orientamos en cómo actuar, con qué programa y tácticas. Luchamos por la disolución de la policía y luchamos por la autoorganización, en armas, de los trabajadores, para que hagan su propia seguridad y se eduquen y preparen para combatir por el desmantelamiento de las fuerzas del Estado burgués. La autodefensa de los trabajadores, junto a la lucha por el trabajo, la vivienda, por salud y educación dignas para todos es la base para acabar con la violencia, que es un producto del capitalismo y es administrada por su Estado tanto para generar ganancias como para justificar su represión.
Si este programa no es para la acción hoy, fruto de las condiciones subjetivas del proletariado, formar una vanguardia de jóvenes y trabajadores que comprenda este programa desde la historia y las contradicciones del mundo en que vivimos, es una necesidad prepararla para las grandes tareas históricas. No será confiando en una policía “democrática”, civil, comunitaria y varios otros programas para este Estado -heredados del PT que antes de ser gobierno defendía policías democráticas y comunitarias- como contribuiremos a que los trabajadores confíen en sus propias fuerzas. Si como marxistas comprendemos que la existencia determina la conciencia, la clase obrera y su vanguardia deben formarse en una “escuela” de desconfianza frente a todas las instituciones del Estado capitalista y de la burguesía, confiando en sus propias fuerzas y la preparación en la autodefensa y en el combate a las fuerzas represivas. Solo así nos estaremos aproximando, con tácticas correctas, a la estrategia revolucionaria, puesto que el Estado capitalista debe ser destruido y no reformado. Nuestra propaganda, agitación y organización, deben estar al servicio de esta estrategia.
Notas
1. Hay sectores proletarios cuyo trabajo no consiste en producir o circular mercancías, como es el caso de los docentes o médicos y enfermeros, pero su trabajo es necesario para la reproducción de aquellos que producen y circulan mercancías.
2. Para profundizar ver “A luta de classes e os marinheiros no pré-64: uma tentativa de resistir ao golpe” y “O processo revolucionário que culmina no golpe militar de 64 e as bases para construção de um partido revolucionário no Brasil”, ambos disponibles en nuestro site.
3. Constaba en el texto “Polémica: por qué es correcto apoyar la lucha de los bomberos” de Eduardo Almeida y Vinicius Zaparoli la siguiente frase: “Evidentemente los policías no son parte del proletariado, y trabajan en una institución represora del Estado burgués, una superestructura al servicio de la clase dominante”.
4. “O que são as forças armadas”, disponible en www.pstu.org.br
5. Disponible en español en www.marxists.org. Traducción nuestra.
6. También disponible en español en www.marxists.org.
7. El marxismo y nuestra época. Publicado en El capitalismo y sus crisis. Compilación de escritos de León Trotsky. Edición del Instituto de Pensamiento Socialista (IPS) y el Centro de Estudios, Investigaciones y Publicaciones “León Trotsky” (CEIP-León Trotsky), 2088. www.ceip.org.ar
8. “Nota política del PCB sobre la huelga de la policía militar en Bahía”, disponible en su site.
9. “Los soldados y sindicalistas transformaron esa estructura del aparato militar en una especia de “soviet” de donde salieron las principales decisiones que paralizaron a las autoridades y asilaron al gobierno frente a la sociedad”. Cita de “Huelga de la policía militar y bomberos en Ceará termina con la conquista de las principales reivindicaciones, por Fábio José C. de Queiroz, disponible en su site.
10. “Volante del PSTU y de Construcción Socialista” disponible en su site.
16-02-2012
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