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Se presentó "La crisis de 1929 y el emerger norteamericano"
17 May 2012 | Ver presentación
Se presentó

El 5 de mayo en la Sala Roberto Arlt se presentó el trabajo de Isaac Johsua “La crisis de 1929 y el emerger norteamericano” publicado por Ediciones IPS. Los panelistas fueron Paula Bach, economista y miembro del IPS, Julio Sevares, economista y periodista, y Guillermo Gigliani, economista, profesor de la UBA e integrante del EDI. En la coordinación participó Julio Rovelli del IPS.

Paula Bach

Paula Bach comenzó planteando que “una cuestión importante es que Isaac Johsua busca la particularidad de la crisis de 1929”. Volvió a destacar en ese sentido cómo el libro describe en Estados Unidos una “transformación a una velocidad de crucero, entre la conjunción del Siglo XIX y el Siglo XX, de una sociedad compuesta por productores agrarios con un proceso de expansión de frontera y con pequeños empresarios individuales a una sociedad de grandes empresas capitalistas y de trabajo fundamentalmente asalariado. En ese contexto otorga una importancia al sobreendeudamiento de los hogares como característica exclusiva de la crisis de 1929. Este viraje fenomenal hace que la desocupación de ese período se traduzca en una caída muy profunda del consumo”.

Tomando la relación que hace Johsua con el escenario europeo, planteó que “lo novedoso es la relación que establece entre ese Estados Unidos cambiante a gran velocidad, que avanza como potencia capitalista con tanta fuerza que golpea y hiere de muerte a la hegemonía decadente inglesa, pero no logra imponerse como país dominante. […] La combinación de esas dos condiciones es lo que Johsua va a sintetizar como elemento excepcional de la crisis económica mundial que se pone de manifiesto con mayor virulencia a partir del año 1929”. Otro corolario importante de las tesis de Johsua que señaló Bach, es que “1929 no es un hecho aislado”. Allí “se termina un ciclo de las crisis capitalistas y se abre otro llamado ciclo de las crisis asalariadas. […] Desde ese punto de vista, Johsua ubica la recuperación de la posguerra, el llamado boom, como un paréntesis en el período abierto por la crisis de 1929”.

Finalmente, Bach señaló también la importancia de incorporar en el análisis de Johsua “los grandes procesos de la lucha de clases. Por sólo tomar un ejemplo me voy a referir a Alemania. Hay un problema en considerar que finalmente el ascenso del fascismo en los años ’30 en Alemania es nada más el producto del sojuzgamiento de Versailles. Es desde luego, la combinación de ese sojuzgamiento, con la ocupación del Ruhr, hiperinflación, etc., con la tragedia que se puede decir que fue la lucha de la clase obrera alemana”. La revolución alemana de 1918, “que forma consejos de obreros y de soldados y que tiene una fuerza impresionante es derrotada como revolución obrera con el símbolo trágico del asesinato de Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht a manos de la socialdemocracia. No obstante, termina cayendo la monarquía e instalando la República de Weimar. […] La tragedia alemana tiene muchos actos. Otro de ellos se da en 1923 en medio de la ocupación del Ruhr y del proceso de hiperinflación, cuando un nuevo ascenso, una nueva gran revolución se desarrolla en Alemania, producto en este caso de la inexperiencia y de la juventud del Partido Comunista Alemán, esa revolución no triunfa. Y el final de esta tragedia, ya bajo la Internacional Comunista totalmente estalinizada, hacia fines de los años ’20, va a ser la negativa de esta Internacional a enfrentar al fascismo por la vía del frente único obrero como claramente había planteado León Trotsky”. Por otro lado, Paula Bach, señaló que el libro es muy importante “porque permite pensar elementos de similitud y de diferencia con la crisis de 1929 y sirve muchísimo para pensar la situación actual”.

Guillermo Gigliani

Gigliani comenzó valorando del libro “la descripción de la segunda mitad del Siglo XIX en Estados Unidos. Uno tiene un fresco de cómo evolucionan franjas importantes del capitalismo norteamericano en esa época, el capitalismo agrario, y se explica cómo han existido revueltas agrarias tan importantes en EE.UU. en la segunda mitad del Siglo XIX y cómo hubo tradiciones populistas o radicales vinculadas al movimiento o a la actividad agraria, los famosos partidos obrero-campesinos”.

Otro punto que destacó es que “Joshua plantea muy bien que la crisis tiene una dimensión mundial, ve a un capitalismo norteamericano excesivamente joven y sin capacidad de recomponer la rentabilidad y la acumulación, y en consecuencia, de arrastrar al resto del mundo, fundamentalmente al mundo europeo a una salida de la crisis. En realidad la salida de la crisis tiene que ver con la Segunda Guerra Mundial, con la destrucción de capitales”.

Gigliani realizó un paralelo de los ’30 con la actualidad. “Si uno se fija las operaciones de la primera década del siglo actual, son operaciones financieras que se desenvuelven en un marco de mercados bancarios, de capitales sobrantes, muy semejantes a los que existían en la década del ’20. Como señalan Dumenil y Foley ,son períodos de rentabilidad alta, de gran producción de plusvalía y apropiación de la misma por individuos muy ricos en forma de dividendos y de intereses. El sistema financiero estadounidense de la primera década del siglo es un calco del sistema financiero pre-keynesiano. Es decir, de los años ’20”. Gigliani consideró que el “fenómeno financiero no es sino resultado de enormes desequilibrios, como el déficit comercial de los EE.UU., su posición de ser el mayor deudor mundial, el debilitamiento de la inversión productiva”. Marcando diferencias de contexto, Gigliani planteó que hoy “hay un solo imperialismo fuerte. La Unión Europea no es un Estado. […] Si las políticas llamadas neoliberales condujeron a los EE.UU. a una crisis financiera y productiva, eso contrasta con otras burguesías, como las de China e India. […] Uno puede observar dos tendencias: capitalismos viejos que se tendrían que reconvertir en lo político y en lo económico y capitalismos nuevos que tienen una presencia cada vez mayor. Y, por supuesto, resistencia obrera y popular que plantea una perspectiva de transformaciones revolucionarias”.

Julio Sevares

Julio Sevares señaló que el libro tiene como tesis “que hay tres causas fundamentales de la profundidad de la crisis de 1929: la concentración del capitalismo, el rápido paso de EE.UU. hacia una sociedad salarial y la mundialización”. Sobre lo primero “lo que dice Johsua es que a partir de las últimas décadas del Siglo XIX se produce una fuerte concentración del capital por la aparición de grandes conglomerados y la desaparición del pequeño empresario, y esto le da a la sociedad una rigidez en las posibilidades de ajuste”. Otro punto “muy interesante es la rápida reducción de la economía campesina, que se da en EE.UU. por una fuerte concentración en la propiedad agraria. La economía de subsistencia de los pequeños campesinos era un amortiguador”. En cambio, cuando EE.UU. “pasa a una sociedad donde la masa salarial tiene una importancia decisiva, representando un 60% del ingreso nacional, una reducción del empleo y de los salarios se transmite rápidamente al conjunto de la economía”.

Sevares se detuvo en el análisis sobre la situación alemana, “que toma como punto central el problema para Alemania de ser prisionero de la geopolítica, por las reparaciones de guerra, lo que produce salida de capitales, una indefensión de la economía”. Alemania “estaba en una situación de ‘sin salida’” y terminó en una hiperinflación. Después vino la asistencia norteamericana, pero que duraría poco, debido a “un fenómeno novedoso del período, las grandes fluctuaciones de capital de carácter especulativo. Huyendo de la crisis de un país a otro, y siendo atraído de un país a otro por los movimientos de la tasa de interés. […] Con la especulación en Wall Street, y después con el aumento de la tasa de interés por parte de la FED en 1928, EE.UU. atrae capitales, y Alemania se queda sin financiamiento”. Destacó que las raíces de la crisis están en lo profundo del capitalismo: “lo que hay es un problema de estructura […] que genera situaciones de crisis de las cuales no se puede salir salvo con el tiempo y a un costo social fenomenal. Y esto se produce en el escenario de Alemania”.

Por último, indicó que es el comienzo de la intervención de los EE.UU., pero a la vez la incapacidad para imponer su política plenamente como lo hacía Inglaterra antes. “Alemania, Inglaterra, no tienen capacidad de recursos productivos como para decir aceptamos pagar las deudas, aceptamos bajar la tasa de interés para fomentar la actividad económica sin que por eso se nos vaya el oro. El único que podía resolverlo era EE.UU., pero sus líderes no veían que el costo de asumir la hegemonía […] les fuera a reportar beneficios […] Tampoco la posibilidad de presionar en la situación europea lo suficiente, porque no tenía todavía los instrumentos para imponer su política”.

Para concluir, Sevares planteó: “Todo esto no se puede entender sino se ve cómo estaba la lucha de clases. Sino todo era de una resolución mucho más fácil, como sería más fácil resolver la crisis europea descargándola sobre las masas, o mejor aún, resolverla como se resolvió la crisis del ‘30 en última instancia, que es primero keynesianismo militar, después guerra y masiva destrucción de recursos, para una vuelta al ciclo de acumulación”.

Pueden verse las intervenciones completas en el Blog del IPS

 

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