Luego de los acontecimientos de la semana pasada (12/3), la tensión continúa manifestándose en las calles con enfrentamientos callejeros en diversos lugares del país, aunque con una dinámica de menor intensidad en Caracas y otras ciudades como Valencia. No tan así en otros lugares como el estado Táchira donde las manifestaciones de la derecha continúan con la misma connotación, incluso con confrontaciones en las localidades fronterizas, lo que se expresó en la reciente detención del alcalde de San Cristóbal (Táchira) Daniel Ceballos de la organización del derechista Leopoldo López. De esta manera, las acciones de la derecha no avizoran dispersarse e incluso la propia María Corina Machado se ha encargado de arengar a sus seguidores para que “sigan en la calle”. También expresó que “nunca hemos estado tan cerca de la victoria”, en momentos que se dirigía hacia EEUU rumbo a la reunión de la OEA luego de que el gobierno de Panamá –con quien Venezuela ha roto relaciones diplomáticas– le cediera su asiento en el Consejo Permanente de dicho organismo para hablar este viernes 21/3, una iniciativa que EEUU y Canadá han apoyado.
La situación nacional en un atolladero político
El país continúa entonces, desde febrero, viviendo momentos de tensión política donde la polarización que se ha vivido por más de década y media se ha vuelto más confrontativa. En este marco, dos hechos siguen su curso en la actual situación nacional. Por un lado, la confrontación abierta del gobierno de Maduro con los sectores de la derecha venezolana de la MUD que se movilizan en clave “destituyente” –centralmente las impulsadas por el ala “dura”-. Por el otro, los importantes acuerdos del gobierno de Maduro con lo más granado del empresariado sobre las medidas de ajuste económico en curso y que ya se empiezan a aplicar.
Como hemos escrito en otros artículos, el gobierno, con su “Conferencia de la Paz” buscando descomprimir la situación, consiguió hacer sentar a importantes grupos económicos y cámaras empresariales –muchos de ellos partícipes del golpe del 2002–. Pero no logró hacerlo con los sectores políticos de la derecha en ninguna de sus alas, sean estos de los ahora llamados “moderados”, como (menos aún) de su sector más “duro”. Y en los últimos días buscando tomar aún la iniciativa, el gobierno ha salido ahora con la instalación de la “Comisión de la Verdad” en la Cámara de Diputados para “investigar lo sucedido con las víctimas de las protestas” presidida por Diosdado Cabello pero sin ningún diputado de la oposición derechista. En este marco la crisis abierta en Venezuela no avizora cerrarse, y los canales de diálogo continúan rotos hasta el momento, sumergiéndose en un verdadero atolladero.
El imperialismo aprovecha la crisis del chavismo para renovar su injerencia
El imperialismo por su parte, no deja de aprovechar la crisis del chavismo y la tensión abierta para retomar su tutelaje. En este sentido es que se expresa el aumento de la injerencia imperialista, dando arranque con iniciativas como la del proyecto de ley para imponer sanciones a Venezuela, por ejemplo la resolución 488 aprobada por el Senado de EEUU, o las declaraciones del secretario de Estado, John Kerry, quien durante una audiencia en la Cámara de Representantes sostuvo que Estados Unidos está "preparado, si es necesario, para invocar la Carta Democrática Interamericana en la OEA e involucrarnos de varias formas, con sanciones o de otra forma", o las declaraciones del Jefe del Comando Sur general John Kelly claramente intervencionistas. Aunque la actual coyuntura no sea golpista abiertamente por ahora –como fue en 2002-, esta nueva injerencia yanqui demuestra que el Pentágono busca inclinar la correlación de fuerzas a favor de la oposición burguesa de la MUD.
Mientras tanto el gobierno de Maduro busca salidas de diálogo con EEUU al proponer la conformación de “una Comisión de Alto Nivel para la Paz… donde esté un alto representante del gobierno de EEUU, del venezolano y una alta delegación de Unasur y nos sentemos a conversar". Es decir, Maduro abre la puerta para mejorar las relaciones con EEUU, como ya lo demostró hace varias semanas cuando le ofrecía “recomponer las relaciones bilaterales”, obteniendo una humillante respuesta de la Casa Blanca: “Venezuela precisa mostrar seriedad sobre sus intenciones y su apertura” respondió la portavoz, Jen Psaki. Mientras tanto el gobierno viene recostándose sobre Unasur, organismo que decidiera establecer el pasado 12/3 una comisión especial de cancilleres atendiendo un pedido de Venezuela para “acompañar al Gobierno en el diálogo que está impulsando” y la búsqueda de “soluciones dialogadas al conflicto que están viviendo en este momento”, buscando una salida a la actual situación.
Es necesario que la clase obrera intervenga con sus propias demandas
Pero el gran ausente en medio de las grandes tensiones políticas nacionales es la clase obrera, actuando de forma independiente y con sus propias demandas. Como hemos venido explicando, la cuestión clave radica hoy en la necesidad de poner en movimiento esa poderosa fuerza social luchando por una salida propia con sus propias organizaciones y de independencia de clase frente a los dos grandes proyectos dominantes: los de la oposición derechista de la MUD y la del chavismo encabezada hoy por el gobierno de Maduro.
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