Una dura lucha sostenida por más de 900 obreros y obreras de la principal autopartista de Zona Norte
Un día antes de que venza la conciliación obligatoria, el martes 14, la patronal de Lear terminó aceptando todas las reivindicaciones impuestas por la dura lucha de los obreros y obreras, después de más de un mes de conflicto. Éste comenzó el 11/4, cuando reclamaron en asamblea el pago del bono de 100 horas adeudado, el aumento en los viáticos, recategorizaciones y laefectivización de todos los contratados.
La patronal respondió con despidos, como castigo por hacer una asamblea. Desde entonces, los compañeros dieron una lucha ejemplar: pelearon dentro de la fábrica, bloquearon los portones, cortaron la Panamericana y la colectora, hasta que el martes 14/5 la empresa terminó aceptando la relación de fuerzas impuesta por la dura lucha y tuvo que ceder a todas las demandas, incluido su reclamo principal: la reincorporación definitiva de todos los despedidos.
La asamblea
Ese martes, la empresa se reúne a escondidas con el SMATA. Cuando la fábrica se entera, la Interna irrumpe en la reunión. La patronal no tiene otro remedio que decir que acepta la reincorporación de los despedidos y el pago de bono de 100 horas (demanda que había originado el conflicto) y el resto de las reivindicaciones.
La burocracia del SMATA convoca a una asamblea para adjudicarse el triunfo. Los del turno mañana mandan mensajes de urgencia a sus compañeros del turno tarde y noche para que se hagan presentes. Más de 850 trabajadores llenan la asamblea.
Manrique, Secretario Adjunto del SMATA, anuncia que la empresa otorga el bono de 100 horas adeudadas, el aumento en los viáticos, un plazo para la efectivización de los contratados y la recategorización de los obreros. Éstos se mantienen en absoluto silencio.
Cuando Manrique anuncia la reincorporación definitiva de todos los despedidos, la asamblea estalla en gritos de festejo. Los trabajadores y trabajadoras reafirmaban lo que ya le habían demostrado a la patronal y a la dirección del SMATA con su lucha: “no cambiamos plata por despidos”. La Comisión Interna toma la palabra y explica que este triunfo era exclusivo de los obreros y obreras, de los que los apoyaron y de nadie más.
La paz social no se firma
La empresa y el SMATA querían que la Interna firmara una cláusula de paz social. Los compañeros se niegan porque siempre sufren ataques, hay compañeros con enfermedades, hay accidentes. Se pone a votación: más de 700 compañeros apoyan a la Interna. Los Verdes no llegan a 100, algunos se abstienen o se retiran. Con la fuerza del mandato de la asamblea, los delegados y compañeros despedidos, acompañados por los abogados del CeProDH, acuden el miércoles 15 a la última audiencia en el Ministerio de Trabajo de La Plata.
Hasta ese momento no hay compromiso por escrito de la empresa. La vigilia convocada en puerta de la fábrica se mantiene. Allí se concentran 400 compañeros. A las 3 de la tarde, llega la noticia de La Plata: la patronal había firmado el acta comprometiéndose a otorgar el 100% de los reclamos.
El SMATA no pudo firmar su ansiada paz social, consciente del repudio que recibiría si lo hacía, y cambió ésto por una formulación vaga donde ellos y la empresa se comprometen a recurrir al Ministerio antes de iniciar nuevos conflictos.
El festejo
La puerta de Lear se convierte en lugar de festejo otra vez, como cuando entraron los despedidos al dictarse la conciliación. Están las Internas de Kraft, de Donnelley, una importante delegación de PepsiCo, de Word Color, del SUTNA San Fernando, del Frigorífico Rioplatense, trabajadores de VW Córdoba que trajeron su solidaridad y a la vez fueron apoyados, y docentes de la 9 de abril. También Christian Castillo, junto a un nutrido grupo de compañeros del PTS y de su Juventud. Se hace un acto para festejar. Como en todo el conflicto, las compañeras de la Comisión de Mujeres de Lear, unidas a las de Donnelley, tienen un rol protagónico.
¿Por qué se ganó?
Se ganó por la firme disposición a la lucha de los obreros y obreras, y por la profunda unidad alcanzada entre la Comisión Interna, el activismo y la base para garantizar las medidas.
Esto permitió que cuando llegó la conciliación obligatoria, los trabajadores impusieran que fuera con todos los despedidos adentro y en sus puestos de trabajo. Impusieron esto por la fuerza, manteniendo el bloqueo de la fábrica hasta el ingreso del último de los despedidos. En la conciliación no se quedaron de brazos cruzados. Dispusieron un quite de colaboración negándose a hacer horas extras como quería la empresa para acumular stock. Llamaron a un nuevo corte que logró que el conflicto apareciera en los medios y fuera conocido por millones. Buscaron la solidaridad de todos. Se entrevistaron con Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz, que envió al Ministerio de Trabajo de la provincia una nota expresando su preocupación por la situación y dando apoyo a los obreros. El domingo 11, una importante solicitada firmada por organismos de derechos humanos, entre ellos compañeras de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, diputados de la Nación e intelectuales fue publicada en Página/12. Durante estas semanas los compañeros de Lear fueron sistemáticamente a las fábricas del gremio de la zona norte. Exigieron en sus boletines semanales al SMATA que apoyara esta lucha. En las puertas de VW, de Ford y de las autopartistas se respiraba y sentía la solidaridad con su lucha. Allí se juntan los primeros pesos de un fondo de lucha que se agrandó en las universidades. Desde Neuquén, la banca obrera del FIT, del diputado Raúl Godoy, hizo llegar un aporte de $3 mil. Luego de ganar, los obreros de Lear devolvieron esa solidaridad de clase, donando el aporte traído por los estudiantes de Filosofía y Letras para el fondo de lucha de los compañeros de Latingráfica.
Fue la firmeza, la decisión a luchar y su intransigencia, el método democrático de decidir todo en asamblea, el apoyo conquistado lo que permitió este triunfo. Las obreras de Lear fueron imprescindibles en esta dura lucha con su presencia en las marchas, en los bloqueos, increpando a los burócratas de la Verde, todos los días.
Las perspectivas
Se ganó una gran batalla contra una poderosa multinacional, cuyas ganancias netas en el mundo fueron de u$s1.300 millones. Se ganó contra una burocracia que buscó mil maneras de entregar el conflicto y contra un gobierno que sólo tuvo como respuesta la militarización de la panamericana.
Este triunfo fortalece las posibilidades de construir fuertes corrientes de oposición antiburocráticas en todos los gremios y sindicatos, y da un gran impulso al desarrollo de todas las agrupaciones e Internas clasistas de la Zona Norte del GBA, y de todo el país. Los compañeros del PTS fuimos parte y apoyamos esta lucha desde el primer día. Por eso estamos orgullosos de haber cantado otra vez con los obreros de Lear “hoy festejan los obreros, llora el patrón”.
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