Corriente Comunista Revolucionaria (CCR)
La desagradable puesta en escena orquestada por Sarkozy, su matón jefe, Claude Gueant, y los policías encapuchados, finalizó la mañana del jueves. El espectáculo ha terminado. Parece que los buenos ciudadanos ahora pueden dormir tranquilos, dado que el enemigo público número uno fue eliminado. Sin embargo, hay que mantenerse alerta. Ya sea en Le Pen, Sarkozy u Hollande, los acontecimientos de Toulouse han dado lugar a una escalada demagógica y reaccionaria que no da señales de agotarse.
Para los dos primeros, basta con leer entre líneas sus declaraciones. Para "Nicolas Le Pen" y "Marine Sarkozy" Mohamed Merad fue asesinado, sin duda, pero ¿cuántos musulmanes u otros “candidatos al terrorismo” esperan su turno para amenazar a Francia? Las acusaciones islamofóbicas de Sarkozy y Le Pen, que nacieron hoy, esgrimen como excusa, por supuesto, que Merad podría haber sido parte de las redes islamistas ultra-reaccionarias, hoy absolutamente minortarias en Francia. Hollande, que nunca se queda atrás, fue aún más allá al declarar que "el terrorismo será uno de sus principales preocupaciones" en caso de ser elegido.
¿Qué terrorismo?
Pero ¿de qué terrorismo estamos están hablando? ¿de los ataques aéreos de franceses sobre Libia para implantar un régimen títere, después de que París ha apoyado e incluso recibido en el palacio presidencial al coronel Gadafi? ¿del apoyo incondicional de Francia a las peores dictaduras de África, que garantizan los intereses de las multinacionales y los empresarios franceses en la región? ¿de la intervención de los tanques franceses en Costa de Marfil, que no tenía casi nada que envidiar, en cuanto al procedimiento, al bombardeo del palacio presidencial de Chile de Pinochet y la CIA en 1973? ¿de la participación de Francia en la guerra sucia en Afganistán, donde los militares de EE.UU. es responsable de la muerte de 17 civiles en Kandahar? ¿ de los bombardeos con uranio empobrecido en Serbia y Kosovo, donde los amigos de Hollande estaban en el poder bajo el gobierno de Jospin cuyos ministros eran Mélenchon y Buffet?
No, cuando se habla de terrorismo, los principales candidatos presidenciales hablan de la ejecución, por manos de Mohamed Merad, de tres soldados pertenecientes a los regimientos que sirvieron en Afganistán y el asesinato abominable de tres niños y su maestro en Toulouse.
Todos los carroñeros de la política han tomado el tema para hacer un llamado a la "unidad nacional" sin dejar realmente a un lado de la campaña electoral, cada uno tratando sacar tajada al precio de reduccionismos y caricaturas inmundas.
No, el antisemitismo no tiene nada que ver con la justa causa del pueblo palestino y de todos aquellos que luchan, incluso en Israel, las políticas racistas y pro-imperialistas del sionismo. El asesinato de los niños y un profesor no está justificado por ninguna venganza política. Por otro lado, ejecutar militares aislados no ayuda en nada a las fuerzas que, en Oriente Próximo y Medio, luchan por expulsar al imperialismo y las tropas de ocupación. Tal acto sólo puede reforzar la cohesión dentro del ejército en lugar de quebrarla. Este acto sirve sobre todo para justificar el fortalecimiento de todas las leyes represivas y, al mismo tiempo, promover una exacerbación de un ambiente islamofóbico, avivado por los políticos y el gobierno.
Las "leyes antiterroristas" se volverán automáticamente contra los movimientos sociales y la población
Por su lado, el gobierno, el Estado burgués francés y todos los candidatos que dentro de él se reconocen, ya sean de izquierda y de derecha, aceptan luchar contra la "violencia" y el "terrorismo". Esto implica un mayor poder para las fuerzas policiales, una elevación del nivel del plan Vigipirate y la validación de una serie proyectos uno más represivo que el otro, todos similares a aquellos presentados por Sarkozy en la conferencia de prensa el jueves.
Es más bien, a estos candidatos, y al Estado que ellos defienden y a cuyo servicio se encuentran, que hay que temer. Alcanza con recordar cómo los gobiernos europeos aprovechan la cuestión del "terrorismo" para criminalizar a la población inmigrante (el caso de Abu Omar en Italia), las luchas de los trabajadores (el proceso contra "los 13 de las fundiciones de Clabecq" en Bélgica) o la extrema izquierda (la persecución de activistas del "grupo de Tarnac" por Sarkozy y Alliot-Marie en Francia). Y estos son, por desgracia, sólo unos pocos ejemplos entre muchos otros. Se puede imaginar el gran golpe que se prepara en términos de fortalecimiento del aparato represivo, mientras que las políticas de austeridad irán en aumento, haciendo temer a los gobiernos las respuestas de parte del movimiento social.
Sarkozy quiere utilizar un acto de locura injustificable para fortalecer las leyes represivas ya existentes, ampliar el poder discrecional los jueces y darles bandera libre a los policías en los barrios y los guardias en las cárceles para atacar a toda una franja de la población. Todas las leyes que según dicen buscan "protegernos" contra el "terrorismo" y "violencia" se volverán de forma automática contra las libertades democráticas, el movimiento obrero y la juventud.
¡Abajo la unión sagrada, abajo el Vigipirate!
Como destaca Felipe Poutou, " no unimos nuestras voces a aquellos que tratan de utilizar estos eventos dramáticos para estigmatizar a toda una comunidad. (...) Advertimos contra cualquier uso político de este acto criminal en un período donde el se está desarrollando un clima racista. Vamos a continuar durante la campaña electoral nuestra lucha diaria contra el racismo y el antisemitismo. En este contexto no cuenten con nosotros para participar en cualquier iniciativa hipócrita de unidad nacional anti-racista con los Sarkozy, Guéant o Le Pen ".
Pero la unidad nacional se extiende más allá del campo reaccionario y de la derecha. Hollande, como hemos dicho, no es una excepción. Mélenchon tampoco. Después de haber calificado a Merad de "criminal degenerado", el candidato del Frente de Izquierda se apresuró a “(felicitar) a la Policía Nacional".
La policía y las fuerzas de represión en este país tienen la función central de mantener el orden capitalista, por todos los medios necesarios y de acuerdo a las necesidades de la situación y la relación de fuerzas existente. Al costado del ejército, cuya misión hoy es defender el territorio francés o sus intereses imperialistas, la policía y la gendarmería son el brazo armado del Estado. Ellos son y serán siempre los enemigos acérrimos de los trabajadores y la juventud, en cuyo nombre Mélenchon pretende hablar. Todos los trabajadores y asalariados que en este último tiempo se han cruzado con las CRS (Compañías Republicanas de Seguridad), al manifestarse contra los despidos, los cierres de fábricas y la austeridad, saben de esto. Los jóvenes también saben de esto, especialmente todos los jóvenes inmigrantes, relegados al rango de ciudadanos de segunda clase y que sufren más el desempleo, la precarización y la pobreza, estos jóvenes que día a día son controlados, en los barrios populares, por el delito de portación de cara.
El responsable es, sobre todo, el Estado francés y su política imperialista
El responsable de los acontecimientos de Toulouse es por encima de todo el Estado francés y su política. Las organizaciones obreras, ya sean sindicales o políticas, no puede caer en la trampa tendida por el gobierno y los políticos burgueses. Sería catastrófico para nuestra clase, que ya está bastante fragmentada y dividida. Para la juventud y los trabajadores, el enemigo público número sigue y seguirá siendo el imperialismo francés!
Marzo 2012
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