No será un 1° de Mayo más. El parazo nacional del 10 de abril mostró que los trabajadores no estamos dispuestos a aceptar el ajuste del gobierno kirchnerista y nos preparamos para resistir. Los dirigentes carneros de la CGT de Antonio Caló y de la CTA de Hugo Yasky fueron desacatados por sus bases y son millones los obreros que no fueron a trabajar. Los sindicatos, comisiones internas, activistas combativos y clasistas junto a la izquierda jugamos un destacadísimo papel en las fábricas y empresas donde se votó parar, y también en las calles mostrando que existe un sector de la clase trabajadora que no sólo se opone al gobierno: se postula como vanguardia antiburocrática. En los piquetes madura una nueva militancia obrera dispuesta a decirle los Moyano, a los Barrionuevo y a los Micheli que no alcanza con una medida de fuerza dominguera, exige un plan de lucha y pelea por la absolución de los petroleros de Las Heras.
Esta perspectiva es la que se hizo sentir en centenares de fábricas, empresas, oficinas y escuelas donde se discutió la adhesión al paro, y en la Panamericana, donde estuvo el piquete más importante que enfrentó a los gendarmes, pero también en el Parque Industrial de Pilar, en Puente Pueyrredón, en la zona oeste del Gran Buenos Aires, en La Plata, Rosario, Jujuy, en el puerto de Mar del Plata, en el puente Centenario de Córdoba Capital, en Neuquén frente a Zanon, en la marcha junto a los docentes de ATEN y en la autopista de acceso a Mendoza. El Encuentro del Sindicalismo Combativo que se reunió en Atlanta el 15 de marzo había resuelto impulsar la campaña por los petroleros de Las Heras así como exigir a las CGT y las CTA un paro y un plan de lucha. Cuando Moyano se decidió a convocarlo sólo fue necesario ponerse a organizar la jornada con piquetes. Fueron resoluciones que permitieron que la izquierda obrera se hiciera notar como nunca en las calles. Previamente, habíamos hecho asambleas en multitud de fábricas para garantizar el paro y hacerlo activo. Los dirigentes y las agrupaciones obreras que influencia nuestro partido, el PTS, jugaron un rol clave impulsando este principio de clase elemental, la democracia obrera.
1° de Mayo de lucha
Este 1° de mayo nos proponemos dar un paso más. Tenemos que llenar la Plaza de Mayo y las principales plazas del país junto al sindicalismo combativo y el Frente de Izquierda. Después del pronunciamiento obrero del 10 de abril el gobierno impulsó dos proyectos de ley que resumen su orientación. La “Ley de Convivencia en manifestaciones públicas” de Carlos Kunkel busca limitar los piquetes previendo la intervención policial y obstaculizar el derecho a la manifestación cuando estas afecten lo que este gobierno llama “servicios públicos esenciales”: salud y educación. Todo un ataque a métodos de lucha históricos de la clase obrera y una demostración de que buscan golpear a los sectores más combativos. No es casual que los medios tomen como ejemplo de los piquetes a cercenar los de Panamericana y Henry Ford, escenario emblemático no solo en el último paro nacional sino en la lucha contra los despidos en Kraft en 2009 o en el paro nacional del 20N en 2012. El kirchnerismo cuenta con el apoyo de la oposición patronal, desde el PRO al Frente Renovador. Massa ya tiene su proyecto para “regular” la protesta social y Macri anunció: “Colaboraremos con la Presidenta para evitar los cortes”.
La otra medida tomada por los K es un “clásico” del doble discurso oficial. Como si no gobernara desde 2007, Cristina dijo estar preocupada por el 33,5% de trabajo en negro. Pero el proyecto de ley presentado es cínico por donde se lo mire. No sólo no da cuenta de todas las modalidades de precarización laboral que afectan a más del 50% de los asalariados. El mismo “combate” al trabajo en negro es un listado de beneficios para los patrones a quienes se premia por mantener a los trabajadores en esa situación de indefensión laboral. Cuando el Estado es el principal responsable del empleo precario y en las reparticiones públicas hay miles de compañeros contratados haciendo la misma tarea que los efectivos pero cobrando menos y sin estabilidad, es difícil creer que vayan a controlar a los empresarios y que baje incluso el trabajo en negro.
El gobierno tiene un norte claro. Logró superar, por ahora, los momentos más agudos de la crisis de enero devaluando el peso y “enfriando” la economía mientras busca un nuevo endeudamiento con los organismos de crédito internacionales. Acordó indemnizar a Repsol, negocia con el Club de París y el ministro Kicillof adecua las estadísticas a lo pedido por el FMI (aunque mantiene a la patota que intervino el INDEC para manipular los datos). A los trabajadores les descargó tarifazos y topes salariales mientras crecen las suspensiones y los despidos en las automotrices y en las metalúrgicas. Esta es la base del acuerdo nacional que tiene el gobierno con la oposición patronal y el empresariado. Mientras se preparan para un nuevo ciclo de “negocios” con las inversiones de la yanqui Chevron como insignia, para los trabajadores habrá más ajuste.
Contra la burocracia sindical, por la independencia de clase y por un programa obrero de salida a la crisis
Moyano no volvió a hablar de medidas de lucha. No debiera extrañar de dirigentes que cuando convocan a alguna medida lo hacen para “marcar la cancha” y otorgar rápido una tregua con las miras puestas en darle aire a algún político opositor para las elecciones de 2015. Los caciques de su CGT se dividen entre quienes apoyan a Massa y los que están con Scioli. En el caso de la CTA opositora siguen al sojero Binner mientras el impresentable de Barrionuevo apoya al Frente Renovador. La fuerza de la clase obrera en manos de estos dirigentes será puesta al servicio de sus verdugos. Por eso no coincidimos con las declaraciones realizadas por Rubén “Pollo” Sobrero a La Nación este 16 de abril sobre el rol del moyanismo. Moyano es uno de los mayores burócratas sindicales con más poder y peso entre los trabajadores. Nuestra crítica tiene que ser clara e implacable.
Este 1° de Mayo el sindicalismo combativo y el FIT tienen que levantar en Plaza de Mayo una tribuna de lucha contra todas las alas de la burocracia, por la independencia de clase y un programa para que la crisis la paguen los patrones.
Para defender el derecho de huelga y de movilización, para impulsar la pelea contra los proyectos antipiquetes del gobierno y de Massa. Para pelear por la absolución de los petroleros de Las Heras y el desprocesamiento de los luchadores populares.
En medio de las paritarias el sindicalismo combativo y la izquierda se juegan por los que luchan. Por los docentes de Salta y Neuquén que pelean contra el techo salarial. Por los compañeros de Ledesma en Jujuy que enfrentan despidos, por los metalúrgicos de Córdoba que resisten las suspensiones y cesantías. Somos los que levantamos la bandera de paritarias libres, por un salario mínimo equivalente a la canasta familiar indexado mensualmente según inflación real y el 82% móvil del último salario para los jubilados. Estamos contra el impuesto al salario, contra los despidos, las suspensiones y los tarifazos. Contra el trabajo el negro y la precarización laboral, por el pase a planta permanente. Por un plan nacional de obras públicas bajo control obrero para resolver el déficit de viviendas y de infraestructura. Por el no pago de la deuda externa: ni un peso a la Repsol ni al Club de París. Por la reestatización sin indemnización bajo control de trabajadores y usuarios de las empresas privatizadas.
El 1° de mayo no sólo vamos a exigir un plan de lucha nacional y un nuevo paro a los burócratas sindicales. Vamos a plantear la perspectiva de recuperar los sindicatos. Contra los Caló y los Yasky. Pero también contra Moyano, Barrionuevo y Micheli que nos quieren llevar como furgón de cola de los proyectos políticos patronales. Estamos por la independencia política de la clase trabajadora.
La importante elección del FIT en 2013 mostró que cientos de miles de trabajadores se oponen al gobierno desde una alternativa de independencia de clase. El paro y los piquetes acaban de develar la potencialidad de la clase trabajadora y en perspectiva lo que serían los sindicatos, si a su frente estuviera la izquierda clasista que se propone ir hasta el final para derrotar el ajuste. Por eso, este 1° de mayo en la Plaza hay que levantar una tribuna donde estén los dirigentes obreros protagonistas del gran paro nacional junto a los referentes del Frente de Izquierda. Esta es la propuesta que estamos debatiendo con el resto de las fuerzas que integran el FIT.
Viva el 1° de Mayo obrero e internacionalista. En Argentina y en el mundo, que la crisis la paguen los capitalistas.
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