Los actos contra la Copa del Mundo del pasado 25/01 tuvieron una repercusión muy superior a la que se esperaba por la dimensión de los mismos (el mayor, en San Pablo, contó en su momento de auge con 3 mil personas). Más allá de las declaraciones de preocupación de la FIFA y de las reuniones entre Dilma y sus principales ministros para armar estrategias preventivas frente a la posibilidad de que grandes manifestaciones de masas pongan en crisis el mega evento, se transformó en uno de los principales temas de columnistas y analistas políticos. La propia iniciativa del gobierno de impulsar un movimiento #vaitercopa (habrá Copa) para contraponerlo al movimiento #nãovaitercopa (no habrá Copa) demuestra la preocupación de las elites dominantes, con el PT una vez más poniendo en acción a sus “formadores de opinión” para descalificar las protestas buscando dejarlas como parte del juego electoral de la oposición burguesa, para desgastar la candidatura de Dilma frente a las elecciones del segundo semestre.
En el mismo sentido, la Red Globo, preocupada por su audiencia, hipócritamente orienta a sus periodistas a realizar una cobertura “equilibrada” de la Copa, que no solo haga apología del evento, sino que también exprese las críticas y el malestar ligados a él, demostrando el potencial que tienen los movimientos contra la Copa para ganar el apoyo de sectores amplios de la población.
Es por eso que el gobierno federal ha preparado un fuerte plan de propaganda sobre los beneficios de la Copa y no se puede descartar la posibilidad de que incluso dé algunas concesiones para minimizar ese peligro. Mientras tanto, no solo la degradación de las condiciones económicas del país limitan estas posibles concesiones sino que ese plan se articulará con un fuerte aparato represivo, vista la movilización preparatoria de grandes contingentes de la Fuerza de Seguridad Nacional.
¿Cómo puede estar amenazada la Copa justo en el “país del fútbol”?
A esta altura, los gobiernos imperialistas, los grandes monopolios capitalistas que ganan fortunas con el Mundial, así como sus agentes en organismos como la FIFA, probablemente están arrepentidos de haber escogido al Brasil como sede. Cuando se hizo esa elección, la imagen de Brasil en el mundo era la del Cristo redentor tomando vuelo como un cohete, simbolizando la ubicación internacional que el país adquiría como “estrella” de los BRICS. Hoy, frente al deterioro de la economía nacional, combinada con la nueva relación de fuerzas favorable a la intervención del movimiento de masas que se abrió con las jornadas de Junio del año pasado, Brasil es conocido internacionalmente como uno de los “cinco frágiles”, términos utilizados para resaltar a los cinco países emergentes que en el próximo periodo pueden ser “los próximos en caer” en la crisis económica mundial, ya que justamente por su peso político y económico tienen el poder de generar procesos en cadena que alcancen a otros países junto a India, Turquía, Sudáfrica e Indonesia.
Antes, la ceguera de sed de ganancia de los monopolios imperialistas no les permitió ver las enormes contradicciones que se acumulaban en medio del ciclo de crecimiento excepcional que motorizó la economía internacional antes de la quiebra del Lehman Brothers. La Copa del Mundo en África del sur tuvo lugar cuando los países emergentes aún vivenciaban un fuerte ciclo de crecimiento económico e incluso después de abierta la crisis económica mundial. Ahora, las contradicciones que se acumularon durante el período anterior salen a relucir, dejando en evidencia las crisis típicas de un país históricamente subordinado al capital imperialista, por eso mismo, monstruosamente marcado por enormes desigualdades sociales y graves problemas estructurales.
Es así que desde ahora hasta junio todas las crisis típicas de un país semicolonizado por el capital imperialista van a estar en foco de la prensa imperialista; de la misma forma que todas las injusticias ligadas al mega evento alimentarán el descontento de las masas con las desigualdades que vienen siendo cuestionadas desde junio. Desde el peligro de apagones hasta la amenaza de racionamientos de agua, todas crisis propias de la precaria infraestructura del país ganarán dimensiones internacionales. Imaginen “el barril de pólvora” que sería si el gobierno para garantizar el confort de los 5 millones de turistas-espectadores, provocara apagones y racionamientos en las favelas y la periferia, que ya sufrieron violencia de todo tipo con los traslados y ven que billones y billones son destinados para el deleite de una pequeña minoría mientras la mayoría abrumadora de la población sigue sufriendo con las inundaciones y las filas en los hospitales.
La heroica huelga de los choferes de Porto Alegre que contra la dirección burocrática de su sindicato bancan una lucha que tiene paralizada la ciudad desde hace más de 13 días, retomando demandas históricas como la reducción de la jornada de trabajo y estableciendo un diálogo con la población con la demanda de gratuidad del transporte, es una demostración cabal de que las jornadas de junio abrieron una nueva etapa de la lucha de clases en el país. Los 37 ómnibus incendiados en los barrios periféricos de San Pablo muestran que la población más pobre del país está dispuesta a rebelarse contra la violencia policial, las inundaciones y la precariedad del transporte. Las manifestaciones contra el aumento del pasaje de ómnibus decretado por el intendente de Río Eduardo Paes evidencian cómo las elites dominantes van a querer a volver a la carga con nuevos ataques y que el pueblo está dispuesto a resistir. Los usuarios del subterráneo que se rebelaron en el accidente que duró más de 5 horas en San Pablo el 4 de febrero, cantando “¡no va a haber Copa”! mostraron cómo el extendido descontento con la precariedad de los transportes se liga espontáneamente a las injusticias del mega evento. La indignación frente a la cruel tentativa de asesinato del joven Fabricio por parte de la policía en la manifestación del 25/01 en San Pablo muestra cómo la truculencia represiva puede volver y ser nuevamente la chispa que encienda el descontento popular. Este “ambiente” ligado a la ya esperada brutalidad de la represión policial es lo que ha hecho que las elites dominantes tengan tanto miedo de que un movimiento que comienza siendo de vanguardia pueda dar lugar a grandes manifestaciones de masas como en junio del año pasado.
Estatización del transporte bajo gestión de los trabajadores y control de los usuarios
Desde la LER-QI nos ubicamos como un ala revolucionaria del movimiento conocido por la consigna #nãovaitercopa pues consideramos que esta demanda en sí misma es incapaz de alcanzar los objetivos que se propone, ya que no dialoga con los sectores más atrasados de las masas que no tienen conciencia de que la Copa está al servicio del lucro del gran capital imperialista a costa de los intereses de las masas explotadas y oprimidas del país, y por eso combatimos la política de las direcciones anarquistas y autonomistas que ignoran ese problema, al mismo tiempo que batallamos para que este movimiento se articule con consignas que relacionen el mega evento con los problemas más sentidos de las masas y proponga salidas de fondo a las demandas que emergieron en las jornadas de junio.
Las corrientes de izquierda como el PSOL y el PSTU-LIT al mismo tiempo que participan de los actos contra la Copa han defendido como política una Copa menos elitista combinada con demandas de mayores derechos sociales, pero sin definir claramente un programa que dé una salida de fondo a las demandas más sentidas de la población. Esta es una política que se prepara para adaptarse al petismo y a la burocracia sindical, como hicieron en junio del año pasado.
Para ser consecuentes con la principal demanda que emergió de las jornadas de junio y que vuelve a emerger en la huelga de los choferes de Porto Alegre, en la lucha contra el aumento de Paes en Río o en los 37 ómnibus incendiados en las periferias de San Pablo y en los accidentes del subte de esa ciudad, debemos plantear en el centro de las demandas del movimiento la estatización del transporte bajo gestión de los trabajadores y control de los usuarios. Ese es el único camino para que la población pueda realmente decidir las formas de gratuidad que prefieran y no seguir dando fabulosas ganancias a las mafias de las empresas de ómnibus.
El segundo gran acto contra la Copa está convocado para realizarse el día 22/02 y tendrá como tema principal la lucha por la educación. Aquí también para ser consecuentes con la demanda de “Educación padrón FIFA” - en alusión a los faraónicas inversiones en los estadios - que surgió en las jornadas de junio debemos defender la estatización de las universidades privadas y de todo el sistema de enseñanza bajo gestión de los trabajadores y estudiantes y control de la población, además de imponer el fin del vestibular en todas las universidades. Debemos defender que el financiamiento del transporte y de la ecuación públicos dignos y de calidad deben ser garantizados con el no pago de la deuda pública y con impuestos progresivos a los capitalistas. Este programa debería ser llevado ofensivamente al inicio de clases que comienzan en las próximas semanas en varias universidades del país.
Para extraer las lecciones necesarias de junio y garantizar que el movimiento forje una dirección democrática que unifique a los más amplios sectores y se enraíce en la base debemos batallar por asambleas en los lugares de trabajo y estudio, que debatan los rumbos del movimiento y elijan representantes revocables para constituir un comité de lucha contra las injusticias de la Copa basado en la autoorganización de trabajadores y estudiantes.
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