Wladek Flakin, RIO Alemania
La semana pasada sucedieron una serie de huelgas de los trabajadores del sector público municipal y federal, que recorrieron gran parte del país. De los casi dos millones de trabajadores que componen este sector – entre ellos conductores de autobuses, recolectores de basura, enfermeros, educadores preescolares, funcionarios públicos, etc. – estallaron huelgas y salieron a las calles en búsqueda de aumento salarial del 6,5%, agrupados en el sindicato Verdi. El lunes los gobiernos ofrecieron un aumento de sólo 3,3% para hacer efectivo en el curso de los próximos dos años, es decir 1,6% por año, lo cual está por debajo de la tasa de inflación que es del 2,3%.
Frente a la falta de acuerdo la situación se agudiza. El miércoles 21/3 habrá una nueva negociación, y antes de esta fecha habrá más huelgas en transportes, jardines de niños, clínicas y oficinas. En la última serie de huelgas en el año 2010 la burocracia sindical de Verdi acordó un insignificante aumento salarial muy por debajo de la inflación, pero ahora sienten mucha presión de la base para no aceptar otra baja en los salarios reales. Esta semana han salido dos noticias que están conmocionado la rutina burocrática de los grandes aparatos sindicales: por un lado los directores de grandes empresas han ganado durante 2011 un 10% más que en el año anterior. Así es, por ejemplo, el caso del director de la automotriz Volkswagen quien ganó 16 millones de euros, el mejor salario en la historia de Alemania; mientras que por otro lado se anuncia que ya una cuarta parte de los trabajadores del sector perciben salarios calificados como muy bajos.
Es que existe una gran contradicción entre las ganancias récord de la burguesía alemana, posibilitadas por su creciente hegemonía en la Unión Europea, y los salarios estancados de los trabajadores, sobre todo en el sector público. Esto puede ser un factor desestabilizante mientras el imperialismo alemán está concentrando sus fuerzas en subyugar no sólo la periferia europea como Grecia y Portugal sino también a competidores históricos como Italia. En esta situación la burocracia sindical intenta dividir a los trabajadores de Alemania con los del resto de Europa, repitiendo que "las cosas acá son distintas". Mientras tanto, los revolucionarios somos consientes de las contradicciones cada vez mayores del crecimiento económico, lo que hace que la crisis que recorre Europa empiece lentamente en la Alemania próspera. En esta situación retomamos las palabras del comunista Karl Liebknecht: "El enemigo principal está en el propio país!"
15-03-2012
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