Por Diego Dalai
Desde el 24/2 los disturbios y enfrentamientos recorren Cisjordania y la Franja de Gaza. Con piedras y hondas cientos de jóvenes palestinos resisten a la máquina de guerra más poderosa del Medio Oriente, el ejército del Estado sionista de Israel (FDI). Se levantan improvisadas barricadas de piedras y neumáticos en llamas para intentar frenar las balas (de goma y de plomo), gases y bombas de aturdimiento que les arroja el ejército y que ya causaron decenas de heridos, entre ellos dos jóvenes en estado crítico con disparos en la cabeza y el torso.
Es que el pueblo palestino tiene un nuevo mártir. Arafat Jaradat, de 30 años y activista de las brigadas Mártires de al-Aqsa (brazo armado de Fatha, partido miembro de la OLP que gobierna Cisjordania), había sido detenido el 18/2 a la salida de su trabajo (playero de estación de servicio) acusado de tirar piedras en noviembre de 2012 cuando el ejército sionista lanzó la operación “Pilar Defensivo” bombardeando la Franja durante días con cientos de palestinos muertos. Durante su detención, fue sometido a reiterados interrogatorios y murió el 23/2 a consecuencia de las golpizas y torturas recibidas. La autopsia, dirigida por las propias autoridades israelíes, mostró claros signos de maltratos y torturas, hemorragias internas y costillas fracturadas. Cínicamente, el gobierno de Netanyahu ha tratado de atribuirlas a supuestos “intentos de reanimación”.
El Estado de Israel, surgió en 1948 en base a una guerra de ocupación (con la complicidad de la ONU) sobre el territorio palestino y la expulsión de sus habitantes. Desde entonces ha llevado adelante guerras anexionistas contra los países árabes y operaciones militares en las que asesinó a miles de civiles. Obligó a millones de palestinos a abandonar su territorio y redujo Palestina a dos zonas sin continuidad territorial: Cisjordania (controlada por la Autoridad Palestina – AP de Mahmud Abbas) y la Franja de Gaza (donde gobierna Hamas), una verdadera cárcel a cielo abierto donde se hacinan un millón y medio de palestinos rodeados por el ejército y prácticamente sin recursos. Junto a esto impulsa cientos de miles de colonos armados que van anexando más territorios.
Este Estado sionista, con el permanente apoyo de EE.UU., tiene la cárcel y la tortura como regla para enfrentar la resistencia. Solo contando desde 1967 encarceló casi un millón de palestinos y casi todas las familias ha tenido alguno de sus miembros preso. La legislación israelí permite incluso la detención permanente (detención administrativa) sin necesidad de levantar cargos. Hay 4.800 presos (incluyendo una decena de legisladores) en condiciones degradantes donde los malos tratos y torturas son moneda corriente. En consonancia con las protestas en Cisjordania, realizaron por primera vez una huelga de hambre masiva de un día en repudio al asesinato de Jaradat y en solidaridad con otros presos que llevan semanas en huelga en protesta por sus condiciones carcelarias.
Más de 8.000 personas se movilizaron en el entierro de Jaradat y algunos analistas temen ahora, tras varios días de disturbios, que se abra una tercera Intifada, nombre que tomaron los masivos alzamientos contra la ocupación sionista de 1987 y 2000. Un cohete disparado desde Gaza por Al Aqsa cayó el martes en territorio israelí, por lo que también se teme una nueva escalada bélica. El ejército israelí se declaró en alerta en las zonas limítrofes con Cisjordania, y cerró los pasos fronterizos con la Franja impidiendo el paso de suministros mientras que Netanyahu pidió expresamente a la AP que dispersara las protestas. Por su parte, Abbas y la OLP (fundada por Yasser Arafat) que son abiertamente colaboracionistas de Israel, han reconocido al Estado sionista y traicionado los reclamos históricos del pueblo palestino, ahora denuncian el asesinato de Jaradat pero su ministro de Exteriores aclaró que están “haciendo los mayores esfuerzos por mantener la calma” (New York Times, 24/2).
27-02-2013
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