Al gobierno nacional, en medio de los desajustes de la economía, lo primero que se le ocurre es aplicar una típica medida de ajuste capitalista, antiobrera y antipopular, pechando a los trabajadores y al pueblo, pero ni se le pasa por la cabeza descargar los desbarajustes económicos sobre los capitalistas y las clases dominantes del país. Devaluar la moneda en un 46,5%, pasando de 4,30 a 6,30 bolívares por cada dólar como salida, es una demostración más de cómo el gobierno de Chávez cuando las cuentas no le cierran hace lo que todo gobierno capitalista ejecuta, aplicar medidas que atacan al bolsillo de la clase trabajadora.
Si ya la inflación ha venido significando el cobro de un impuesto extremadamente pesado a las masas trabajadoras, el decretazo de la devaluación del bolívar viene a significar otro golpe al salario real, pues a la depreciación se sumará más inflación. Los grandes sectores empresariales de las finanzas, de la banca, de la industria, del comercio, etc., venían exigiendo la devaluación de la moneda, y el gobierno los ha escuchado y les ha cumplido.
Con firma de puño y letra de Chávez, y mostrando el documento firmado frente a las cámaras de televisión, el ministro de Planificación, Jorge Giordani y el presidente del Banco Central de Venezuela, Nelson Merentes, anunciaban el decretazo de carnaval de la devaluación de la moneda. Todo para que no quedara ninguna duda de que se trataba de una medida concebida y ejecutada desde lo más encumbrado del gobierno nacional con Chávez a la cabeza –convaleciente desde La Habana-, y que no se trataba de ninguna medida aplicada por alguna “derecha endógena”, como ya salieron a decir algunas corrientes progobierno que aún se preguntan “¿cómo le hacen esto al pueblo?”. Pues simple y sencillo, como ya hemos visto ejecutar al gobierno en toda crisis económica que se ha vivido en períodos anteriores, aplicar las medidas contra el pueblo.
En el período de 2009-2010, cuando por la crisis capitalista internacional comenzaron a bajar los precios del petróleo, el gobierno aplicó medidas típicamente capitalistas que hacían recaer el peso de la situación sobre los hombros de los trabajadores y el pueblo pobre: aumentó el IVA, también devaluó el bolívar, despidió trabajadores contratados de la administración pública y de empresas estatales, aplicó una política de contención salarial (congelando los aumentos en el sector público, negándose a discutir las convenciones colectivas vencidas, incumpliendo las vigentes) que de paso le sirvió como “ejemplo” al sector privado, y se afincó con la coerción, la criminalización y la represión directas contra las luchas más importantes de los trabajadores: amenazó públicamente a los trabajadores de las empresas básicas que “se las verían con él” si hacían huelgas y ordenó a los “organismos de inteligencia” que actuaran contra los dirigentes sindicales, amenazó con militarizar el metro de Caracas por las posibilidades de paro exigiendo cumplimiento del contrato, fue ese período en que fueron asesinados a tiros dos obreros en la Mitsubishi de Barcelona que luchaban contra los despidos, en una represión a cargo del gobernador chavista Tarek Willian Saab, y más aún el ministerio del Trabajo después de eso autorizó a la empresa a despedir a casi toda la directiva sindical que había encabezado la lucha. Y los ejemplos pueden seguir.
¡Pero eso sí, en ningún momento Chávez dejó de enviar millones de dólares a la banca imperialista por deuda externa! ¡No aplicó altos y progresivos impuestos a las ganancias capitalistas y de la banca! ¡No dejó de pagar “indemnizaciones” al capital transnacional por las empresas o acciones de empresas que compró! ¡No dejó de exonerar de impuestos a muchas empresas nacionales e imperialistas que explotan el gas! ¡No dejó de dar créditos baratos a los empresarios amigos o aliados del gobierno! Es decir, ¡mano de seda para con los capitalistas y mano de hierro contra los trabajadores!
LA DEMAGOGIA DE CAPRILES Y LA MUD
El claro contenido antipopular de la devaluación ha sido aprovechado, por supuesto, por la oposición patronal para intentar posicionarse como alternativa política supuestamente a favor de los trabajadores y el pueblo. Capriles Radonski (pensando seguramente en unas próximas elecciones presidenciales) ha salido a cuestionar la medida y hasta hablar de la necesidad de aumentos salariales, así como voceros de la MUD también la cuestionan.
Sin embargo, debemos estar claros que no se trata más que de un doble discurso y demagogia barata, facilitada por el propio gobierno, que al mentir una y otra vez al jurando que no devaluaría, y luego lanzar este zarpazo, queda totalmente expuesto. Pero en realidad, el programa de la MUD no solo contempla la devaluación, sino también la liberación de precios y la eliminación del control de cambio: su objetivo es –al igual que en el caso de la actual devaluación hecha por el gobierno- facilitarle las ganancias a los empresarios.
Por eso no debemos tener la más mínima confianza en estos representantes del gran capital, que solo hacen demagogia. Las ideas y las fuerzas para enfrentar las medidas antiobreras y antipopulares del gobierno no vendrán de la oposición burguesa sino del seno de la clase trabajadora y las corrientes políticas de la izquierda revolucionaria que luchamos consecuentemente contra este sistema de explotación y sus gobiernos.
¿Cómo esta medida recae sobre los trabajadores?
Sabemos que toda devaluación produce una disparada de los precios que los trabajadores tendrán que pagar. Estodo un círculo que recae sobre los trabajadores: en primer lugar porque se incrementan los precios de los bienes finales importados. Todos los bienes que no se producen en el país son adquiridos a precios internacionales los cuales se vuelven más caros si la moneda nacional se devalúa. En segundo lugar, sucede lo mismo con los precios de los bienes intermedios importados, es decir de los insumos necesarios para la producción local de bienes finales. Los precios dolarizados de los insumos provocan un aumento de costos que los empresarios buscan recuperar incrementando el precio final de los bienes que producen. En tercer lugar, aumentan los precios de los bienes que se producen internamente pero que también se importan. Y recordemos que nuestro país depende de la importación de la mayoría de los productos que consume, a excepción de energía, petróleo, siderúrgica y otros bienes menores de la industria y del agro. ¿Y sobre quién recae todo esto?, sobre la clase trabajadora y el pueblo pobre.
Así que el salario mínimo fijado en 2.047,48 Bs., pasó de 476 a 325 dólares, lo cual significa una caída de 32%, con un simple “decreto” presidencial; lo que es peor para quienes ganan menos del mínimo o trabajan en condiciones de precariedad laboral, sin ningún otro beneficio contractual o de seguridad social que no sea el salario.
De esta manera los salarios sufren a una nueva caída real (además de las que ya viene sufriendo por la fuerte inflación de los últimos años y la postergación de las contrataciones colectivos y los aumentos de salario), para garantizar la recuperación de las ganancias empresariales. Así tenemos que tanto los sectores exportadores como aquellos que producen para el mercado interno, son beneficiados no sólo por el tipo de cambio, sino también por políticas de contención salarial que el gobierno ya ha venido imponiendo durante el último período.
¿Cómo beneficia a los patrones?
Con esta medida devaluatoria se aumenta la tasa de explotación. Veamos: hay un “precio” fundamental que se abarata y que beneficia altamente al capitalista con esta devaluación, ese “precio” es el salario de los trabajadores y las trabajadoras, que muy lejos está de elevarse automáticamente según los aumentos de precios. Ese “precio” siempre baja en todos los procesos devaluatorios y favorece a las empresas con lo que en términos burgueses llaman la “competitividad” internacional: pues se les abarata a los patronos el costo de la fuerza de trabajo que emplean.
La clave del esquema devaluatorio consiste en mantener el dólar alto y los precios internos bajos (tanto el precio de los salarios como de los costos en general, como ya explicamos). Esta relación permite una “ventaja comparativa”, tanto para los exportadores que reciben dólares por su producción y pagan “costos” bajos en bolívares como para quienes producen para el mercado interno, ya que el dólar alto los protege de la entrada de productos importados y sus costos en bolívares se mantienen devaluados.
Si tomamos en cuenta que el Estado es un exportador, al tener en sus manos la producción petrolera y en sociedad con transnacionales importantes vía las empresas mixtas, un gran beneficiario es el propio Estado, que antes recibía por cada dólar que ingresaba por exportación 4,30 bolívares y ahora podrá recibir 6,30 bolívares, lo que ayuda a aliviar las presiones financieras de la propia petrolera estatal PDVSA, y por tanto al propio fisco. Pero el mismo beneficio es también para las transnacionales petroleras: no olvidemos que en el esquema de las empresas mixtas, las transnacionales son dueñas del 40% de cada sociedad, y por tanto conservan el mismo porcentaje del petróleo que exportan. Pero el negocio es aún más redondo pues no olvidemos que las transnacionales petroleras tienen el derecho a repatriar netamente sus ganancias, y ahora también con la devaluación pagando a un 46,5% menos la mano de obra y todos los costos de producción local. Todo esto vale para las otras grandes empresas transnacionales en otras ramas económicas que operan en el país.
¿Qué haces que la canalla te aplaude?
Como siempre que se aplican medidas drásticas que afectan al pueblo, no faltan los saludos de los organismos internacionales, famosos por sus medidas de ajuste y neoliberalismo puro, como el FMI. La portavoz del FMI, Gerry Rice, muy suelta de cuerpo afirmó: "Celebramos las medidas económicas anunciadas la pasada semana, ya que ayudarán a reducir los desequilibrios macroeconómicos". Pero esto solo era parte de la fiesta, pues por su parte The Wall Street Journal, el principal diario de las finanzas imperialistas se mostró entusiasmado con la medida, asegurando que “los inversores internacionales aplauden la medida, tanto es así que la noticia ha disparado la compra de bonos soberanos de Venezuela en dólares, cuya rentabilidad ha descendido”. Y cuando aplauden los magnates de las finanzas es que se están haciendo las cosas bien… para sus intereses.
El descaro de Maduro
FEDECáMARAS cuestiona la medida porque no vino junto a nuevas autorizaciones que legalicen los aumentos de precios, lo que aprovecha Maduro para decir que “cuando la burguesía parasitaria dice que algo está mal, quiere decir que vamos bien... hay una clase obrera que está trabajando, no está hablando pistoladas”. De repente se le “olvidó” que voceros del gran capital internacional avalaron la medida, y pretende hacer creer que los trabajadores estamos conformes con esta medida. Según él, si la burguesía no está plenamente satisfecha, los trabajadores debemos estar a favor, ¡así signifique que el salario pierda poder de compra!
¡QUE NINGÚN TRABAJADOR GANE MENOS DE LO CUESTA LA CANASTA BáSICA FAMILIAR! ¡ESCALA MÓVIL DE SALARIOS!
Ante la devaluación, el incremento en los precios y la inflación, es necesario luchar por aumentos salariales que cubran la canasta básica familiar y la escala móvil de salarios, es decir, que si la inflación aumenta también debe aumentarse automáticamente el salario. Los contratos colectivos deben asegurar mediante cláusulas el aumento automático de los salarios correlativamente con el aumento del costo de vida.
¡DISCUSIÓN YA DE LAS CONTRATACIONES COLECTIVAS VENCIDAS! ¡CUMPLIMIENTO ÍNTEGRO DE LOS CONTRATOS VIGENTES!
El gobierno (así como sectores de la empresa privada) viene teniendo una política sistemática de negarse a discutir las contrataciones colectivas vencidas desde hace años en una gran cantidad de sectores, así como de incumplimiento de derechos establecidos en las que aún están vigentes. ¡Debemos organizarnos y movilizarnos para hacer torcer el brazo a todos los patronos que nieguen la discusión de los contratos colectivos de trabajo!
¡CONTROL OBRERO Y POPULAR DE LOS PRECIOS! ¡APERTURA DE LOS LIBROS DE CONTABILIDAD DE LAS EMPRESAS!
La medida más efectiva para controlar los precios sólo puede ser llevada adelante por los trabajadores de las empresas, exigiendo que se abran sus libros de contabilidad para ponerlos bajo la lupa de todo el pueblo. Para esto, es necesario construir los órganos para imponer este control, luchando por la creación de “Comités obreros y populares de control de precios”, formados por delegados de las fábricas, los sindicatos, las cooperativas, las organizaciones de campesinos, el pueblo pobre de las comunidades, de los trabajadores y trabajadoras del servicio doméstico, etc.
¡ELIMINACIÓN DEL IVA! ¡IMPUESTOS PROGRESIVOS A LAS GANANCIAS CAPITALISTAS Y LOS RICOS!
El IVA es un impuesto al salario. Que paguen los explotadores y el puñado de ricos del país.
¡NO AL PAGO DE LA FRAUDULENTA DEUDA EXTERNA!
Dinero para salarios y las necesidades obreras y populares, no para la banca y el capital imperialistas.
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¡BASTA DE LUCHAR SEPARADOS! ¡COORDINEMOS Y UNIFIQUEMOS LAS LUCHAS!
POR UN ENCUENTRO NACIONAL DE TRABAJADORES EN LUCHA
Se viene incrementando la cantidad de luchas en varios sectores, aunque de manera aislada, una situación a menudo sostenida por las propias dirigencias sindicales, que prefieren sus impotentes (o traidoras) negociaciones en las oficinas con los patronos en lugar de la participación directa de las bases y la coordinación entre los trabajadores. Basten pocos ejemplos. ¿Qué justifica que la clase obrera de las empresas básicas, teniendo los mismos problemas y el mismo patrón, continúe resistiendo aisladamente en cada empresa y no esté coordinada para potenciar su fuerza? El año pasado los trabajadores de Petrocasa en Guacara continuaban su lucha contra la precarización y los bajos salarios, pero quedaron aislados y fueron derrotados, incluida la represión de la Guardia Nacional.
Los trabajadores cementeros, a su vez, vienen dando una pelea actualmente donde tienden a desarrollarse elementos de coordinación entre las plantas de Vargas, Aragua y Carabobo. Hay que potenciar las tendencias a la unidad de la clase en las luchas. Es necesario convocar ya un Encuentro Nacional de las organizaciones obreras, sindicales y políticas de la clase, para coordinar y discutir un plan de lucha unificado y una gran movilización nacional. Con delegados/as por lugar de trabajo, votados en asambleas y con mandato de estas.
Hoy más que nunca es clave la más amplia coordinación y centralización de las luchas obreras y populares para golpear con un solo puño.
LTS
Liga de Trabajadores por el Socialismo
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