La irrupción de la clase obrera en chile y la discusión del congreso obrero.
Es a partir de las décadas de 1860 y de 1870, principalmente después de finalizada la llamada "Guerra del Pacífico" (una guerra entre pueblos hermanos para saciar los apetitos de ganancia de los financieros británicos y de un puñado de patrones chilenos), que la clase obrera chilena comienza a transformarse en el centro y en el eje articulador de la lucha y organización del movimiento popular en nuestro país.
Efectivamente, por aquellas décadas, es la clase obrera, sus formas de organización y
sus procesos de lucha, quien se transforma en el corazón de la lucha de clases en Chile, reemplazando el papel que antes había tenido el artesanado en el seno del movimiento popular.
Precisamente, entre los años 1883 y 1890 se comienza a desarrollar un potente proceso de ascenso obrero en Chile. Entre los años 1885 y 1890 proliferan las huelgas obreras. Las principales son las de los portuarios, tipógrafos, panificadores y ferroviarios. Es al calor de estas huelgas y de las más distintas formas de lucha popular, que el movimiento obrero comienza a discutir la necesidad de la unificación de las demandas obreras y populares a nivel nacional. Esta instancia de organización obrera y popular, discutida por las distintas organizaciones obreras y populares por aquel momento, hasta ese momento dispersas, fue denominada como "congreso obrero". Aquel, discutido al calor mismo de la lucha de clases, fue uno de los más importantes precedentes para la creación de la Federación Obrera de Chile, la FOCH. Además, para la primera organización de frente único de masas dirigida por la clase obrera; la Asamblea Obrera de la Alimentación Nacional (AOAN), surgida durante las primeras décadas del siglo XX .
La importancia de la discusión de un "congreso obrero", radica en que la clase obrera discutió, por primera vez, las formas de unificarse a nivel nacional para poder dar una respuesta nacional a los problemas del conjunto del movimiento popular. Es decir, a discutir como podía comenzar a actuar, a nivel nacional, independientemente de los patrones, sus partidos y de los políticos empresariales que se visten como amigos del pueblo (como, por ejemplo, Bachelet hoy), sin confiar en sus enemigos de clase.
La huelga general de 1890
Junto a la discusión del "congreso obrero", uno de los puntos más importantes de este proceso de lucha obrera fue la huelga general de 1890. Esta fue no solo la primera huelga general en la historia de nuestro país, sino que también la primera en Latinoamérica.
El estallido de esta huelga, que se extendió en Julio de 1890 por Tarapacá, Antofagasta y Valparaíso, fue producto de la combinación de una serie de factores. Entre aquellos: la desvalorización de los salarios, la crisis económica nacional del periodo (alentada por la crisis económica mundial de los años 1873-96), una importante división política en el seno de los sectores dominantes, la generalización de las protestas obreras, por ejemplo en contra del sistema de pago en fichas. Así también, entre otros, por una serie de hechos coyunturales: La nueva baja del precio del salitre a fines de 1889 y el intento de los patrones por hacer caer la crisis sobre los trabajadores, un aumento de los índices de cesantía, etc.
Es en este contexto, al calor de este importante proceso de ascenso obrero, que estalla una primera oleada huelguística en Iquique y en las salitreras tarapaqueñas. El 2 de Julio, el gremio de los lancheros, exigiendo el aumento del valor de su trabajo, el pago en monedas de plata o billetes corrientes, se declara en huelga e impide las faenas de carga y descarga, incitando a los demás trabajadores a unirse a la huelga. A partir de este momento, a la acción de manifestantes en las calles, solidarios con la huelga (los que impidieron el funcionamiento de bancos, casas de comercio, de las fábricas y del transporte), se sumó el paro de los operarios de las oficinas de salitre de la pampa (los que se dirigieron a Iquique a protestar). Al mismo tiempo, se sumaron al paro los fleteros y otros sectores, paralizando totalmente la ciudad, y causando el pánico de las clases dominantes.
Hacía el 7 de Julio, la huelga se había extendido por la pampa y amenazaba a varias oficinas salitreras que aún no se habían plegado, las que debieron ser reforzadas por seguridad militar. A partir del jueves 10, las negociaciones entre patrones y obreros, las demostraciones de fuerza entre las tropas y las mediaciones de comisionados comenzaron a debilitar al proceso huelguístico. Aún así, hacia el 21 de Julio, la huelga se extiende a la ciudad de Valparaíso. A la huelga de los lancheros y fleteros de la Compañía Sudamericana de Vapores, se sumaron las de varios sectores obreros y populares, paralizando completamente la ciudad. Entre las provincias del interior, panaderías de Quillota y Limache también adhirieron a la huelga. Sin embargo, a pesar de lo anterior, la huelga no alcanzó a extenderse a Santiago.
Un Balance de la Huelga general de 1890
El estallido de esta huelga general, además de la discusión de "congreso obrero", fueron el producto de un importante proceso de acumulación de fuerzas y de experiencias en el seno de lo mejor y más avanzado del movimiento obrero y popular hasta esa fecha. A la vez, marcaron el nacimiento definitivo de la clase obrera como actor político nacional, el surgimiento de su protagonismo histórico.
Esta huelga, y el proceso de ascenso obrero y popular en su conjunto, significaron la continuidad, a la vez que ruptura, con la experiencia de la lucha y las organización artesano-popular desde 1850. Como dice el historiador Grez
"Este desencuentro [entre la lucha artesanal y obrera] anuncia un relevo en los protagonismos en el seno del movimiento popular, la entrada en escena de la clase obrera moderna, en vías de constitución en torno a la economía capitalista de la era industrial, cuyas bases eran la explotación salitrera, las actividades portuarias y fundiciones de esa zona y de Valparaíso, las minas del carbón de Concepción y la industria manufacturera".
Si el nacimiento del mutualismo, de carácter esencialmente artesano, marcó el inicio de la lucha del movimiento popular en Chile en 1850, la huelga general de 1890 plantea, con la irrupción de la clase obrera devenida en eje político y social articulador del movimiento popular, la superación de dicha etapa por un nuevo momento. La centralidad popular del pequeño productor y su programa político característico centrado en el proteccionismo económico, la industrialización y la anulación de la guardia civil, las tradicionales alianzas con los sectores más "de izquierda" del patronaje serían reemplazadas, pronto, por las formas de organización y de lucha propias de la clase obrera industrial; por su estrategia, el marxismo; por sus métodos, los de la independencia de clases y la autoorganización; y por sus partidos; las organizaciones leninistas y trotskystas del periodo.
Una pequeña comparación histórica
La clase obrera, a fines del siglo XIX, pudo levantar de la nada, enfrentando la salvaje explotación del empresariado nacional y extranjero, sus propias organizaciones y formas de lucha, sus propios partidos políticos. Hoy, después de un siglo, la clase obrera chilena, como la mundial, se encuentra en una situación similar. Enfrenta, por un lado, una también salvaje opresión, "ahora" neo-liberal. Y comienza, a la vez, a dar sus primeros pasos de recomposición de sus luchas y organizaciones. Las huelgas mineras, portuarias y forestales del último tiempo en Chile, son una muestra evidente. Sin embargo, no parte de cero, sino que después de haber adquirido una importante experiencia al calor de la lucha de clases durante el siglo XX.
La clase obrera en Chile, al igual que ayer, es el único sector social capaz de enfrentar, y derrotar, aliada de los sectores populares, los planes anti-obreros y anti-populares que hoy impulsan el gobierno de Bachelet junto a la Concertación y a la Derecha. En la medida en que la clase obrera pueda ir retomando la herencia de la huelga general y el congreso obrero de 1890, de la fundación de la FOCH y las tradiciones clasistas y combativas de Luis Emilio Recabarren, podrá prepararse para una re-edición, en pleno siglo XXI, de sus más importantes experiencias de combate: la Asamblea Obrera de la Alimentación Nacional (1920) y los Cordones Industriales de los 70. Así mismo, una re-edición, y superación, de sus antiguas organizaciones, la FOCH; por ejemplo, refundando la CUT sobre una base clasista y combativa. O bien, un nuevo partido leninista, como el que fundó Recabarren, reconstruyendo una organización leninista-revolucionara, trotskysta, en nuestro paìs.
Notas:
– 1 Fue el artesanado, entre las primeras décadas del siglo XIX, y principalmente desde mediados del siglo XIX hasta las décadas de 1860 y 1870, el actor protagónico de la lucha de clases moderna. Este sector, levantando las llamadas Sociedades de Resistencia, la tradición política del mutualismo, fue quién lideró las primeras formas de organización y de lucha de los sectores populares en Chile. La experiencia del artesanado durante estas décadas será, posteriormente, tomada, re-elaborada y superada por las formas de organización y por las experiencias de lucha propiamente obreras.
– 2 El primer proceso de ascenso de la lucha de la clase obrera en Chile. Aquel marca la irrupción definitiva de la clase obrera en la escena nacional, siendo conocido más tarde como la fase heroica, la génesis épica del proletariado chileno.
– 3 La FOCH fue la primera instancia de organización nacional de la clase obrera en Chile. Esta pudo impulsar, coordinar y alentar las más importantes experiencias de lucha obrera y popular desde su fundación, un tiempo después al periodo del que estamos tratando. Una de las más importantes iniciativas de la FOCH, una especie de primera CUT, fue el impulso de la llamada "Asamblea Obrera de la Alimentación Nacional" a principios del siglo XX. Esta fue una especie de gran frente unido de la clase obrera y el pueblo que se propuso, a nivel nacional, superar la crisis económica y social provocada por los patrones, desde la lucha de la clase obrera y el pueblo.
Fuentes
– Sergio Grez, De la regeneración del pueblo a la huelga general. Génesis y evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890). Santiago, DIBAM.
– María Angélica Illanes, La Revolución Solidaria
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