Por Isabel Infanta
Durante el fin de semana pasado, el gobierno griego lanzó a la policía a un enorme operativo de razias contra inmigrantes en las zonas céntricas de Atenas, barrios populares y prostíbulos, en una verdadera persecución que involucró a cerca de 4.500 efectivos. También en Evros, al norte de Grecia, cerca de la frontera con Turquía, fueron enviados alrededor de 2.500 policías, en lo que es considerada la frontera más porosa de Europa.
Más de 6.000 inmigrantes, con o sin papeles, fueron retenidos por simple “portación de cara” en los dos primeros días de persecución, de los cuales miles fueron encarcelados en verdaderos campos de concentración, bajo la humillación y la falta de respeto a los derechos humanos, esperando ser deportados. De hecho, decenas de inmigrantes paquistaníes ya fueron deportados el mismo fin de semana.
Esta institucionalización del racismo y la xenofobia constituye un salto en las acciones contra los inmigrantes que ya se venían desarrollando, impulsadas por sectores de ultraderecha como el partido Amanecer Dorado, que viene de obtener una sorprendente cantidad de votos en las elecciones generales de junio pasado (7%). Además de atacar físicamente a inmigrantes, este partido realiza actividades masivas de promoción de la xenofobia, organizando actividades de caridad en las que los beneficiarios deben demostrar su origen étnico griego para obtener la ayuda.
La operación política que encierra la medida tomada por el gobierno tiene un doble objetivo. Por un lado les permite correr el foco de la responsabilidad de la crisis económica de los sectores concentrados del capital y sus agentes, la troika, el gobierno ajustador, etc., hacia los trabajadores inmigrantes, utilizándolos como chivos expiatorios y fomentando el odio de pobres contra pobres. Por otro lado, los partidos en el gobierno, Nueva Democracia (derecha) y Pasok (socialdemocracia) se encuentran en una profunda crisis de legitimidad, que se expresó en la enorme dificultad para formar gobierno tras las últimas elecciones, y buscan contener al sector más de derecha de su electorado ante el ascenso de Amanecer Dorado, que según informaron algunos medios griegos, contaría entre sus electores justamente a un sector muy importante de las fuerzas represivas.
Las embrionarias tendencias neonazis producto de la polarización social que genera la crisis capitalista ya comienzan a ser utilizadas por gobiernos ajustadores contra los trabajadores, hoy los inmigrantes que buscan en Europa una vida que no pueden tener en sus países de origen, asolados por la pobreza, la guerra civil o la persecución política y religiosa. El repudio de estas políticas y la lucha contra la xenofobia y el racismo son una necesidad de primer orden de la clase obrera. La unidad de la clase obrera, nativa o extranjera, será fundamental para enfrentar los ataques que la crisis de los capitalistas agudizará.
08-08-2012
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