El domingo 17/11 se realizaron las elecciones presidenciales en Chile en las que la ex presidenta y candidata de la coalición Nueva Mayoría (NM), Michelle Bachelet, ganó con el 46,7%, mientras que la derecha encabezada por Evelyn Matthei alcanzó apenas el 25%. Sin embargo con este resultado Bachelet deberá enfrentar una segunda vuelta.
Para la derecha, se trata de una importante caída respecto de las elecciones de 2009 cuando el actual presidente Piñera había ganado con poco más del 50%. En forma distorsionada, esto refleja un desplazamiento general del ánimo político a la izquierda, aunque moderado y con “ilusiones posibilistas” (es decir, más que disponerse a hacer los cambios necesarios, alcanzar apenas los posibles).
En el marco de unas elecciones no obligatorias, la participación fue baja: 56%. Esto significa que la votación de Bachelet representa apenas el 22% del total, y la de Matthei el 12%. Es un régimen frágil, fuertemente cuestionado, e inestable.
La relación general de fuerzas parlamentaria se mantiene en un equilibrio inestable: 46,7% para la NM, 36,4% para la derecha, un resultado similar al de todos los años pasados, que obliga a acuerdos y consensos. Y así es que se debilitan los dos caminos para intentar contener, frenar o canalizar los procesos de lucha de clases abiertos como cuestionamientos al régimen heredado de la dictadura: el camino de reformas cosméticas por la vía parlamentaria de la NM, y el camino de la defensa cerrada y atrincherada de la derecha.
Además, esa relación general de fuerzas parlamentaria no se corresponde con la relación general de fuerzas política, que se expresa en el 44% que no votó, el 20% de votos para partidos por fuera de la derecha y la NM.
Triunfo limitado de Bachelet
Se discutía en los días previos que la alta popularidad de Bachelet, le permitiría arbitrar sobre las diferencias al interior de su alianza. Y más aún usurpar con su figura las demandas crecientes que irrumpen con las luchas de los estudiantes, los trabajadores y los pueblos castigados de las Regiones. Era una carta fuerte a la que apostaba la clase patronal. Pero los resultados no le permitirán jugar ese rol.
Las reformas con las que NM pretendía sacar las demandas de la calle tendrán que ser dificultosamente negociadas en el Parlamento.
Un precario equilibrio parlamentario
El camino de la NM era impulsar tres reformas (educacional, tributaria y constitucional) para contener los cuestionamientos a toda la herencia de la dictadura con las demandas impuestas por la lucha de clases.
Pero este camino se debilita. Aunque la NM subió (quedando con 68 diputados y 21 senadores), no le alcanza para el conjunto de reformas (cosméticas) que pretendía. No le alcanza para la reforma constitucional (requería 80 diputados y 26 senadores). Sí le alcanza para la reforma tributaria (requiere 61 diputados y 20 senadores). Para la reforma educacional, su centro, quedó cerca, pero tendrá que entrar en negociaciones (necesita 69 diputados y 23 senadores).
Las dificultades para recomponer el régimen y la creciente lucha de clases
Los procesos de lucha del movimiento estudiantil, del movimiento obrero, de los pueblos castigados de las Regiones, tenderán a chocar más con un régimen debilitado, incapaz o con enormes dificultades para intentar usurpar sus demandas. El PC, que aumenta su bancada con 6 diputados y probablemente algún Ministro, en este escenario se verá seguramente frente a importantes contradicciones y quedará expuesto ante los sectores más activos y consientes.
Perspectivas
Una intensificación de la lucha de clases es la tendencia más probable. Con algunas perspectivas generales. Una de ellas es que, ante el debilitamiento de los partidos patronales para contener, los procesos de lucha de clases adquieran un carácter más espontáneo y explosivo. Otra, que ante las trabas del régimen y su incapacidad para expresarla, ganen más fuerza las demandas de carácter democrático, pero con los métodos de la lucha de clases. Otra más, que las demandas propias de la clase trabajadora sigan ganando protagonismo e importancia. O que se combinen con las demandas democráticas. Esto no excluye que, para intentar recomponerse, y controlarlas, la NM deje correr y hasta impulse movilizaciones, como presión sobre el Parlamento para lograr algunas reformas; por ejemplo, reformas laborales alentadas desde la CUT con la presidencia del PC. Tampoco podemos descartar, en un primer momento, una impotente desorientación.
Hay que agregar la baja votación de las candidaturas anti-neoliberales de Marcel Claude y Roxana Miranda: las formas políticas y organizativas que construyan en la misma lucha de clases estudiantes, trabajadores y pobladores, sigue abierta e indefinida. Nuevos, cambiantes y transitorios fenómenos políticos y de la lucha de clases se desarrollarán.
Por un partido revolucionario de la clase trabajadora
Los resultados de las elecciones vuelven a mostrar un régimen fuertemente cuestionado e inestable, con la clase patronal y sus partidos llevados a un callejón sin salida, con la salida de las reformas cosméticas debilitada. Pero no hay situaciones sin salida. Hace falta prepararse para un período de mayor inestabilidad política para la clase patronal y sus partidos, y para una intensificación de la lucha de clases.
Para esto, hay que poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases.
Que se prepare para luchar -removiendo todos los obstáculos como el PC, sus direcciones burocráticas y los antineoliberales que sólo echan polvo sobre sus ojos-, para que la clase trabajadora, capaz de paralizar y poner en jaque a la clase patronal, una detrás de sus fuerzas, a todas las fuerzas de los estudiantes, pobladores y mapuche. Y abra el camino de una salida de los trabajadores independiente de toda variante patronal, a las contradicciones del conjunto del régimen, y terminar con toda la herencia de la dictadura, que sigue en pie.
------------------------------------------------------------------------------------------
Claves:
La Nueva Mayoría (NM): Se formó a principios de 2013 agrupando a los partidos de la Concertación (que gobernó con Bachelet entre 2006 y 2010 y agrupa al Partido Socialista-PS y la Democracia Cristiana-DC entre otros) con el Partido Comunista (PC) y otros partidos menores.
Alianza: Coalición de las fuerzas políticas de la derecha. Está integrada por el actual partido de gobierno Renovación Nacional (RN) del presidente Piñera y la Unión Democrática Independiente (UDI).
------------------------------------------------------------------------------------------
La bancada estudiantil:
Los “amarillos” en el Parlamento
En estas elecciones presidenciales, un hecho llamó la atención: la elección, con altas votaciones, de los dirigentes estudiantiles de las grandes movilizaciones del 2011: Camila Vallejos y Karol Cariola (Juventudes Comunistas), Gabriel Boric (Izquierda Autónoma) de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile, y Giorgio Jackson (Revolución Democrática) de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica. Vallejos y Cariola dentro de la NM, Jackson en un pacto electoral con la NM, Boric en forma independiente.
Su elección y alta votación, expresa la fuerza que lograron las movilizaciones del 2011. Pero estos dirigentes fueron los “amarillos”, los “moderados” que ese año terminaron desviando la lucha al Parlamento en manos de la derecha y la Concertación. Hoy día, las mismas demandas siguen sin resolverse. Bachelet prometió como parte de su campaña resolverlas pero, como se dice en Chile, “con letra chica”.
Llevarán sí, las demandas de educación gratuita, pero, ¿será entregándolas a la NM que podrán conquistarse? Ya Camila Vallejos declaró: "En cuatro años no se van a hacer todos los cambios estructurales que anhelamos y eso hay que tenerlo muy claro. Este es un proyecto de transformación social que aspira a mucho más y que empieza a consagrarse en esta primera etapa que son cuatro años de gobierno, cuatro años de ejercicio parlamentario" (Emol, 19/11).
|