Ricard González El Cairo 11 DIC 2012 - 10:49 CET7
Los Hermanos Musulmanes, el movimiento del presidente egipcio Mohamed Morsi, y la oposición medirán hoy sus fuerzas una vez más en las calles. Ambos grupos han convocado manifestaciones multitudinarias para la tarde del martes en el barrio de Heliópolis. Si bien aún no está claro que las marchas acaben convergiendo en un mismo lugar, se teme que pueda haber nuevos enfrentamientos. De hecho, la madrugada del lunes, unos desconocidos han atacado con cócteles molotov y pistolas de balines a las docenas de opositores acampados desde hace más de dos semanas en la plaza Tahrir.
Desde que se inició la crisis actual, a raíz de la firma por parte del presidente Morsi de un decreto que le otorgaba poderes muy amplios, se ha agravado la polarización política que vive el país árabe, y se han producido enfrentamientos violentos entre partidarios y detractores del rais islamista. En un intento de implicar en el mantenimiento de la seguridad al Ejército, que hasta ahora ha mantenido una escrupulosa neutralidad, el domingo, el presidente Morsi firmó un decreto que concede a los militares la capacidad de arrestar a civiles, y les asigna el deber de preservar “las instituciones vitales” del país. Hasta el pasado mes de mayo, cuando se levantó el estado de emergencia, los soldados tuvieron esta potestad.
Tras una reunión entre varias personalidades políticas, presidida por el vicepresidente, Mahmud Mekki, pero a la que no asistió ninguno de los principales líderes de la oposición, el presidente Morsi aceptó la propuesta de derogar su decretazo. Ese mismo día, el sábado, aprobó una nuevo decreto que cancela el anterior, y que no contiene sus puntos más controvertidos. Entre ellos, el que situaba a rais por encima de la ley, y sus decisiones fuera del alcance de la justicia.
No obstante, el gesto no sirvió para aplacar a la oposición, que también le exigía que suspendiera el referéndum sobre el borrador constitucional apadrinado por los islamistas y que se debe celebrar este sábado. Todas las corrientes islamistas, incluido las salafistas, apuestan por el sí, mientras que las fuerzas de la oposición aún se debaten entre hacer campaña por el no o boicotear la consulta.
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