Por Javo Ferreira, dirigente de la LOR-CI
El pasado jueves y viernes 17 y 18 de enero, en la ciudad de Cochabamba se llevó a cabo la “Primer Conferencia Político-Sindical de los Trabajadores de Bolivia”. En la misma, se decidió la fundación del Instrumento Político de los Trabajadores, aprobándose en general la declaración de principios, programa de gobierno y estatutos del partido.
Organizada por la federación minera FSTMB y la Universidad obrera de Siglo XX, la Conferencia contó con la participación de Juan Carlos Trujillo (Secretario Ejecutivo de la COB) y Jaime Solares (vocal del CEN de la COB), dirigentes de las Centrales Obreras Departamentales de Cochabamba, Oruro, Tarija, La Paz y Santa Cruz, así como de Confederaciones y Federaciones de Fabriles, Magisterio, Salud y otros sectores; además de varias decenas de trabajadores fabriles de base y militantes de la izquierda socialista. Con más de 550 asistentes se llevó adelante el análisis de los documentos presentados como base por la Comisión Política de la COB para la fundación del instrumento político de los trabajadores (IPT).
Dos días de debates y de aportes y enmiendas a los textos condujeron a aprobar la fundación del “partido de la COB”, cuyo programa, estatutos, nombre y sigla definitivos serán discutidos y aprobados en un congreso de fundación, que deberá reunirse en un plazo de 30 días, plazo en que las organizaciones sindicales, deben “bajar” la discusión y recoger los aportes de los trabajadores de base.
Un fenómeno de gran importancia política
Que bajo un gobierno como el de Evo Morales y el MAS, que se presenta como conductor de un “proceso de cambio” bajo discurso nacionalista e indigenista y se arroga la “hegemonía de los movimientos sociales”; la histórica Central Obrera Boliviana, con el impulso de la FSTMB esté discutiendo la creación de un partido de los trabajadores ligado a los sindicatos es un hecho de importancia política en Bolivia, pero también digno de atención fuera de las fronteras nacionales. Este hecho, junto a que en Argentina una importante fracción de los sindicatos le haya hecho un paro el 20 de noviembre al gobierno de Cristina, es indicio de que algo se gesta entre los trabajadores del Cono Sur.
Los gobiernos de corte nacionalista y progresista como el de Evo Morales, el de Chávez en Venezuela, Correa en Ecuador, los Kirchner en Argentina, etc., que tienen en común la colaboración de clases al servicio de la burguesía, surgieron del desvío de los levantamientos que recorrieron Latinoamérica al inicio del milenio. Tras una década en que lograron recomponer regímenes políticos y cierta “paz social” apoyándose en una favorable situación económica y ciertas concesiones parciales, queda en evidencia que ni la subordinación al imperialismo, ni los grandes problemas nacionales, ni la situación de explotación y miseria de las amplias masas obreras, campesinas y populares ha sido resuelta. Estos límites son evidentes en el “proceso de cambio” donde el gobierno de Evo se ha distinguido por mantener los altos niveles de explotación obrera, bajos salarios y precarización, por una política privatista y favorable a las transnacionales en la minería y por el ataque a viejas conquistas de sectores de trabajadores, incluso el derecho a sindicalización (utilizando el reaccionario Estatuto del Empleado Público para prohibir la organización de los trabajadores en instituciones y empresas públicas [1] ).
Un proceso de luchas obreras que enfrenta al gobierno de Evo
Desde 2010, cuando la “rebelión fabril” rechazó una reaccionaria reforma del Código del Trabajo, y luego la masiva protesta obrera y popular obligó a derogar el “gasolinazo”, se viene sucediendo luchas importantes, de sectores indígenas (como la larga lucha de los mojeños, (Yuracares) y chimanes contra el plan oficial de atravesar con una carretera el parque Isiboro-Secure – TIPNIS, que enfrentó una durísima represión ordenada por el gobierno de Evo y luego las maniobras de un referendum tramposo) y de trabajadores, como la de los maestros, los trabajadores de la salud, los mineros asalariados de Colquiri y otras, así como diversos reclamos por la Ley de Pensiones, la Seguridad Social y la política minera, etc., al calor de las cuales una “oposición obrera” en las calles ha ido tomando distancia del MAS y avanza la experiencia política de capas de trabajadores avanzados. Como expresión superestructural de este proceso, muchos de los viejos dirigentes más ligados al MAS han sido desplazados en la COB y distintos sindicatos; en el magisterio los aliados del gobierno han perdido varias elecciones a manos de las listas animadas por el POR (que se reclama trotskista) y no sólo se ha reactualizado el debate sobre la necesidad de un instrumento político obrero, sino que pese a la oposición del MAS y sus aliados (PCB, maoístas, etc.), se han tomado las primeras decisiones concretas para crearlo.
El proceso en curso
La intención de poner en pie el “partido de la COB” tiene varios años, pero la anterior dirección de la COB encabezada por Pedro Montes “cajoneó” literalmente estas resoluciones debido a sus compromisos y subordinación al gobierno de Evo Morales. Tras su caída en el XV° Congreso de la COB en Tarija, en el marco de la ruptura política con el gobierno y del mencionado proceso de luchas y presiones obreras que arranca en 2010, importantes franjas de la dirigencia sindical retomaron la discusión de un instrumento político de los trabajadores. En el actual escenario político, la antigua estrategia sindicalista de la COB de “pegar para negociar” se revela completamente insuficiente y de allí la preocupación por un partido como instrumento de negociación frente al Estado y la burguesía. Además, la perspectiva de las elecciones de 2014 y la necesidad de cumplir con las restrictivas normas legales en plazos muy cortos para obtener el reconocimiento, si se quiere participar en ellas, empujan a la dirección a acelerar la marcha.
Al reubicarse la COB como oposición por izquierda al gobierno de Evo e intentar crear su partido, más allá de las intenciones de los dirigentes, se pone sobre la mesa una discusión fundamental: que los trabajadores intervengan en política y que lo hagan desde sus propias organizaciones, rompiendo políticamente con el MAS y Evo, y discutiendo la necesidad de la independencia de clase, lo que puede ser el inicio de un profundo proceso de discusión, politización y organización de los trabajadores de base.
Es interesante señalar que ya desde el mes de diciembre, en que se dispara esta reflexión se han suscitado algunos hechos de importancia que señalan que la idea de un partido obrero basado en los sindicatos es bien recibida por importantes sectores de trabajadores de base, en particular los mineros. Así en una asamblea llevada a cabo a principios de diciembre en el distrito minero de Huanuni, de gran combatividad y tradición y que tiene casi 5.000 trabajadores, se aprobó realizar aportes extraordinarios para el sostenimiento del IPT. Medidas similares fueron adoptadas por los trabajadores de la Caja Nacional de Salud del Departamento de Oruro (que según fuentes cobistas, ya habrían realizado los depósitos correspondientes), en el Congreso del magisterio rural realizado en la ciudad de Villazón y el Sindicato de Trabajadores de la Universidad Técnica de Oruro (La Patria, 4/1/13).
Una lucha política vital
En los sindicatos, federaciones y confederaciones sindicales se están enfrentando duramente distintos proyectos políticos nacionales. Los dirigentes del MAS y sus aliados [2] apoyan al Gobierno de Evo Morales y son francos enemigos de que surja un partido obrero basado en los sindicatos. Aunque están debilitados y no vinieron a dar una pelea abierta a la Conferencia de Cochabamba, van a hacer todo lo posible para sabotear esta iniciativa.
Juan Trujillo y un sector importante de la dirección cobista propone un “partido como el PT de Lula” es decir, un partido reformista que les permita aprovechar el descontento obrero para negociar en mejores condiciones con el gobierno, y buscar pactos con el MAS, por lo que buscan borrar todo atisbo de independencia política de los trabajadores de los documentos y estatutos, impedir que se imponga la democracia obrera y marginar a las tendencias de “extrema izquierda”.
El ala dirigida por Jaime Solares (que estuvo al frente de la COB durante el levantamiento de octubre del 2003) tiene un discurso más radical pero comparte con ellos la estrategia de colaboración de clases, aunque a veces se ve obligado a “correrse a izquierda” para resistir los embates de los masistas y de la mayoría cobista.
En contraposición a estos proyectos políticos reformistas, desde la LOR-CI sostenemos que un Instrumento Político de los Trabajadores debe surgir sobre la base de la categórica posición de independencia de clase frente al gobierno, el Estado y las distintas expresiones de la burguesía y los terratenientes, orgánicamente ligado a los sindicatos, sobre la base de la más amplia democracia obrera y con libertad de tendencias, y sumando a los trabajadores de base activamente a su construcción.
¿Cuáles son las perspectivas?
Aunque la situación es difícil, pues el MAS conserva peso y los métodos de la burocracia pueden ir contra la implementación de las decisiones de la Conferencia de Cochabamba, la pelea no está decidida. Será un importante “test” lo que ocurra en los próximos 30 días, en camino al Congreso fundacional del “partido de la COB”. El proceso aún está en marcha y no puede descartarse una postergación u otros traspiés. ¿Qué surgirá, si es que cristaliza, un instrumento de organización política obrera o un “partido de los burócratas”? Esto último, que sería un cascarón reformista vacío de contenido vivo, es un peligro real.
Por eso mismo, es una responsabilidad elemental de cualquiera que se diga revolucionario intervenir en este proceso, alentando cada paso real para que el proletariado boliviano, retomando sus mejores tradiciones de combatividad, organización y radicalidad, se eleve a la arena de la actuación política independiente, y pueda avanzar en el camino de unir sus filas y disputar la hegemonía en la alianza con los campesinos, los pueblos originarios y los sectores populares empobrecidos.
La clave para ello estará en última instancia en que se desarrolle una vanguardia obrera militante, que tome en sus manos la iniciativa del IPT y luche por desarrollar los elementos más progresivos del actual proceso en el camino de la organización política de la clase. Llamamos a unir fuerzas para dar la pelea por hacer prevalecer las posiciones de independencia de clase, la democracia obrera y por un programa de los trabajadores, a los sindicatos y dirigentes de base que, contra el gobierno del MAS y los partidos de los empresarios, buscan una alternativa, a todos los trabajadores y trabajadoras combativos, y a los jóvenes y estudiantes que vean con simpatía el surgimiento de un partido obrero.
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