En estos días la justicia patronal condenó a cadena perpetua al machi Celestino Córdova, mientras en un juicio conocido como “Peaje Quino”, salió a la luz pública, y fue admitido por Carabineros, que usaban infiltrados, a la vez que varios procesos se caían por falta de pruebas, es decir, porque se trataba de persecuciones políticas, con proliferación de montajes, contra el pueblo mapuche por luchar.

En estos días, continuó la polémica por las designaciones de Bachelet y la Nueva Mayoría, criticándose que los errores de los nombramientos fue por el exceso de “secretismo”, la falta de consultas que le habría hecho cometer el error de nombrar a personas con problemas para asumir. Pero otros secretos aparecieron a la luz. Los que nos muestran cómo el nuevo Gobierno se prepara para enfrentar los procesos de lucha de los trabajadores, de los estudiantes, del pueblo mapuche, de los pueblos de las Regiones castigadas. Otras medidas que, junto con las limitadas reformas anunciadas, las acompañarán.

Intentando retomar la iniciativa

Ante la desaceleración económica, los empresarios intentan retomar la iniciativa. Pretendiendo hacerle pagar el menor crecimiento económico a los trabajadores, los chantajean con el peligro del despido, que ya comenzó a cuenta gotas, y arremeten nuevamente con la exigencia de una mayor flexibilidad laboral. En su editorial del 15/2, La Tercera lanza los primeros disparos: “El futuro gobierno debe impulsar reformas impostergables que permitan aumentar la energía disponible y abaratar su costo, como asimismo avanzar en un programa que impulse las concesiones que permitan al país dotarse de nueva infraestructura. También resulta indispensable una reforma laboral que apunte hacia mayores grados de flexibilidad en el mercado del trabajo, lo que inexplicablemente ha sido postergado desde hace años. Estas medidas serían un aporte concreto para lograr aumentos de productividad y evitar así el estancamiento”.

Pero no se detienen allí. Atacan también la posibilidad de avanzar a la educación gratuita, una de las demandas centrales del movimiento estudiantil. Lo hacen de lado, ensuciando el ambiente, ¿cómo? Sumando problemas que deben ser encarados: que antes de la educación gratuita, habría al menos 10 problemas que resolver: la educación técnica, la educación parvularia, la educación básica, la superintendencia de educación, las mallas, la carrera docente, la transparencia, la acreditación, la nivelación de competencias, y un largo listado que sigue. Todos problemas reales. Por eso, la educación gratuita tiene que ser la punta de lanza para terminar con el sistema de educación-empresa completamente.

No se detienen allí. El anti-democrático régimen político- electoral actúa para intentar frenar administrativamente su desgaste, su desgajamiento. Y es así que el Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) ordenó cancelar 10 partidos políticos: el Partido Regionalista de los Independientes (PRI), el Partido Humanista (PH), el Movimiento Amplio Social (MAS), el Partido Ecologista Verde (PEV), el Partido Progresista (PRO), el Partido Igualdad (PI), el Partido Liberal de Chile, el Partido Ecologista Verde del Norte, Fuerza del Norte y el Partido Izquierda Ciudadana de Chile (IC). Hay modos de burlar esta medida, mediante la fusión de partidos.

¿Será suficiente para salir de la posición defensiva en la que están puestos por la acción de la lucha de clases?

Reformas neoliberales

El camino escogido para frenar los procesos de la lucha de clases, para pasivizarla, son las reformas prometidas en la campaña. Pretenden así cambiar algo para que nada cambie, y por sobre todo, que se abandonen las calles, los procesos de organización y de politización que comenzaron, y dejar todo en sus manos, en el Gobierno y en el Parlamento.

Pero sin ni siquiera asumir, este camino ya muestra sus límites, como lo demostró la forzada renuncia de la subsecretaria de Educación Claudia Peirano, o el paro portuario. Y la gratuidad con impuestos para los profesionales y sólo para el 70% dejando además todo el resto igual, ya es cuestionado.

No es todo. La tensión al interior de la Nueva Mayoría será mayúscula. El senador y presidente de la DC Ignacio Walker declaró: “lo que me preocupa es que la DC quedó sin representación en el ámbito de educación. Quedamos sin ministros y sin subsecretarios, y yo siempre le planteé a la Presidenta Bachelet que para la DC había dos áreas sensibles: Relaciones Exteriores y Educación, porque es allí donde hay mayores diferencias entre la DC y la izquierda. Lo digo derechamente. En el campo de la educación la izquierda enfatiza la educación pública; nosotros enfatizamos la educación mixta, pública y privada. La izquierda suele enfatizar sólo el derecho a la educación; nosotros enfatizamos el derecho a la educación y la libertad de enseñanza. La izquierda cree más en el Estado; nosotros junto con el Estado creemos en la sociedad civil, donde hay un gran potencial para el refuerzo educativo. Me preocupa estar fuera de la foto en Educación, donde más diferencias hay con la izquierda”.

Más inestabilidad política y más lucha de clases es, como venimos planteando, la perspectiva. Las limitadas reformas neoliberales no alcanzarán.

Represión y criminalización

La condena a cadena perpetua al machi Celestino Cordova pretende ser ejemplificadora para todo el que quiera salir a luchar. Carabineros sigue actuando con absoluta impunidad. No sólo admitió públicamente tras este juicio el uso de infiltrados, sino que un detenido resultó muerto en uno de sus furgones, tan escandaloso e inocultable fue, que debieron dar de baja a los funcionarios involucrados.

Pero hay algo más. El Gobierno de la Nueva Mayoría se prepara para seguir este camino.

El verdadero secretismo

Con los cuestionados nombramientos de los funcionarios del gobierno de la Nueva Mayoría, se discutió que se debía al “secretismo” de Bachelet: los partidos se habrían enterado de muchos (no todos, no en el caso de Claudia Peirano) de los nombres cuando se anunciaron públicamente, y así, no se habrían podido revisar si tenían o no problemas. Es un problema menor: no se trató de chequeos de los nombres, sino de un régimen a la defensiva ante los procesos de lucha de clases.

Pero hay un secreto mayor.

El futuro subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, tiene una tarea especial: elaborar un catastro con los principales conflictos que deberá enfrentar el gobierno de Bachelet. ¿En qué están pensando? En todos los procesos de la lucha de clases: “Además del tema portuario, en la lista de preocupaciones que maneja el futuro gobierno se encuentran tópicos como el conflicto de algunas regiones con el sistema de salud pública, potenciales rebrotes de movimientos regionales (Calama, Aysén, Magallanes, Freirina, entre otros), las demandas de subcontratistas de la minería, así como la tramitación de proyectos energéticos que generan resistencia entre grupos ambientalistas (especialmente HidroAysén)” (La Tercera, 15/2).

¿Y cuál es la medida que están pensando? ¿será acaso resolver las justas demandas de trabajadores, estudiantes, mapuche, pueblos castigados de las Regiones? Muy por el contrario: “Son todos estos factores los que han alimentado otra de las obsesiones de Aleuy: el fortalecimiento del sistema de inteligencia dependiente de Interior para anticipar conflictos. A la espera de lo que serán sus primeras acciones como subsecretario del Interior en el reforzamiento de la ANI, el problema suscitado con las nominaciones ratificó el estilo con el que se pretende enfrentar los conflictos: mano dura y discreción total”.

Pero aún así, ¿les será suficiente?

La otra carta debajo de la manga

La más dura represión, persecución y criminalización desatadas contra las luchas en las Regiones, de los estudiantes, trabajadores y mapuche, no las ha logrado hacer retroceder.

Tendrán que recurrir también a sus auxiliares. La presidenta PC de la CUT, Bárbara Figueroa, ya muestra la función de la integración del PC en la Nueva Mayoría: sigue sus negociaciones con la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), la mayor asociación de empresarios, a pesar de que se cuenta con la mayoría de parlamentarios necesarios para una reforma completa al Código Laboral. Un dirigente de la CUT declaró que “un acuerdo con los empresarios permite legitimar la necesidad de aplicar cambios al mercado del trabajo y presionar para que ellos se concreten” (Diario Financiero, 15/2).

Actúan como sus auxiliares, para sostener al gobierno por izquierda, llevar a los trabajadores detrás de sus verdugos progresistas de la Nueva Mayoría.

Pero hay algo nuevo: el PC ha perdido la mayoría de las Federaciones universitarias, la mayoría de las huelgas y paros del último año han sido por fuera de su dirección, o han sido cuestionadas. Nuevas dirigencias ganan las Federaciones y algunas organizaciones sindicales. ¿Estarán a la altura de las batallas por venir? En el caso del paro portuario, ya vimos cómo la dirigencia de la Unión Portuaria dejó aislado el paro en Mejillones; a la vez que sostuvo una combativa paralización. En el caso de las dirigencias universitarias, vemos que denuncian la reforma educativa de Bachelet a la vez que declaran que se sentarían en un diálogo con el Ministro de Educación Eyzaguirre. Probablemente vayan a oscilar entre la lucha y los acostumbrados diálogos estériles con que querrán enredarlos desde el Gobierno. Para evitar caer en estas trampas, hay que luchar por poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora, que se prepare para un período de mayor inestabilidad políticas y mayor lucha de clases.

Poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases

Hay que prepararse para las próximas batallas.

Sólo con los métodos de la lucha de clases podremos arrancar nuestras demandas.

Al ponerse en discusión los proyectos de las reformas, habrá que organizarse para luchar por quitar todo maquillaje, no encandilarse con la arena de la disputa parlamentaria.

La principal tarea, en cada paro, huelga y movilización, será unificar las filas de los trabajadores bajo las banderas de una política de la clase trabajadora independiente de toda variante patronal, con los métodos de la lucha de clases, y basado en la democracia directa de los trabajadores.

Para esto, hay que poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases, como el que lucha por construir nuestra joven liga el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR).

Y prepararse para luchar -removiendo todos los obstáculos como el PC, sus direcciones burocráticas y los antineoliberales que sólo echan polvo sobre sus ojos-, porque la clase trabajadora, capaz de paralizar y poner en jaque a la clase patronal, una detrás de sus fuerzas, a todas las fuerzas de los estudiantes, pobladores y mapuche. Y abra el camino de una salida de los trabajadores a las contradicciones del conjunto del régimen terminando con toda la herencia de la dictadura que sigue en pie; una salida independiente de toda variante patronal, y que una detrás de sus fuerzas, las del movimiento estudiantil, el pueblo- nación mapuche, los pobladores, y todos los explotados y oprimidos.