La situación política volvió a tener sus días agitados este 12/3 con un saldo de tres muertos luego de los disturbios callejeros en diversas ciudades del país, pero fundamentalmente en Caracas, luego de que la situación política diese un salto político hace un mes y que un sector de la oposición de la derecha más “dura” decidiera pasar a la ofensiva con movilizaciones en clave “destituyente” del gobierno de Maduro. Durante todo el mes de febrero y lo que va de marzo, la tensa situación política no ha cesado, y ninguna de las políticas del gobierno de Maduro ha logrado desactivar la situación. Existe una especie de impasse político en el que fuerte tensión política con la crisis económica de fondo no logra destrabarse.
Las acciones de hoy agarraron de sorpresa hasta al propio gobierno, con movilizaciones en diversas partes del país, pero fundamentalmente en Caracas, no tanto por la masividad de las mismas sino por las acciones callejeras que tuvieron su gran repercusión por el cierre de importantes arterias en la ciudad y del servicio del metro, que llevó a una fuerte intervención de la Guardia Nacional generando fuertes enfrentamientos en diversos puntos y en la entrada de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la principal del país. Por su parte, el gobierno llamó a una contramarcha como mecanismo de contrarrestar las movilizaciones de la derecha pero que no consiguieron hacer fuerza para que las acciones de la derecha fueran reducidas, centralmente porque las principales acciones callejeras durante todo el mes se han mantenido en zonas de clase media, regiones históricamente antichavistas, siendo que esta vez avanzaron hacia zonas de la UCV, por el paso cerrado hacia el centro de la ciudad y las concentraciones convocados por el chavismo.
El gobierno de Maduro esperaba haber avanzando en descomprimir la situación luego de que en medio de los remezones políticos de febrero encauzara un diálogo con la derecha "moderada" con la instalación de la “Conferencia Nacional por la Paz” pues si bien no contó con la participación formal de la MUD ni de Capriles, sí tuvo la presencia de todos los dirigentes de las principales cámaras empresariales del país como Jorge Roig de Fedecámaras, y encumbrados burgueses como Lorenzo Mendoza, del poderoso grupo Polar, surgiendo la “Comisión de Verdad Económica” con estos sectores, una especie de cámara bipartita para “buscarle” salida a la crisis económica. Si bien esta movida le permitió ganar tiempo frente a la tentativa que buscaban sectores de la derecha continental con Panamá a la cabeza en la OEA, y haciendo fracasar tal tentativa, buscando mostrar que los gruesos sectores empresariales del país estaban dispuestos al diálogo, no así el ala política de la MUD y buscando así aislarla en el plano internacional, y con esta carta convocar por iniciativa propia la reunión de UNASUR, la que ya votó una resolución en cierta medida favorable al gobierno, y que resolviera enviar una delegación de cancilleres para “ayudar a Venezuela en el diálogo”. Veremos en los días a seguir si con la presencia de esta delegación y por la presión de los gobiernos de la región, se encamine a una salida negociada con la derecha venezolana.
Lo que sí ha sido claro es que el gobierno de Maduro, aprovechando la fuerte polarización política, ha conseguido avanzar en acuerdos claves con gruesos sectores empresariales como el de Lorenzo Mendoza para aplicar una serie de medidas económicas de mayor liberación de la economía en beneficio de los capitalistas del país, donde Jorge Roig de Fedecámaras en diálogo “constructivo” afirmaba “Usted necesita una oposición sana, usted necesita unos empresarios que le corrijan las situaciones económica donde no están acertando, y para eso estamos los empresarios… Cuente usted con el empresariado con toda la ayuda que tengamos para construir este país”. Se ha orquestado un verdadero acuerdo o pacto con el grueso del sector empresarial, donde el gobierno nacional ya viene en un proceso de “honrar” sus compromisos con el empresariado, primero con su proceso de devaluaciones de la moneda, primero con el sistema Sicad I que pasó la divisa de 6.30 Bs por dólar a un promedio de 11.30 pero fluctuante en un sistema de subastas que solo tenderá a empujar para arriba la moneda, así como el Sicad II, donde se cree que la divisa podrá oscilar entre 25 y 40 bolívares por dólar y en donde no habrá tope para la transacción monetaria. Al mismo tiempo que Maduro anuncia revisión de precios en todos los rubros mediante “un conjunto de acuerdos con empresas nacionales e internacionales para fijar precios”.
La ofensiva de la derecha continúa aprovechando la agudización de la crisis económica
Es que, como hemos venido escribiendo, el momento político de la ofensiva del sector más “radical” de la derecha no fue casual, aprovechó el salto de la crisis económica con sus altos niveles de inflación, el agravamiento de la escases de productos fundamentales de primera necesidad, el impacto de la devaluación de la moneda en los precios y el salario, la limitación al acceso de dólares de sectores de las clases medias entre otros, alentando a gruesos sectores sociales oriundos fundamentalmente de las clases medias hacia movilizaciones propugnando salidas por derecha a la situación imperante. Luego del fracaso de la táctica política del ahora llamado sector “moderado” de la derecha encabezado por Capriles Radonski de asestarle una derrota electoral dándole un carácter plebiscitario a las elecciones municipales de diciembre pasado, generó una crisis y una fuerte división en el conjunto de la oposición de la MUD. El sector “duro” encabezado por Leopoldo López, María Corina Machado y Antonio Ledezma decidió entonces pasar a la ofensiva movilizando a un movimiento estudiantil derechizado que tuvo rápido eco en amplios sectores de las clases medias acomodadas, tensionando toda la situación nacional y buscando incluso una mayor injerencia por parte del imperialismo y la derecha continental.
Es que el gobierno de Maduro se venía manteniendo en un equilibrio precario y altamente vulnerable que solo el cerrar filas de las principales fuerzas del chavismo le había venido consiguiendo capear, no solo por la crisis económica que con sus tensiones se iba acumulando sino, como ya hemos escrito, también por la debilidad de origen en las elecciones presidenciales. El buscar actuar sobre la superficie de la crisis de la economía buscando incidir que los precios no alcanzaran niveles más exorbitantes con su ofensiva de finales de año creando incluso un “Órgano Superior de Defensa de la Economía” que ahora ya ha pasado al olvido, no le alcanzó más que para evitar un revés en las elecciones municipales, pero no para darle un cauce de un reordenamiento económico, siendo que ésta se fue acelerando, entrando incluso en una dinámica contractiva de la economía producto de la escases relativa de divisas entre otros factores . Enero fue el mes de “ajustes” para un gobierno que veía restringida su base de maniobra para continuar garantizando, por un lado, la rentabilidad de algunos sectores del capital –no le alcanzaron los “incentivos” de eliminación de impuestos a los sectores importadores eliminándoles el ISLR y el IVA, entre otros- y por otro querer aparecer con flujo de caja para concesiones a sectores populares producto de la crisis económica.
La oposición derechista toma fuerza a pesar de lo incierto aún de la dinámica de la división interna
La importante división que se ha generado en las filas mismas de la oposición patronal aún no tiene una dinámica clara sino que más bien está en curso. Si bien al momento, hay claramente diferenciadas dos alas, una, que aún sigue siendo hoy el sector mayoritario, con una posición más de “estrategia de largo plazo”, que apuesta al desgaste del gobierno ante la crisis –total sabe que es Maduro quien viene pagando y pagará el costo político de las medidas económicas antipopulares–, a socavarlo mediante una suerte de giro hacia “empalmar con los reclamos de diversos sectores del pueblo en la calle”, que hasta ahora dice apostar a una derrota del gobierno pero en el terreno electoral, y dice rechazar públicamente las “vías rápidas” y los “atajos que no llevan a ningún lado”; y un “ala dura” que dice que hay que seguir en las calles “hasta que Maduro se vaya”, es el sector que proclama “La Salida”. Es muy probable que el sector ahora llamado “moderado” de Capriles, lo que busque sea ir domesticando facciones importantes del chavismo en el gobierno con intereses propios y mucho que perder en un cambio abrupto y así apostar a una transición “post chavista” abiertamente pactada para la continuidad con cambios o el cambio con continuidad apoyándose también en sectores empresariales como Lorenzo Mendoza y hasta el propio Jorge Roig que participan en las mesas de diálogo del gobierno, a depender a de la correlación de fuerzas, y contra esto se moviera el ala más dura de la oposición de derecha. Lo que sí es claro al momento, es que la derecha ha ido aumentando en capacidad de actuación frente a un gobierno que se muestra bastante débil.
Las tensiones internas en el chavismo comienzan a manifestarse
Hacia el interior del chavismo también está todo abierto. Es claro que el chavismo se muestra unificado ante la situación, o se venía mostrando así. Desde la muerte de Chávez –hace casi un año– habían logrado “cerrar filas” para hacer frente a la nueva situación, llena de incertidumbres, como por ejemplos las presidenciales anticipadas y la inestabilidad de los días siguientes tras el sorpresivo resultado tan ajustado. Sin embargo, ante la agudización de la crisis económica, ya se comenzaban a mostrar algunas diferencias públicas sobre las vías o los ritmos para aplicar las medidas de ajuste –cosa impensable bajo Chávez–, con un sector más proclive a ceder rápidamente a las exigencias de desmontar el control de cambio y otra que quería ir más de a poco. Pero ha sido esta coyuntura la que ha venido a mostrar más claramente algunas diferencias, como el caso reciente del gobernador del Táchira quien se desmarcó claramente de las medidas de represión ejecutadas por el gobierno central en su jurisdicción y planteó la excarcelación de Leopoldo López, Iván Simonovis llegando a señalar de paso que él “no es parte del régimen”, en el sentido que fue “electo por voto popular”, afirmaciones sobre las que luego se retractará. Lo que es indudable es que hay tensión entre las distintas facciones que componen los altos mandos del chavismo.
Continúa la transición del post chavismo traumática y nada pacífica
Veremos de hoy en más la dinámica que tomará la situación nacional, pero como hemos venido explicando, de conjunto lo que es más seguro que no será nada “pacífica” y con seguridad más “traumática”. Si la derecha se sienta al diálogo con la presencia de los cancilleres de UNASUR, eso está aún por verse, pero lo seguro es que con la fuerza demostrada en las calles, esta derecha exigirá más como mecanismo cada vez mayor de chantaje. Si el gobierno logra profundizar el acuerdo con los sectores empresariales, canalizando el plan que le propone Lorenzo Mendoza como salida a la crisis económica, y por esa vía la derecha consigue imponer su impronta “domesticando” al gobierno esto también está abierto, pero lo cierto es que se vendrán medidas más antiobreras y antipopulares donde los que pagaran la crisis serán los trabajadores. En este marco, con un corrimiento más a la derecha del gobierno y del conjunto de la situación nacional, frente al deterioro de las condiciones económicas y no aplicar otras salidas que las clásicas capitalistas, como las que ya está empezando aplicar a cuenta gotas pero más ofensivamente, será el pueblo trabajador quien soportará cualquier acuerdo en las alturas.
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