Por Alejandra Ríos
El sábado 20/10 más de 150.000 personas tomaron las calles del centro de Londres y más de 20.000 marcharon en Glasgow (Escocia) y Belfast (Irlanda del Norte) para protestar contra el plan de ajuste del gobierno de la coalición de los partidos conservador y demócrata-liberal. Bajo un cielo típicamente plomizo los primeros contingentes se empezaron a dar cita a media mañana. Delegaciones de trabajadores estatales, sanidad, transporte, docentes y otros ramos llegaban en autobuses y trenes desde distintos puntos del país para concentrarse en la estación de Embankment –lugar de partida de la marcha.
La marcha arrancó a las 12hs pero las delegaciones tuvieron que esperar más de 2 horas para empezar –señal de que la participación era alta. La protesta fue convocada por la confederación de sindicatos TUC bajo el lema “Por un futuro que funcione”. Luego de la masiva protesta del 26 de marzo de 2011 donde medio millón de personas salieron a la calle y la ‘casi’ huelga general del paro de los estatales del 30 de noviembre de 2011 contra el ataque a las pensiones hay muestras de sobra del ambiente de oposición a los recortes que se vive entre los trabajadores, la juventud y los sectores más castigados por los ataques. El movimiento Occupy the Streets, de un impacto limitado pero con repercusión mediática y valor simbólico entre los activistas, cumplió su primer año en las calles. Aunque ya casi nadie lo nombra, el levantamiento en las barriadas pobres de los jóvenes sin trabajo fue otra manifestación de cómo pega la crisis capitalista.
Desde que asumiera el gobierno de la coalición se han visto cierre de servicios, ampliación de la edad para jubilarse, recortes de puestos de trabajo, falta de empleo para la juventud (los Ninis “ni trabajando ni estudiando”), aumento de los aranceles universitarios, recortes de los beneficios, etc. Sin embargo, las direcciones sindicales se limitan a convocar marchas sin llamar a acciones de lucha concretas que estén a la altura de los ataques y entre sus soluciones proponen medidas keynesianas de incentivar la economía para combatir el desempleo y la crisis, junto a un modelo de impuesto a los ricos, conocido como Robin Hood, que se convierte en una voz en el vacío ya que sólo los trabajadores a través de su propia organización son los que pueden proponer una alternativa en defensa de sus propios intereses.
En la marcha del 20/10 había una alta presencia de trabajadores de base de una amplia gama de sindicatos: UNISON (estatales, salud), UNITE (generales, limpieza, mantenimiento), RMT (transporte), PCS (dependencias gubernamentales), CWU (comunicaciones), UCU y NUT (docentes universitarios y primarios), también fue notoria la presencia del sindicatos de los electricistas (recientemente en lucha) y una fuerte participación de jóvenes y estudiantes universitarios y secundarios. En las pancartas se leía “¡No vamos a pagar la crisis!”, “Un futuro para todos”, “No a los recortes”. Tampoco faltaban los carteles pidiendo la convocatoria a la huelga general, una propuesta que se empezó a discutir más entre los activistas en los lugares de trabajo y en los colectivos y redes contra los ajustes. Con este telón de fondo, los sectores de las direcciones sindicales ubicados a la izquierda del Partido Laborista –que es la dirección histórica del movimiento sindical– y debido a la presión en la base, han llamado al ejecutivo de la TUC a que ponga fecha a la huelga general. Hasta el cierre de esta edición se han pronunciado a favor de esta medida el sindicato UNITE, uno de los más numerosos del país que agrupa a sectores precarizados que llevó a más de 10.000 trabajadores a la protesta, el RMT y el PCS. Este llamamiento, que por ahora es una ‘expresión de deseo’, podría empezar a indicar que Gran Bretaña se está acercando a sus vecinos al otro lado del canal – aunque la situación está muy por detrás que en España, Portugal y Grecia- ya que independientemente de la solidez de las economías de los estados, el denominador común son las medidas de ajuste para hacer frente a la crisis.
Miles de jóvenes estudiantes, que saben que les espera un futuro incierto aunque consigan un título, se plegaron a la marcha. Se hicieron presentes algunos con máscaras de Cameron (el primer ministro) con nariz de payaso, otros con máscaras del odiado ministro de Educación, muchos de ellos expresando su solidaridad con los trabajadores y la unidad en las luchas. En un verdadero ánimo de combate se podía leer en los carteles “Este es un gobierno de y para los ricos”, “Lo que hay que cortar es el cogote de Osborne” (Ministro de Economía), “Salimos a la calle porque recortan servicios básicos mientras rescatan a los bancos”, “Impuestos a los ricos”.
A lo largo del recorrido, jóvenes del colectivo contra los recortes "UK Uncut" (Reino Unido sin recortes) organizaron ocupaciones relámpago en negocios de las cadenas que evaden impuestos como la farmacéutica Boots, de moda Top Shop y de cafés Starbucks. Ya al final de la marcha, la red de los discapacitados contra los recortes –un grupo que ha sido blanco de brutales ataques– organizaron cortes de calles. Luego de más de cuatro horas de una ruidosa y animada marcha, llegamos a Hyde Park, en el centro de Londres, donde estaba convocado el acto final. Los oradores fueron diversos, desde dirigentes sindicales hasta el líder del Partido Laborista en la oposición, que fue abucheado por un sector. Durante el acto los manifestantes ovacionaron cuando uno de los líderes sindicales llamó a la huelga general y se votó a mano alzada la disposición de ir a la huelga. Esta expresión manifestada en un parque del centro londinense un sábado por la tarde hay que llevarla a los lugares de trabajo para que se convierta en una acción concreta que termine por imponer un plan de lucha que tire abajo a este gobierno de ricos. Una buena fecha sería hacerla coincidir con la convocatoria a la huelga del 14 de noviembre en varios países europeos. Ya está claro que la austeridad no está funcionando…
24-10-2012
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