Desde el 6 de febrero de 2013 varios presos de la emblemática cárcel norteamericana se declararon en huelga de hambre contra los abusos de las autoridades y los guardias. El hecho que llevó a tal determinación de los detenidos fue una requisa en la que los militares maltrataron varios ejemplares del libro sagrado musulmán, el Corán. Acciones humillantes como esa son comunes en ese sitio donde las torturas y vejaciones son moneda corriente y ya habían desatado protestas y huelgas de hambre en ocasiones anteriores. Pero en esta oportunidad a la indignación de los presos por las condiciones de detención inhumanas se sumó a la desesperación por su situación que algunos llaman de “limbo legal”.
Según algunos de sus abogados, los presos fueron “llevados al límite” y esta vez una amplia mayoría es parte de la protesta. La situación se agravó el 13 de abril cuando los guardias con armamento antidisturbios los reprimieron y aislaron en celdas individuales para doblegarlos. Otros métodos represivos y de tortura como alimentar a los huelguistas a la fuerza tampoco están funcionando y la huelga está más extendida que nunca. Las autoridades militares reconocen más de 60 huelguistas, pero los abogados dicen que creen que la cantidad es de 100 o 120 (de un total de 160 presos).
La política de Obama
Sobre la mayoría de los presos no pesa acusación formal, no fueron sometidos a juicio (a algunos los sometieron a juicio sumario por los mismos militares) ni han sido condenados. En esa situación están desde hace más de once años y a principios de 2013 sufrieron un nuevo “golpe” legal que como manifiestan sus abogados “los deja sin esperanzas”. El presidente norteamericano Barack Obama aprobó en enero la Ley de Autorización de Defensa Nacional que impide el traslado de los presos de Guantánamo a otras cárceles aunque sea por pedido de la justicia federal norteamericana.
Con esto termina de derrumbarse cualquier ilusión que en este tema pudiera haber despertado el discurso “progre” de los primeros meses de gobierno del primer presidente norteamericano afroamericano que entre otras falsas promesas dijo que cerraría ese macabro centro de detención y hasta emitió un decreto en ese sentido allá por 2009. Según los abogados de los detenidos, bajo ese decreto podrían haber sido liberados inmediatamente todos estos presos, pero nunca lo puso en práctica. Susan Hu, una de las abogadas de los detenidos dice “Creo que existe un malentendido respecto de que el Congreso (legislativo) es el obstáculo para la liberación de los presos de Guantánamo, cuando, de hecho, es el presidente Obama quien debe ser responsabilizado por no hacer uso de sus potestades” (Inter Press Service, 17/4).
Un símbolo de la dominación imperialista
A partir del año 2002 la base militar de Guantánamo, con la que EEUU mantiene ocupado ilegal e ilegítimamente territorio soberano de Cuba, se transformó en uno de los centros de detención (junto a otros como Abu Graib en Irak) al servicio de la “guerra contra el terrorismo” que desató George W. Bush tras los atentados a las Torres Gemelas y el Pentágono a fines de 2001. Las invasiones y ocupaciones de Afganistán e Irak con gran despliegue de la gigantesca maquinaria militar yanqui, tuvieron una de sus aristas más bárbaras en estas “cárceles del horror” que tienen como fin aterrorizar y humillar a los pueblos oprimidos. Los presos de Guantánamo son víctimas de esas fallidas aventuras militares (que no cumplieron sus objetivos políticos ni militares) y de la política de Obama que durante su primer gobierno no pasó de discursos o gestos para diferenciarse de Bush y los conservadores más de derecha, pero sin cambiar lo esencial, y que ahora en su segundo mandato viene dando un giro a derecha como mostró su apoyo declarado y abierto al Estado sionista de Israel y sus políticas contra los palestinos.
No cabe ninguna expectativa de que un gobierno imperialista como el de Obama acabe con estos métodos salvajes y guerreristas, como muestra también el desarrollo bajo su presidencia de operaciones militares basadas en aviones no tripulados que terminan en masacres de civiles. La más amplia movilización obrera y popular, no solo en los países oprimidos sino en el propio corazón imperialista, es la condición para frenar la maquinaria de guerra imperialista y sus métodos de barbarie.
24-04-2013
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