La crisis que azota al Gobierno de Mariano Rajoy sigue profundizándose. Tras la reciente salida a la luz de nuevos documentos que implicarían directamente al Presidente del Gobierno con la financiación ilegal y cobro de sobresueldos en el PP, este partido se desploma aún más en las encuestas de estimación de voto (hoy sólo recibiría el 23% de los votos, frente al 44,8 con el que ganó las elecciones en noviembre de 2011) y el Gobierno se queda sólo ante el resto de los partidos del Régimen.

Todos los grupos parlamentarios han estado exigiendo la comparecencia de Rajoy en el Parlamento. Algo que hasta el último momento el PP ha logrado bloquear con su mayoría absoluta en la cámara y en la mesa del Congreso. El PSOE amenazó entonces con presentar una moción de censura contra el Presidente. Si bien ésta no tenía posibilidades de obtener un voto favorable -dado que el PP todavía se mantiene en un bloque monolítico en la cámara, con 186 de 350 diputados- suponía un elemento de desgaste muy importante para el Gobierno. Se trataría de la tercera moción de censura de la historia del Régimen del 78, y no podemos olvidar que fue justo después de salir airoso de otra moción así cuando Adolfo Suárez terminó viéndose forzado a dimitir en 1980, después de que su propio partido le dio la espalda para intentar no cargar con su desgaste.

Esta situación ha forzado al PP a cambiar de posición y aceptar la comparecencia de Rajoy para frenar la moción de censura. Lo hará nada menos que el 1 de agosto, en plena operación salida de las vacaciones veraniegas. Una fecha con la misma tensión informativa que un 25 de diciembre o un 1 de enero. Y además en un formato en el que se quiere diluir las explicaciones sobre el caso Bárcenas en un debate sobre la situación política y económica en general. Como vemos Rajoy y el PP pretenden continuar mirando para otra parte, ocultando su implicación en uno de los mayores escándalos de corrupción de la historia reciente y evitando molestar demasiado a su ex-tesorero preso, no vaya a ser que saque nuevos muertos del armario.

La oposición, si bien denuncia estas maniobras, no sale de su rol de “leal oposición a su majestad”. Y es que la supuesta “alternativa” del PSOE y sus socios menores de IU -con los que gobierna Andalucía donde actúa igual que el PP, pasando planes de ajuste y tapando los casos de corrupción de la Junta, como el de los ERE´s- puede gritar mucho, pero no va a tomar ninguna medida que apunte directamente a la caída de Rajoy, que pasaría directamente por la movilización en la calle y por tanto por incrementar la crisis del mismo Régimen del 78 al que ambos sirven. Esta “responsable” actitud explica que todos quieran que esto se resuelva en el Parlamento y de las únicas movilizaciones que se hable sean las que propone IU, nada menos que en el mes de septiembre.

Su mayoría absoluta le permite mantenerse a pesar de gran descrédito y desgaste. A pesar de ello sus principales sostenes -la gran burguesía española, sobre todo la financiera, el imperialismo alemán y los acreedores internacionales- no le han quitado la confianza. Sigue siendo uno de sus mejores alumnos. Si la crisis de la deuda española logra mantenerse estabilizada esto es probable que siga siendo así.

El otro gran “activo” de Rajoy es la criminal política de desmovilización que mantiene la burocracia sindical, en consonancia con la oposición parlamentaria. Desde el arranque de 2013 llevan adelante una política de contención y desvío, sacando de la calle a los trabajadores, aislando sus luchas y conduciéndolas a derrotas y entregas de derechos. Incluso el secretario general de CCOO ha llegado a afirmar que prefiere creer a Rajoy que a quien le acusa de connivencia con la corupcción del PP, su ex-tesorero y antiguo amigo Bárcenas.

Toda esta situación explica que la aguda crisis de Gobierno se esté desarrollando fundamentalmente por arriba, con muy escasa intervención de los trabajadores y los sectores populares. Hasta el momento las reacciones de protesta han sido modestas, con pequeñas concentraciones frente a las sedes del PP o las concentraciones a las que el 15M llama este viernes 26 de julio.

Para poder tirar abajo al Gobierno del PP, el Gobierno de la corupcción y los planes de ajuste, no es posible confiar en las tratas parlamentarias encabezadas por el otro gran partido del turno bipartidista, que además sólo busca -más temprano o más tarde- un re-emplazo por un Gobierno más legitimado para continuar pasando las mismas políticas anti-obreras y anti-populares. Es necesario exigir el fin de la desmovilización impuesta por la burocracia sindical, pelear por imponerles un plan de lucha y una huelga general contra el Gobierno del PP, que logre tirarlo abajo y permita abrir un proceso constituyente revolucionario para barrer con él al Régimen del PP, el PSOE y la Corona.

Un proceso que nos permita barrer la corupcción inherente al capitalismo, acabar con la casta de políticos al servicio de los capitalistas, dar solución a los grandes demandas democráticas irresueltas como el derecho de autodeterminación de las nacionalidades y el fin de la Monarquía y resuelva los grandes problemas sociales de paro, desmantelación de servicios públicos, desahucios... en base a la expropiación de los grandes banqueros, empresarios y forturas que a pesar de la crisis siguen haciendo su “agosto” a nuestra costa.

En la lucha contra este Gobierno y su Régimen, los trabajadores encabezando al resto de sectores populares, podremos ir construyendo nuestras formas de auto-organización para la lucha, sobre las que poder basar un verdadero Gobierno nuestro, de los trabajadores y el pueblo, el único capaz de garantizar un proceso constituyente de este tipo y de abrir camino a la resolución de todas nuestras demandas democráticas y sociales.