En ocasión de la llegada a Francia, el mes pasado, de Sonia Jebali y Monia Dridi, delegadas sindicales de la UGTT, despedidas de la fábrica LATelec de Fouchana (Túnez), en París y Toulouse (donde se ubica una de las sedes de Latecoere) tuvieron lugar una serie de encuentros para popularizar su lucha y debatir sobre “Los trabajadores y el derecho sindical. ¿Cuáles son las apuestas para las mujeres en Túnez?”. Después de habernos reunido con ellas, dedicamos este artículo que busca dar testimonio de este combate para pensar cómo organizar la respuesta.
En diciembre de 2010, en Fouchana LATelec, del grupo Francés Latécoère, subcontratista dentro de la aeronáutica, se declara en huelga. Los 400 trabajadores- 90% mujeres - decidieron poner fin a los abusos que sufren: los sueldos escandalosos, las horas extras obligatorias no remuneradas, la humillación y el acoso sexual. Unas semanas antes de la caída de Ben Ali, en el corazón del proceso revolucionario, los trabajadores iniciaron una lucha contra una de las figuras del imperialismo francés en Túnez. Ellos hoy llaman a la solidaridad, incluyendo a los trabajadores de LATelec en Francia, para luchar juntos contra todos los chantajes de la empresa.. Desafiando la dictadura patronal dentro de la fábrica,, esta lucha es el espejo de un desafío al régimen, que bajo Ben Ali y ahora, continúa sirviendo a los intereses de los empresarios extranjeros, entre ellos el francés.
En el año 2005 LATelec, filial del grupo Latecoere, una empresa francesa de mobiliario y cableado de aviones, ha llevado una parte de su producción a Túnez, y a Fouchana en particular donde se produce el cableado. LATelec, número uno a nivel mundial en estas áreas, es la principal proveedora de las grandes empresas francesas y europeas aeronáuticas y de armamentos, como Dassault, Eurocoptere o Airbus especialmente, cuyo capital es mayoritariamente del Estado Francés.
Beneficiado por los pedidos de Airbus, esta empresa genera enormes ganancias que recibe producto de la explotación de una mano de obra “barata”, mal paga y de una legislación laboral muy flexible en beneficio de los empresarios y fácil de eludir. Al contratar mujeres, el objetivo de LATelec es reducir al máximo los costos de producción para imponer salarios bajos, todo esto sacando provecho de una mano de obra “dócil” y disciplinada. Esto lo hacían sin tomar en cuenta la combatividad de los obrero/as en la fábrica, su hartazgo de los abusos y de la explotación, y sus “aspiraciones” a la dignidad.
La revolución en la fábrica
Tuvieron que esperar cuatro años para poder manifestar su bronca. Cuatro años en los que la legislación laboral tunecina permite al empleador renovar los contratos con una duración determinada, sin ninguna garantía para el asalariado de poder conservar su empleo, antes de obtener un CDI (Contrato de Duración Indeterminada). Cuatro años de incertidumbre y de precariedad, cuatro años para quedar “estúpidos y disciplinados”. Sin embargo, los trabajadores de LATelec en Fouchana tenían motivos para estar enojados: trabajan 40 horas semanales y reciben la mitad de su pago (20 horas), acoso permanente –moral y sexual- por parte de la gerencia de la empresa (mayoritariamente hombres), no ofrecen ninguna perspectiva económica en la vida, insultos, amenazas, humillaciones, etc. Son cotidianos. ¡Esto no podía seguir así! En marzo de 2011, los obreros deciden pasar a la ofensiva y abren una sección sindical de la UGTT (Unión General Tunecina de Trabajo), a la cual adhieren 420 de los 450 trabajadores/as del lugar. Como muchos otros trabajadores tunecinos, ellos también aprovechan el clima revolucionario para denunciar la explotación que sufren. De este modo, establecen una lista de reivindicaciones que presentan a la dirección de LATelec. Pero como se sospechaba, estos se oponen firmemente a cualquier mejora en sus condiciones de trabajo.
Para sofocar rápidamente este asunto, intentan incluso sobornar a los delegados sindicales, aunque sin tener éxito. Como es costumbre para la patronal, una vez descartada la posibilidad de encontrar aliados en el seno del movimiento de quienes se están organizando, la dirección de LATelec cambia de estrategia y opta por la represión: los sindicalistas soportan todo tipo de amenazas, pero eso no los para. Luego de ocho meses de negociación, el creciente enojo de los trabajadores termina por hacer retroceder a la dirección de LATelec: en Mayo de 2012 se firmó un acuerdo. Este acuerdo contempla todas las reivindicaciones que planteaban los trabajadores, las cuales son: regularización de las horas extras, quince días de vacaciones pagas, reconocimiento de la calificación, aumento salarial, ¿demasiado bueno para ser cierto? Lo que sigue de la historia mostrará que esto fue una retirada táctica por parte de la dirección de la empresa para preparar mejor un nuevo ataque…
Reubicar para reinar: el juego de gestión de LATelec
A partir de septiembre del 2012, la gestión pone en marcha un plan para “enterrar” definitivamente todo atisbo de organización, y disuadir a aquellos trabajadores que, en las empresas vecinas, pudieran sentirse tentados de tomar como ejemplo el combate de los obreros de LATelec. La patronal, quiere crear un sindicato de la empresa, que tendrá como objetivo reemplazar a la UGTT. Pero a pesar de las intimidaciones y las repetidas amenazas contra los sindicalistas de la UGTT, este sindicato de unos treinta jerárquicos no logra imponerse.
La dirección de LATelec acelera su respuesta organizando un lock-out patronal. Cuando los trabajadores llegan a la fábrica el 20 de septiembre por la mañana, la encuentran cerrada, con un cartel en el cual se puede leer: “A propósito de graves incidentes, de insultos y de secuestros, la fábrica permanecerá cerrada hasta nuevo aviso”. Estas no son más que mentiras de la patronal, que busca con esto dividir a los trabajadores. Seis días más tarde, la dirección propone una reapertura de la fábrica, pero con algunas condiciones: los delegados sindicales de la UGTT deben quedar afuera. Este nuevo ataque se enfrentará, una vez más, a la gran solidaridad entre los trabajadores que se niegan a retomar el trabajo sin sus delegados.
La dirección del grupo Latecoere entonces se moverá hacia Francia, para intentar buscar una solución a este asunto que hace ruido en la región, cuestión que quiere evitar a toda costa. Al mismo momento, el secretario general de la UGTT recibió amenazas de muerte y se dirige a Fouchana. Pero la dirección de LATelec siempre se niega a abrir las puertas de la fábrica. Por lo tanto, los trabajadores decidieron iniciar una huelga por tiempo indeterminado, que se mantuvo durante cuatro semanas. Cuando finaliza la medida, logran acceder a la fábrica, y encuentran el lugar vacío. El stock y las máquinas fueron retirados, dejando a los trabajadores sin medidas de presión sobre los patrones. La directiva de la empresa ha interpretado, una vez más, a su favor el Código de Trabajo de Túnez, y para los trabajadores la reducción del volumen de la producción, considerada como una falta grave y motivo válido para los despidos. De esta manera, ante el fracaso de su método de división de los trabajadores dentro de la fábrica, la dirección decidió plantear un chantaje a nivel internacional transfiriendo una parte de la producción a Tarbes, en Francia. Esta transferencia, que por el momento es provisoria, particularmente pretende dividir la fábrica para reducir la producción, y de esta forma romper los lazos de solidaridad que se han creado, buscando también la fuerza de trabajo a un costo bajo y disciplinando con el control de un sindicato propatronal en la empresa.
Mientras tanto, en Tarbes, los trabajadores son empleados con contratos temporales, el contrato más precario, para paliar esta situación y disuadir cualquier intento de organización. La producción francesa que algunos reivindican como una garantía de mantenimiento del progreso social, termina siendo útil a la división de la clase obrera: ese chantaje permite utilizar a los trabajadores franceses de Tarbes para quebrar la protesta social que se desarrolla en Fouchana y avanzar sobre las conquistas de los trabajadores tunecinos. En realidad, los trabajadores temporales contratados en Francia constituyen un ejército de reserva, destinados a ser despedidos una vez que la fábrica de Fouchana vuelva a operar.
De Túnez a Francia, la pelea de Sonia y Monia contra las maniobras de LATelec
Las delegadas sindicales aun despedidas, sobre todo Sonia y Monia no abandonaron la lucha. Al pasar por el Foro Social Mundial en Túnez, se rodearon de un comité de solidaridad, que les ha permitido viajar a Francia para contar su lucha. Orgullosas de su lucha, ellas cuentan las intimidaciones, la violencia física de la que han sido víctimas en las puertas de la fábrica, y las amenazas de muerte por parte de l0s directivos de la empresa.
Ellas igualmente destacan cómo son víctimas no de una doble, sino que de una triple opresión en tanto trabajadoras, mujeres y madres. “Reclamar una representación sindical en una empresa privada en Túnez no es algo común. Pero como una mujer, es aún más raro”. Por lo tanto, las mujeres están mayormente subrepresentadas en los sindicatos, con sólo un 9% de delegadas sindicales, sumado a que sus salarios son bastante más bajos de los que perciben los hombres, y que la tasa de desocupación entre la población femenina se estima en un 27% en Túnez (contra un 18% entre los hombres). Las mujeres son las que más padecen las consecuencias de los contratos de corto plazo y la superexplotacion, como es el caso de las obreras de LATelec Fouchana, sin nombrar a todas las trabajadoras del sector informal.
Estas son entonces las condiciones particulares de explotación que conducen a las mujeres a jugar un rol fundamental en el proceso revolucionario tunecino. “Nosotras queremos mantener nuestro trabajo sin perder nuestra dignidad”, dijo Sonia. Ellas luchan hoy en día por su reincorporación a la planta, y contra los límites de los recursos jurídicos.
Para ellas, la construcción de lazos de solidaridad con la planta de Tarbes, y mayormente con los trabajadores franceses, es algo fundamental ante la necesidad de poner en jaque las maniobras de esta multinacional francesa. “No podemos permitir que esto siga, porque si dejamos que esto continúe, los patrones van a usar de ejemplo a LATelec para amenazar a los trabajadores en otras fábricas y disuadirlos para que no luchen”, exclamó Monia. Esto es, en concreto, el internacionalismo que intentan construir hoy con su visita a Francia.
Tirar abajo al imperialismo francés y sus apoyos políticos en Túnez, aquí y en otros lugares!
La lucha de LATelec en Fouchana no es un caso aislado. Es un ejemplo que muestra que los trabajadores y los sectores populares en Túnez han dado y, hoy también, dan combate contra un Estado policial que cuenta con el apoyo de los capitalistas, que se mantiene a pesar de la caída de Ben Alí. Lejos de ser cuestionada, la explotación de la mano de obra tunecina por capitales extranjeros y sobre todo franceses – principal socio comercial de Túnez- es encubierta por quienes dirigen hoy el país.
Un ejemplo de esta política es que la ley que data del año 1972 bajo Bourguiba, completada con el código de inversiones de Ben Alí, continúa siendo la regla hoy en beneficio de las patronales francesas: dejar libre de exenciones a las tierras fiscales, libre circulación de las ganancias, a lo que se agrega un aparato estatal al servicio del imperialismo que, con Ben Alí no dudaba en encarcelar a los sindicalistas muy revoltosos. Las coordenadas de la situación nacional en el año 2011 abrieron un campo de posibilidades para los obreros de LATelec en su lucha por su dignidad y contra la increíble explotación por parte de la patronal francesa. Hoy en Túnez, mientras que el clima político se tensa bajo los golpes del gobierno contrarrevolucionario de Ennahda, los trabajadores de LATelec se encuentran aislados y son sometidos a una fuerte represión de la dirección que toma sus marcas, a semejanza de la patronal francesa en todo el país.
La lucha de Sonia y Monia, obreras víctimas de la represión sindical, en la construcción de la solidaridad internacional es un ejemplo a seguir. Es la prueba concreta de que un movimiento social en Francia, contra la aplicación de los acuerdos de competitividad, contra la reforma de las jubilaciones, contra el aumento de la explotación de los trabajadores franceses, sería un gran apoyo a la lucha de los trabajadores tunecinos en su combate contra el principal explotador de su país, que es la patronal francesa.
4/10/2013
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