Por Josefina Martínez

A primera hora del viernes 25 de enero (4:00 hs Grecia) agentes antidisturbios irrumpieron en las cocheras del metro de Atenas para desalojar a los trabajadores. Ese día los trabajadores comenzaban su noveno día de huelga, desafiando al gobierno, la patronal y el poder judicial. La acción de los antidisturbios se completó con un operativo policial que bloqueó las calles de acceso, para que las personas y trabajadores solidarios con la huelga no pudieran llegar hasta las cocheras en apoyo a los huelguistas. Durante el violento desalojo fueron detenidos varios trabajadores del metro.

El día anterior el gobierno de Samaras había advertido que procedería al arresto de los trabajadores que no cumplieran la orden de volver al trabajo. Declaró el “estado de emergencia” en relación a la huelga y emitió una orden de “movilización civil” forzosa para obligar a los trabajadores a retomar el trabajo. Los que no lo hicieran podrían ser despedidos, arrestados y encarcelados. La policía llevaría la orden puerta por puerta a las casas de cada uno de los 2500 trabajadores. Pero los trabajadores decidieron desafiar esa amenaza y continuar con la huelga, atrincherándose durante la noche del jueves 24 en las cocheras del metro, esperando para resistir el desalojo.

La huelga había sido declarada ilegal días atrás por el poder judicial, al negarse los trabajadores a cumplir con los “servicios mínimos” que exigiera el gobierno y la empresa privada que gestiona el servicio. Es que la trampa de los “servicios mínimos” no es más que un recurso para liquidar el derecho a huelga en sectores estratégicos como el transporte. Desafiando esta imposición patronal, los trabajadores paralizaron uno de los principales medios de transporte de la ciudad de Atenas durante más de una semana.

Tocan a uno, tocan a todos

En solidaridad con los trabajadores del metro y en repudio a la represión el mismo viernes 25/01 se llevó adelante una huelga total del transporte público (incluye autobuses, tranvía, trolebús, etc.) en Atenas. Nuevas huelgas del sector del transporte están anunciadas para el martes 29 y jueves 31 de enero, incluyendo a los trenes de cercanías.

Los trabajadores están luchando contra el intento del gobierno de bajarles los salarios, como ya se ha hecho con el resto de los trabajadores públicos, y contra la eliminación del convenio colectivo del metro. Las rebajas salariales podrían llegar a un 50% en algunos casos (25% en promedio).

La represión y la orden de “movilización forzosa” generó el repudió de amplios sectores de los trabajadores y fuerzas políticas de la izquierda, que acusaron al gobierno de estar utilizando métodos de la dictadura militar. Mientras que en cambio el socialdemócrata PASOK, integrante de la alianza de gobierno, apoyó la decisión de Samaras y definió como “inaceptable” la huelga. La medida de “emergencia” decretada por el gobierno se basa en una ley que data de 1974 (año en que cayó la “dictadura de los Coroneles”) y luego enmendada en 2007, que permite poderes extraordinarios al gobierno y la policía para forzar al trabajo a los huelguistas.

Irónicamente, Antonis Stamatopoulos, el presidente del sindicato de trabajadores del metro declaró que “la junta militar de la dictadura era comunista al lado de este gobierno”.

A pesar que con la represión el gobierno ha logrado momentáneamente desarmar la huelga, los gremios del transporte ya han anunciado nuevas medidas de lucha para la semana próxima. La lucha de los trabajadores del Metro de Grecia es un ejemplo de combatividad para todos los trabajadores griegos, desafiando la imposición de los “servicios mínimos” y la orden judicial que ilegalizó la huelga. A su vez, la huelga de solidaridad de todo el transporte público es otro ejemplo para todos los trabajadores, de cómo soldar la unidad y solidaridad en la lucha.