Por Juan Andrés Gallardo
El 7 de marzo decenas de miles de trabajadores salieron a la calle en las principales ciudades de Sudáfrica en el marco de la huelga de 24 horas convocada por la principal federación sindical del país, el COSATU (Congreso de Sindicatos de Sudáfrica, por sus siglas en ingles).
La jornada de paro y movilización fue convocada contra las empresas de trabajo eventual y precario que contratan de manera tercerizada a miles de trabajadores de las principales industrias como en la minería y la manufactura y también el comercio minorista y las empresas de servicios.
La huelga fue llamada también en contra de la puesta en funcionamiento de un sistema de peajes que encarecerá el transporte, afectando a los trabajadores y sectores populares, además de constituir la privatización lisa y llana de las principales carreteras, muchas de las cuales fueron construidas y ampliadas para el mundial de futbol de 2010.
Desde la mañana del 7/3 miles de trabajadores se fueron concentrando el centro de Johannesburgo (y las principales ciudades) para participar de la movilización que según los sindicatos reuniría a unas 100.000 personas.
Los trabajadores denunciaron a las empresas tercerizadas que precarizan las condiciones laborales y empujan a la baja los salarios de todo el movimiento obrero, portando pancartas que decían “trabajo tercerizado = trabajo esclavo”, y el COSATU le exigió al presidente, Jacob Zuma, del Congreso Nacional Africano (CNA) que elimine a las empresas intermediarias.
El rol de COSATU y la huelga minera de Impala
El CNA gobierna el país en coalición con el COSATU y el SACP (Partido Comunista Sudafricano) y no son pocos los analistas que señalan que la movilización convocada por el COSATU tiene el objetivo político de mostrar la relación de fuerzas de la organización sindical al interior del partido gobernante en vistas a la próxima conferencia del CNA donde Zuma buscará un segundo mandato (tanto en el partido como en el gobierno).
Sin embargo la emergencia del movimiento obrero sudafricano no es nueva y, a pesar de la dirección burocrática del COSATU, ha dado enormes muestras de gran combatividad y ánimo de lucha, como lo demuestra la reciente huelga en la minera de platino Impala que duró varias semanas aun habiendo sido declarada ilegal por el gobierno.
La compañía minera Impala Platinum había despedido a fines de enero a 5.000 trabajadores que pedían un aumento salarial lo que llevó a la huelga a miles de trabajadores de la empresa, que dejaron sus puestos de trabajo aún sin el apoyo del Sindicato Nacional de Mineros (NUM). A principios de febrero 17.000 trabajadores de la mina se encontraban en huelga, enfrentando a la patronal, la policía y la propia dirección del sindicato que se negaba a llevar adelante ningún tipo de acción a pesar de que la empresa había enviado telegramas de despido a todos los trabajadores en huelga. Ni la represión, ni la declaración de ilegalidad de la huelga por parte del gobierno frenaron la acción de los trabajadores que a fin de febrero estaban empezando a ser reincorporados por la compañía que había declarado pérdidas multimillonarias.
Un movimiento obrero que viene tensando sus músculos
Esta acción viene a sumarse a las que ha llevado a cabo el movimiento obrero sudafricano durante los últimos años contra las políticas neoliberales del CNA. Así lo demostraron las multitudinarias y combativas huelgas de los obreros de la construcción y los trabajadores públicos entre 2009 y 2010, que paralizaron varios días las obras previstas para el mundial de futbol ese último año. Estas movilizaciones ponen de manifiesto el descontento obrero y popular contra el gobierno de Zuma y cuestionan al propio CNA, en el poder desde hace 18 años, que es incapaz de responder a las demandas de los trabajadores y el pueblo pobre negro de Sudáfrica.
Siendo la economía más importante del continente pero con enormes desigualdades sociales, desocupación y pobreza y a pesar de la dirección burocrática de COSATU, el proletariado sudafricano viene haciendo una gran experiencia de lucha y puede resurgir con fuerza si se profundizan los efectos de la crisis económica, que en los últimos años fue aplacada por el gasto en infraestructura para el mundial 2010 y el aumento de los precios de los minerales.
Solo la movilización de los trabajadores, en alianza con los sectores empobrecidos de la ciudad y las áreas rurales que se movilizaron durante los últimos años, muestra el camino para enfrentar la agenda neoliberal del CNA y avanzar en la resolución de los problemas más acuciantes de los trabajadores y el pueblo pobre.
Claves
CNA: Congreso Nacional Africano, partido político de orientación socialdemócrata afiliado a la Segunda Internacional. Fue la principal fuerza durante la resistencia al régimen racista del Apartheid y está en el gobierno desde 1994 cuando Nelson Mandela asumió como presidente. Sin embargo, a pesar de esa inmensa conquista democrática que representó el derecho a voto por primera vez para la población negra, y luego de 18 años de gobierno del CNA, la mayoría de las masas urbanas y rurales no ha visto una mejora en sus condiciones de vida.
Apartheid: sistema racista separatista que rigió Sudáfrica bajo una minoría blanca desde 1948 hasta 1994. Impuso una política de separación por medio de la cual los negros y los blancos tenían que vivir en distintos barrios, viajar en diferentes autobuses y hacer distintas filas, no podían bañarse en las mismas playas y las relaciones sexuales y matrimonio entre personas negras y blancas estaban totalmente vedadas por ley.
Desempleo y pobreza: Según datos de las Naciones Unidas el desempleo es de casi el 30% (aunque el gobierno dice que es del 24%) y más de 5 millones de personas viven en la pobreza, mientras que y la expectativa de vida es de 50 años para los hombres y 53 para las mujeres.
07-03-2012
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