El 23 de mayo los trabajadores del subte de San Pablo, Brasil, realizaron una importante huelga, que a pesar de los límites impuestos por sus direcciones, mostró la fuerza y disposición a la lucha de los trabajadores del sector, que lograron un reajuste salarial algo por encima de la inflación. El subte de San Pablo, que transporta diariamente a 3,7 millones de usuarios, fue recientemente protagonista de un choque que dejó a medio centenar de heridos, hecho que se suma a otras tantas tragedias evitables que involucraron a trabajadores y usuarios del transporte público brasilero. Esta lucha se inscribe en una serie de paros que aún continúan en subtes de otras importantes capitales del país. Reproducimos a continuación una nota escrita por una trabajadora del subte de San Pablo y militante de LER-QI, grupo hermano del PTS en Brasil, que en el subte impulsa junto a independientes la agrupación Metroviários pela base.
Por Marília Rocha, trabajadora del subte y militante de LER-QI
Pasaron 5 años desde la última huelga de trabajadores del subterráneo de San Pablo. De ese entonces a esta parte el gobierno, la empresa y los medios han intentado convencernos de que ya no era efectivo hacer una huelga ya que sustituirían a los huelguistas por supervisores y con personal administrativo. Armaron un discurso mentiroso de que los trabajadores del metro son privilegiados, que quieren perjudicar a la población, intentando poner a los usuarios en contra nuestra. La justicia, al servicio de la empresa, intentó impedirnos de ejercer nuestro derecho de huelga, planteando año tras año que las huelgas tenían que tener un funcionamiento de 100% en horario pico y 80 o 90% en horario de menor movimiento. La burocracia sindical del PCdoB y del PT, antigua dirección del Sindicato de trabajadores del subte, intentó asustarnos diciendo que la huelga significaría más despidos y castigos. Pasamos por una movilización intensa el año pasado, donde los trabajadores del sector estaban dispuestos a hacer una fuerte huelga en conjunto con la CPTM (compañía de trenes metropolitanos de San Pablo), pero la actual dirección del Sindicato, dirigido por el PSTU (LIT-CI) y por el PSOL, retrocedió y retiró la propuesta de huelga, perdiendo una enorme oportunidad.
Pero este año, los trabajadores del subte mostraron que todos estaban equivocados y que tienen una fuerza capaz de parar la principal ciudad del país. La estrategia de emergencia de la empresa para boicotear la huelga fue un fracaso y la huelga tuvo una adhesión masiva de los trabajadores. A pesar de las mentiras de la prensa, buena parte de la población mostró tener conciencia de que los principales culpables por el caos del transporte público son los gobernantes, llegando a hacer una manifestación de centenares que paró los dos sentidos de la importante avenida paulista Radial Leste, gritando consignas contra del gobernador del estado de San Pablo, Geraldo Alckmin, y del alcalde de la ciudad Gilberto Kassab, teniendo como respuesta una brutal represión de la Policía Militar, que mostró de hecho que el gobierno no está preocupado por el bienestar de la población. Fue garantizado el pago del día parado, mostrando que la empresa no puede atacar con represalias cuando los trabajadores del sector están unidos.
El acuerdo logrado, sin embargo, no está en consonancia con esta fuerza de los trabajadores del subte, a pesar de los avances económicos. Era posible conquistar mucho más con una movilización activa del sector, pero lamentablemente la dirigencia del Sindicato no preparó la huelga para que eso ocurriese. Nosotros desde la LER-QI, que actuamos junto a los independientes en la corriente Metroviários Pela Base (trabajadores del subte desde las bases), insistimos desde el año pasado que era necesario organizar al sector desde las bases, organizando reuniones sectoriales en todas las áreas, y eligiendo un comando de movilización democrático que pudiese dirigir la huelga. A pesar de nuestra insistencia, el Sindicato se negó a organizar reuniones sectoriales en las líneas, en el sector de la operación, siguiendo con una lógica caudillesca de que los que construyen la huelga son los dirigentes del Sindicato y dificultando el surgimiento de nuevos activistas y sectores de vanguardia.
Por otro lado, en vez de luchar de hecho por nuestros reclamos, el Sindicato decretó la huelga defendiendo la propuesta del TRT (Tribunal Regional del Trabajo) que era una propuesta de conciliación con la empresa Eso fue lo que llevó a una rebaja de las expectativas del sector y a un sentimiento de que era posible conquistar más si estuviésemos organizados. De esa forma, el Sindicato siembra expectativas en los trabajadores del sector de que se puede confiar en el TRT. El mismo TRT que exige un funcionamiento imposible del subte durante la huelga. Ahora la empresa acusa al Sindicato de hacer una “huelga política” y es bien probable que ese mismo TRT imponga una multa al Sindicato producto de esa acusación.
Es necesario sacar lecciones de esta huelga para avanzar en nuestra movilización para las próximas luchas. En primer lugar, debemos organizarnos para impedir cualquier tipo de sanción contra los trabajadores o contra el sindicato, como persecuciones, descuentos, despidos o multas. También debemos estar en contra del descuento del día a los trabajadores tercerizados del subte que no pudieron llegar a sus trabajos, como quisieron hacer las empresas tercerizadas de limpieza. Debemos priorizar la movilización desde las bases, con reuniones sectoriales periódicas en cada área y elección de delegados de base. Otra cuestión fundamental es avanzar en la relación con los usuarios. El discurso del Sindicato de “desafío al gobierno” para que abriese los molinetes para la población y evitar la huelga se mostró un “bluf”, que buscaba presionar para negociar. Por el contrario, defendemos la apertura de molinetes como un método propio de los trabajadores, concientes y organizados, para ganarse el apoyo de la población, levantando las reivindicaciones de los usuarios como la reducción de la tarifa y la defensa de la extensión de un subte público, estatal y de calidad, luchando contra la privatización y la tercerización. Una movilización que avance de la huelga hacia un método como este, en alianza con la población, sería un primer paso para luchar estratégicamente por un subte bajo control de trabajadores y usuarios al servicio de las necesidades de la población.
26-05-2012
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