Estrategia Internacional N° 4/5
Julio 1995
LA ESTRATEGIA SOVIETICA EN LA LUCHA POR LA REPUBLICA OBRERA
Emilio Albamonte y Fredy Lizarrague con la colaboración de Manolo Romano
1. INTRODUCCION: NUEVAMENTE SOBRE EL CARACTER DE LA REVOLUCION
El ’89, entre otras cosas, puso a prueba todo tipo de teorias. En las nuevas condiciones determinadas por esa etapa abierta, no puede construirse una corriente internacional trotskista que luche por reconstruir la IV sin partir de intentar reconstruir la teoría de sus fundadores. En Estrategia Internacional nro. 3 empezamos esa tarea delimitándonos de la corriente de la cual provenimos y de su fundador Nahuel Moreno. En este trabajo avanzamos comparando la teoría de la revolución de Moreno con una posición análoga que sostenía en 1937 el centrista dirigente del POUM español y que fuera criticada por León Trotsky, así como las consecuencias en el programa y en la lucha por una estrategia soviética.
La teoría de la revolución de Moreno parte del hecho cierto del carácter anticapitalista (no antifeudal) de toda revolución en esta época de dominio imperialista mundial. De aquí define que las revoluciones son "objetivamente socialistas". Pero para Moreno la definición de "objetivamente socialista", quiere decir, en realidad, automáticamente socialista, o inevitablemente socialista. (1. Ver Notas al Final).
Moreno sostiene que se "confirmó" la teoría de la Revolución Permanente pero en realidad la niega afirmando que: "lo único que agregamos es que la fuerza objetiva de la revolución mundial combinada con la crisis de dirección del proletariado mundial y la crisis sin salida del imperialismo, ha permitido que se fuera más allá en las revoluciones de febrero nacionales de lo que preveían las Tesis: que partidos pequeñoburgueses tomen el poder e inicien la revolución socialista" .
Para su revisión intenta basarse en las revoluciones de posguerra que dieron lugar a estados obreros deformados con direcciones contrarevolucionarias. Pero las revoluciones de la inmediata posguerra en el Este y China ya estaban contempladas teóricamente por el Programa de Transición como variante excepcional. (2)
A partir de lo anterior en su teoría, concluye que "no es obligatorio que sea la clase obrera y el partido marxista revolucionario el que dirija el proceso de la revolución democrática a la socialista".
De otro hecho, como la oleada de caídas de dictaduras en Iran, Nicaragua y el cono sur de América Latina, plantea que contra el fascismo o las dictaduras militares en las semicolonias capitalistas es necesario "hacer una revolución en el régimen político: destruir al fascismo para conquistar las libertades de la democracia burguesa, aunque fuera en el terreno de los regímenes políticos de la burguesía, del estado burgués". Esto, afirmamos, da lugar a la teoría etapista y semi-menchevique de la "revolución democrática", "como parte o primer paso de la revolución socialista". (3)
Como vemos esto no es un "agregado" a la teoría de Trotsky y a las tesis de la Permanente. Afirmamos que Moreno construye una teoría de conjunto, revisionista de la teoría de la Revolución Permanente. Como ya demostramos en E I nro. 3 y profundizamos en este artículo, la matriz lógica de esa teoría es la exacerbación sin límites de los factores objetivos. En realidad, la suya no tiene nada que ver con la Teoría de la Revolución Permanente, por el contrario es un ataque en regla a la misma, su negación.
NIN Y LA TEORIA DE LA REVOLUCION SOCIALISTA POR "ESENCIA"
La teoría de Moreno no es nueva. Trotsky ya combatió este tipo de interpretaciones objetivistas de la revolución contra quienes, también, se declaraban partidarios de la Revolución Permanente pero la "interpretaban" razonando igual que Moreno para terminar negándola. Durante la revolución española, Andrés Nin, el dirigente del centrista POUM, sostuvo una posición como la de Moreno. En un artículo titulado "Los ultraizquierdistas en general y los incurables en particular" del 28 de setiembre de 1937, Trotsky polemizaba contra la concepción de Nin.
El POUM había entrado en el gobierno de Frente Popular en Cataluña. A pesar de ello, Nin declaraba, al igual que Moreno, su solidaridad de palabra con la teoría de la Revolución Permanente: "La lucha que comienza no es la lucha entre la democracia burguesa y el fascismo, como piensan algunos, sino entre el fascismo y el socialismo", decía correctamente el dirigente del POUM. Incluso la alternativa leninista "fascismo o socialismo" era la fórmula corriente del POUM. ¿Porqué entonces alguien que "reconocía" el carácter socialista de la revolución entraba en el gobierno de Frente Popular que tenía por bandera la implantación de la "República burguesa" en España?
Dice Trotsky sobre Nin "El fondo de su pensamiento era aproximadamente este: puesto que esta revolución es una revolución socialista ’por esencia’, nuestra entrada en el gobierno no puede hacer otra cosa que ayudarla". Por ello para Trotsky: "Nin ha transformado en su contraria la fórmula leninista: ha entrado en un gobierno burgués que tenía el objetivo de expoliar y asfixiar todas las conquistas, todos los puntos de apoyo de la revolución socialista naciente".
Y luego afirmaba: "El carácter socialista de la revolución, determinado por los factores sociales fundamentales de nuestra época, no obstante, no puede servirse todo preparado y todo asegurado desde el principio mismo del desarrollo revolucionario. No; desde abril de 1931 el gran drama español ha tomado el carácter de una revolución ’republicana’ y ’democrática’. Durante los años que siguieron la burguesía ha logrado imponer su sello a los sucesos, aunque la alternativa leninista: comunismo o fascismo, haya conservado -en último análisis- todo su valor. Cuanto más los centristas de izquierda y los sectarios transforman esta alternativa en una ley suprahistórica, menos son capaces de arrancar a las masas de la influencia de la burguesía (...) La alternativa: socialismo o fascismo, significa solamente, y es bastante importante, que la revolución española no puede ser victoriosa más que por la dictadura del proletariado. Pero esto no significa de ninguna manera que la victoria esté asegurada por adelantado. Se trata también, y toda la tarea política está ahí, en transformar esta revolución híbrida, confusa, medio ciega y medio sorda, en revolución socialista. Hace falta no sólo decir lo que es, sino también saber partir de lo que es. Los partidos dirigentes, incluyendo hasta los que hablan de socialismo, el POUM entre ellos, hacen todo lo que pueden por impedir la transformación de esta semirrevolución, mancillada y desfigurada, en revolución consciente y terminada. La clase obrera, empujada por su instinto, consigue, ciertamente, en los momentos de culminación revolucionaria, colocar jalones importantes en el camino del socialismo. Pero no son más que jalones que en el momento de reflujo son barridos por los partidos dirigentes (...) Hace falta sobrepasar las dificultades materiales mediante la acción, es decir mediante una táctica apropiada a la realidad.(...) Se trata de encontrar una actitud justa con respecto a esta lucha híbrida, para transfomarla desde adentro en lucha por la dictadura del proletariado".
Como vemos Trotsky parte del "carácter socialista" objetivo de la revolución española. Pero inmediatamente señala que en "el gran drama español" esa revolución tomó "el carácter de una revolución ’republicana’ y ’democrática’... (es decir, burguesa. N de R).
Para Trotsky, aunque la revolución "naciente" es socialista, la contrarrevolución burguesa actúa no solo mediante fascismo sino que "le impone su sello", "democrático" y "republicano", a traves de los "partidos dirigentes" para evitar que la revolución se transforme en socialista "consciente y terminada" y se detenga en su estado primitivo.
Aunque una clase "objetivamente socialista" como la clase obrera (ni que decir de clases explotadas no socialistas como el campesinado), lograba pasos en el camino al socialismo, estos logros eran "barridos por los partido dirignetes", es decir se retrocedía por el rol subjetivo de las direcciones contrarrevolucionarias. Justamente por ello, para Trotsky contra Nin, "toda la tarea política esta ahí, en transformar esta revolución híbrida, confusa, medio ciega y medio sorda, en revolución socialista.
Es necesario aclarar que lejos de levantar una política que negaba la necesidad de levantar las consignas democráticas, Trotsky en España da una batalla contra el stalinismo en el "tercer período" ultraizquierdista y los sectarios que las negaban. Pero lo que más nos interesa aquí, es que de la lógica de Trotsky en la revolución española y la de la Revolución Permanente se desprende la necesidad imprescindible del partido marxista revolucionario para luchar contra el "freno democrático" de los stalinistas, socialdemócratas y anarquistas "que impiden el movimiento al socialismo". Un partido capaz de "sobrepasar las dificultades materiales mediante la acción", para aplicar "una táctica apropiada" e intervenir decisivamente en esa "semirrevolución" socialista para "transformarla desde adentro en lucha por la dictadura del proletariado"
De la posición de Nin (con muchos puntos de contacto con la de Moreno se desprenden conclusiones opuestas.
Donde Nin define como "socialista por esencia", Moreno dice "objetivamente socialista". Aclaramos, una vez más, que estaríamos de acuerdo con ambos si sólo se tratara de una dfeinición del carácter socialista de toda revolución "determinado por los factores sociales fundamentales de nuestra época", como lo define Trotsky. Pero tanto en Moreno como en Nin son definiciones funcionales a la valoración que ambos hacen de los partidos contrarrevolucionarios que se encuentran a la cabeza de los procesos revolucionarios y de las fornas "democráticas" de la contrarrevolución, o sea del "freno democrático" mediante el que la burguesía "impone su sello" para impedir el triunfo de la revolución socialista.
En Nin, en medio de una guerra civil, esto era una justificación para cubrir por izquierda su práctica política de capitulación del POUM al gobierno de Frente Popular. En Moreno nunca llegó hasta allí, pero se transformó en el abandono de la teoría de la Revolución Permanente. Sin embargo, si bien Moreno no llegó hasta una traición como la de Nin en política como fue la participación en un gobierno burgués, fue mucho más allá que aquel en la teoría.
Al igual que la de Nin, la de Moreno no es una teoría que niegue el carácter socialista de la revolución al viejo estilo stalinista, ni que adopte su distinción entre países "maduros y no maduros" para el socialismo. Por el contrario, parte, correctametne, de la madurez dada por la economía mundial a todos los países, aún los más atrasados que tengan que resolver tareas democráticas y nacionales. Pero para Moreno toda revolución en un país atrasado que parta de tareas democráticas se transforma en socialista, y con ello en permanente, por "la fuerza objetiva de la revolución mundial" y "la crisis sin salida del imperialismo", que empujan a que partidos pequeñoburgueses "incien la revolución socialista". En fin, que toda revolución puede transformarse en socialista acabada y consumada por la fuerza sin límites, exacerbada de los factores objetivos. En cuanto a la revolucón "antifascista", Moreno la define como "revolución democrática triunfante". En esto es diametralmente opuesto a Trotsky que a la instauración de una república burguesa a la caída del fascismo la llama "aborto de la revolució proletaria insuficientemente madura y prematura" o "una contrarrevolución burguesa obligada por las circunstancias a revestir, después de la victoria obtenida por el proletariado, formas pseudodemocráticas".
UNA IMAGEN MUY DIDACTICA
La imágen usada por Moreno para explicar su teoría es muy didáctica. Moreno explica la revolución como una locomotora que avanza "objetivamente" hacia la revolución socialista, sólo que se para en distintas estaciones. Si se para en la estación "democracia burguesa" es una "revolución democrática" para conseguir libertades políticas, y aunque sea "en el marco del estado burgués" es "parte" de la vía al socialismo o un "primer paso de la revolución socialista". Incluso, por la fuerza de los factores objetivos, la locomotora es capaz de llegar hasta la "estación expropiación de la burguesía", a "iniciar la revolución socialista" en el terreno nacional, no importa quien sea el maquinista. Los trotskistas, según Moreno, somos los que tenemos que conducir la locomotora para que no se pare y llegue a la estación "democracia obrera" y "extensión de la revolución mundial", mientras que en las otras "estaciones" el tren puede ser conducido por otros "maquinistas" burgueses o reformistas.
No puede desconocerse que existan "etapas episódicas" en el camino de la revolución proletaria, desde la caída de una dictadura fascista, las revoluciones de febrero, hasta los estados obreros deformados: deben ser consideradas, siguiendo el método de Trotsky, "victorias obtenidas por el proletariado". Pero Moreno transforma toda "etapa episódica" o triunfo parcial, en una etapa independiente y necesaria. En esto consiste el etapismo de Moreno y por ello decimos que su teoría es semimenchevique (*).
Para Moreno desde su óptica objetivista, toda lucha de las masas, todo triunfo parcial y como tal contradictorio, terminaba inevitablemente en "triunfos" sin más, que hacían parte de la revolución "objetivamente socialista", salvo que la contrarrevolución adoptara la forma fascista o de golpe militar con métodos de guerra civil abierta contra el proletariado. Sólo ve a la contrarrevolución como otra "locomotora" que viene a chocarse de frente con la de la revolución. Es decir, una teoría que no explica y desarma ante las formas "pseudodemocráticas" que adquieren, en sus nueve décimas partes, las contrarrevoluciones burguesas antes de apelar a la salida fascista (**).
La contrarrevolución actúa desviando la revolución a la "vía muerta" del parlamentarismo, haciendo "cambios de vía", montándose en su conductor contrarrevolucionario para poner un "freno democrático" a sus triunfos parciales e, incluso, preparar el retroceso de la revolución hasta "estaciones" anteriores.
En última instancia, aunque Moreno acuñó el término de "reacción democrática", pero la misma categoría de "reacción" es una muestra de lo que decimos. Si lo que se quiere afirmar es que las "formas pseudodemocráticas" que adquiere la "contrarrevolución burguesa" son categóricamente distintas a las formas fascistsa, no podemos si no estar de acuerdo. Pero la misma definición oculta detrás de la forma política el carácter social de la contrarrevolución. En la teoría de Moreno la categoría de "contrarrevolución" está reservada sólo para cuando la burguesía derrota físicamente al proletariado.
Incluso Moreno, yendo más allá de Nin, abandonó completamente "la alternativa leninista: fascismo o socialismo", que para Trotsky en España, aún en medio de una guerra civil con campos militares enfrentados entre "republicanos" y fascistas y donde era obligatorio estar en el campo militar republicano, conserva "todo su valor" estratégico. ¡Tanto que hasta el propio centrista y capitulador de Nin podría contestar teóricamente a Moreno que bajo una dictadura "la lucha que comienza no es entre la democracia burguesa y el fascismo, como piensan algunos"!
Tanto Nin como Moreno, en aras de una revolución "en esencia" socialista o socialista "objetiva", llevan a actuar con políticas oportunistas: entrando al Frente Popular capitulando al "freno democrático" de la revolución so pretexto de "ayudar" al impulso de esa revolución, según Nin en España; o a políticas de presión sobre los partidos contrarrevolucionarios a la cabeza de los procesos y a ceder a las "formas pseudodemocráticas" que adquiere la contrarrevolución burguesa, según la lógica de Moreno.
Sin haber llegado a la traición como Nin, Moreno utilizó con el objetivo de servir de cobertura a una revisión en clave oportunista de la Teoría de la Revolución Permanente, y armó a cientos de cuadros de la LIT con una "nueva teoría" de la revolución que lleva a capitular a la democracia burguesa y a embellecer a las direcciones que dirigieron excepcionalmente algunas revoluciones socialistas deformadas de posguerras.
Triunfos, estos últimos, que nunca desconocimos y defendemos incondicionalmente frente a todo ataque imperialista, pero que lejos de ser "colosales" fueron tan contradictorios, tan poco "económicos" para la clase obrera mundial, que profundizaron la crisis de dirección revolucionaria del proletariado al fortalecer al stalinismo como aparato contrarrevolucionario mundial, ayudaron a consolidar por toda una etapa el dominio imperialista norteamericano que aún después de la derrota de Vietnam pudo mantenerse y pasar a la ofensiva con el reaganismo-tatcherismo, denigraron frente a las masas las ideas marxistas creando una conciencia progresivamente "hostil al socialismo" y terminaron cayendo de la forma tan contradictoria que vemos hoy, donde los contrarrevolucionarios que los dirigieron jugaron y juegan hoy el papel determinante para descomponer las bases sociales de esos estados obreros.
En el ’89, con la caída de los regímenes burocráticos cayó, también, toda la teoría de Moreno que los embellecía.
Si el centrismo de Nin y el POUM se convirtieron en un obstáculo para la construcción del partido marxista revolucionario que necesitaba la revolución española; la teoría semimenchevique de la revolución de Moreno es un obstáculo que es necesario derribar si se quiere construir una corriente trotskista principista internacional que se plantee la tarea de luchar por reconstruir la IV Internacional, con su teoría, su método y su programa expurgada de revisionistas, en las condiciones de la etapa abierta en el ’89.
2. LAS CONSECUENCIAS EN EL PROGRAMA: LA DIVISION ENTRE PROGRAMA MINIMO Y MAXIMO
Como consecuencia de la teoría "objetivista" de la revolución, para Moreno la lógica de aplicación del programa consiste en que la clave de la acción del partido era definir dos o tres consignas "que movilicen" para agitar a las masas, es decir, detectar cuáles eran las necesidades inmediatas y motoras de la movilización. Esto termina en la vuelta a la división socialdemócrata entre programa mínimo y máximo, como demostraremos a continuación.
LA MECANICA DEL PROGRAMA DE TRANSICION: DOS O TRES CONSIGNAS "QUE MOVILIZAN" O PROGRAMA DE ACCION REVOLUCIONARIO
Moreno considera que "en esta etapa donde ’cualquier reivindicación seria’ conduce ’inevitablemente más allá de los límites de la propiedad capitalista y del estado burgués’... cualquier consigna puede adquirir un carácter ’transitorio’ en el sentido de ser el puente hacia la revolución socialista, si se transforma en bandera de la movilización revolucionaria."
Moreno toma afirmaciones correctas del Programa de Transición, que indica el carácter anticapitalista de cualquier "reivindicación seria", pero para concluir que "cualquier consigna" puede "ser el puente hacia la revolución socialista", de manera aislada no como parte de un sistema de reivindcaciones (***).
Se vuelve así a la separación socialdemócrata entre programa "mínimo" y "máximo" aunque no por la vía de considerar la época como de reformas (como la Socialdemocracia) sino bajo el paraguas de "ultraizquierda" de considerar que toda lucha mínima en la época imperialista es "objetivamente socialista".
En cambio para el Programa de Transición, "la IV Internacional no rechaza las reivindicaciones del viejo programa "mínimo" en la medida en que ellas han conservado alguna fuerza vital. Defiende incansablemente los derecho democráticos de los obreros y sus conquistas sociales, pero realiza este trabajo en el marco de una perspectiva correcta, real, vale decir, revolucionaria. En la medida en que las reivindicaciones parciales -mímumum- de las masas entran en conflicto con las tendencias destructivas y degradantes del capitalismo decadente -y eso ocurre a cada paso- la IV Internacional auspicia un sistema de reivindicaciones transitorias, cuyo sentido es el de dirigirse cada vez más abierta y resueltamente contra las bases del orden burgués. El viejo programa "mínimo" es constantemente superado por el Programa de Transición, cuyo objetivo consiste en una movilización sistemática de las masas para la revolución proletaria".
¿Por qué Trotsky se ve en la necesidad de aclarar que el trabajo en las luchas por las demandas "mínimas" debe hacerse "en una perspectiva correcta, real, vale decir, revolucionaria? Porque se basa en una comprensión profunda de esta época de "crisis, guerras y revoluciones", de lucha encarnizada de clases, opuesta a la época de fines de siglo XIX donde la II Internacional desarrolló el "programa mínimo para obtener "reformas" del capitalismo aún en ascenso. Trotsky no consideraba ni por asomo ninguna lucha como "objetivamente socialista" sino que, por el contrario, señalaba como tarea clave de la IV Internacional dotar a las masas de la dirección revolucionaria que las guiara en una "perspectiva correcta, real, vale decir, revolucionaria" a través de utilizar, con agitación propaganda y tácticas, el Programa de Transición. Impulsar las luchas sin señalar esta perspectiva no es una política revolucionaria sino centrista.
Las "consignas", lejos de ser sólo para "movilizar", tenían para Trotsky este mismo sentido: "Es imposible prever cuáles serán las etapas concretas de la movilización revolucionaria de las masas. Las secciones de la IV Internacional deben orientarse en forma crítica a cada nueva etapa y lanzar las consignas que apoyen a las tendencias de los obreros a una política independiente, profundicen el carácter de clase de esta política, destruyan las ilusiones reformistas y pacifistas, refuercen la ligazón de la vanguardia con las masas y preparen la toma revolucionaria del poder".
Contra Moreno, que sostiene que una consigna aislada o bloques de consignas "mínimas" pueden jugar un rol transicional, (teoría que justifica capitulaciones a los agentes de la reacción democrática y que sus continuadores llevaron al extremo con la "consigna que moviliza" más corta de la historia en la tristemente célebre Plaza del NO), sostenemos la necesidad de los trotskistas de intervenir en la lucha de clases con un programa de acción revolucionario que ligue la "necesidad inmediata que moviliza" a las consignas transitorias (control obrero, escala móvil, expropiación de ciertos grupos capitalistas, etc.) a las consignas relacionadas con la estrategia soviética (comités de fábrica, coordinadoras, soviets, etc.), el armamento del proletariado, etc. Es decir, un bloque de consignas que juegue de conjunto un rol transicional en una "perspectiva real, correcta, vale decir, revolucionaria" hacia la dictadura del proletariado. Este programa de acción es el que permitirá impulsar con total audacia las tácticas necesarias y la agitación de consignas para el combate.
3. LA ESTRATEGIA SOVIETICA Y LA TACTICA DE GOBIERNO OBRERO Y CAMPESINO EN LA LUCHA POR LA DICTADURA DEL PROLETARIADO
La revisión morenista de la Teoría de la Revolución Permanente va acompañada del abandono de la lucha por los soviets y la transformación de la táctica episódica de "gobierno obrero y campesino", dirigidas contra las direcciones reformistas, en una estrategia.
Nahuel Moreno y Miguel Romero expresaron esta posición en el texto "Sobre el Gobierno Obrero y Campesino (una carta de diciembre de 1985 al dirigente de la organización trotskista francesa Lutte Ouvriere, Hardy). Fue publicada en la edición de fines de los ’80 del Programa de Transición, como "interpretación" (en abierta contradicción con el espíritu y la letra de éste), al mejor estilo de los textos de las distintas corrientes eclesiásticas que publican la biblia con sus "interpretaciones".
Hay que reconocer que los autores desarrollan una polémica contra una posición sectaria que no veía, en Nicaragua, la necesidad de levantar una consigna dirigida a exigir que el FSLN rompiera su política de colaboración de clases y constituyera un "gobierno obrero y campesino", bajo la forma de "gobierno sandinista sin capitalistas".
Se apoyan en citas de Trotsky referidas a España en 1931 y a Francia y a España en 1936 donde este plantea la fórmula de gobierno obrero y campesino como política hacia los Frentes Populares, exigiendo que los partidos obreros que los integraban (PC y PS) rompan su alianza con la burguesía. En situaciones pre-revolucionarias o revolucionarias donde no existían soviets desarrollados, ni partidos revolucionarios con influencia de masas, Trotsky insistía, sin embargo, en la utilidad de esta política, similar a la utilizada por los bolcheviques en la revolución de 1917 dirigida a los mencheviques y socialistas revolucionarios en el gobierno. La existencia del Frente Popular era el rasgo común a estas situaciones.
Citan así a Trotsky en un documento titulado "El nuevo ascenso revolucionario y las tareas de la IV Internacional", de julio de 1936 (en los momentos claves de las situaciones revolucionarias de Francia y España), en su tesis nro. 10: "El primer paso hacia la alianza con la pequeño burguesía es la ruptura del bloque con los radicales de Francia y España, del bloque con los católicos y liberales en Bélgica, etc. Debemos explicar esto a todos los obreros comunistas y socialistas, basándonos en la experiencia. Esta es la tarea central del momento. En esta etapa la lucha contra el reformismo y el estalinismo es ante todo la lucha contra los bloques de la burguesía. ¡Por la unidad honesta de los trabajadores, contra la unidad deshonesta con los explotadores! ¡Fuera la burguesía del Frente Popular! ¡Abajo los ministros burgueses!".
A partir de aquí, los autores hacen una "interpretación del Programa de Transición" donde afirman que "no es casual" que en el capítulo referido al gobierno obrero y campesino "Trotsky no utilice la palabra SOVIETS". Señalan a Hardy que "vuestra interpretación invalida el Programa de Transición por una época bastante larga pues los soviets fueron una característica de las revoluciones de la primera posguerra, pero en adelante han sido la excepción o simplemente no han vuelto a surgir. Sin embargo, mencheviques y socialrevolucionarios sí han aparecido en las direcciones de todas las revoluciones" (****).
Y luego señalan: "en conclusión, para nosotros, la consigna de gobierno obrero y campesino, en todas sus variantes, es la principal consigna política para combatir a las direcciones pequeñoburguesas que tienen influencia de masas, en situaciones de grandes ascensos revolucionarios, antes y después de la conformación de gobiernos de Frente Popular, y la política central para profundizar una línea de independencia de clase, educar a las masas en la lucha por el poder, crear y/o desarrollar los órganos de poder y construir el partido revolucionario... (la consigna de gobierno obrero y campesino) constituye el aspecto central de toda política revolucionaria".
UNA TRAMPA TEORICA
Pero hacia el final de la carta expresan su verdadera posición:
"Tenemos que admitir forzosamente a esta altura de la discusión que la consigna más general de gobierno obrero y campesino, ’¡Romped con la burguesía y tomad el poder! ¡Abajo los ministros capitalistas!’, es de un caracter diferente a la de ’¡Todo el poder a los Soviets!’, aunque en Rusia y sólo en Rusia podrían haber ’significado lo mismo’ como dice Trotsky... En consecuencia la consigna ’¡Romped con la burguesía y tomad el poder!’ apunta a la lucha por un gobierno obrero y campesino, y opinamos nosotros que la consigna ’¡Todo el poder a los Soviets!’ apunta a la lucha por la dictadura del proletariado."
Esta separación no puede de ningún modo significar que se desligue la táctica de gobierno obrero y campesino de la necesidad de impulsar el surgimiento de organismos democráticos de las masas en lucha (soviets) que en perspectiva se transformen en órganos de poder.
Y esto es lo que hacen Moreno y Romero (y mucho más toda la práctica del MAS y la LIT en los ’80s): toman la frase del Programa de transición que dice "la consigna de soviets es el coronamiento del programa de reivindicaciones transitorias", significa que la "consigna de soviets", o sea la lucha por construirlos es igual a la de "¡Todo el poder a los soviets!" o dictadura del proletariado ¿Cuál es la consecuencia de esto?: que la lucha por los soviets correspondería sólo al momento de instaurar esa dictadura. Siguiendo la famosa analogía del tren que citamos en la primera parte de este artículo, ya no habría solo una "estación democrática", sino otra unos kilómetros más avanzada, la "estación de los gobiernos obreros y campesinos".
Comenzaremos entonces a desarrollar nuestra crítica a esta concepción.
NICARAGUA, 1979
Comenzaremos por el final. ¿Qué significa esa separación entre "gobierno obrero y campesino" y "dictadura del proletariado" por ejemplo en Nicaragua, país sobre el cual giraba la polémica?
En primer lugar es necesario aclarar )aunque resultaría evidente para cualquier historiador sensato) que Nicaragua por un lado y Rusia del ’17 por el otro tienen enormes diferencias no sólo referidas a la inexistencia de soviets y partido revolucionario, sino a las características de las direcciones pequeñoburguesas de esos procesos. En Rusia, como así también en Francia y España, los "Frentes Populares" estaban integrados por partidos y organizaciones obreras de masas (mencheviques en Rusia, PS en España del ’31, PS y PC en España y Francia del ’36) y en Nicaragua el FSLN era un partido ejército guerrillero de base campesina o de clase media urbana, con débil participación obrera.
¿Esto negaba la posibilidad de exigir la ruptura con la burguesía y la toma del poder? Posiblemente no. Pero, como mínimo, condicionaba enormemente esta política (muchísimo más que en Francia y España) pues, en las condiciones de Nicaragua, el "gobierno sandinista sin capitalistas" (que hubiera sido sin lugar a dudas una enorme conquista), para significar una transición a la dictadura del proletariado debía estar acompañado indefectiblemente por la lucha por la hegemonía de la ciudad y por ende del proletariado, sólo posible mediante la lucha por la construcción de organismos de tipo soviético, mayor intervención obrera, quiebra de la disciplina policiáco militar del FSLN, desarrollo del partido revolucionario, etc.
En cambio, un "gobierno sandinista sin capitalistas" en el caso hipotético de darle sin esta condiciones, o sea, sólo como subproducto de una enorme presión imperialista hacia la revolución, hubiera significado un gobierno basado en la estructura del FSLN que era la de un partido-ejército pequeñoburgués ultraburocrático. Más aún si tenemos en cuenta que el FSLN buscó armar un régimen negociado con el somocismo, plan que fue desbaratado por un intento de golpe de un sector de la Guardia Nacional somocista que obligó al FSLN a romper toda negociación con Somoza.
Parece mentira que en un trabajo escrito seis años después de la revolución nicaragüense se reivindique como "tarea central" y casi excluyente de los morenistas la lucha por el "gobierno sandinista sin capitalistas" sin indicar siquiera que el balance de lo ocurrido demostró que esta consigna aislada era complentamente impotente, y por esta vía, capituladora al sandinismo. Tanto es así que, sin llegar a romper con los capitalistas y luego de fracasar el intento de régimen negociado con el somocismo, el Gobierno de Reconstrucción Nacional del FSLN impuso una disciplina férrea en todos los organismos embrionarios de las masas y expulsó a la Brigada Simón Bolívar entregándola a la policía panameña, por intentar organizar sindicatos semi-independientes del gobierno (*****). Intervenir en la revolución nicaragüense con la armazón teórica del trotskismo, que considera las consignas como ¡Romped con la burguesía! ¡Tomad el poder! como armas poderosas, pero sólo episódicar y como parte de una política de conjunto que incluye como aspecto fundamental la lucha porque surjan y se desarrollen organismos de tipo soviético, hubiera permitido no quizás modificar el curso de los acontecimientos (por la débil implantación de los trotskistas) pero sí prepararse para la feroz lucha planteada previendo, por ejemplo, "detalles" como la expulsión dela BSB.
Parece mentira que en este texto relativo a Nicaragua, al que se le da tanta importancia como para publicarlo junto al Programa de Transición para educar a las nuevas camadas de cuadros trotskistas, ni se hable de los oportunistas como el Secretariado Unificado de Mandel que, bajo la excusa precisamente de la táctica del gobierno sandinista y se negaron a defender a la BSB de la policía. Esta cuestión llevó en su momento a la ruptura de la corriente morenista con el S.U., en el cual militaban desde hacía dieciseeis años y ¡Ahora ni se nombra! Nos dirán que en el ’85 se trataba de combatir a los "sectarios sovietistas". ¡Que vergüenza! Es que esta carta trataba de hacer pasar una concepción que se empezaba a aproximar a la del S.U., que a su vez es copia de la de los "poumistas" y "sapistas" de los ’30s.
La "teoría de la revolución" de Moreno que sostenía que "hoy tenemos que formular que no es obligatorio que sea la clase obrera y un partido marxista revolucionario el que dirija el proceso de la revolución democrática a la revolución socialista", la existencia de estos organismos para que la hipotética ruptura de las direcciones pequeñoburguesas con la burguesía y el imperialismo pueda significar, como dice el Programa de Transición, "un corto episodio en el camino de la verdadera dictadura del proletariado". Entonces, la táctica de gobierno obrero y campesino es válida en sí misma y, como los soviets "no han vuelto a surgir", aquella se transforma en estrategia.
¿POR QUE LOS SOVIETS "HAN SIDO LA EXCEPCION"?
Moreno y Romero se preocupan por señalar que desde la segunda posguerra, los soviets "han sido la excepción o simplemente no han vuelto a surgir".
La realidad de la revolución boliviana del ’52, la chilena del ’73, la polaca del ’80-’82, por sólo poner algunos ejemplos, demuestra que es totalmente falsa la afirmación de que "prácticamente no han vuelto a surgir". Pero entonces, ¿Por qué "han sido la excepción"?
Moreno y Romero no se preocupan por responder esta cuestión. Es sólo un hecho (una prueba más de que realmente no les interesa la lucha por la dictadura del proletariado). Dan a entender que el surgimiento de organizaciones amplias de combate de las masas no es una tendencia natural de todo proceso revolucionario, por lo que cabría interpretar que los organismos de tipo soviético son una invención de mentes febriles y no los organismos que requiere toda lucha seria del proletariado arrastrando al resto de las masas explotadas y oprimidas, como lo demostraron centenares de revoluciones obreras heróicas, derrotadas, desviadas o que a lo sumo dieron lugar a estados obreros monstruosamente deformados.
En realidad, lo que ocultan escandalosamente es que la "norma" desde la primera posguerra, y mucho más desde la segunda, fue la oposición a sangre y fuego de las direcciones contrarrevolucionarias, fundamentalmente el stalinismo y la socialdemocracia, a toda tendencia a la autorganización de las masas, o sea soviética.
Parece mentira que dirigentes que se dicen trotskistas, tras la fórmula "los soviets han sido la excepción", no se detengan a nalizar por qué, y oculten así la sangrienta historia de las revoluciones en la época imperialista. Que no digan que la burguesía y sus agentes al interior del movimiento obrero sacaron interior del movimiento obrero sacaron sus lecciones contrarrevolucionarias de la revolución rusa y liquidaron las revoluciones de la primera posguerra, en las cuales surgieron los consejos obreros por doquier, aislando a la URSS. Que no señalen que los principales dirigentes revolucionarios (salvo Lenin) que luchaban por desarrollar la autorganización de las masas terminaron asesinados: Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht a manos de la soldadesca fascistoide del "socialdemocrata" Noske, Trotsky por la piqueta stalinista. Que en España hubo "dos contrarrevoluciones": la franquista y la más pérfida, la que llevó adelante el stalinistmo en el mayo catalán del ’37 liquidando lo mejor de la vanguardia española, entre ellos a Andrés Nin y los centristas del POUM.
Parece increible que no planteen que el stalinismo, que salió fortalecido de la guerra y se transformó en cogarante del orden mundial de Yalta, extendió la "experiencia española" transformándose en el más grande enemigo mortal de toda tendencia a la autorganización. Parece mentira que los trotskistas Moreno y Romero olviden la gloriosa insurrección de Saigón y el aplastamiento a sangre y fuego de los soviets del sur de Vietnam, a manos del stalinismo y del imperialismo francés, que incluyó la mascre de toda una generación de dirigentes trotskistas con Ta Thu Thao a la cabeza.
¿Será necesario recordarles los procesos de embriones soviéticos en los estados obreros aplastados por el stalinismo, en Alemania del ’53, Hungría del ’56, Checoslovaquia del ’68, Polonia del ’80-’82; o el rol jugado por el PC Chileno boicoteando los poderosos cordones industriales en el ’73. Por último , también debemos "recordar" que los partidos pequeñoburgueses dirigentes de los "febreros triunfantes" liquidaron también toda tendencia a la autorganización de las masas, precisamente por tratarse de revoluciones en países de baja composición obrera y por estar dirigidas por partidos-ejércitos guerrilleros (Yugoslavia, China, Cuba, Vietnam, etc.)
En suma, la apreciación aparentemente ingenua de que "los soviets fueron una característica de las revoluciones de la primera posguerra, pero en adelante han sido la excepción o simplemente no han vuelto a rugir" sólo pueden ser consideradas producto de la más crasa ignorancia en el mejor de los casos o directamente un intento deliberado de limpiar el "río de sangre" que, según Trotsky, nos separa de los stalinistas (y de toda dirección contrarrevolucionaria).
Esto hace más clara aún la afirmación de que "en Rusia y sólo en Rusia podrían haber ’significado lo mismo’ (la exigencia de gobierno obrero y campesino, y el llamado ¡Todo el poder a los soviets! como dictadura del proletariado)". Debe interpretarse como que "en Rusia y sólo en Rusia" la táctica de gobierno obrero y campesino es sólo una consigna más en el programa de la dictadura del proletariado, mientras que "en todas partes salvo en Rusia" es una estrategia y la dictadura del proletariado queda para las calendas griegas.
EN QUE TERMINARON LAS REVOLUCIONES DEMOCRATICAS TRIUNFANTES Y LOS GOBIERNOS OBREROS Y CAMPESINOS DE LA POSGUERRA
La otra cuestión clave que ocultan Moreno y Romero es cómo terminaron las "revoluciones de febrero triunfantes" y los "gobiernos obreros y campesinos" surgidos en la posguerra:
A) Las "revoluciones democráticas triunfantes" terminaron en su mayoría en regímenes burgueses sin llegar siquiera a "gobiernos obreros y campesinos" de ruptura con la burgesía. Por ejemplo, en Nicaragua volvió la drecha al gobiern y en Irán se entró en una guerra fraticida de ocho años con Irak.
B) En contadas excepciones terminaron dando origen a estados obreros monstruosamente deformados.
C) Donde surgieron gobiernos obreros y campesinos que no llegaron a la expropiación de la burguesía, como Argelia, terminaron retrocediendo a regímenes burgueses.
Es decir, de hecho probaron que por no haber existido organizaciones soviéticas con el proletariado y un partido revolucionario dirigentes, los "triunfos" o "brillantes victorias" parciales, como diría Trotsky, se perdieron o se volvieron en contra de las masas, ya que no significaron la antesala de la "dictadura del proletariado", única forma de preservar efectivamente las conquistas y extenderlas y desarrollarlas.
LA FALSIFICACION DE LAS POSICIONES DE TROTSKY PARA FRANCIA Y ESPAÑA EN 1936
Veamos ahora cómo Moreno y Romero recortan citas, las sacan de contexto, ocultan los aspectos centrales de la política de Trotsky para España y Francia del ’36, con el objetivo de hacer pasas su concepción de que éste planteaba como "tarea central" excluyente la táctica de "gobierno obrero y campesino" separada de la estrategia soviética. Un poco más de "imaginación" y le hacen decir a Trotsky que es una estrategia.
Falsificación nro. 1: Moreno y Romero extraen citas a favor de la política de ¡Romped con la burguesía y tomad el poder! sin decir que lo central de la polémica de Trotsky es con tendencias oportunistas que capitulaban planteando consignas como "¡El Frente Popular al poder!". Este era el caso, en 1935 y 1936, de dirigentes defensores del POUM como Maslow y Ruth Fischer. Desconocer esto es desconocer una parte esencial de la historia del trotskismo. En este marco, Trotsky mantiene una discusión "táctica" con Jean Rous que, contra todos los que planteaban ¡El Frente Popular al poder!, levantaba ¡Abajo el Frente Popular!. Como el Frente Popular contaba con apoyo de masas, Trotsky propone que, para evitar que la política de los bolcheviques leninistas franceses sea entendida como de "hostilidad contra el frente de las masas mismas", se levante la consigna de "Echemos a los políticos burgueses del Frente Popular". Es decir, la discusión de principios no era contra los sectarios sino contra los oportunistas, a los cuales señalaba que "en nuestra época, el Frente Popular es la cuestión principal de la estrategia de clase proletaria", la que establece la "diferencia entre bolchevismo y menchevismo".
La carta de Moreno y Romero falsivica la historia dando a ententder que Trotsky polemiza con sectarios y no señala, ni al pasar, el gran peligro oportunista que entraña para los revolucionarios la presión del Frente Popular.
Falsificación nro. 2: Muchas citas provienen de un trabajo titulado "Trotsky y el Frente Popular" de Jean Paul Joubert, publicado en Cahiers León Trotsky nro. 9. Contra la contraposición que Moreno y Romero plantean entre gobierno obrero y campesino y dictadura del proletariado, es decir, entre consignas como ¡Romped con la burguesía y tomad el poder! y ¡Todo el poder a los soviet!, el autor del trabajo se esmera en dejar sentada la insistencia de Trotsky en la Francia del ’35 y ’36 en la unidad de la lucha por la táctica de gobierno obrero y campesino (¡Echar a los radicales del Frente Popular!) y la estrategia de organismos de tipo soviético, dirigida a la dictadura del proletariado.
Transcribiremos entonces, a modo de ejemplo, una cita publicada en el mismo trabajo que citan Moreno y Romero.
"Estos medios (de echar a los radicales) están indicados por el VII Congreso de la Comintern. La resolución concerniente al fascismo preconiza la construcción para todos los lugares donde sea posible de amplios oranismos electivos de las masas populares. Fijáos en el segundo capítulo, parágrafo tercero, de la Resolucón Dimitrov. Es una cuestión de órganos de clase sin partido de frente único creados por elecciones. Debemos adueñarnos de él. Lo que ha sido para nosotros durante un cierto período la consigna "Frente Unico", "Alianza Obrera", el mismo rol debe ser jugado ahora por la consigan de creación de organismos representativos de masas de frente único (en perspectiva de soviets). Debemos declarar abiertamente: ’no estamos de acuerdo con el contenido de la resolución Dimitrov porque ella preconiza la colaboración de clase, pero en esta moción hay un parágrafo, progresista y extremadamente importante’.
Debemos propagar esta consigna también entre los stalinistas con la moción Dimitrov en la mano. Es totalmente claro que la constitución de organismos electivos significa la eliminación todal o casi de los radicales o aún de los socialistas de derecha. En todos los lugares donde las masas estarían prestas a crear un organismo ad hoc, ellas asegurarían la preponderacia de los elementos revolucionarios. Es por eso que la consigna ’negativa’ ’Echar a los diputados’ debe ser completada por la consigna ’constructiva’ ’Cread las bases honestas y eficaces del Frente Unico’. (Hace falta aún encontrar la fórmula concreta clara). Todos nuestros propagandistas, todos nuestros jóvenes, deben lanzar la consigna con todas sus fuerzas. Una campaña tal promete más que la campaña en favor de la milicia obrera, y al mismo tiempo, la primera prepara el terreno para la segunda" (destacado nuestro) (Carta de Trotsky a Jean Rous, 17 de setiembre de 1935, con el permiso de la Houghton Librery. Publicado en Cahiers León Trotsky, nro. 9, páginas 45 y 46 ).
El autor del trabajo insiste una y otra vez: "Durante toda el otoño Trotsky vuelve sobre esta idea: prepara la huelba general constituyendo comités de acción como transición nacia los soviets apoyándose en la resolución Dimitrov. Explica que durante la lucha en Toulon y Brest, los obreros habrían, sin dudar, construído tales organismos si los hubieran llamado a hacerlo. De la misma forma, luego de los alzamientos en los cuarteles contra la prolongación del tiempo de servicio militar (rabiot) donde, con una política más ofensiva, se hubiera podido lanzar con éxito la consigna de ’elección de delegados por compañía’" (Trotsky y el Frente Popular, Jean Paul Joubert, Cahiers León Trotsky nro. 9).
Como vemos, Trotsky plantea "completar" la consigna "negativa" de "Echar a los radicales (del Frente Popular)" con la consigna "constructiva" de "Cread basese honestas y eficaces del frente único" "en la persperctiva de soviets".
Esto no era producto de ningún "dogmatismo" sino que planteaba los organismos de las masas en lucha (comités de acción, soviets) como forma de "preparar el terreno" para la "campaña en favor de la milicia obrera" (clave en la situación francesa donde existían bandas fascistas), de desarrollar el partido (como veremos más adelante) y como forma de indicar los medios para poder "echar a los radicales del Frente Popular". Esto no niega que a veces Trotsky invirtiera la fórmula y planteara que el desarrollo de la milicia abriría el camino a los soviets. Lo que nunca hizo fue separar las consignas episódicas de la política soviética, como veremos a continuación.
Falsificación nro. 3: Moreno y Romero transcriben, como señalamos al principio de este punto, la tesis nro. 10 del documento "El nuevo ascenso y las tareas de la IV Internacional", del 3 de julio de 1936, en pleno ascenso francés y español. En el mismo sentido de lo que planteamos antes, ocultan la tesis nro. 17 del mismo documento que señala:
"La participación en la lucha viviente, siempre en primera línea del frente, el trabajo al interior de los sindicatos y la construcción del partido, todo ello va a la par, una tarea sostiene a la otra. Todas las consignas de combate -control obrero, milicia obrera, armamento de los obreros, gobierno obrero y campesino, socialización de los medios de producción- están indisolublemente ligadas a la creación de soviets de obreros, campesinos y soldados". (destacado nuestro).
Moreno y Romero plantean en la trampa teórica que ya señalamos, además de una separación artificial entre Gobierno obrero y campesino y Poder soviético, que la simple consigna de "soviets" (no ya la de ¡Todo el poder a los soviets!) "corona" el Programa de Transición, con lo cual dan a entender que no se plantea salvo en el momento de la toma del poder. En la tesis que transcribimos Trotsky liquida la discusión, sintetizando su verdadera posición de que "todas las consignas de combate" entre las que se encuenta la de "gobierno obrero y campesino" al mismo nivel que otras (no por asomo como consigna central y menos aún aislada) "estan indisolublemente ligadas a la creación de soviets de obreros, campesinos y soldados".
TROTSKY LIGA "INDISOLUBLEMENTE" LA TACTICA DE GOBIERNO OBRERO Y CAMPESINO A LA ESTRATEGIA SOVIETICA
Como síntesis de todo lo que hemos expuesto, sostenemos que Trotsky considera una táctica muy importante la de gobierno obrero y campesino para enfrentar la alianza del proletariado con la burguesía expresada en el Frente Popular, con consignas como ¡Rompan con la burguesía y tomen el poder! ¡Fuera los ministros capitalistas! o incluso antes del Frente Popular gobierne con consignas como !Echemos a los radicales del Frente Popular!
Es cierto que no condiciona la utilización de esta táctica a
la"exigencia"de soviets o de partidos revolucionarios de masas.Pero su estraregia es luchar porque surjan y se desarrollen ya que esta es la única forma de que un gobierno obrero y campesino sea "un corto episodio en el camino hacia la dictadura del proletariado" cuya forma es el poder de los soviets.
Trotsky nunca plantea la lucha por el surgimiento de los soviets como el "coronamiento" de nuestro programa para el momento de la toma del poder por el proletariado,como pretende hacernos cree Moreno-Romero. Para España en 1931
planteaba:"En realidad los soviets se constituyen cuando el movimiento revolucionario de las masas obreras, aunque se hallen lejos todavía de la insurrección, engendra la necesidad de una organización amplia y prestigiosa capaz de dirigir los combates político y económicos que abarcan simultaneamente establecimientos y profesiones diversas. Sólo a condición de que los soviets, durante el periodo preparatorio de la revolución, penetren en el seno de la clase obrera,resultarán capaces de desempeñar un papel directivo en el momento de la lucha inmedita por el poder.
Ciertamente, la palabra soviet ha adquirido ahora, después de 13 años de existencia del régimen soviético, un sentido considerablemente distinto al que tenía en 1905 o a principios de 1917, cuando los soviets surgían no como órganos del poder, sino únicamente como organizaciones combativas de la clase obrera. La palabra Junta, íntimamente ligada con toda la historia de la revolución española, expresa de un modo insuperable esta idea. La creación de Juntas obreras está a la orden del día en España".
Así ligaba permanentemente la creación de los soviets a "todas las consignas de combate -control obrero, milicia obrera, armamento de los obreros, gobierno obrero y campesino, socialización de los medios de producción-" incluso a las demandas democráticas o "mínimas": "En la fase actual [España, 1931], las Juntas son la forma organizada del frente único proletario, para las huelgas, para la expulsión de los jesuitas, para la participación en las elecciones a las Constituyentes, para el contacto con los soldados, para el apoyo al movimiento campesino. Es sólo a través de las Juntas, que engloban al núcleo fundamental del proletariado, como los comunistas podrán asegurar su hegemonía entre el proletariado y, por consiguiente, en la revolución."
ARGENTINA: "1982, COMIENZA LA REVOLUCION" O 1983, COMIENZA LA CLAUDICACION
En el folleto "1982, comienza la revolución" Moreno da un ejemplo vivo de su concepción. Allí plantea que "En estos momentos, como no existen aún en la Argentina organismos de poder de las masas como fueron los soviets o los sindicatos revolucionarios, todavía tenemos que levaantar una consigna más abstracta y general: por un gobierno socialista u obrero y socialista. Pero debemos prepararnos para detectar el surgimiento de esos organismos de poder de las masas. Y también, en caso de que no parezcan, o sean débiles, o se den simultáneamente con la aparición de partidos burgueses o pequeñoburgueses que se enfrenten objetivamente con el imperialismo, debemos estar preparados para llamar a esos partidos -que hoy no existen- a que tomen el poder y rompan con la burguesía, es decir al gobierno obrero y campesino o -en nuestro caso- obrero y popular"
Como vemos acá reaparece el objetivismo "inocente" de levantar la táctica de gobierno obrero y campesino en caso de que los soviets "no aparezcan o sean débiles", como si el partido revolucionario no asumiera ninguna responsabilidad en impulsar su desarrollo. Se presenta como una alternativa ¡Todo el poder a los soviets! En caso de que "aparezcan", o gobierno obrero y campesino si lo que "aparecen" son "partidos burgueses(!?) o pequeñoburgueses que se enfrenten objetivamente con el imperialismo".
Entonces la tesis morenista de que "¡Romped con la burguesía y tomad el poder! apunta a la lucha por un gobierno obrero y campesino" y que "¡Todo el poder a los soviets! apunta a la lucha por la dictadura del proletariado." no es un problema de precisión de consignas sino que se transforman en posibilidades alternativas. Y al no levantarse, como ya explicamos en el punto referido a programa, ninguna consigna tendiente a impulsar organismos de autodeterminación de las masas, la dictadura del proletariado (el poder soviético) queda liquidado (o a lo sumo para una etapa posterior), y el gobierno obrero y campesino (como gobierno de los partidos reformistas en ruptura con la burguesía) se transforma en estrategia. Es decir, a la "inevitable" etapa "democrática" debemos sumar otra "etapa inevitable", la de la lucha por el gobierno obrero y campesino:
UN SALTO ESCANDALOSO: GOBIERNO OBRERO Y CAMPESINO...¡¡CON PARTIDOS BURGUESES!!
En la cita que trancribimos más arriba se afirma que si se da "la aparición de partidos burgueses o pequeñoburgueses que se enfrenten objetivamente con el imperialismo, debemos estar preparados para llamar a esos partidos -que hoy no existen- a que tomen el poder y rompan con la burguesía, es decir al gobierno obrero y campesino o -en nuestro caso- obrero y popular". Podría pensarse que el dislate de llamar a "partidos burgueses" a que "rompan con la buguesía" es producto de un error de imprenta en el texto. Sin embargo, en "Conceptos políticos elementales", otro folleto de Moreno esta vez acompañado por Mercedes Petit, se vuelve a colocar esta cita íntegra y exactamente igual a como está en "1982...".
Este salto revisionista ecandaloso tiene una confirmación en la política concreta del MAS. En el folleto "Conceptos ..." se recuerda (y, desde ya, reivindica) la política sostenida en marzo de 1985 : "proponemos a determinados partidos, enpezando por el Comunista,formar una alianza electoral o frente político, para abrir un nuevo horizonte al país"(!?)... "juntos... podríamos llamar al Partido Intransigente no sólo a una lucha unida contra el FMI sino a que revea su negativa a formar una alianza electoral, invitándolo a acordar con nuestro programa socialista ..."
¡En el mismo año que se escribía la carta a Hardy, queriendo defender la táctica de gobierno obrero y campesino transformada en estrategia bajo ropaje "ortodoxo", se llamaba al PI, un partido burgués, a acordar con "nuestro programa socialista"! ¡No por casualidad el MST (los más fervientes seguidores del morenismo en la argentina) utilizó este ejemplo para llamar a un frente electoral al Frente Grande (un partido burgués)!
LA LIT EN LA ACTUALIDAD Y EL "GOBIERNO DE UN OBRERO Y UN CAMPESINO" POR LA VIA ELECTORAL
En este punto sólo tomaremos, a modo de ejemplos, la política de la sección brasileña de la LIT que no fue criticada públicamente por ninguno de los partidos que integran ese agrupamiento. En marcha hacia las elecciones presidenciales que se dieron en 1994, levantaron como "apicación" de la fórmula de gobierno obrero y campesino "Que Lula, Bisol, debió renunciar por "corrupción", acusado de obtener beneficios para sus "campos") y, desde ya, levantaba una política de total colaboración de clases.
En este caso, se llevó la deformación centrista de esta táctica al extremos: a) al formularla sin la exigencia categórica de que rompa con la burguesía y el imperialismo; b) se "personficaba" el gobierno en los dirigentes traidores y no se planteaba un gobierno de las organizaciones obreras y campesinas, es decir, transformando la táctica de gobierno obrero y campesino en una fórmula presidencial (******); c) se planteaba por la vía electoral burguesa, colmo de la deformación, alimentando la ilusión de las masas en este mecanismo de dominación y liquidando todo aspecto progresivo de esta fórmula.
CONCLUSION
Como no podría ser de otra manera, el destripamiento de la Teoría de la Revolución Permanente hecho por Moreno y su corriente, transforma a ésta de una teoría programa para la lucha consciente por la revolución proletaria, en una versión hegeliana de la "astucia de la historia" (o de la razón). A través de sus necesarias "etapas" democráticas, de gobierno obrero y campesino, etc., llega de la misma forma abstrusa que Hegel al "triunfo de la revolución socialista internacional".
Una teoría de este tipo necesita falsificar, cuando no directamente ocultar u olvidar, la lucha por la estrategia soviética.
En el terreno de construcción del partido revoluciónario, una teoría como la de Moreno que opina que, salvo en la etapa final, el "tren" de la revolución puede recorrer las distintas "estaciones intemedias " sin necesidad del "maquinista revolucionario", sólo puede llevar a una concepción anti-leninista, es decir, centrista, del tipo de partido. (*******)
NOTAS
(*) Decimos semimenchevique y no directamente menchevique porque, a pesar de sus excesos más burdos (como afirmar que "es una conquista la derrota del fascismo aún en el marco del estado burgués" como programa), se mantiene sin embargo formalmente en el terreno de la teoría "de la revolución socialista". El semimenchevismo en la teoría da lugar, en consecuencia, no a partidos reformistas sino a organizaciones centristas como el MAS y la LIT en vida de Moreno. (Ver artículo "Partido Centrista o Partido Leninista, en ésta revista).
(**) Ver artículo "Apuntes para una historia del trotskysmo"
en esta revista, acerca de la actuación del PST en los años ’74 y ’75.
(***) Para ampliar este tema, ver artículo sobre "Las reivindiciones Mínimas y democráticas...", Pág. 23
(****) De nuevo nos encontramos con una intepretación centrista del concepto de "norma". Lo que para los marxistas constituye el camino más eficaz y económico, es degradado en Moreno a una simple descripción de "lo que se da". Basándose en el concpto vulgar de "norma" desnaturaliza el concpto marxista de norma programática.
(*****) Ya en 1985 había elementos más que suficientes para comprender la deriva derechista del FSLN que se integró (al igual que el FMLN en El Salvador) al estado burgués semicolomial constituyendo o formando parte de su columna vertebral: las fuerzas armadas.
(******) Hay que reconocer que esto no es un invento del PSTU, sino parte de las teorizaciones de Moreno sobre la necesidad de "personalizar", que lo llevó, por ejemplo en 1985, a agitar en Bolivia "Por un gobierno Lechín’Flores" (dirigentes de la COB y de la central campesina, respectivamente).
(*******) A esto está referido el artículo "Partido Centrista o Partido Leninista", Pág. 33
1) Como ya criticamos en Estrategia nro. 3, bajo el título "¿Cómo caracterizar una revolución?", Moreno, análogamente a la posición de Preobrajhensky frente a Trotsky en China, deduce el carácter de una revolución por una lógica abstracta de la base económica". Preobrajhensky en aquella vieja discusión del 28 señalaba que la economía atrasada nacional china imposibilitaba la dictadura del proletadiado, y deducía que a tareas democrático burguesas dela revolución china correspondía una etapa, anterior a la dictadura proletaria, una revolución inevitablemente democrático burguesa. Moreno parte del hecho cierto de la base económica internacional del sistema capitalista en decadencia para deucir que todo proceso reovolucionario, al ser "objetivamente socialista", empuja hacia la expropiación de la burguesía, a "iniciar la revolución socialista" más allá de que clase y partidos dirijan el proceso. El primero parte de una "lógica abstracta de la base económica nacional atrasada; Moreno de una lógica abstracta de la base económica" madura para la revolución socialista a escala mundial.
En Estrategia nro. 3 respondíamos, siguiendo a Trotsky contra el objetivismo de Moreno, que el carácter de una revolución no puede deducirse de antemano por su base económica, que en una revolución tanto "la mecánica (poniendo bajo este nombre no sólo la fuerza motriz sino también su dirección) y los resultados... poseen un carácter sociológicamente indeterminado"; que dependerá de la lucha de clases y partidos, de los resultados de la lucha entre las fuerzas vivas de la revolución y la contrarrevolución, nacional e internacionalmente, y de su "expresión política", es decir, sus direcciones.
2) En el Programa de Transición, dentro del capítulo de "Gobierno Obrero y Campesino", Trotsky señala: "... no se puede negar categóricamente, por anticipado, la posibilidad teórica de que, bajo la influencia de circunstancias completamente excepcionales (guerra, derrota, crack financiero, presión revolucionaria de las masas, etc.), los partidos pequeñoburgueses, incluyendo a los stalinistas, puedan ir más lejos de lo que ellos mismos quieren en la vía de una ruptura con la burguesía".
Moreno intenta darle base fáctica a su teoría sosteniendo que la excepción del Programa de Transición, dejó de ser excepción y se convirtió en regla en toda la posguerra: "La nueva etapa revolucionaria que se inicia con la derrota de Stalingrado del ejército nazi y abre una etapa de revoluciones triunfantes que se extiende hasta el presente... ", decía Moreno en 1984 en "Revoluciones del Siglo XX". Es obvio que eso sólo podría sostenerse en la inmediata posguerra, entre el 43 y el 48; mientras bajo el "orden de Yalta" las revoluciones triunfantes cubana y vietnamita fueron verdadera excepciones aisladas en un sinnúmero de revoluciones socialistas derrotadas, desviadas y traicionadas en el mundo semicolonial. Con la misma lógica de convertir la excepción en regla, pero para demostrar lo contrario, ciertos apologistas del capitalismo hoy sostienen que en base al "boom" capitalista en Corea y algunos países de sudeste asiático, se desarrollan las fuerzas productivas y el capitalismo avanza en el conjunto de los países semicoloniales.
Como vemos, entonces, es una generalización de esas excepciones convertidas en nueva norma programática, o lo que es lo mismo otra teoría, distinta a la Permanente.
A quienes defienden la teoría de Moreno hay que preguntarles, ¿Cuáles fueron las causas de que no triunfara la revolución socialista en la aplastante mayoría de los procesos revolucionarios en las colonias y semicolonias? Para responder a esa pregunta solo hay dos respuestas.
Si la teoría morenista es correcta y pueden lograrse, como norma, revoluciones socialistas triunfantes por la fuerza de los factores objetivos, entonces las que no triunfaron, la mayoría, fue debido también a causas objetivas, y no importa, o solo importa secundariamente, el rol que hayan jugado los stalinistas o pequeñoburgueses. Pero, ¿Cómo sostener que las condiciones objetivas de las revoluciones socialistas que triunfaron con direcciones contrarrevolucionarias estuvieron presentes en toda la posguerra (y no sólo en un período excepcional de "guerra, crack, crisis... del 43 al 48), y admitir, al mismo tiempo, que la mayoría fue derrotada por cuestiones objetivas? Es un contrasentido: ¿Las condiciones del 43 al 48 subsistieron durante toda la posguera salvo... en la aplastante mayoría de los casos?
No desconocemos que tanto corrientes "mandelistas" como "morenistas" pretenden considerar como un abuso la interpretación de que Trotsky previó en el Programa de Transición los fenómenos de las dictaduras proletarias deformadas de la segunda posguerra, en su célebre cita (que reproducimos al comienzo de esta nota).
"Mandelistas" y "morenistas" pretenden que fenómenos como los de las revoluciones china o cubana son completamente "nuevos" e imprevistos por la teoría marxista ya que Trotsky nunca previó que la "ruptura con la burguesía" (de la que habla cn la cita en cuestión) podría llegar a que esas mismas direcciones expropien a la burguesía, es decir, instauren dictaduras del proletariado aunque burocráticamente deformadas.
Nosotros creemos que el único abuso que hay es el de nuestros teóricos: los "mandelistas" para hacer una apología del carácter revolucionario de las direcciones pequeñoburguesas que dirigieron las revoluciones de posguerra, los "morenistas" para sostener la teoría de la "revolución objetivamente socialista". Ambas interpretaciones, aunque por distintas vías, "corrigen" a Trotsky en clave revisionista.
3) La teoría de la revolución de Moreno afirma contra la Permanente de Trotsky lo siguiente:
a) Valiéndose de una "trampa teórica" Moreno ataca un presunto "subjetivismo" de la teoría de Trotsky. Pero es completamente falso que, como dice Moreno, la Permanente (en su versión definitiva del 28) esté estructurada alrededor de los sujetos (clase y partido) de la revolución. Como está claro en la Tesis 1ra., la Permanente versa "sobre el carácter, el nexo interno y los métodos de la revolución internacional...". Donde, justamente, "el carácter" significa que la Permanente supera la "distinción entre países ’maduros’ y ’no maduros’ para el socialismo en el sentido de la clasificación muerta y pedante" que establecían los stalinistas, como dice la Tesis 11a. Con lo cual el ataque de Moreno al "subjetivismo" de las Tesis no tiene ningún asidero. En realidad, todo el ataque es para construir una nueva teoría ya que, según Moreno, la teoría de la revolución debe estructurarse en torno al contenido social objetivo, es decir, una teoría objetivista que liquida la interrelación dialéctica que contiene la Permanente entre el contenido social objetivo de la revolución y los sujetos que la realizan.
b) Moreno construye una nueva norma programática para la transformación "de la revolución democrática a la socialista" que reemplaza los sujetos social y políticos revolucionarios, por el campesinado y partidos stalinistas o pequeñoburgueses. En la teoría de la revolución de Moreno, basado en la exacerbación de los factores objetivos, no se descarta que esos partidos puedan jugar un rol revolucionario nacional en los países coloaniales, semicoloniales o atrasados, y se le asigna un papel socialista revolucionario objetivo al campesinado, independiente de la clase obrera. Esto es un ataque en regla, que no deja piedra sobre piedra de la teoría trotskyista que expresa en la Tesis 2da.: "en particular de los (países) coloniales y semicoloniales , la teoría de la revolución permanente significa que la resolución íntegra y efectiva se sus fines democráticos y de su emancipación nacional sólo puede concebirse por medio de la dictadura del proletariado, empuñando este el Poder como caudillo de la nación oprimida y, ante todo, de sus masas campesinas". Complementándose con la Tesis 4ta. donde se afirma que: "... la realización de la alianza revolucionaria del proletariado con las masas campesinas sólo es concebible bajo la dirección política de la vanguardia proletaria organizada en Partido Comunista...". Si no llegó al ’sustitucionismo’ de Deutscher, que sustituyó de las Tesis la categoría de "Partido Comunista", entendidos como partidos marxistas revolucionarios, por los Partidos Comunistas existentes, es decir, stalinistas; fue porque consideró que el campesinado y los partidos pequeñoburgueses o stalinistas, estancaban la revolución a escala nacional e instauraban regímenes burocráticos. Pero fue una suerte de sustitucionismo en als revoluciones nacionales; ya que, según Moreno "hay que agregar" a las Tesis que "no es obligatorio clase obrera y partido marxista" porque "la fuerza objetiva de la revolución mundial" permitió que "partidos pequeñoburgueses... inicien la revolución socialista". Con lo que:
c) Separa la revolución nacional de la internacional, y con ello liquida uno de los principales sentidos de permanencia de la revolución socialista que como lo expresa la Tesis 10a. "empieza en la palestra nacional, se desarrolla en la internacional a su término y remate en la mundial". Para la nueva norma programática de Moreno, dado que la revolución nacional pueden llevarla adelante sujtos no revolucionarios, existe una primera etapa socialista nacional; y, en última instancia, en la teoría de Moreno el rol de la clase obrera y de los partidos trotskistas queda limitado a la lucha por "el régimen de la democracia obrera" y la extensión de la revolución a escala internacional.
d) Incorpora la categoría antitrotskista de "revolución democrática" entendida como "revolución" dentro de "los regímenes políticos de la burguesía, del estado burgués." Mientras para Trotsky la "revolución antifascista... está indisolublemente ligada a la Revolución Permanente", para Moreno es un nuevo tipo de revolución que Trotsky "no previó". Así construye una teoría semimenchevique y etapista en la lucha contra el fascismo y las dictaduras militares donde existe una etapa intermedia necesari anterior a la dictadura del proletariado, a la destrucción del estado.
|