Editorial La Verdad Obrera N°536
Tras meses de acusar a los trabajadores que pagaban ganancias de que eran “ricos” o “aristocracia obrera” que no querían ser solidarios con los “más pobres”, la presidenta anunció que subirá el mínimo no imponible. Después de la derrota electoral ahora hablan de que “paguen los que más tienen”. Caraduras.
Tras meses de acusar a los trabajadores que pagaban ganancias de que eran “ricos” o “aristocracia obrera” que no querían ser solidarios con los “más pobres”, la presidenta anunció que subirá el mínimo no imponible. Después de la derrota electoral ahora hablan de que “paguen los que más tienen”.
La apertura del canje de deuda a los fondos buitre, presentada como una medida “soberana”, es la otra acción con que el gobierno busca marcar la agenda y recuperar la iniciativa tras la derrota electoral, aunque está por verse cuál será el efecto político. Desde el parazo nacional del 20N de 2012, convocado por las centrales sindicales opositoras, el fin del impuesto al salario era un reclamo cada vez más masivo. Sergio Massa demagógicamente lo tomó como bandera de campaña. La respuesta del gobierno es una medida electoralista, busca revertir el golpe de las PASO y, de mínima, no perder más a favor del Frente Renovador en octubre. Sin embargo, es difícil que un gobierno ya marcado por la debilidad ante la falta de sucesión kirchnerista, los frentes de tormenta en su “modelo” y problemas estructurales crecientes pueda evitar fácilmente su decadencia.
Justamente cuando discutía el Congreso la reapertura del canje, en las calles de Neuquén crecía la bronca contra la entrega del petróleo a Chevron. Con balas de goma y hasta de plomo, hiriendo a un manifestante, el MPN y los K demostraron hasta dónde pueden llegar si de salvaguardar los intereses de una multinacional yanqui se trata (págs. 4 y 5). Rodeada por un fuerte cerco policial y protegida por la represión, la legislatura neuquina finalmente sesionó. Querían impedir a como diera lugar la llegada de los manifestantes, en el marco del paro de la CTA, de los docentes de ATEN, del Sindicato Ceramista, los estudiantes y la comunidad mapuche. Se preparaban para la votación antipopular y antinacional de un acuerdo con cláusulas secretas. Los opositores a la ley se retiraron. Nuestro diputado Raúl Godoy, antes de irse, les dejó una insignia norteamericana. “Para que ahora voten la entrega bajo esta bandera”, les dijo.
El acuerdo le permitirá a Chevron exportar, libre de retenciones, el 20% de lo extraído y la libre disponibilidad para enviar el 100% de las divisas a su casa matriz. Encima Sapag les prometió que no le cobrará más impuestos. La recuperación de YPF, presentada como la conquista de la “soberanía energética”, dio lugar a un nuevo acto de cipayismo del gobierno “nacional y popular”.
Negocio para especuladores
La entrega de Vaca Muerta no es el único acto de claudicación nacional. Ante el fallo desfavorable de la Cámara de Apelaciones de Nueva York el gobierno respondió reabriendo el canje de deuda invitando a los bonistas que ya habían entrado en él a que cobren en Buenos Aires para evitar un posible embargo de los fondos buitre en litigio en EE.UU. La intención oficial es abrir una brecha en estos últimos ofreciéndoles una vez más entrar al canje. Otra oferta “soberana” que no es más que otro gran negocio para los especuladores que compraron bonos por centavos. Ahora, en boca de Cristina resulta una virtud ser “pagadores seriales”. U$S173 mil millones cobraron los especuladores externos e internos. Si el kirchnerismo puede presentar el pago de la deuda fraudulenta como algo “soberano” es porque la oposición compite para ver quién es más antinacional. Aunque probablemente terminen votando la medida propuesta por el Ejecutivo, los discursos escuchados, como el de los representantes de la UCR, denunciaron al gobierno por no haber sido lo suficientemente entreguista y no otorgar más beneficios a los especuladores para que Argentina retome la entrada al mercado de crédito internacional.
La disputa en el PJ
La crisis del kirchnerismo es el factor más dinámico del escenario político. Sus últimas medidas apuntan a dejar sin banderas a sus oponentes, sobre todo a Massa, y parar la sangría de dirigentes y punteros del FPV al Frente Renovador. Está en crisis el bonapartismo de “la caja”. El fantasma de la derrota electoral, fundamentalmente en territorio bonaerense, es lo que aleja a intendentes y punteros y los hace priorizar sus propias necesidades por sobre la disciplina de los fondos con los que el Ejecutivo compró sus “lealtades”. Que “La Cámpora” haya sido alejada del centro de campaña y Scioli sea el protagonista, dejando incluso en segundo plano a Martín Insaurralde, es un reconocimiento de que Massa les impuso la agenda y necesitan sí o sí mantener lo que puedan del aparato del PJ para no retroceder más en octubre. La declaración de Sergio Berni sobre que “la inseguridad ciudadana no es una sensación sino que la gente la padece permanentemente” confirma el rumbo elegido para recuperar votos, en este caso del electorado de derecha.
Vamos con el Frente de Izquierda
Al tiempo que el gobierno da un giro táctico intentando recuperar a parte de los trabajadores que votaron a Massa, los ataques en Neuquén contra los manifestantes y la represión de la policía del kirchnerista Fellner en Jujuy contra los estatales abren un escenario de mayor conflictividad en esas provincias, donde está interviniendo la izquierda. Es necesario pelear para que las centrales sindicales opositoras tomen medidas de lucha como una gran marcha nacional contra la represión que sea parte de un plan de lucha por las demandas de toda la clase trabajadora.
El FIT en Neuquén fue un factor político junto a las organizaciones que pararon y se movilizaron. El programa del FIT no es sólo una declaración electoral sino una línea para la acción. Fueron Myriam Bregman, Jorge Altamira y Raúl Godoy –desde la banca- los voceros de la denuncia a la entrega.
En el FIT estamos los que desde las fábricas y empresas peleamos contra el despido de contratados como en Kraft, contra las suspensiones como en FATE y VW, por el salario junto a los estatales de Jujuy, a la cabeza de la pelea de los metrodelegados del Subte. Nuestro programa levanta el no pago de la deuda externa y la nacionalización total del petróleo y del gas bajo administración obrera. Exigimos a su vez la eliminación completa del impuesto al salario porque no alcanza con subir el mínimo no imponible. La inflación sigue comiéndose nuestros ingresos. Por eso luchamos por un salario equivalente a la canasta familiar para todos los trabajadores indexado según inflación real. La precarización afecta al 60% de la clase trabajadora que nunca pagó impuesto al salario simplemente porque sus sueldos están lejísimo de la canasta familiar. Por eso estamos por el fin del trabajo en negro y por el pase a planta de todos los trabajadores.
El FIT redoblará los esfuerzos hacia octubre para conquistar una bancada obrera y socialista. Para pelear por estas medidas y para desde esas bancas convocar a las organizaciones obreras, populares y de la juventud a la más amplia lucha extraparlamentaria para imponerlas.
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