El gobierno nacional parece tener un nuevo lema. En medio de la fuerte crisis de la economía, expresada sobre todo en la inclemente inflación y la escasez, el gobierno ha acelerado una suerte de “giro productivo” –que ya venía operando desde el año pasado– donde el eje está puesto en “producir”, “aumentar la producción”, no importando si eso implica llevarse por delante derechos de la clase obrera y golpear el poder adquisitivo del pueblo trabajador, en función de brindar “las condiciones” que los empresarios exigen para “producir”.
En el terreno de la economía, el país ha estado sometido en los últimos meses, entre otras cosas, a un chantaje por parte de la burguesía nacional: si no les relajan más el acceso a los dólares, sino les relajan más el control de precios, si se insiste en aplicar las tibias regulaciones a las ganancias, y si no se les permite pisotear más aún los derechos de los trabajadores, ¡entonces no habrá producción! Así de sencillo. Los empresarios dicen que deben dársele esas condiciones, si eso no se cumple, entonces no habrá inversión, no habrá producción, habrá escasez y por tanto inflación, etc. Es decir: ¡o hacen lo que conviene a nuestras necesidades o se joden!
¿Y la “guerra económica”? ¿La “burguesía parasitaria”?
El gobierno de Maduro, que como los de Chávez antes, le importa poco no tener coherencia entre un discurso “anticapitalista” y una práctica de lo más normalmente capitalista, está cediendo en toda la línea a estas exigencias. A finales del año pasado escribíamos:
“El gobierno, que habla de una ‘guerra’ [económica], en lugar de debilitar resueltamente al ‘ejército contrario’, toma medidas que más bien lo fortalecen. A fin de cuentas, el gobierno también considera que la clave para que no haya inflación ni escasez es brindar las condiciones para que los empresarios ‘produzcan’. Por eso está preso de su ‘contradicción’: entre ponerle límites a los aspectos más groseros del chantaje empresarial y brindarles las condiciones que exigen. Por eso anda en un giro ‘productivo’ estableciendo y buscando pactos con los empresarios, haciendo juegos de equilibrista para ir relajando algunos controles y mantener otros” (En clave obrera, n° 32, noviembre 2013).
Pero ya hoy Maduro casi ni habla de la “guerra económica”, las alusiones quedan cada vez más perdidas entre un mar de llamamientos y halagos a la empresa privada. También, por arte de magia, parece ser que la burguesía ya no es “parasitaria” ni “apátrida”, sino el pilar fundamental para la “producción nacional”. Ese malabarismo que venía haciendo el gobierno entre mantener algunos controles y relajar otros, va cediendo terreno hacia una política cada vez más claramente proempresarial.
Por supuesto, la situación post 12 de febrero ha acelerado este giro: la arremetida del sector “duro” de la derecha, que le ha marcado la agenda al conjunto de la MUD y al gobierno, y que ha dejado en evidencia la debilidad de Maduro, tiene directa relación con esto (ver “La oposición toma la ofensiva, respaldada por el imperialismo”, En clave obrera n° 33). Ante esto, el gobierno, lejos de “girar a izquierda”, “radicalizarse” o “profundizar la revolución” –cuestión que se quedará esperando toda la vida la izquierda que se le subordina–, ha acelerado su giro hacia una agenda donde lo único que importa es “la producción”… que mientras exista la propiedad privada capitalista y los medios de producción (tierras, empresas, finanzas, etc.) estén en manos de la burguesía, será la producción capitalista basada en los intereses de la burguesía.
Además de relajar el racionamiento de dólares, y autorizar aumentos de precios, el gobierno ¡está negociando miles de despidos!
Los empresarios dicen que tienen pocos dólares: ¡pero resulta que actualmente hay en depósitos venezolanos privados en el exterior, casi 167 mil millones de dólares, una cifra que es igual a dos veces y medio todo el presupuesto nacional de este año (calculado en 63 millones US$)! Si realmente les interesa tanto la “producción nacional”, ¡¿por qué no traen esos dólares?! Por otro lado, solo en 2012 hubo 20 mil millones de dólares que fueron a parar a “empresas de maletín” o a “demanda artificial no asociada a la producción”. Piden que les “liberen” el dólar: y ahí va el gobierno relajando el control de cambio con el SICAD I y II, de paso devaluando cada vez más los ingresos del pueblo trabajador.
Los capitalistas piden que desmantelen el control de precios, porque según, los pobrecitos producen “a pérdida”. La verdad es que han seguido y siguen ganando, incluso Eduardo Samán, cuando era presidente del INDEPABIS, reconoció que “los empresarios están ganando más que nunca”. Sin embargo, ahí va el gobierno autorizándoles los aumentos de precios, algunos declarados y otros encubiertos. Ya en reuniones con los más variados sectores capitalistas el año pasado, ministros salían declarando que habían acordado con estos “revisar los precios periódicamente”.
Podemos también hablar de cómo el gobierno subsidia –¡con el dinero de “todos los venezolanos”!– a varios sectores empresariales, para “estimularlos” y que “no pierdan”. Entre otros sectores, no pagan IVA (y algunos tampoco ISLR), actividades agrícolas primarias y afines, importación de bienes de capital y de alimentos, productores de hierro de los convenios con China, transnacionales del gas, etc. Mientras el pueblo paga el IVA…
Pero donde está siendo más miserable la conspiración del gobierno con los capitalistas contra la clase trabajadora, es en el asunto de la criminalización de las luchas obreras y los despidos. Una queja constante de los “desdichados” empresarios es lo que llaman “impunidad laboral”: según ellos, las luchas de los trabajadores son un obstáculo para producir más y a menor costo, y los trabajadores no reciben las sanciones que debieran. ¡Tanto cinismo y odio a la clase trabajadora cuando lucha! Resulta que en el país hay casi 150 trabajadores/as con procesos judiciales por luchar, varios obreros presos por la misma razón, decenas de despedidos por pelear un contrato colectivo o querer poner en pie un sindicato, mientras ni un solo burgués preso o enjuiciado por violar derechos laborales. ¡Y hablan de “impunidad laboral”!
Por supuesto no les podemos pedir “objetividad” a los señores burgueses. Para los explotadores eso no basta, quieren más. En las reuniones con el gobierno esa es una queja constante. El mismísimo Lorenzo Mendoza –ese magnate que ahora pareciera “consejero” del gobierno, porque el gobierno le coge línea, como con la fulana “Comisión de la verdad económica”-– dijo ante Maduro y las cámaras de televisión, que la acción de los sindicatos (es decir, la lucha de los trabajadores expresada a través de los sindicatos) era nociva para la producción, y el supuesto “presidente obrero” fue incapaz de refutarlo.
Pues bien, los empresarios dicen que tienen que darles más libertad para despedir trabajadores, para “superar el ausentismo”, dejar a un lado la inamovilidad laboral, etc., “para que florezca la producción”. ¡Y ahí está el gobierno autorizándoles los despidos! A través del ministerio del Trabajo viene girando instrucciones a las inspectorías en todo el país para que den el visto bueno a los despidos que exigen los capitalistas. La cifra que manejan las corrientes sindicales –y trabajadores del propio ministerio del Trabajo- sobre los despidos que negocian gobierno y empresarios, alcanza decenas de miles. Hay lugares y empresas donde ya lo estamos viendo: la Wrangler (Caracas), en Plumrose, Farplastic y Vasos Selva (en Aragua), Destilería Florida (Sucre), Fanalpade, Galletera Carabobo, Coca Cola Femsa (Carabobo).
Y esta renovada disposición del gobierno para avalar las retaliaciones patronales no pasa desapercibida para las corporaciones patronales. El presidente de la cámara empresarial venezolana-argentina decía hace pocos días: “Lo peor que funcionan son las Inspectorías, que tienden a favorecer al trabajador, pero eso está cambiando ahora. El ministro del Trabajo les está dando instrucciones a las Inspectorías para que trabajen con más objetividad”. Ya sabemos que “objetividad” quiere decir avalar todas las medidas antiobreras de los empresarios. ¡Todo sea por “la producción” y que “aparezcan” los productos en el mercado!
El gobierno toma sus propias medidas patronales y antipopulares
Pero no se trata solo de que el gobierno se conjura con los empresarios privados para aplicar las medidas patronales y antipopulares que exigen, el gobierno también tiene sus propias medidas en este tenor, como administrador del Estado burgués y como patrón.
Por un lado, la devaluación del bolívar la aplica como mecanismo para aliviarse sus propias deudas en el país, aquellas que paga en bolívares, pues al devaluar recibe más bolívares por cada dólar que capta, con lo que “reduce” su deuda interna. No se le ocurre meterle mano en el bolsillo a los capitales nacionales ni a los extranjeros, se lo mete en el bolsillo al pueblo trabajador al devaluarle el ingreso.
Además, en un país con fuerte presencia del Estado en la economía, el gobierno también piensa directamente como patrón, al enfrentarse a los reclamos y exigencias de los explotados en el sector estatal, que va desde la administración pública hasta las empresas básicas, eléctricas, petróleo, hidrológicas, etc., pasando por empresas de alimentos, agrícolas, y hasta bancos públicos. En ese sentido, también se viene preparando el gobierno para aplicar jubilaciones forzosas y despidos. Para muestra, los 600 despidos que actualmente vienen denunciando y peleando obreros de centrales azucareros de todo el país adscritos a la CVA Azúcar.
Maduro defiende sus acuerdos con los empresarios
Maduro se ha dedicado últimamente, cada tanto, a defender sus acuerdos con la burguesía nacional, al parecer en discusión con gente de su propio gobierno que quizás no quiera ir tan rápido en el camino de hermanarse con “la burguesía parasitaria”, o que quiere cuidarse más las formas.
Así se lo ha escuchado decir que cuestionar estos acuerdos es de “dogmáticos”, que el “socialismo” que pregona no tiene nada que ver con hostilidad hacia la propiedad capitalista (lo mismo que decía Chávez, es decir, un “socialismo” que no es socialismo nada, sino simple y puro capitalismo con algunas regulaciones estatales, y con el propio Estado jugando un rol de empresario en varios sectores). En esta cruzada ideológica, recientemente se despachó, así: “¿quién dijo que la propiedad privada no produce?, dejémonos de gamelotes mentales, que levante la mano alguno que se atreva a asegurar que la propiedad privada no produce”.
Pues la verdad es que ¡la propiedad privada no produce, son los trabajadores y trabajadoras quienes producen! El problema clave es que bajo la propiedad capitalista solo se produce por el interés de ganancia, y todas las necesidades sociales tienen que subordinarse al mezquino interés de una minoría que chantajea, el problema es que los que realmente producen, es decir, la clase trabajadora, tiene que resignar sus derechos a favor de los empresarios.
Esta manera de “superar la escasez y la inflación”, de “aumentar la producción”, es que la clase obrera y el pueblo deban arrodillarse ante la voluntad capitalista. Pero bueno –todo sea por “la producción”–, Maduro parece tener nuevo lema: “¡Con los empresarios todo, sin los empresarios nada!”
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