El Partido de Trabajadores Socialistas expresa su más enérgica condena a la masacre de 34 obreros mineros en Sudáfrica perpetrada por la policía, en el marco de una huelga por aumento de salarios que los trabajadores venían realizando desde el 10 de agosto en la mina de platino perteneciente a la multinacional británica Lomni, la tercera minera de platino más importante del mundo.
Las escenas de violencia y brutalidad policial recuerdan las peores represiones del régimen del apartheid, como la de Sharpeville en 1960 o la de Soweto en 1976.
Esta masacre fue llevada adelante con el apoyo del gobierno del Congreso Nacional Africano y del sindicato de mineros oficialista, la Unión Nacional de Mineros, perteneciente a la central sindical COSATU (Congreso de Sindicatos de Sudáfrica) , que como denuncian los trabajadores mineros, vienen colaborando con el gobierno y la patronal para quebrar la huelga.
La colaboración de la burocracia sindical con los intereses patronales llevó a que un sector significativo de la base minera rompa con el sindicato oficialista y se organice en un nuevo sindicato, la Asociación de Trabajadores Mineros y de la Construcción, que actualmente está dirigiendo esta huelga.
Este proceso de surgimiento de nuevos sindicatos, por fuera de las organizaciones tradicionales, abarca a otros sectores del proletariado como los gremios de transporte, y expresa que una vanguardia de trabajadores ha empezado a sacar la conclusión de que es necesario desarrollar organizaciones que defiendan los intereses de los trabajadores y sean independientes del gobierno del Congreso Nacional Africano y de las patronales.
Esta huelga es parte de una oleada de protestas que viene sacudiendo los barrios obreros más pobres del país, en reclamo de vivienda y servicios públicos, en momentos en que la crisis capitalista está afectando seriamente la economía sudafricana, dependiente en gran medida de Europa. El trasfondo de este descontento extendido es la obscena desigualdad social en un país donde la mitad de la población de 50 millones vive bajo la línea de pobreza y el desempleo oficial asciende a una tasa del 25%.
A poco más de 20 años de finalizado el régimen del apartheid producto de décadas de lucha revolucionaria, la situación estructural de los trabajadores sudafricanos no ha variado. Bajo el gobierno del Congreso Nacional Africano, que con la dirección de Mandela aceptó una salida negociada al apartheid con el imperialismo y la clase dirigente blanca evitando de esa manera su caída revolucionaria, se ha mantenido la subordinación al imperialismo, implementando incluso planes privatistas, manteniendo condiciones de precariedad laboral y bajos salarios. La huelga de los mineros y el surgimiento de nuevas organizaciones obreras es un síntoma de que sectores avanzados de trabajadores están comenzando a sacar esta conclusión, abriendo un panorama potencialmente explosivo.
Desde el PTS nos solidarizamos con esta heroica lucha, que es parte de las múltiples batallas que vienen dando los explotados contra los intentos de los capitalistas de hacerle pagar los costos de su crisis.
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