Especial de Clase contra Clase de Chile
8 de marzo, ni festejo, ni indiferencia
En homenaje a las obreras y luchadoras que luchan contra la explotación patronal
A un año de gobierno de Bachelet, la situación de la mujer ha variado muy poco. Y la de la mujer trabajadora más bien ha empeorado. Las promesas que hacía Bachelet, se quedaron sólo en eso... promesas. Porque en realidad, lo que Bachelet está defendiendo, no son ni los derechos de las mujeres, ni la de las trabajadoras y trabajadores, sino los intereses de los empresarios a los que ella sirve. Era de esperar, y lo previmos, Bachelet iba a gobernar para los mismos que han gobernado los partidos patronales de la Concertación, para los empresarios del país y el imperialismo, aun cuando fuese una presidenta mujer en este país y sociedad machista, su carácter de clase, al defender a los empresarios, la separa de los intereses de las mujeres trabajadoras.
Pero los movimientos de mujeres trabajadoras, pobladoras, mapuche, estudiantes, feministas, etc. deben preguntarse si era un triunfo por si mismo el que Bachelet fuese mujer. Decimos que no, porque además, en su programa estéril enfocado a la mujer, contaba el gabinete paritario, que sólo beneficiaba a las que estaban dentro del aparato de Estado, que sólo gobierna para ricos; el “código de buenas prácticas laborales” para que pudiésemos trabajar en el mercado laboral sin discriminaciones, lo que es papel mojado cuando podemos investigar y darnos cuenta de la situación de las mujeres trabajadoras del sector más flexible, a veces sin contrato, sin derechos laborales, ni previsión, etc., y que la mayoría de las trabajadoras gana un 30% menos de sueldo que un hombre por el mismo trabajo, sin olvidar el acoso y una serie de trabas que nos dificultan trabajar.
El proyecto de ley que otorgaba el derecho de las madres trabajadoras de tener sala cuna, que podría servir acaso para alivianar la tarea del cuidado de los hijos, quedó en nada, ahora que el gobierno pretende deshacerse de esta carga, porque pretenden alargar el posnatal, incluso acortar el prenatal para trasladar los meses de éste al posnatal, todo esto para que las empresas puedan ahorrarse las licencias por enfermedad del hijo menor de un año que supera los costos que si sólo se integraran dentro de tareas que las madres trabajadoras deben hacer en esos meses de posnatal. Incluso, se ha pensado que esto les permitiría al gobierno y a los empresarios ahorrarse además el otorgar la sala cuna, porque el cuidado de los hijos lo cargarían las madres trabajadoras, completando este plan con la ley de amamantamiento o planes como el proyecto llamado “Chile crece contigo”, haciendo pesar todas estas tareas naturalizadas que son impuestas a la mujer en vez de que se socialicen las tareas domésticas, que las deja más lejos de la independencia económica.
La disputa por la “pastilla del día después” no dejó indiferente a nadie. Y si bien es cierto que finalmente se votó la entrega a mayores de 14 años, no alcanza para terminar con el problema de los embarazos no deseados, ni el aborto clandestino, de todas maneras, esto terminó en un decreto que la presidenta firmó para repartirla luego de la lucha ideológica que desató con los sectores de la Concertación, la derecha y la iglesia y que aun tiene a alcaldes negándose a entregarla. Se trata de una pastilla anticonceptiva que podemos defender, porque las niñas de 14 años también pueden usarla y evitar embarazos, pero que no soluciona hasta el final la legítima demanda de anticonceptivos gratuitos para todas, una educación y salud sexual de calidad y sin oscurantismos religiosos, y un aborto libre, gratuito y de calidad cuando sea necesario para no morir por aborto clandestino que año a año deja a mujeres muertas o con complicaciones.
Es este gobierno que defiende a los patrones con una mujer presidenta, el que NO nos representa a las mujeres trabajadoras, pobladoras, mapuche, estudiantes que somos las más postergadas junto a los oprimidos y trabajadores. Y en el día de la mujer no nos preparamos para festejar, tampoco para olvidarnos que somos mujeres y que somos oprimidas en esta sociedad clasista y machista, donde nuestra subordinación es funcional al modelo económico capitalista neoliberal. Nos preparamos para hacer un homenaje a las mujeres trabajadoras que fueron las primeras en enfrentar a este modelo de producción que nos oprime y explota, que sustenta la explotación de muchos para el beneficio de unos pocos parásitos capitalistas.
Lea más en: www.clasecontraclase.cl
|