Por Diego Dalai
Cerca de tres millones de obreros industriales protagonizaron una masiva huelga general el miércoles 3 de octubre en este país del sudeste asiático. En los parques industriales más importantes del país las actividades quedaron totalmente paralizadas. Entre las empresas más afectadas se encuentra la petrolera estatal Pertamina.
Decenas de miles de obreros se movilizaron a lo largo de todo el país, especialmente en los distritos industriales, pero también en la capital, Jacarta, así como en otras varias importantes ciudades del archipiélago. Con esta modalidad “descentralizada” de protesta, se vieron afectados 80 parques industriales y 24 ciudades. La policía montó un inmenso operativo en torno a las marchas con miles de efectivos. Sólo en Jacarta desplegó 15.000 policías para blindar los edificios de gobierno y otros puntos estratégicos.
Por el salario y contra la precarización
La protesta fue convocada por las centrales obreras KSPI y KSBSI y encabezada entre otros sindicatos por el Indonesian Metal Workers Federation (FSPMI). Los obreros exigen un aumento sustancial de los salarios y poner fin a la ley de contratos temporales, sistema conocido como “outsourcing” que ni siquiera presta un servicio de salud al trabajador. De esta manera la lucha se torna muy importante ya que ataca un aspecto esencial de la explotación capitalista y tiende a unificar al conjunto de los trabajadores. Más aún si se tiene en cuenta que muchas multinacionales radicadas en China están empezando a invertir más en países como Vietnam o Indonesia donde el precio de la mano de obra es aún más bajo. La mencionada ley de contratos temporales fue declarada inconstitucional meses atrás por el propio Tribunal Constitucional de Indonesia, pero el sistema sigue en pleno funcionamiento.
Los empresarios, a través de la Cámara de Comercio, rápidamente han salido a exigir al gobierno que defienda los contratos temporales que duran un año antes de que los empleados puedan ser efectivizados.
Indonesia es uno de los grandes “talleres del mundo”, con millones de obreros industriales y de servicios y una gran concentración de multinacionales imperialistas que aprovechan el bajo costo salarial y la extendida precarización laboral. Este alto nivel de “industrialización” va de la mano de millones de personas que viven en la miseria y la desocupación. Según datos oficiales, hoy hay 32 millones por debajo de la línea de la pobreza (13% de la población). Pese a la relativamente baja desocupación (6%), el salario mínimo es de 1,5 millones de rupias mientras que para vivir se necesitan unos 3,7 millones. Por eso el aumento del salario y el fin de la precarización son los motores de la actual movilización.
En medio de la crisis económica que atraviesa el mundo, esta huelga, junto a la alta conflictividad laboral que registra China y otros países de la región como Corea del Sur o India, es una muestra fehaciente de las fuerzas que la clase obrera puede desplegar.
03-10-2012
|