Medio Oriente es la zona más inestable del planeta. El reciente anuncio de Mahmud Abbas, presidente de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), convocando anticipadamente a elecciones presidenciales y legislativas, provocó el recrudecimiento de choques entre los dos principales partidos, Al Fatah y Hamas. Pese a la tregua acordada, se mantienen los enfrentamientos entre ambas facciones mediante la ejecución de secuestros, 14 muertos, decenas de heridos y el cierre preventivo de las escuelas. El campamento de entrenamiento de la Fuerza 17 [1] fue ametrallado. El canciller Mahmud Al Zahar fue alcanzado por disparos en su vehículo. La residencia presidencial fue atacada por bombas de morteros. La Brigada de los Mártires de Al Aqsa [2] tomó por asalto los ministerios de Agricultura y Transporte disparando contra los milicianos de Hamas. La espiral de violencia se intensificó tras el atentado fallido hacia el primer ministro Ismail Haniyeh [3], quien fue demorado en Rafah [4] por intentar introducir en Gaza una valija con 35 millones de dólares obtenidos en su gira por diversos países árabes [5]. Hamas calificó las palabras de Abbas como un golpe de Estado que se propone derribar a su gobierno [6] y conducir hacia una guerra civil [7]. Después de un año de chantaje imperialista, avalado por el propio Abbas y Al Fatah, donde EE.UU. y la Unión Europea retiraron los 1000 millones de dólares anuales proporcionados en calidad de ayuda humanitaria, mientras el Estado de Israel retuvo en sus arcas los pagos de los impuestos negándose a reintegrarlos a la administración palestina, Abbas vuelve al ruedo con la intención de arrebatar la victoria electoral de Hamas, obtenida en las elecciones legislativas de enero. Para este cometido cuenta con el aval de todas las fuerzas imperialistas, las mismas que callaron frente a la brutal guerra lanzada por el Estado de Israel contra Gaza, que cobró la vida de más de 400 muertos, 4.000 heridos y la destrucción casi íntegra de la infraestructura civil. Esta política de Abbas y Al Fatah amenaza con desatar una guerra civil al tiempo que intenta nuevamente una capitulación de Hamas. De hecho, la secretaria de Estado Condoleeza Rice acaba de solicitarle al Congreso norteamericano una partida de 10 millones de dólares destinadas a fortalecer las fuerzas de seguridad y las milicias controladas por Al Fatah. Una guerra intestina entre los palestinos fortalecería tanto al Estado sionista, tras su fracaso militar en la guerra del Líbano, como a EE.UU., debilitado tras el empantanamiento en Irak y el ascenso de Irán como potencia emergente. Sin embargo, la enorme inestabilidad en la región hace incierto el pronóstico de las consecuencias y repercusiones que tal acontecimiento podría tener.
La solución de dos Estados
Abbas señaló que la convocatoria a elecciones se propone superar el estancamiento político a partir de los frustrados intentos de crear un gobierno de unidad nacional, terminar con el bloqueo financiero internacional y crear una nueva coalición política aceptable a los ojos del establishment internacional para retomar las negociaciones de paz. El premier israelí Ehud Olmert se manifestó favorable a reanudar las negociaciones con Abbas bajo la condición de que las autoridades gubernamentales palestinas reconozcan explícitamente la existencia del Estado de Israel. Ambas iniciativas fueron apoyadas por EE.UU., la Unión Europea, la Liga Arabe y el rey de Jordania. Tony Blair desarrolló estas posiciones, instando a las partes a apoyar la propuesta de Abbas para avanzar en la “solución de dos Estados”. Esta política legitima la ocupación del Estado sionista, fundado en 1948, sobre la base de la expropiación de las tierras ancestrales y la limpieza étnica del pueblo palestino. Asimismo, de ningún modo soluciona las legítimas demandas de autodeterminación nacional, pues postula la construcción de un Estado palestino en las dos pequeñas porciones de tierra de la Franja de Gaza y Cisjordania, sin unidad territorial y reservando al Estado de Israel el control de las fronteras, el suministro de energía y el monopolio de las reservas de agua dulce. En otras palabras, la solución de dos Estados reduce la cuestión nacional palestina a un Estado utópico e inviable, un fraude favorable a los intereses del Estado de Israel y el imperialismo. El apoyo imperialista brindado a Abbas expresa una credencial de confianza para con Al Fatah, partido que hace tiempo capituló ante las demandas históricas del movimiento nacional palestino, firmando los Acuerdos de Oslo [8] que reconocen la existencia plena del Estado de Israel. Sin embargo, tampoco es posible ignorar el curso errático de Hamas, quien poco antes de la guerra suscribió un documento [9] que postulaba implícitamente el reconocimiento del Estado de Israel, la construcción de un Estado palestino en Gaza y Cisjordania y la facultad exclusiva de Abbas y la OLP como representantes del pueblo palestino ante toda negociación. En ese sentido, el llamado a la unidad nacional de Haniyeh en el reciente acto por el 19° aniversario de la fundación de Hamas constituye una nueva concesión hacia Al Fatah y su política pro imperialista, en desmedro de los genuinos intereses del pueblo palestino.
Una perspectiva para la autodeterminación nacional
Como enunciamos más arriba, el desarrollo de la tendencia hacia la guerra civil sólo puede redundar en beneficio del Estado judío y el imperialismo. Los padecimientos provocados por el ahogo financiero y la guerra degradaron cualitativamente el ya pésimo standard de vida de la masas palestinas. El 80% de la población de Gaza vive en condiciones de pobreza extrema, al borde de la crisis alimentaria, más de 1 millón de trabajadores no cobra sus salarios hace meses y la desocupación alcanza cifras alarmantes. La “vocación pacífica” del Estado de Israel se expresa en que aún mantiene en prisión a gran parte de los miembros del gabinete y los parlamentarios palestinos secuestrados durante la guerra, mientras la Corte Suprema legaliza los asesinatos selectivos, y continúa construyendo en Cisjordania el Muro del Apartheid con el propósito de arrebatar las tierras más fértiles y obstruir las vías de comunicación entre las aldeas palestinas [10].
Las légitimas aspiraciones de autodeterminación nacional sólo podrán materializarse de forma íntegra y efectiva mediante la destrucción del Estado de Israel, un Estado fundado sobre la base de la expropiación de las tierras del pueblo palestino, asentado en un ejército de ocupación en guerra permanente contra los pueblos árabes, que mantiene más de 10.000 presos en las mazmorras sionistas y más de 4 millones de palestinos en el exilio forzoso sin derecho de retorno. Sólo una Palestina obrera y socialista asentada en toda la extensión de su territorio histórico puede proporcionar las bases materiales para un Estado laico anclado sobre una paz justa y democrática entre palestinos y judíos y acabar con la miseria y la pobreza. Sólo expulsando al imperialismo de la región, la verdadera fuente de los padecimientos crónicos de las masas árabes, podrán tomar vigencia plena los derechos democráticos inalienables.
—
– Claves
– Al Fatah: Partido nacionalista creado en 1959 por Yasser Arafat, producto de la radicalización del movimiento estudiantil palestino en el exilio. En 1964 Al Fatah integró el Congreso Nacional Palestino y promovió la formación de la OLP (Organización para la Liberación de Palestina) junto al FPLP, FDLP, Al Saiqa, entre otras organizaciones. Tras los Acuerdos de Oslo en 1993 abjuró de su programa democrático e inició un rumbo abiertamente pro imperialista. Detenta el poder ejecutivo de la Autoridad Nacional Palestina y su influencia política está centrada sobre Cisjordania.
– Hamas: Siglas en árabe del Movimiento de Resistencia Islámico. Fundado en 1985 por Abdel Aziz Rantisi y el jeque Ahmed Yasín, ambos eliminados por el Estado de Israel mediante “asesinatos selectivos”. Hamas aparece públicamente como partido en 1987 durante la primera Intifada. En enero ganó las elecciones legislativas y preside el gobierno mediante el control del Parlamento y el gabinete. Tiene gran incidencia política en la Franja de Gaza.
|