por Wladek Flakin, RIO Berlin
Contra la política de la Troika, el fin de semana pasado miles de personas salieron a las calles en el Estado Español y en Portugal, mientras en Turquía cientos de miles luchaban contra la policía en una "primavera turca". Pero también en el "corazón de la bestia", en la metrópolis financiera del imperialismo alemán, en Fráncfort, había una manifestación masiva contra la política de la austeridad.
Hasta 20.000 personas de todo el país participaron en las jornadas de "Blockupy" (combinando las palabras "ocupar" y "bloquear"). Una coalición de grupos de la izquierda radical junto con sindicatos y el partido reformista "Die Linke" organizó por segunda vez el intento de bloquear, simbólicamente, el Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort.
La policía en el estado federal de Hesse paró todos los colectivos que iban desde Berlín hacia las concentraciones, controlando todos los documentos y el equipaje de los manifestantes durante seis horas. Pero el viernes tuvieron lugar diversas actividades en la ciudad, con bloqueos de tiendas de ropa para apoyar las huelgas para el convenio del comercio, y también una manifestación en el mayor aeropuerto de Alemania para protestar contra la política racista de las deportaciones.
El sábado había una manifestación masiva de 20.000 personas hasta el BCE. El ayuntamiento había intentado prohibir la ruta de la marcha, pero la justicia la aprobó. Sin embargo, la policía – apenas comenzada la marcha – rodeó a la columna anticapitalista con unas 1.000 personas y no la dejó seguir, insistiendo en controlar cada persona dentro del cerco policial.
El resto de la manifestación se negó a seguir mientras la represión estaba en curso. Las 20.000 personas quedaron durante horas en su sitio, mientras la policía atacó brutalmente a los detenidos con palos y espray de pimienta. Incluso atacaron a periodistas y diputados del parlamento nacional. Tardó nueve horas hasta que los últimos podían salir del cerco y la manifestación nunca llegó al BCE.
Los ataques a las condiciones de vida de los trabajadores y la juventud en Europa del Sur implica la anulación de libertades democráticas, y este fenómeno está avanzando también en la Alemania imperialista que todavía se está beneficiando de la crisis económica. De forma preventiva el estado burgués se está armando contra las protestas de los oprimidos en este país, quienes también están pagando la crisis del sistema. La política represiva de Merkel en Grecia se está aplicando en forma rudimentaria en Alemania misma – pero también se pueden observar fenómenos iniciales de radicalización de las masas.
Los reformistas del partido "Die Linke" prometen un "cambio de la política" y una "solución a la crisis" si llegan, a través de las elecciones en septiembre, al gobierno junto con la Socialdemocracia imperialista. Por el contrario, los trotskistas de la Organización Internacionalista Revolucionaria (RIO según sus siglas en alemán) orientamos a una salida obrera, revolucionaria e internacionalista frente a la crisis.
|