Fueron los debates presidenciales, la presentación del programa de Bachelet, las nuevas encuestas.
Pero la música, la sigue poniendo el pueblo trabajador: Los funcionarios municipales siguen con su paro indefinido, y las encuestas marcan claras las demandas que se imponen.
Allá arriba, la derecha y la Concertación, desafinan. Sus efectos se hacen sentir: todos se preparan para una reconfiguración de todo el régimen político, manteniendo así abiertas condiciones más favorables para la intensificación de la lucha de clases de los trabajadores, los estudiantes, los pueblos de las Regiones. La lucha por poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora se hace más urgente.
Las demandas de la lucha de clases
Una nueva encuesta CEP da por ganadora segura a Bachelet con 47%, contra un 14% a Matthei, 10% a Parisi, 7% a ME-O, y 3% a Claude.
Pero esta encuesta mostró algo más importante: las demandas prioritarias. Todas cuestionan la herencia de la dictadura: Reducir las diferencias de ingresos (85%), nacionalizar el cobre (83%), en educación, priorizar educación universitaria gratuita (74%), descentralización del país (73%), reforma tributaria (67%), despenalización del aborto terapéutico (63%), despenalización del aborto en caso de violación (63%), reforma al sistema electoral binominal (51%), asamblea constituyente (45%), legalizar el consumo de marihuana (40%).
Es un ánimo, un clima, una demanda. Que cobra forma en las huelgas, paros y movilizaciones. El actual paro indefinido de los funcionarios municipales, muestra la disposición a la lucha, que se instaló y sostiene las demandas, muestra la voluntad de arrancarlas con la lucha.
Están poniendo la música. Y los candidatos de los partidos del orden, la Concertación y la derecha, desafinan.
Debates y programas
En los debates, la candidata de la derecha y el Gobierno Evelyn Matthei muestra ya su derrota, incluso la admitió ya abiertamente: si pierdo asumo la responsabilidad, declaró.
La candidata ganadora, Bachelet, repitió sus 3 ejes (reforma educativa, constitucional y tributaria) pretendiendo responder –para usurparlas- a las demandas que se impusieron con la lucha de clases. Y las redondeó con la presentación de su programa.
La derecha y sus diarios pusieron el grito en el cielo. Denunciaron que se izquierdiza. Aunque más serenamente, la clase patronal, le dio su bendición: el banco JP Morgan lo avaló. La Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) lo declaró “razonable”.
Otros quieren tranquilizar a los suyos: que como no se lograrán los doblajes necesarios, obligando a negociar con la derecha en el Congreso, muchas de las promesas no podrán hacerse.
Pero esto no resuelve las demandas que impone la lucha de clases, y menos la disposición a arrancarlas que está mostrando. Por eso, es solo intentar postergar las cosas, y así, seguir alentando los procesos de intensificación de la lucha de clases. Para eso se preparan todos.
Una mayor inestabilidad política que favorece la mayor actividad de la lucha de clases
La derecha se fracturó, como planteamos en estas páginas. La importante derrota electoral culminará esto. La probable reforma al binominal, romperá el último dique de contención. La UDI se prepara para atrincherarse, aunque con tensiones: un sector quiere renovarse y sintonizar con el nuevo momento político. En RN la tensión es mayor, amenazando con su ruptura: un grupo ya adelantó su salida, pudiendo actuar como puente entre la Nueva Mayoría y la UDI, o avanzando a un nuevo referente, o buscando una nueva alianza con un sector de la DC. La DC también está tensionada, entre hacer de moderadora al interior de la Nueva Mayoría, un sector mirando el nuevo movimiento liberal de Andrés Velasco, y otro una alianza con RN o con un nuevo referente salido de RN.
El sentido de la flecha, como también señalamos desde estas páginas, es volver a los tres tercios, terminando con la “democracia de los consensos” entre dos alianzas, la derecha y la Concertación. El contenido, es iniciar un período de mayor inestabilidad política. Y sus efectos, serán entonces, con las tensiones y disputas entre los de arriba, favorecer la lucha de clases. Y todo esto es motor, también, de reorganizaciones de los partidos y grupos de la izquierda. Que se expresa distorsionadamente en las otras candidaturas.
El inicio de la reorganización en la izquierda, y las otras candidaturas
No se limita a las otras candidaturas. Hay un proceso –aunque aún inicial, silencioso, reducido, más bien lento-, de reorganización en la izquierda que va abriendo paso a un período que podríamos llamar de construcción estratégica, de definición de los perfiles, programas, políticas, estrategias. Se expresa en intentos de reagrupamientos de colectivos y grupos. De rupturas y fusiones. De encuentros. También entre sectores de trabajadores, con encuentros de sindicatos de los mineros, los forestales, los portuarios. De acercamientos entre las organizaciones de los trabajadores y las organizaciones de la izquierda. Está alimentado por las tendencias a la reconfiguración de todo el régimen político heredado de la dictadura y la intensificación de la lucha de clases. No será lineal: el Gobierno de Bachelet podría enfriar y enlentecer por un período, aunque no revertir estas tendencias.
Por el momento, lo expresan las otras candidaturas. Pero distorsionadamente. ¿Por qué distorsionadamente?
Porque justo cuando las luchas de los trabajadores con sus huelgas, paros y movilizaciones se instalan, así como sus demandas, estas otras candidaturas, les son ajenas.
¿Qué tienen que ver con todo esto Marcel Claude, Ricardo Israel, MEO, Sfeir, Jocelyn Holt, e incluso Roxana Miranda? Poco y nada.
Marcel Claude, aunque se diga anticapitalista, dice que no es ni de izquierda ni de derecha. Así, confunde a los miles de estudiantes y trabajadores. ¿Cuál es su sentido? (ver: http://www.ptr.cl/nacional/lucha-de-clases-animo-a-izquierda-y-la-candidatura-de-marcel-claude-una-democracia-radical-que-no-va-a-la-raiz/). Que busca conciliar a pequeños y medianos empresarios con los trabajadores, en la lucha contra los monopolios, para “desconcentrar la propiedad”. No para terminar con la propiedad privada: de anti-capitalista, entonces, no tiene nada. Una variante, más a izquierda pero apenas una variante finalmente, del PC y su política de colaboración de clases. Declaró: “los invitamos a construir un gran frente, como fue el Frente Popular en 1938” (El Clarin, 23/5). En esta hora que nuevas tendencias se abren paso, Marcel Claude no tiene ninguna política para que se desarrollen. Y esas tendencias están pugnando por desarrollarse. Su candidatura anti-neoliberal “ni de izquierda ni de derecha”, no responde a la lucha de clases que se abre paso, aunque tome algunas de sus demandas y hable de sociedad de derechos y democracia participativa denunciando a la derecha y la Concertación.
Roxana Miranda, en los debates le propinó una bofetada al Chile burgués al declarar en la televisión que la de ella es “una candidatura presidencial de los nunca, los nadie, los sin dientes, los sin casa, es revolucionario”. Y que con ella, es el pueblo el que gobernará en vez de “lavarle la ropa a los poderosos”. El programa de Roxana Miranda, nos muestra que su lucha es por reformar el capitalismo desde lo popular, refundar el Estado (burgués) pero desde abajo. No es gratuito que en su programa no menciona nada sobre la necesidad del socialismo. ¿Por qué Roxana Miranda no nos habla de socialismo? Porque no busca terminar de raíz con el capitalismo, no es gratuito que tras una denuncia que sin duda compartimos termine hablándonos de conceptos que incluso utiliza la burguesía como justicia social, como si el problema se redujera a la amplitud de este concepto. En su programa menciona a los trabajadores pero para hacerlos desaparecer en su estrategia, es un programa de denuncia pero sin una salida de clase, a las contradicciones del régimen (ver: http://www.ptr.cl/nacional/la-denuncia-al-pais-burgues-de-roxana-miranda-una-denuncia-correcta-que-no-toca-el-capitalismo/).
Más allá de declarar solidaridad con alguna huelga, ninguno levanta las banderas que los trabajadores en sus luchas comienzan a levantar: la solidaridad de clase, la lucha contra las dirigencias anti-burocráticas, la democracia de las bases con los delegados por área de trabajo o especialidad.
Son variantes electorales, pero ninguna es una política de clase de los trabajadores, independiente de toda variante patronal.
Poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases
Las tendencias que empiezan a abrirse paso en la lucha de clases tienen que desarrollarse, unirse, transformarse en bandera de lucha. O si no, quedarán en el camino como un pálido recuerdo. Uniendo las luchas aisladas entre sí, y uniéndolas a la lucha para terminar con toda el régimen heredado de la dictadura. Pasar a la acción política.
Para esto, hay que poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases.
Que se prepare para luchar -removiendo todos los obstáculos como el PC, sus direcciones burocráticas y los antineoliberales que sólo echan polvo sobre sus ojos-, para que la clase trabajadora, capaz de paralizar y poner en jaque a la clase patronal, una detrás de sus fuerzas, a todas las fuerzas de los estudiantes, pobladores y mapuche.
Y que en estas elecciones, plantee la necesidad de una política de los trabajadores independiente de toda variante patronal, y de las candidaturas anti-neoliberales.
Ni derecha, ni Nueva Mayoría
Hay que terminar con toda la herencia pinochetista
Hace falta una política de los trabajadores independiente de la derecha, la Concertación y sus variantes. En las elecciones a anular el voto.
Los cuestionamientos a la herencia de la dictadura, si no son aprovechadas a su favor por la clase trabajadora junto a los estudiantes, la juventud explotada y oprimida, los pobladores, el pueblo mapuche, será aprovechada por los guardianes del régimen.
Hay que prepararse para una intensificación de la lucha de clases. Hay que luchar para que la clase trabajadora que ya ha entrado en escena, siga avanzando por este camino y pase al centro con sus métodos de lucha uniendo tras de sí a estudiantes, pobladores, mapuche.
Tenemos que prepararnos para terminar con toda esta odiosa herencia de la dictadura.
En la campaña presidencial y las elecciones en noviembre, seguirán intentando con sus falsas promesas desviarnos de nuestra lucha. La Nueva Mayoría (Concertación+PC) no tiene nada que ofrecernos. Por otra parte las candidaturas alternativas, como la de Marcel Claude con su política de conciliar a los trabajadores con la pequeña y mediana empresa, no son tampoco una salida.
Muchos llaman a no votar, en rechazo a toda la podredumbre de este régimen y sus guardianes, expresando un odio legítimo y que es sin duda el nuestro.
Pero para prepararse para asestarle un golpe profundo a los empresarios, sus partidos y todo el régimen es necesario construir y levantar una alternativa revolucionaria de los trabajadores, alternativa que hoy no existe.
Por esto, ante estas elecciones, llamamos a anular el voto: hoy no hay una alternativa propia de los trabajadores, hay que construirla. Es necesaria una política que de una salida de los trabajadores, independiente de los partidos patronales y las alternativas que se están presentando, para terminar de raíz con todo el régimen y la herencia de la dictadura. Una política como la proponemos desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios- Clase contra Clase/ PTR-CcC (ver: “¡Pongamos en pie una política revolucionaria de los trabajadores!”, en www.ptr.cl).
La tarea de esta hora, es, para terminar con toda la herencia pinochetista, poner en pie una alternativa, trotskista, como la que luchamos por construir desde nuestra joven liga de trabajadores y estudiantes, el Partido de Trabajadores Revolucionarios- Clase contra Clase, que lucha por poner en pie un partido para la lucha de clases, con una política de clase independiente de toda variante patronal: ni derecha, ni Nueva Mayoría.
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