Casi un millón y medio de personas colmaron las calles del centro de Madrid en la culminación de las Marchas por la Dignidad que durante semanas han estado recorriendo carreteras, pueblos y ciudades de todo el Estado, nutriéndose a cada paso de más compañeras y compañeros.
A primera hora de la mañana se iniciaron las últimas etapas de las 8 columnas que iban a confluir por la tarde. Lo hicieron desde diferentes localidades del cinturón obrero de Madrid, como Carabanchel, Getafe, Aravaca o San Fernando. Y a partir de las 15:00 el recorrido entre Atocha y Colón comenzó a llenarse. Una movilización histórica que justo antes de culminar su acto central, fue reprimida brutalmente por el inmenso dispositivo policial desplegado por el Gobierno, con un saldo de 24 detenciones y decenas de heridos.
Una marea de indignación social con importante presencia de las luchas obreras
El 22M se trató de un verdadero clamor social contra las graves consecuencias de la crisis capitalista que vienen descargándose contra los trabajadores y sectores populares. Los diferentes cortejos representaban luchas como la de los afectados por la hipoteca, las diferentes mareas en contra de las políticas de recortes en educación y sanidad, los afectados por las preferentes, los parados, los jornaleros sin tierra, las mujeres, la juventud, los inmigrantes. También se hicieron presentes distintas luchas de trabajadores y trabajadoras que están enfrentando cierres, despidos, rebajas draconianas de salario y pérdida de conquistas: los mineros, trabajadores de la sanidad, de limpieza, enseñanza, de EMT, metro, los bomberos, los jardineros en lucha de Zaragoza...
La pancarta de cabecera de la manifestación era llevada por representantes de algunas de estas luchas. En ella estaban también trabajadores de las dos principales huelgas en curso del Estado español: la de Coca-Cola Fuenlabrada con casi dos meses de lucha contra el cierre y la de Panrico Santa Perpetua con más de cinco meses de huelga contra cientos de despidos y una rebaja salarial draconiana.
Panrico y Coca Cola: un cortejo obrero por la coordinación de las luchas
Justamente fue el cortejo formado por las bravas trabajadoras y trabajadores de Coca-Cola y Panrico uno de los más destacados y vistosos. La movilización junto con la Columna Extremadura desde Carabanchel Alto hasta Colón, fue el punto culminante de tres intensas jornadas de unidad entre estas dos grandes huelgas, que comenzaron el día 20 en la concentración frente a la Audiencia Nacional donde iba a tener lugar el juicio contra el ERE de Panrico, que finalmente la empresa logró aplazar. Y continuó con la visita al piquete de Fuenlabrada, el Encuentro entre compañeras trabajadoras de las dos empresas y la participación conjunta en los últimos tramos de la marcha de Extremadura. Este cortejo se mantuvo toda la manifestación agitando a favor de la unificación de las luchas, la huelga general y otras consignas de unidad entre ambas luchas.
Los y las militantes de Clase contra Clase marchamos junto a estas luchas, que vienen siendo la avanzadilla de unos nuevos aires en el movimiento obrero que cuestionan en los hechos la política del “mal menor” alentada por las direcciones burocráticas de CCOO y UGT, plantándose contra los despidos y recortes y demostrando que la lucha es el único camino para dejar de retroceder. Por ello nos manifestamos con las compañeras y compañeros de Coca-Cola y Panrico en la marcha, y también con los trabajadores de Parques y Jardines de Zaragoza que se preparan para ir a la huelga indefinida a partir del mes de abril dentro de la columna alternativa convocada por CGT, CoBas, Solidaridad Obrera y la Intersindical de Aragón.
Un varapalo a la política de paz social de Toxo y Méndez
Este clamor de indignación pone totalmente en entredicho la cantinela que plantean muchos burócratas sindicales y dirigentes de la izquierda reformista de que “la gente no está por movilizarse”. La “gente” sí quiere, y los trabajadores y trabajadoras en particular… también! Así lo están demostrando duras luchas como las que vimos marchar en Madrid, que en muchos casos pelean aún a pesar de los palos en la rueda que les ponen las direcciones burocráticas de CCOO y UGT. Y es que en estos días ha quedado meridianamente reflejado donde está cada uno. Mientras cientos de miles nos preparábamos para inundar Madrid el 22M, Toxo y Méndez se reunían con Rajoy, Fátima Báñez y la CEOE para buscar vías al “acuerdo social”.
Las masivas movilizaciones del 22M marcan el camino opuesto a la pasividad que quieren imponer estos dirigentes vendidos. Un camino que es el único que puede realmente torcerle el brazo al Gobierno del PP, su agenda de recortes y a una patronal que está haciendo “su agosto” gracias a la reforma laboral. Debemos intentar transformar la indignación social en una potente movilización que ayude a que la clase trabajadora, pueda retomar sus métodos de combate y ponerse a la cabeza de todas las demandas populares. De hecho ésta era la conclusión que se expresaba en muchos de los cánticos de diferentes columnas como la de Coca-Cola y Panrico o la de los mineros: “Así, así, ni un paso atrás, unificar las luchas, a la huelga general”, y ha quedado planteado por una gran parte de las intervenciones de la asamblea general de las marchas realizadas el domingo por la mañana.
Las Marchas de la Dignidad han sido convocadas en base a cuatro consignas centrales: ‘No al pago de la deuda’, ‘Servicios públicos para todos’, ‘Derecho a la vivienda para todas las personas’, y ‘Empleo digno y renta básica’. Sin duda un programa necesario, pero insuficiente para dar una salida a la crisis capitalista que está siendo descargada sobre nuestras espaldas. La falta de una exigencia a las direcciones sindicales y una denuncia a su política de paz social era sin duda uno de los límites más importantes.
En ese marco, hay que destacar los intentos de la dirección de IU de capitalizar esta gran protesta para que le rinda electoralmente en las elecciones de Mayo. Muy posiblemente muchas y muchos de los que se movilizaron el 22M tengan ilusiones en Izquierda Unida, sin embargo, esta formación viene demostrando que su proyecto estratégico no ofrece ninguna solución de fondo a los grandes problemas de las mayorías obreras y populares, sino que se propone “gestionar” el capitalismo, como lo hacen desde el “gobierno de izquierda” junto al PSOE en Andalucía. De hecho, muchos compañeros y compañeras que viajaron cientos de kilómetros para el 22M en Madrid, lo hacían en contra de los recortes aprobados por PSOE-IU en la Junta de Andalucía o como los jardineros de Zaragoza que enfrentan a una empresa que cuenta con el respaldo del Ayuntamiento de la ciudad, en manos del PSOE y sostenido por IU.
Sin embargo la masividad y combatividad de la manifestación y sobretodo la presencia de las principales luchas obreras que se han dado desde que arrancó la crisis, hizo que las reivindicaciones populares más sentidas y especialmente el clamor por una nueva huelga general, estuvieran presentes con mucha fuerza en la movilización.
Las organizaciones convocantes de la columna del sindicalismo alternativo planteaban en su llamamiento a manifestarse de forma separada levantar una perspectiva de clase y luchar por imponer una huelga general. Desde Clase contra Clase, compartimos y saludamos el contenido de este llamamiento de clase. Sin embargo, la decisión de marchar de forma separada y acabar casi al inicio del recorrido de la manifestación principal nos parecía un error. En primer lugar porque le quitaba peso a la presencia de la exigencia de una huelga general en una jornada tan importante como ésta. Y en segundo lugar, y más importante todavía, porque no ayudaba a que el 22M permitiera avanzar en la coordinación de las luchas obreras que iban con las marchas y a las que la izquierda sindical debería volcarse a apoyarlas y rodearlas de solidaridad más allá de a qué sigla pertenezcan sus trabajadores sin ningún sectarismo. Una tarea capital para imponer desde abajo a las direcciones burocráticas de CCOO y UGT la convocatoria de una huelga general.
El Gobierno del PP responde con represión
El Gobierno de Rajoy ha desarrollado toda una campaña para intentar limitar al máximo el efecto que pudiese tener esta gran movilización. En las semanas previas ha contado con el apoyo de los grandes medios de comunicación que han estado silenciando escandalosamente la convocatoria, aún a pesar de que las previsiones ya pronosticaban que se iba a tratar de una movilización multitudinaria. Cuando ya no se podía ocultar más Ignacio González, Presidente de la Comunidad de Madrid, tildó las marchas de fascistas.
Y cuando éstas ya eran un hecho y se habían convertido en una de las mayores manifestaciones que ha vivido la capital optaron por arremeter con el operativo de 1.700 antidisturbios traídos de todo el Estado. Cerca de las 21:00, aún con el acto en marcha, comenzaron a cargar con pelotas y porras contra los manifestantes concentrados en Colón, dejando un saldo de 24 detenidos y decenas de heridos. Al momento de publicar este artículo la mayoría de las compañeras y compañeros detenidos han sido liberados, a excepción de un compañero que quedó bajo prisión preventiva acusado increíblemente de “intento de homicidio”. La lucha por su liberación sin cargos es una tarea ineludible de todas las organizaciones y colectivos sociales, de trabajadores y de la izquierda.
Durante horas se estuvieron empleando a fondo para evitar que la manifestación pudiese concluir, y así de paso darle a los medios de comunicación las fotos de disturbios con las que intentan ocultar que fueron más de un millón de personas los que ayer se manifestaron. Sin embargo, ni la represión ni el ocultamiento mediático pueden negar que hay un antes y un después de las marchas del 22M.
Hacia la unificación de las luchas. Hacia la huelga general
Las Marchas han mostrado la potencialidad que tiene el unir desde abajo lo que las direcciones sindicales hasta ahora se niegan a coordinar: las luchas de los trabajadores y trabajadoras, los sectores afectados por los desahucios, por la pérdida de derechos en sanidad y servicios sociales, a los vecinos de barrios populares, etc. Es necesario avanzar decididamente en la coordinación de todas las luchas, y plantear la necesidad de retomar el camino de la huelga general contra el Gobierno, la Troika y la Unión Europea del capital. Para terminar con el podrido Régimen del ’78 y abrir un proceso constituyente revolucionario, que permita resolver las grandes demandas democráticas, contra el paro, la precariedad laboral, la pobreza... en favor de las mayorías sociales y por encima de los intereses del puñado de capitalistas que hasta hoy dirigen nuestras vidas. Un proceso que sirva para imponer un Gobierno de los trabajadores y el pueblo basado en nuestros propios organismos de auto-organización y acabar para siempre con los Gobiernos del IBEX35 y la CEOE que tras la máscara del PP, el PSOE o CiU nos están haciendo la vida imposible.
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