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¿Es Chávez el heredero de la revolución cubana?
por : Facundo Aguirre

08 Feb 2007 |

En La Verdad Obrera N° 219 y 220 hemos dado cuenta de cómo fue la revolución cubana. En esta última entrega queremos discutir contra la visión interesada promovida por el castrismo y el chavismo que busca identificar la revolución cubana con el movimiento bolivariano.

El chavismo presenta a la llamada “Revolución Bolivariana” como el nuevo paradigma del “socialismo del siglo XXI”. Permite que Hugo Chavez se muestre como el heredero ideológico de la revolución cubana. La dirección cubana lo ayuda en su intento de presentarse frente a las masas latinoamericanas como un liderazgo antiimperialista. A su vez flirtea ideológicamente con el nacionalismo burgués promoviéndolo como mentor ideológico del un supuesto “socialismo del siglo XXI”.

Algunos grupos que se reivindican de la izquierda marxista como el MST argentino o la corriente El Militante se entusiasman con las declaraciones de Chávez de “Patria, socialismo o muerte” y las nacionalizaciones y las reivindican como un paso adelante en el camino de la revolución socialista. Borran así de un plumazo las diferencias cualitativas entre una revolución obrera y campesina que barrió las bases de la dominación imperialista y capitalista y dio lugar a un estado obrero -deformado- y un movimiento nacionalista de contenido burgués que impulsa una “revolución pasiva”, una reforma política desde arriba, manteniendo las bases del Estado y la dominación capitalista de Venezuela, mediante la conciliación de clases, y que no ha sido capaz de enfrentar consecuentemente al imperialismo.

¿Un Estado de qué clase?

El socialismo revolucionario siempre planteó a la clase obrera que para establecer una política correcta frente al Estado había que definir claramente qué clase detentaba el poder, su carácter y contenido social. Las revoluciones sociales destruyen el Estado capitalista pasando el poder de una clase a otra, reemplazando la vieja maquinaria jurídica, política y militar burguesa por un nuevo orden estatal. En Cuba la revolución de obreros y campesinos derrotó no sólo a Batista sino también al viejo Estado dominado por la burguesía y los terratenientes, servil a los intereses del imperialismo. En Venezuela la vieja maquinaria estatal sigue en pie. En Venezuela el chavismo expresó un cambio en el régimen de partidos del Pacto de Punto Fijo que se derrumbaba después del Caracazo de 1989, pero no significó un cambio en el orden estatal. Las instituciones del Estado, las FF.AA., la Justicia y la maquinaria burocrática, fueron reformadas pero siguen cumpliendo el papel de ser las garantes de la dominación capitalista.

El brazo armado

En Cuba la revolución significó el fin del Estado burgués y de la dominación social de capitalistas y terratenientes. Esto fue posible en primer lugar porque las FF.AA. del antiguo régimen fueron derrotadas por la insurrección popular y las fuerzas del Ejército Rebelde dejando sin su pilar fundamental y sin su sostén represivo al Estado burgués. Este hecho explica la dinámica que tomó el proceso revolucionario cubano. Las fuerzas represivas del estado fueron reemplazadas por milicias obreras y campesinas, el pueblo armado, que garantizaron la defensa y profundización de la revolución. La formación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y la regimentación de las milicias en pos de una fuerza armada profesional crearon con el tiempo un destacamento especial de la burocracia que al día de hoy es la principal fuerza económica de Cuba íntimamente ligada a los negocios capitalistas de la segunda mitad de los ’90 [1].

En Venezuela las FF.AA. siguen cumpliendo el papel de defensoras del orden burgués y son uno de los pilares fundamentales sobre los que se sostiene el chavismo. Para ello apela a una ley orgánica que data de 1995 (cuando aún regía el viejo sistema político y la oficialidad que había reprimido el Caracazo). Según esta ley, que también recoge la Constitución Bolivariana, sus atribuciones son la defensa nacional, contribuir al orden público y a la defensa de la Constitución [2]. Incluso la Fuerza Armada Nacional cuenta con un brazo especial que es la Guardia Nacional dedicada a mantener el orden interno. El chavismo es en su origen una expresión del nacionalismo militar de origen plebeyo que se opuso a la represión del levantamiento de 1989. Esta base de soldados, suboficiales y oficiales medios fue la que protagonizó junto a las masas venezolanas la derrota de la intentona golpista de abril del 2002. La disciplina y la autoridad de las jerarquías militares, la casta de oficiales y sus privilegios fueron recompuestos destacando en la conducción sectores afines a Chávez. La FAN es la garantía en última instancia de un poder fuerte, que mientras apela a las masas en su retórica populista y antinorteamericana, mantiene a los militares como un cuerpo especial de represión para enfrentar de ser necesario la rebelión popular. Las llamadas milicias bolivarianas no son más que un cuerpo de origen civil y de ningún modo una milicia popular llamada a reemplazar al ejército permanente.

La propiedad de los medios de producción

Las revoluciones sociales significan un cambio en el régimen de propiedad. Por eso la revolución cubana termino con la propiedad terrateniente mediante la reforma agraria que distribuyó la tierra a los campesinos y más tarde mediante la colectivización y nacionalización de la propiedad de la tierra. La industria y los servicios fundamentales fueron expropiados y nacionalizados, junto a la banca, y se estableció el monopolio estatal del comercio exterior. La expropiación de terratenientes y capitalistas y la planificación de los recursos económicos crearon la base económica de un estado obrero. Pero lo hicieron de manera burocrática, sin romper la dependencia de la economía cubana de la producción azucarera y subordinándola al intercambio desigual con la URSS y los viejos estados “socialistas” del Este Europeo, negando a los trabajadores y campesinos cualquier opinión y decisión sobre la política económica y la planificación [3].

En Venezuela el chavismo es el garante de la propiedad capitalista. La Constitución Bolivariana en su artículo 115 garantiza el derecho a la propiedad aunque se rechace el monopolio, lo cual no tiene ningún valor práctico a la hora de permitir los negocios comunes con los monopolios transnacionales como Shell y Repsol. Pero el mismo artículo constitucional tiene un gran valor práctico para respetar la propiedad y los intereses capitalistas. Por ejemplo el ministro de Finanzas Rodrigo Cabezas, señaló con respecto a las recientes nacionalizaciones que las mismas se harán “respetando el marco constitucional y legal que entre otras cosas prohíbe realizar expropiaciones” [4]. Las nacionalizaciones despertaron entusiasmo en la población y en los medios de izquierda, pero en realidad son una compra de las empresas a los grupos privatizadores como reconoce el presidente de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional declarando que las nacionalizaciones no son “una medida de expropiación, las empresas estratégicas se van a comprar”.

Chávez ha sostenido que “No negamos la propiedad privada (...) sólo que debe estar cada vez más en función del bienestar social” [5]. Será por eso que las Cámaras empresarias como Empresarios por Venezuela (Empreven), la Cámara Venezolana de la Construcción (CVC) y la Confederación Nacional de Agricultores y Ganaderos (Confagan), entre otras tantas asociaciones empresariales han lanzado la creación de la Confederación de Empresarios «Socialistas» de Venezuela. Como comentan nuestros compañeros de la JIR “Extraña revolución es esta donde los explotadores de siempre continúan con sus negocios normalmente, es más, han prosperado en sus ganancias” [6].

La situación obrera y popular

En Cuba la revolución implicó un cambio cualitativo en las condiciones de vida de las masas obreras y campesinas. Gracias a los cambios operados en el régimen de propiedad la revolución permitió terminar con el flagelo del hambre, el analfabetismo, el trabajo infantil y la desocupación. Para tener una idea del alcance social de la revolución baste decir que permitió reducir la mortalidad infantil a un 7% (datos 2003), llevar la esperanza de vida a 77 años y erradicar el analfabetismo. A su vez dio un gran impulso a la salud pública; si en 1958 había 1 médico cada 1076 habitantes, en la actualidad hay 1 médico cada 159 habitantes, que reciben atención personalizada, lo mismo 1 dentista cada 1066. El desempleo es actualmente1,9%.
En la Venezuela bolivariana la situación de las masas se mantiene en los marcos de la miseria y la degradación provocados por el capitalismo. Según reconocen las estadísticas oficiales la pobreza se ha reducido de un 50,4 % en 1999 a un 33,9 % actualmente, pero manteniendo la enorme brecha y desigualdad social entre ricos y pobres. La CEPAL tiende a coincidir con los datos del gobierno, “para el año 1999 la pobreza se situaba en 49,4 %, pero seis años después se ubicaba en 37,1 %” [7]. La economía informal ocupa casi el 50% de la fuerza laboral activa del país. Mientras “la distribución del ingreso en 2002 en lo referente a salarios y sueldos alcanzaba un porcentaje del 33%, bajando para 2005 a un 25%, mientras que las ganancias de los capitalistas de un 38% en 2002 subieron para un 49% en 2005” [8].

Revolución socialista o caricatura de revolución

El Che Guevara planteó como conclusión de la revolución cubana “Por otra parte las burguesías autóctonas han perdido toda su capacidad de oposición al imperialismo -si alguna vez la tuvieron- y sólo forman su furgón de cola..No hay más cambios que hacer; o revolución socialista o caricatura de revolución” [9]. La dirección castrista hace tiempo que anunció el abandono de esta lucha y deposita actualmente en el chavismo su prestigio para fortalecer a Chávez como una dirección que representa los intereses de la conciliación de clases entre las masas pobres y laboriosas y la burguesía nacional. Es consecuente así con la política de evitar la revolución y su extensión como hizo con Nicaragua y El Salvador en los ’80.

Chávez no es el representante de los intereses históricos del pueblo venezolano y de las masas campesinas de América Latina. Su objetivo no es el gobierno obrero y campesino, el desarrollo de la autoorganización obrera y popular, ni la lucha por derrocar al capitalismo como medio de lucha contra el imperialismo, sino evitar nuevas revoluciones que como en Cuba derroquen el poder de la burguesía. Sus esfuerzos internacionales se basan en presentar como amigos y aliados a gobiernos serviles de las burguesías cipayas que se presentan como progresistas como es el caso de Lula o Kirchner y a quienes buscan frenar los procesos revolucionarios protagonizados por las masas obreras y campesinas como Evo Morales en Bolivia o Rafael Correa de Ecuador. El “socialismo del siglo XXI” es el discurso que encubre este objetivo.

Lea también:

La revolucion cubana - I° parte

La revolucion cubana - II° parte

 

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