Las elecciones presidenciales en Estados Unidos y la victoria de Obama han sido un hecho de importancia mundial antes y después de las mismas. Un análisis de los resultados se puede encontrar acá http://www.pts.org.ar/spip.php?article21599.
Las elecciones han dejado, también, un necesario debate luego de las declaraciones previas y las felicitaciones posteriores de gran parte de los presidentes latinoamericanos y el “progresismo” del continente. Creando expectativas en que la continuidad de Obama sería una buena señal para los pueblos de América Latina a la cabeza de las muestras de apoyo al presidente yanqui aparecieron figuras como Chávez, Dilma Rouseff o Cristina Kirchner. Esto no es nuevo, ya en 2008 en la Cumbre de las Américas, Chávez le regalaba al flamante presidente de Estados Unidos un emblemático libro “Las venas abiertas de América Latina”, cuatro años después el presidente venezolano fue por más y declaro “Si yo fuera norteamericano votaría por Obama”. Pero estas felicitaciones no fueron solo patrimonio de los “progresistas” de la región, también saludaron el triunfo de Obama el conservador presidente mexicano, Felipe Calderon, el gobierno de Franco en Paraguay (surgido del “golpe blando” contra Lugo) o el derechista ex presidente de Colombia, Alvaro Uribe, entre otros. Todos coincidieron en las buenas relaciones de sus gobiernos con EE.UU. y abogaron por la profundización de los vínculos durante el nuevo mandato de Obama. Parece ser que la retórica sobre la “patria grande” o la “unidad latinoamericana” se terminó haciendo efectiva en un amplio “frente único” de los gobiernos latinoamericanos detrás de la candidatura imperialista de Obama. Pero, ¿qué cambió realmente con Obama?
Lejos de las expectativas creadas, con un discurso diferente al de su antecesor (seguramente teniendo en cuenta que los EE.UU. son odiados en muchos lugares del mundo) en la presidencia G.W. Bush, Obama mantiene en lo esencial la política exterior del imperialismo yanqui. Continuó con la Guerra “antiterrorista”, los bombardeos en la zona de Pakistan, los ataques con aviones no tripulados se cobran cada día más víctimas civiles, manteniendo las tropas en Afganistan e Irak. La promesa del cierre de la base de Guantánamo luego de que se vieran las condiciones a las que son sometidos los detenidos, quedaron en la nada y se sigue torturando y violando los derechos humanos.
Tampoco para nuestro continente tuvo grandes cambios. Para los millones de inmigrantes de latinoamericanos (sobre todo de Centroamérica), las promesas de Obama sobre una reforma a las leyes migratorias siguen sin cumplirse, así las condiciones de vida de millones de inmigrantes siguen sin cambios, siendo utilizados como mano de obra barata y a merced de las persecuciones y deportaciones.
Se mantiene el bloqueo a Cuba. Los yanquis estuvieron implicados directa o indirectamente en los golpes de estado en Honduras y Paraguay. Sus principales aliados son los gobiernos más de derecha como los de Colombia, México o de varios países de Centroamérica que reciben ayuda financiera y militar en la llamada “guerra contra el narcos” y mantienen bases norteamericanas en varios países. En la Argentina el Kirchnerismo no se quiso quedar atrás y votó la Ley Antiterrorista, hoy utilizada para criminalizar la protesta social. ¿Esto es lo que Chávez votaría si fuera norteamericano?
Lejos de los discursos de defensa de “la patria grande” y de “enfrentamiento” al imperio de hace unos años, como cuando Chávez se jactaba de haber “enterrado” el plan imperialista del ALCA para América latina, el intento de mostrar a Obama como el mal menor, que la reelección será favorable para los intereses de millones de trabajadores y el pueblo pobre, es un intento de encubrir por parte de los gobiernos latinoamericanos y sus voceros la incapacidad de romper con el imperialismo.
En nuestros países muchas corrientes que se reivindican de izquierda y antiimperialistas ven en Chávez un modelo a seguir para que América del Sur avance hacia un supuesto “socialismo del siglo XXI” y la independencia, que se realizaría sin romper con el imperialismo ni tocar los intereses de las burguesías nacionales.
Por el contrario la ruptura de las cadenas que atan a los países latinoamericanos a las políticas del imperialismo yanqui no vendrán de depositar la confianza en los gobiernos que ven en la continuidad de las políticas de Estados Unidos pero con otro discurso “el mal menor”. Al igual que los hacen es sus propios países, estos gobiernos son enemigos de que los trabajadores, el pueblo y las minorías, que son las que más sufren las consecuencias de la crisis, tengan su propio partido que sea independiente de cualquier variante patronal (sea en EE.UU. entre republicanos y demócratas, como en las variantes patronales de nuestros países). Serán los trabajadores y el pueblo pobre los que con una política independiente de las burguesías cipayas y sus voceros, buscando unirse con la clase obrera estadounidense, empezando por los millones de inmigrantes latinos, lograrán romper las cadenas imperialistas.
11-11-2012
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