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Análisis y opinión - Diarios de México
10 Nov 2006 |

El hundimiento

Luis Javier Garrido, La Jornada

El primer sexenio panista se termina con una embestida represiva de Vicente Fox que en abierta connivencia con Felipe Calderón pretende llevar a México a un escenario de amedrentamiento que haga posible la entrega de la banda presidencial a quien no ganó las elecciones.

1. La intensificación de las acciones represivas del gobierno foxista contra el pueblo oaxaqueño y la campaña fascistoide de desinformación en los medios que están marcando el final del gobierno de Fox no hacen más que plantear con urgencia la gravedad del problema que tiene México ante la tentativa de panistas y yunquistas de perpetuarse en el poder.

2. La simulación de la transición democrática ha terminado por desenmascarar por completo a los panistas, que una vez en el poder no solamente se han asemejado por completo a los tecnócratas priístas en su entreguismo y su carencia de un proyecto nacional o en su vocación desmedida por abusar del poder para enriquecerse, sino en sus rasgos antidemocráticos.

3. ¿A quién puede ahora sorprender que en 2006 no hubiera un solo connotado panista que denunciara el fraude de Estado contra Andrés Manuel López Obrador para imponer como gobernante pelele al panista Felipe Calderón, ellos los panistas que tan "demócratas" se decían?

4. El proyecto político de instaurar con Vicente Fox en Los Pinos un gobierno supuestamente "legítimo" de la extrema derecha empresarial y clerical, sostenido por el PAN y las organizaciones aglutinadas en El Yunque, fracasó tras los seis años de políticas antisociales y antinacionales de Fox, el burdo fraude electoral de 2006 y el derrumbe de fin de sexenio de la demagogia blanquiazul, por lo que el régimen, hundido por sus propias estructuras y prácticas antidemocráticas, no parece tener más sustento que los medios masivos de comunicación y la fuerza represiva del Estado. La extrema derecha puede ser cada vez más poderosa en el aparato estatal, pero el gobierno es todos los días más débil e ilegítimo, y en consecuencia cada día da mayores muestras de su irracionalidad e intolerancia, con los enormes riesgos que tiene todo ello para el país.

5. El gobierno agónico de Fox no tiene, en consecuencia, más proyecto que culminar su despropósito de imponer a Felipe Calderón como gobernante espurio en Los Pinos, y para ello está creando las condiciones para una más abierta derechización del régimen, recurriendo a los viejos manuales de los gobiernos fascistoides de América Latina: buscando criminalizar a los movimientos sociales y reprimiendo a los miembros de la APPO, descalificando al Congreso y a los partidos políticos y multiplicando las campañas de desinformación, nada de lo cual puede ocultar la realidad de las cosas. El gobierno de Fox se ha caracterizado por su violencia verbal y material, y, por lo mismo, las denuncias por las acciones represivas del gobierno no hacen más que multiplicarse, en tanto que los bombazos del domingo 5 en el PRI, el tribunal electoral y una sucursal de Banamex son atribuidos por la gente al propio gobierno foxista.

6. La fascistización a la que se dirige el país de llegar Calderón de manera ilegal e ilegítima a la silla presidencial parece inevitable, y empieza por el papel que se les está asignando a los medios como mecanismos de control del pueblo. La anunciada entrega del nuevo espectro radioeléctrico de las telecomunicaciones a Azcárraga y sus amigos a que lleva la llamada ley Televisa, sigue rindiendo sus frutos luego de las elecciones, y esta corporación ha radicalizado su demagogia desinformativa en forma alarmante, erigiéndose sus locutores en los principales perros guardianes de un sistema corrupto y de privilegios. La mayor parte de los medios no informó, por ejemplo, de las protestas que recibieron a Calderón en Washington el miércoles 8, en las que miembros de la organización Migrantes Sin Fronteras lo llamaron "Fecal espurio" y "asesino", como tampoco de la protesta de la actriz Julieta Egurrola en Los Pinos, quien ese mismo día, durante la entrega de los premios nacionales, dio a Fox testimonios sobre las violaciones de mujeres en Atenco y la lista de 61 desaparecidos de la APPO, recabada por el pintor Francisco Toledo.

7. El desastre institucional que se ahondó a lo largo del sexenio de Fox por el desprecio que tuvieron los panistas al marco constitucional del país corre el riesgo también de hacerse aún mayor, pues la extrema derecha no se ha cansado de evidenciar su encono creciente contra las entidades públicas. El comentario de Fox a la corresponsal de la agencia Efe el 31 de octubre diciéndole que ya hoy "habla libre" y que puede decir "cualquier tontería" porque ya se va, difundido por Telemundo el día 8, pone de manifiesto su desprecio no sólo por el orden jurídico y su propia investidura, sino su corta memoria, pues no ha cesado de hacer el ridículo por sus opiniones, en particular sobre las instituciones mexicanas. A lo largo del sexenio no se cansó de descalificar a la Constitución por ser, según él, un producto del priísmo, ni de vituperar al Congreso porque no aprobó mecánicamente las iniciativas de Los Pinos, y en eso sólo parece ser superado por Calderón.

8. La reacción de Fox el día 7 ante la negativa de los legisladores de no permitirle realizar a costas del erario nacional un viaje a Australia y a Vietnam, que era a todas luces de placer y de abuso de poder, no hizo más que reflejar el talante institucional de los panistas. El discurso que pronunció en cadena nacional, sin poder ocultar que es un "perverso" en términos clínicos y síquicamente un perturbado, no deja lugar a dudas del pensamiento de Acción Nacional sobre la instituciones de la República. Ante una decisión tomada por los legisladores en uso de sus atribuciones, Fox se lanzó en abierto berrinche contra el Congreso, contra los partidos y contra el principio de la división de poderes, y no estuvo solo, pues al unísono los cuadros yunquistas y no yunquistas del PAN lo respaldaron anunciando lo que acontecería de llegar Calderón.

9. El principal desprecio que tienen los gobernantes panistas es, sin embargo, por la vida de los mexicanos, por lo que no sorprende que ante la inconformidad social no tengan más respuesta que la represión, y ahí están las violaciones sistemáticas en el sexenio a los derechos humanos, las mujeres violadas en Atenco, la detención injustificada desde mayo de Ignacio del Valle, ejemplar luchador social, y de otros dirigentes campesinos; la represión al sindicato minero, los asesinados por el gobierno en Oaxaca, los 61 desaparecidos de la APPO y la nueva oleada de represión contra el pueblo oaxaqueño pactada por Abascal y Ulises Ruiz.

10. Un vocero panista anunciaba ayer la decisión oficial de hacer entrar el 1° de diciembre las fuerzas armadas a la Cámara de Diputados para imponer a Calderón, y muchos se preguntan si no es posible evitarle al país por la vía pacífica un desastre anunciado.


Fin de sexenio

Jorge Chabat [1], El Universal

Los fines de sexenio se han caracterizado, por lo menos desde el gobierno de Echeverría, por ser complicados, tanto en términos políticos como económicos. El fin de sexenio de Echeverría presentó una devaluación importante del peso y cierta inestabilidad política que incluyó hasta rumores de ruptura del orden constitucional.

López Portillo no fue la excepción. De hecho, a pesar de que los primeros años de su gobierno estuvieron caracterizados por la bonanza económica, el final fue catastrófico: devaluación, nacionalización bancaria, crisis de la deuda.

El gobierno de De la Madrid tuvo crisis económicas a lo largo del sexenio y al final una política que estuvo marcada por las escisiones dentro del PRI y la "caída" del sistema electoral que permitió darle el triunfo a Salinas de Gortari. El gobierno de este último parecía que iba a librar la maldición sexenal pero al final, para variar, hubo crisis política: la aparición del EZLN, los asesinatos de Colosio y de Ruiz Massieu y un descrédito que aún acompaña al ex presidente.

La crisis económica no estalló exactamente al final del sexenio pero sí al inicio del próximo gobierno. De hecho, la crisis de 1994-1995 golpeó a la economía del país de tal forma que todavía se recuerdan esos años con horror por una buena parte de la población. Sin embargo, para sorpresa de propios y extraños el sexenio de Zedillo terminó mostrando estabilidad política y económica, a pesar de que el PRI perdió la Presidencia después de 71 años en el poder.

La legitimidad con la que llegó el presidente Fox hizo creer a muchos que en este sexenio se consolidaría la democracia y que las crisis de fin de sexenio eran ya cosa del pasado. Y lo cierto es que en la parte económica así ocurrió. Si alguien hubiera dicho que se iba a presentar la crisis postelectoral y que, a pesar de ello, la bolsa iba a subir y que el peso se iba a apreciar, seguramente hubiera sido tachado de loco. Sin embargo, así ocurrió.

No obstante, en la parte política no fue así. No sólo se desató la peor crisis postelectoral desde 1988, sino que han surgido otros problemas políticos que no se resuelven y que recuerdan fines de sexenio de tiempos pasados.

La crisis de Oaxaca es realmente preocupante sobre todo porque es evidente que existen varios actores políticos que buscan prolongar el conflicto. Adicionalmente, se han comenzado a registrar acciones violentas que uno pensaría que ya estaban superadas. Los "bombazos" que se dieron en la ciudad de México la madrugada del lunes pasado sugieren que hay todavía grupos que siguen pensando que la política se debe dar por fuera de las instituciones y por medios violentos.

Ciertamente, estos "bombazos" no causaron víctimas, y todo apunta a que los explosivos fueron colocados por grupos guerrilleros que no tienen posibilidades reales de desafiar al Estado. Sin embargo, sí resulta preocupante que en pleno siglo XXI sigamos todavía presenciando manifestaciones políticas características del remoto pasado.

En este contexto, lo que habría que preguntarse es cómo van a impactar estas formas no institucionales de hacer política al futuro del país y, en particular, al próximo gobierno federal.

Y lo cierto es que a pesar del impacto mediático de los "bombazos", su capacidad para afectar la vida política es limitada, a menos que estas acciones logren que los actores políticos abandonen la vía institucional. Esta no parece ser la tendencia aunque sí resulta preocupante y sorprendente que algunos políticos culpen de los "bombazos" a quienes "convalidaron el fraude electoral del 2 de julio".

El futuro de las acciones violentas y extrainstitucionales va a depender de la consolidación de las instituciones, en particular las electorales y las de impartición de justicia.

Es evidente que los fines de sexenio son los momentos en los cuales cualquier sistema político es más débil: existe un gobierno que se va y que, por lo mismo, presenta un poder menguante en tanto que el nuevo gobierno todavía no ejerce. En esa coyuntura, aumenta la tentación para que actúen los grupos que hacen política por fuera de las instituciones.

La gran pregunta que habría que hacernos es si las vías no institucionales tienen todavía cabida en la política mexicana. Y la respuesta la vamos a tener en los próximos años.

Hasta ahora, a pesar de la embestida postelectoral de López Obrador y radicales que lo acompañaron, las instituciones han resistido. Es cierto, algunas de ellas quedaron muy maltrechas, como el IFE, y es obvio que necesitan de cirugía mayor para recuperar la credibilidad.

Sin embargo, al final las instituciones funcionaron en los plazos y formas establecidos y no se ve cómo la política extra- institucional vaya a desplazar a la que se hace dentro de los cauces legales. Y ése es el gran reto del país: hacer que los "bombazos" y los plantones sean sólo una anécdota sin consecuencias y que la política real se realice en los marcos legales.


¿APPO ejemplar?

Raúl Cremoux [2], El Universal

Las cuatro veces en que el cuerpo magisterial de Oaxaca ha estado a punto de llegar a un acuerdo con la Secretaría de Gobernación, los dirigentes de la APPO se han rehusado y el conflicto vuelve a tomar cuerpo con diversas consecuencias. Sus más de 300 grupos se han clavado en una sola obsesión: decapitar a Ulises Ruiz, un hombre que hoy representa lo mismo autoritarismo que corrupción e ineficacia.

Nada comienza ni nada se resuelve hasta que tal exigencia no sea cumplida. La orden es clara: esto no es una demanda laboral ni social. Es absolutamente política. Y ello conlleva enfrentamiento entre los partidos, con el gobierno federal y más que nada, atiza el fuego propiciatorio para que Calderón no sea feliz durante su toma de posesión. Tal como quiere AMLO.

Mientras tanto, la APPO no se ha caracterizado por la solidez de sus argumentos ni por la hondura de sus ideas. Entrevistados cuatro de sus dirigentes el pasado 12 de octubre en Canal 34 de tv, ignoraban por qué su marcha, plantón, mitin y happening habían sido encabezados por las gigantescas fotos de Marx, Engels y Lenin. La profesora Jacqueline López Almazán, representante de la sección 22, con una mueca dio la palabra a Samuel Hernández, quien dijo que estaban esas fotos como un símbolo del sitio al que quieren llegar: un comunismo rural.

Alejandro Cruz indicó que esas fotos pertenecían a "cuates" que han luchado para mejorar las cosas. Cuando se les preguntó si estaban enterados de que esas efigies también representaban a un pasado superado y que daban una idea de obsolescencia ajena a una izquierda moderna e inteligente, casi a coro respondieron con una sonrisa al decir: "Bueno, pues ahí se va". Lo mayor vino al preguntárseles el porqué de la foto de José Stalin. La respuesta fue: "Se supo superar". ¿Están ustedes enterados de que es calificado por su propio pueblo como un asesino? Fue la pregunta. Y la respuesta quedó grabada: "Nadie es perfecto".

Luego pues, no es de extrañar que la APPO haya bloqueado carreteras, tomado el aeropuerto, emisoras radiales, cerrado negocios y asfixiado la ciudad de Oaxaca: 87% alcanza la cifra del derrumbe turístico; 56% el aumento en los precios de básicos; 33% de los autobuses destruidos; 100% de ausencia de los escolares y estudiantes a sus centros de aprendizaje.

Los maestros que deseaban continuar en sus clases o reanudarlas forman una gruesa lista negra, y quienes persisten han sido desnudados, aporreados y amarrados a postes o árboles en las plazas públicas con letreros ofensivos sobre sus personas. Las puertas de las escuelas han sido soldadas para que no entre ni el aire.

El miedo entre la población es la principal aportación de la APPO. Sus miembros se han cansado de arrojar piedras, varillas y explosivos contra personas o negocios. Forman el registro de una asociación a la que López Obrador califica de ejemplar y que merece el apoyo del PRD, PT y Convergencia, entidades sostenidas con dinero público. Así, un hombre que quiso ser presidente de la República ve en la conducta de quienes a viento y marea provocan el caos y la anarquía, un ejemplo a seguir. Dos, tres, 20 APPO es lo que él desea y para que no haya duda, no sería excesivo pensar que ya calienta el brazo para, llegado el momento, él mismo arrojar sus propias bombas molotov.

 

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