“No iré sola a Francia, no abandonaré a mi familia (…) No soy la única que tiene que ir a la escuela, también existen mis hermanos y mis hermanas”. Así respondía Leonarda Dibrani, estudiante Rrom de 15 años expulsada de Francia a Kosovo el 9 de octubre pasado, a las declaraciones cínicas de François Hollande proponiéndole regresar a Francia para continuar sus estudios… ¡pero sin su familia!
Con esta propuesta Hollande toma partido claramente a favor de Manuel Valls, la figura reaccionaria más emblemática de su gobierno. Esto se explica por el peso de Valls en la opinión pública (sobre todo de los simpatizantes de derecha). No hay que olvidar que la popularidad de Hollande es históricamente débil para un presidente (23%), por lo tanto el sostén a su ministro del Interior es fundamental. Pero Hollande se posiciona así tratando de dar algunas garantías al electorado de izquierda que son tan ridículas como provocadoras. Por eso es criticado por izquierda y por derecha, sin lograr poner fin al asunto.
Hollande falla en su “golpe” para calmar la situación
Mientras que el gobierno del PS pensaba que al proponer que Leonarda vuelva sola había encontrado una “síntesis” entre “firmeza y humanismo”, su golpe se demuestra completamente fallido. En efecto, no satisface a nadie. Ataca en pleno rostro tanto a los sectores reaccionarios y xenófobos que van desde el FN hasta a los centristas del UDI de Jean-Louis Borloo, como a los partidos a su izquierda, incluidos algunos de sus adherentes. Esto es tanto más grave para Hollande cuanto que él mismo es quien decidió exponerse en este asunto, llegando incluso a una situación “surrealista” en la que, como afirma un responsable del PS, “el presidente de la quinta potencia del mundo es interpelado desde Mitrovica por una adolescente de 15 años...”. Efectivamente, el gobierno seguramente no tomó en cuenta la determinación de la propia Leonarda que, alentada por las demostraciones de apoyo de los estudiantes secundarios en Francia, se le plantó al presidente y exigió la repatriación de toda su familia.
Al mismo tiempo, desde la derecha hacen cola para lanzar declaraciones reaccionarias contra el regreso de Leonarda y su familia. Pero es Marine Le Pen, la presidenta del FN, quien expresó de forma más directa y consecuente la política xenófoba y racista del Estado francés. Para ella Hollande se “apoyó sobre el botón de la aspiradora de clandestinos” al mostrar una imagen de la figura presidencial débil y exigió poner fin a la “escolarización obligatoria de los niños clandestinos, con la que queda bien demostrado que hoy se aprovechan de eso para evitar la expulsión de los padres” así como “la supresión de la posibilidad de regularizar un clandestino por ley: toda persona que viene o se mantiene de una manera ilegítima sobre el territorio nacional no tiene que poder plantearse ser regularizado”.
La juventud en la calle, Hollande preocupado
Sean de derecha o de izquierda, todos los gobiernos tienen miedo de que la juventud salga a la calle. Su miedo a ver un movimiento explosivo de la juventud es demasiado grande, porque es muy difícil controlar, y arrastra tras de sí a otros sectores populares, sobre todo del movimiento obrero. Esto especialmente hoy que vemos un gobierno del PS muy a la derecha y que el descontento en las masas es muy importante, aún cuando por el momento las burocracias sindicales y los partidos reformistas les impide expresarse en las calles.
El contexto político, social y económico internacional también tiene peso. En diferentes países hemos visto jugar un rol central a la juventud en las movilizaciones contra las políticas antipopulares de los gobiernos a través del mundo. Evidentemente esto es lo que Hollande teme. Los medios contribuyen a su manera para impedir esta perspectiva. No es casualidad que todos los medios traten de deslegitimar la acción de los secundarios poniendo en primer plano su supuesta voluntad de manifestar para “faltar a los cursos” o su supuesta predisposición a ser “manipulados” por partidos de extrema izquierda.
Por el momento el gobierno cuenta con las vacaciones de la Toussaint (feriado largo por la festividad de “Todos los santos”) para que el nivel de movilización en la vuelta a clases baje y que la “bomba” se “desactive naturalmente”. Pero nada dice que no se retome la movilización en la vuelta a clases, como parecieran indicarlo algunos intentos de organización entre jóvenes de diferentes colegios, en especial la reunión que juntó estudiantes de 37 escuelas distintas de Paris el lunes 21/10 y su probable participación en la manifestación del 24/10. La FIDL incluso llama a una manifestación estudiantil el 5 de noviembre.
¡Seguir el ejemplo del movimiento estudiantil!
Las expulsiones de Leonarda y Khatchik y las movilizaciones que provocaron abren la crisis más importante del gobierno desde su elección, más importante aún que Florange o el caso Cahuzac, porque afecta al corazón del gobierno. Esta crisis, además de afectar a la autoridad de la figura presidencial, provoca fricciones cada vez mayores entre Ayrault y Valls. Al mismo tiempo, el caso Leonarda creó una fuerte contradicción entre el gobierno y el PS. Su secretario general Harlem Désir, un personaje generalmente seguidista, se pronunció incluso a favor del regreso de Leonarda con sus hermanos y su madre.
Unos pocos días de un movimiento explosivo de la juventud fueron suficientes para golpear un gobierno muy impopular, forzando al propio presidente a exponerse. Lamentablemente, ni la adopción de la ANI, ni la de la reforma de las jubilaciones han golpeado al PS de este modo. La gran responsabilidad de esto cae en las direcciones sindicales que desmovilizan conscientemente e intentan desmoralizar a los trabajadores.
Las dificultades de Hollande para encontrar una “síntesis” en este asunto, muestra que su método del “consenso” y de la “concertación con los actores sociales”, tan eficaz hasta ahora para mantener la “paz social”, comienza a encontrar límites. Los primeros signos de exasperación de parte de un electorado de izquierda como son los estudiantes o la situación de indignación que atraviesa Bretaña (en donde Hollande había hecho una buena elección -56%- en las presidenciales), en el marco de un plan social en PSA y una crisis del sector agroalimentario, generan la posibilidad de que puedan abrirse nuevas brechas que permitan el desarrollo de un gran movimiento de masas contra la política antipopular y reaccionaria del gobierno. Si bien es cierto que en Francia existe un sector de la población, más visible actualmente, chovinista y xenófobo que se inclina a favor del FN, al que se adaptan cada vez más el UMP y el PS ¡también es verdad que hay otro sector obrero y popular que podría levantar cabeza!
23/10/2013
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