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Por el castigo a los represores y en medio del proceso electoral
por : PTS, Argentina

07 Jun 2012 | Miles de manifestantes han salido desde el último sábado a las calles en las principales ciudades de Egipto luego de haberse conocido el veredicto en el juicio al ex dictador Hosni Mubarak...

Por Juan Andrés Gallardo

Miles de manifestantes han salido desde el último sábado a las calles en las principales ciudades de Egipto luego de haberse conocido el veredicto en el juicio al ex dictador Hosni Mubarak por el asesinato de cerca de 1.000 manifestantes durante las movilizaciones de principio de 2011 que terminaron con la caída del dictador.
El tribunal le dio cadena perpetua a Mubarak pero dejó en libertad a dos de sus hijos y a los principales jefes de seguridad que estuvieron detrás de la masacre. Esto generó una ola de indignación con nuevas movilizaciones que pedían la "ejecución de Mubarak" y justicia para los manifestantes asesinados.
A pocos días de la primera ronda de las elecciones presidenciales en las que pasaron a segunda vuelta el candidato de la Hermandad Musulmana (HM) y el último primer ministro de Mubarak, las nuevas movilizaciones que cuestionan al poder judicial y piden que se reabra el juicio a los responsables, no tardaron en sumar a sus demandas la anulación de las elecciones como se vio en la multitudinaria movilización del martes 5/6. Esto muestra lo endeble de una “transición” que a pesar de los distintos momentos políticos por los que pasó durante el último año no logró cerrar el proceso revolucionario abierto con los levantamientos de principios de 2011.

La "transición controlada" y el proceso revolucionario

Tras la caída de Mubarak en febrero del año pasado asumió el poder el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA) que se había "autopreservado" durante los levantamientos mostrándose como "amigos del pueblo", con el objetivo político de mantener lo esencial del régimen de Mubarak desviando el proceso de movilizaciones y huelgas obreras hacia una "transición controlada".
La reciente primera ronda de las elecciones presidenciales fue el último episodio de una serie de actos que tienen el objetivo de llevar las demandas de los trabajadores y el pueblo egipcio, surgidas durante las jornadas de enero y febrero de 2011, hacia un callejón sin salida combinando la represión y el desvío electoral que sin embargo está plagada de contradicciones y debilidades ya que el proceso revolucionario abierto el año pasado aún no fue cerrado. El CSFA mantuvo el estado de emergencia en todo el país, declaró ilegales las huelgas que se realizaron por decenas durante el último año y enjuició en cortes militares a más de 12.000 jóvenes y trabajadores que formaron parte del levantamiento contra Mubarak y las movilizaciones posteriores, mientras que por otra parte puso en marcha un calendario electoral para descomprimir que incluía las elecciones legislativas de noviembre 2011 y las presidenciales de mayo 2012.

Estas últimas "concesiones" fueron consideradas absolutamente insuficientes y la indignación volvió a explotar en noviembre del año pasado durante una serie de movilizaciones que fueron brutalmente reprimidas por el ejercito y aisladas por varias de las fuerzas políticas, como la HM que se jugaba a ganar las elecciones parlamentarias (en las que salió primero) y cuyos principales referentes se negaron a participar de las movilizaciones provocando el rechazo de los manifestantes en la Plaza Tahrir y una ruptura dentro de sus propias filas.
La brutal represión sobre la movilización de noviembre pasado (ver LVO 454) y la celebración de las elecciones legislativas a fin de ese mismo mes dejó la puerta abierta para el llamado a los comicios presidenciales de fines de mayo, en las que el propio CSFA eligió a dedo a los candidatos dejando fuera de carrera a algunos de ellos, como el de los salafistas (islamistas ortodoxos, que habían salido segundos en las elecciones parlamentarias y por lo que se realizaron movilizaciones con incidentes y muertos hace poco más de un mes) y habilitando como candidato a Ahmed Shafiq, ex primer ministro de Mubarak, violando la "Ley de Aislamiento Político" recientemente votada, que prohíbe a ex altos funcionarios de Mubarak ocupar puestos públicos.

La trampa electoral

Esta situación derivó en la convocatoria a unas elecciones completamente viciadas cuya primera vuelta, el 23 y 24/5, dejó a Mohamed Morsi, de la HM y Ahmed Shafiq, ex primer ministro de Mubarak, como los únicos candidatos para la segunda vuelta que se celebraría el 16 y 17/6. Si bien Shafiq era el candidato respaldado más directamente por el CSFA, ambos son distintas variantes de un gobierno que garantice el statu quo con el imperialismo e Israel. El perfil neoliberal y privatizador de la HM le da cierta tranquilidad al imperialismo en vistas a un “modelo turco” con islamismo moderado y un papel de control de las FFAA.
Por esto al escepticismo frente al proceso electoral y el bajo nivel de votantes que concurrió a las urnas (44% del padrón), se sumó una dispersión de los votos entre diferentes candidatos haciendo que tanto Morsi como Shafiq hayan tenido votaciones mediocres (25% y 24% respectivamente). Por otra parte en tercer lugar, con el 22% de los votos, quedó Hamdin Sabahi, un candidato de perfil nacionalista burgués, que ensayó un discurso desafiante hacia Israel y EEUU, ganando en las tres principales ciudades del país y capitalizando una parte del electorado que participó en el proceso de 2011 y que no estaba dispuesto a votar por el continuador de Mubarak ni por el programa económico neoliberal de la HM. También quedaron fuera de la segunda vuelta Abdel Abul Futuh (18%) un disidente de la Hermandad Musulmana y Khaled Ali, que tuvo una votación marginal pero que junto con los dos anteriores se presentaba como uno de los candidatos de la “revolución”.

En este marco las nuevas movilizaciones volvieron a tomar rápidamente un cariz político y a mostrar la fragilidad de la “transición” como así también las contradicciones que deberá afrontar un futuro gobierno (si finalmente se hace la segunda vuelta). Porque, al no haber cerrado el proceso revolucionario iniciado con las jornadas de 2011 y al no ser visto como propio por quienes tomaron las calles y plazas, tendrá una debilidad estructural que, en el marco de la profunda crisis económica mundial y local, sin posibilidades de dar grandes concesiones, difícilmente pueda revertir sin asestar importantes derrotas al movimiento.
El Movimiento 6 de Abril, uno de los principales impulsores de las jornadas de 2011, junto a distintas organizaciones está pidiendo la anulación de las elecciones e impulsando la formación de un "gobierno colegiado" que incluya a los candidatos que quedaron fuera de la segunda vuelta y a la HM pero sin Shafiq.
Es por este motivo que las nuevas movilizaciones ya empezaron a repercutir en los posicionamientos políticos de los candidatos.
Frente a esta situación y la posibilidad de que Shafiq quede descalificado por la “Ley de aislamiento político”, la HM viene participando de las movilizaciones prometiendo "hacer justicia" contra Mubarak y sus socios, mientras que Mohamed Morsi ya se juntó con algunos de los candidatos para intentar reposicionarse y sondear una nueva variante de desvío.

Por una salida independiente

Los trabajadores y el pueblo de Egipto han dado sobradas muestras de predisposición a la lucha, primero en contra de la dictadura proimperialista de Mubarak y, tras su caída, contra el continuismo y los atropellos del CSFA. A medida que se acerca la fecha de la teórica entrega del poder por parte de los militares al “nuevo gobierno” el 30/6, más se agudizan las contradicciones del actual proceso revolucionario. Las fuerzas políticas como la HM, que ha colaborado abiertamente con el gobierno militar, pero también la mayoría de las fuerzas laicas que dicen representar a la “revolución” han aceptado el calendario electoral y ahora buscan alguna variante de gobierno que terminará desviando y defraudando las legítimas demandas del pueblo egipcio.

Increíblemente organizaciones que se reclaman trotskistas como Revolutionary Socialist, afín al SWP británico, van a la cola de esta política llamando al “voto útil” contra Shafiq en segunda vuelta y pidiendo a la HM una coalición presidencial con los otros candidatos.
Ninguna de las profundas demandas estructurales planteadas con las jornadas de 2011 puede ser resuelta en los marcos del capitalismo. El único camino para derrotar al ejército, a los capitalistas y al imperialismo es sellar la alianza entre los trabajadores, los jóvenes, los desocupados y los pobres de las ciudades y el campo, para preparar la huelga general insurreccional para tirar abajo al gobierno militar y sus títeres civiles e instaurar un gobierno de los trabajadores y el pueblo.

07-06-2012

 

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