Luego de más de 23 días de huelga los trabajadores de Sidor levantaron su protesta el martes 8/10 al ser presentado un acuerdo alcanzado entre la gerencia de la empresa, la CVG y los dirigentes sindicales del SUTISS. Desde la dirección sindical se presentó lo alcanzado en el acuerdo como un triunfo de la lucha, pero la realidad nos parece indicar otra cosa. Si bien el gobierno nacional no logró imponer su voluntad luego de una aciaga campaña de difamación e intentar poner al pueblo contra los trabajadores, aceptando el compromiso del pago de un anticipo de 40.000 bolívares por conceptos de pasivos en general dejados de percibir por parte de los trabajadores –pagaderos en dos partes-, por su parte los trabajadores no lograron imponer el punto de honor de la lucha como es el mal cálculo de las utilidades de acuerdo a lo establecido en la Cláusula 8 del contrato colectivo entre otras demandas.
La dirigencia sindical terminó aceptando que en el Acta del acuerdo quedara asentado que “no hay deudas por este concepto” (por el mal cálculo de las utilidades). Todo supuestamente queda abierto para ser discutido en una mesa técnica sin fecha de instalación. Si bien los obreros de Sidor no salieron con el sentimiento de derrota del conflicto tampoco salieron con aires de haber triunfado como sostiene la burocracia sindical. En este marco, y en una primera evaluación del resultado mientras escribimos esta nota, es que podemos hablar de un empate entre las partes luego de la ardua pelea en la que los obreros de Sidor sufrieron un recio ataque por parte del gobierno.
Una burocracia sindical que no quería el conflicto
Es más que conocido que el conflicto fue empujado desde las bases, y frente al cual la burocracia sindical en todas sus alas no se mostró para nada dispuesta a ponerse al frente, es más no lo querían y se les transformaba en un paro indeseable. El sector representado por Alianza Sindical y encabezado por José Meléndez de Marea Socialista, enfrentó desde el inicio y hasta el final la huelga de los trabajadores, transformándose no solo en parte del frente político patronal junto a la gerencia sino que jugó abiertamente un papel de fuerza de choque contra los obreros y con ataques difamatorios abiertos. Por su parte, el sector encabezado por el presidente del SUTISS, José Luis Hernández, de la corriente Movimiento Orinoco, y José Acarigua Rodríguez, Secretario de Finanzas y de la agrupación Militante Siderúrgico, ante el temor de ser sobrepasados no tuvieron otra opción que mostrarse al frente de la lucha. Pero el papel de José Luis y Acarigua fue permanentemente cómo levantar el conflicto, aunque no podían hacerlo de manos vacías sin ofrecer nada a los trabajadores, esto les impedía entregar la lucha desde el vamos. Existió entonces, un juego en tijeras, por un lado un ala del sindicato actuando a vela desplegada contra la lucha (José Meléndez de Marea Socialista) y otra que se puso al frente de la lucha, pero para intentar frenarla desde dentro (José Acarigua y José Luis Hernández).
Los trabajadores consiguieron hasta donde podían llegar con esa burocracia sindical al frente
Como afirmamos al inicio de esta nota, la burocracia sindical con José Luis a la cabeza, acompañado de Acarigua, cínicamente presentaron como un triunfo obrero lo acordado con la gerencia de la empresa. Pero la cuestión de fondo es otra, al suscribir el Acta tal como está estipulado, queda claro que mientras la CVG se mantuvo en su postura de que no existían errores en el cálculo de las utilidades en los últimos cinco años, por tanto no hay deuda retroactiva, los burócratas sindicales aceptaron en efecto el planteamiento oficial. Por tanto engañan abiertamente a los trabajadores.
Infamemente José Luis llega a afirmar que: “Esto no es lo importante. Aceptamos esto así porque la intención era demostrarles a ellos que no tenían ni fuerza ni moral para arrancar la planta, pero no muere el reclamo”. Que los de la gerencia no tenía fuerza ni “moral” para hacer andar la empresa estaba más que demostrado en los 24 días de huelga, pero para el burócrata sindical había que entregar el punto nodal de la lucha para “demostrar” lo que los trabajadores hacían con la huelga. Es decir, entregar buena parte de la lucha. Ahora cínicamente señala que “en la mesa técnica salarial demostraremos que las utilidades fueron mal calculadas”.
Con dirigentes sindicales actuando de esta manera, difícilmente los obreros podrían haber obtenido más. Si el conflicto termina en un empate, y no en un claro triunfo de los obreros fue producto de hasta dónde podían llegar los trabajadores con esa burocracia sindical a la cabeza, que le jugaba en su contra más allá de sus discursos altisonantes de estar al frente de la lucha. En este marco, los trabajadores consiguieron en la mesa de la negociación hasta donde podían llegar con esa burocracia sindical a su cabeza.
Los ataques y descalificaciones de maduro
· * No fue una huelga de “un par de sindicalistas” sino de las bases obreras
El presidente Maduro se dedicó todo el tiempo a descalificar la lucha sidorista. Por ejemplo, sostenía que era obra de unos cuantos dirigentes que practican “el sindicalerismo”, que manipulan a los trabajadores. La verdad es que los actuales dirigentes del SUTISS (el sindicato de Sidor) son pro gobierno, y fueron las bases movilizadas las que les impusieron ponerse al frente de la lucha, porque si no iban a ser rebasados por el movimiento. De hecho estos dirigentes firmaron años atrás con la empresa el acta donde se estableció la mala fórmula de cálculo de las utilidades que los trabajadores exigen ahorita que se corrija. Incluso uno de estos dirigentes, José Meléndez, de Alianza Sindical y Marea Socialista (una corriente del PSUV), se caracterizó por bloquear las medidas de paro, apoyándose hasta en los militares. Es decir, esta burocracia sindical a la que Maduro fustigaba no quería que la lucha se desarrollara, y vino a decretar la huelga después que ya en los hechos la empresa estaba parada desde las bases.
· * Son los mismos trabajadores que lucharon para que Sidor volviera a ser nacional y pública
“Sidor no les pertenece, le pertenece al pueblo de Venezuela”, afirmaba Maduro, como si los trabajadores hubieran pedido que dejara de ser pública. Los trabajadores por lo que luchaban era algo tan elemental como que parte de su esfuerzo les fuera retribuido para una vida medianamente digna, en una empresa donde hay explotación como en cualquier otra empresa del país. ¿Acaso lo que produce Sidor no es el fruto del trabajo diario de esos miles de trabajadores?
Además, Maduro se “olvidó” todo el tiempo que fueron estos mismos trabajadores los que le impusieron al gobierno del propio presidente Chávez la renacionalización de la empresa, porque en su alianza con el gobierno argentino no había hecho nada para revertir la privatización, conviviendo con la transnacional Ternium/Techint casi una década, incluso como parte de la junta directiva. Fue la lucha y movilización de estos trabajadores lo que logró que hoy Sidor sea nuevamente estatal, torciéndole el brazo al gobierno que hasta con una dura represión de la Guardia Nacional intentó frenar la lucha.
Maduro llego a sostener que: “quisiera la burguesía que todos los gremios y sectores se volvieran anárquicos y paralizaran al país”. Según, a los empresarios les gustaría el ejemplo de miles de trabajadores en huelga conquistando sus derechos. ¡Por favor! ¡Ninguno quería que el ejemplo de Sidor triunfara y llegara hasta sus propias empresas! Al revés, tanto a los empresarios privados como al gobierno les conviene que estas luchas sean derrotadas, porque así “escarmientan” al conjunto de los trabajadores y fortalecen su posición para hacer que la crisis la sigamos pagando los trabajadores y el pueblo pobre: para imponer salarios por debajo del costo de la vida, otra devaluación, incumplimientos de contratos colectivos, más aumentos de precios, etc.
· * Los salarios de los trabajadores estatales no son los responsables de la “falta de recursos”
El gobierno dijo que los trabajadores estarían pidiendo algo “imposible” de cumplir. ¿No es la misma cantaleta de toda la vida de los empresarios para que los trabajadores nos conformemos con poco? Maduro habló de la exigencia de 500 mil para cada uno, pero un trabajador dice: “Nosotros nunca hemos colocado una cifra, los que pusieron cifra al reclamo fueron los funcionarios del gobierno, en todo caso ellos lo calcularon en 200 mil o 150 mil dependiendo del tiempo de servicio, pero jamás ni cercano a esos 500 mil que dice Maduro”. ¡Se trata de 5 años de mal cálculo de sus utilidades!
Pero más allá de estos números, el gobierno insinuaba que los reclamos no se pueden cumplir porque “no hay dinero”, que eran unos “insensatos”, “tóquense la conciencia, si aún les queda”, dijo Maduro. O sea, los trabajadores siderúrgicos, ferromineros, del aluminio, petroleros, eléctricos, del agua, el gas, cementeros, maestras, enfermeras, de la administración pública, etc., tienen que resignarse a ver caer sus condiciones de vida porque si no serían los responsables de la quiebra del Estado. Y hay que decir que el propio presidente Chávez dejó instalada esa idea cuando una vez dijo “no le quitaré dinero a las misiones para dárselo a los sindicatos”.
Pero el Estado no solo destina dinero para salarios y planes sociales, sino también mucha plata para los capitalistas (tanto extranjeros como nacionales) ¡y esa plata que se le quita al pueblo venezolano no va precisamente a salarios! Nunca ha dejado de pagar la fraudulenta deuda externa (son millones de dólares que se van todos los años); se endeudó más al país con potencias extranjeras y banqueros (otra vía por la que se van y se irán millones), cada vez que hizo alguna nacionalización la pagó a precio de mercado (más dinero para los empresarios), exonera de impuestos a transnacionales del gas y a varios sectores de la burguesía nacional con el argumento de un “estímulo para que produzcan” (más plata del pueblo que se nos va en estos subsidios, porque ese hueco en la recaudación de impuestos lo cubrimos los demás), y a los “productores nacionales” les pone a disposición “los fondos y créditos estatales” (más recursos públicos para el capital).
Entonces, ¿el problema son los salarios de la clase trabajadora de la industria, servicios y administración pública o es la sangría de recursos públicos que van a manos del capital privado internacional y nacional?
· * La mentira cargada de ponzoña: que la lucha obrera sería la responsable del incumplimiento de la meta de viviendas
“Cuando ustedes paran la empresa le están quitando las cabillas al humilde”, “si no entregamos las 300 mil casas a fin de año, los responsabilizo por este crimen, 300 mil hogares están en peligro”, así se despachó Maduro, buscando que las familias sin casa vean a los obreros en lucha como los responsables de que el gobierno no cumpla su promesa. Cualquier trabajador sabe que la huelga es casi siempre la última opción que queda después de haber agotado los trámites y la paciencia sin obtener respuesta, pero Maduro, al estilo de cualquier patrón, responsabiliza a los trabajadores. Así buscaba poner a pelear pueblo contra pueblo.
Pero además, la meta de la misión vivienda es de 380 mil este año, según el ministro Ramírez, y hasta agosto solo se habían terminado 80 mil, o sea, en 8 meses llevan 20% de la meta, sin paro en Sidor, ¿y por dos o tres semanas de paro es que no van a terminar en 4 meses el otro 80% que falta? Más aún, sin huelga, ya Sidor anda apenas a la mitad de su capacidad, por falta de mantenimiento, renovación de tecnología e insumos, el propio presidente de la CVG, el general Carlos Osorio, tuvo que reconocer que “he recorrido todas las áreas, y he visto en áreas los techos cayéndose, algo por allá podrío”, más bien como dice un trabajador, “arrancamos sin máscaras, sin lentes, sin botas y sin mascarillas y repuntamos la producción”.
Primeras lecciones de esta lucha
De esta lucha hay que sacar algunas primeras lecciones. Si bien el conflicto se empujó desde las bases y se le impuso a la dirección del SUTISS, este proceso por abajo tuvo una gran debilidad, y es que no se organizó y coordinó entre las distintas unidades de producción para asegurarse un mejor resultado imponiendo mecanismos de lucha directa impulsando organismos de lucha desde las bases como asambleas por departamento que impulsaran los propios trabajadores y revocables en todo momento por las mismas. Los trabajadores que empujaron desde abajo con fuerza el conflicto se limitaron a presionar a los dirigentes sindicales pero no organizaron comités de lucha en cada zona de trabajo, y frente a las vacilaciones y entregas de la burocracia sindical buscar sobrepasarlos.
En este sentido la larga lucha de los obreros de Sidor ofrece una lección importante en medio de una huelga: no basta con presionar a los dirigentes sindicales se hace necesario superarlos e imponer una dirección real del conflicto como expresión directa de los que vienen luchando. Imponer los métodos de lucha organizando a toda la empresa desde abajo, extendiendo el conflicto e incluso sacándolo a la calle para pelear por la solidaridad de las demás empresas y fábricas de la región, para mostrar los verdaderos músculos de la clase obrera rodeando de una solidaridad activa el conflicto. Con este método de lucha y organizándose de esta manera, al gobierno no le hubiera quedado otra que ceder frente al proceso de combate generalizado que se le podía venir encima y doblarle el brazo.
Otro aspecto aleccionador de esta lucha es que la clase trabajadora debe rechazar las lógicas que claudican sin resistencia la intimidación patronal, como la de José Luis Hernández, quién en una asamblea llegara a decir a los obreros sidoristas que el presidente Maduro lo llegó a considerar “como su enemigo” y por tanto eso “ponía complicada la lucha”, de manera que se volvía casi que inevitable ceder. Además al comienzo del conflicto hubo serias amenazas de encarcelamiento y despidos a los obreros más dirigentes de la lucha, y no hubo un solo movimiento de la dirigencia sindical orientado a rechazar esa intimidación patronal, ni una sola denuncia pública de esto, dejando pasarle al Gobierno sus cochinos métodos de amedrentamiento e inyección de miedo.
La lucha de los obreros de Sidor, con su demostración de fuerzas por abajo, evitando que la burocracia sindical llevara a una derrota abierta el conflicto, ha ayudado a fortalecer las perspectivas de lucha del conjunto de los trabajadores y el pueblo pobre del país, porque demuestra que las únicas opciones no son la resignación, o entregar las esperanzas en el gobierno o la oposición, sino que con nuestras propias fuerzas podemos defender el salario y las condiciones de vida.
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