Una vez más el imperialismo yanqui, aprovechándose de la crisis abierta en el país, ha decidido aumentar su cada vez más creciente injerencia. Esta vez se trata de una nueva resolución en base a un proyecto de ley de "Libertad Venezolana y Protección Democrática" o "H.R. 4587", que fuera presentada en marzo por los congresistas republicanos Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz-Balart (representantes de Florida). El país imperialista más violador de los derechos humanos en el mundo y campeón de guerras imperialistas y de agresión a los pueblos, se arroga la potestad de decidir qué país o no viola los derechos humanos: el mismo país que tiene bajo su protección a uno de los responsables de atroces actos terroristas contra la población civil indefensa, como Luís Posada Carriles, responsable de la voladura de un avión cubano que trasladaba deportistas; que mantiene la base militar de Guantánamo, donde se cometen todo tipo de atrocidades y violaciones sistemáticas de derechos elementales; el mismo país que hace pocos años practicó la tortura en vuelos aéreos para evitar responder a legislaciones territoriales en materia de DD.HH.; el mismo país que violenta la privacidad de miles de millones de personas y gobiernos de todo el mundo, mediante sus programas de espionaje; que reprime y criminaliza las protestas de los trabajadores y pobres de los Estados Unidos; etc. ¿Con qué cara viene el imperialismo yanqui a hablar de "derechos humanos"?
El proyecto de ley de a su vez, hace una declaración política que exige al Gobierno estadounidense reducir las importaciones de petróleo venezolano y de la venta de tecnologías que podrían tener “doble uso”, además de que una partida de muchos millones de dólares se pondrá a disposición para “la asistencia a la sociedad civil venezolana”. La resolución de "protección a los derechos humanos y la democracia en Venezuela", que recibió el voto mayoritario del Comité de la Cámara de Representantes (diputados) del Congreso de Estados Unidos, y ahora será debatida en el plenario de la Cámara, fue recibida también por una explosión de aplausos de decenas de venezolanos en la sala que viajaron directamente a Washington desde Miami y otras ciudades norteamericanas y que preparan una marcha para este domingo para que la Casa Blanca y la Organización de Estados Americanos a tomar acciones sobre Venezuela, y se apliquen mayores sanciones imperialistas al país.
No hace mucho que en Estados Unidos saliera a la luz la resolución 488 aprobada en la Cámara de Representantes del parlamento yanqui, donde también valiéndose del trillado e hipócrita discurso sobre los DDHH para justificar una mayor injerencia imperialista en el país, exigía a la OEA que aplique la hipócrita “Carta Democrática Interamericana”. No olvidemos tampoco las recientes declaraciones de John Kerry, quien dijera en la Cámara de Representantes que Estados Unidos estaba "preparado, si es necesario, para invocar la Carta Democrática Interamericana en la OEA e involucrarnos de varias formas, con sanciones o de otra forma" demostrando la brutal hipocresía de la diplomacia yanqui para disfrazar su injerencia imperialista con “motivos democráticos”. En el mismo tono se expresaba también en su momento el jefe del Comando Sur de Estados Unidos general John Kelly con afirmaciones claramente intervencionistas. También el ex embajador de EEUU en Venezuela, Patrick Duddy, ante el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara Alta afirmó que “nosotros podríamos hacer colapsar la economía (venezolana)”, si se lo propusieran. Es que el imperialismo yanqui no deja de aprovechar la crisis del chavismo y la tensión abierta para retomar su tutelaje. Desde la LTS no avalamos de manera alguna la represión gubernamental, como lo hemos sostenido y argumentado en todo momento, pues esto implica el fortalecimiento de la fuerzas de represión del Estado, la misma fuerza que es descarga, con más saña incluso, contra las luchas de la clase obrera y el pueblo pobre. Pero no le otorgamos ninguna validez ni potestad alguna al imperialismo yanqui para pretender ser los "sancionadores" del gobierno venezolano en pos de apoyar a una fracción burguesa que aspira a gobernar, y que seguramente hará un gobierno igual o peor de violador de los derechos democráticos.
En esta nueva propuesta de resolución del gobierno norteamericano, como mecanismo de mayor precisión de la intervención, dicen que amenazan con sanciones "solo" a los funcionarios de gobierno y no al país o a su economía de conjunto, pero esto no le quita un ápice el carácter de injerencia imperialista. Es en esto que se escuda la MUD para pretender aparecer como una supuesta defensora de que ninguna medida recaiga sobre el pueblo, pero diciendo que eso no implica que algún funcionario pueda "arroparse con la bandera nacional" para evitar sanciones "internacionales". Un total cinismo, pues de cualquier manera se trata de la presión y la injerencia de un gobierno imperialista, y la MUD lo que desnuda con esto es su completa complicidad con que sea un gobierno imperialista quien actúe como "disciplinador" o "sancionador" del gobierno nacional, que en realidad actúa como presión y chantaje a favor de la propia MUD. Por nuestra parte, sencilla y claramente no le damos ningún derecho al rapaz e inmoral imperialismo yanqui a interferir en los asuntos nacionales. Las cuentas con corruptos funcionarios del gobierno nacional y sus actos de represión -que caen siempre con más saña sobre la clase trabajadora-, las habrá de ajustar solo el pueblo trabajador de nuestro país, no los gobiernos de la burguesía imperialista norteamericana. El pueblo trabajador que también ajustará cuentas con la propia derecha proimperialista.
Como ya lo hemos expresado, aunque por ahora la actual coyuntura no sea golpista abiertamente –como fue en 2002-, esta nueva injerencia yanqui demuestra que Estados Unidos busca inclinar la correlación de fuerzas a favor de la oposición burguesa de la MUD justo cuando se desarrollan las llamadas “Mesas de diálogo político” del gobierno con la derecha. Si la presión de las acciones callejeras impulsadas por el sector más “duro” de la derecha de la MUD han servido para que el gobierno de Maduro, crisis económica mediante, ceda más y más a favor de los sectores empresariales haciendo que la crisis la pague el pueblo trabajador, de igual manera actúan las amenazas de las sanciones norteamericanas para que se imponga medidas políticas a favor de la derecha y contra los trabajadores y el pueblo pobre. Lo han dicho claramente que “si en las mesas de diálogo no se avanza” (léase medidas a favor de la derecha) aumentarían la intervención, y más claro aún, el vocero imperialista, el diario Washington Post, en su editorial del 7/05, afirma que "más presión debe ser aplicada al Gobierno de Maduro si esto permite las reformas” en clave derechistas.
Mientras el gobierno de Maduro sigue insistiendo en abrir las puerta para mejorar las relaciones con EEUU, como ya lo demostró hace varias semanas cuando le ofrecía “recomponer las relaciones bilaterales”, y lo volviera hacer desde su programa “En contacto con Maduro” para que se le dé el placet al nuevo designado como embajador de Venezuela en Washington, y que estaba dispuesto a enviar nuevamente a un representante para dialogar con Estados Unidos, por parte del gobierno gringo solo recibe humillantes portazos. De esta manera se expresa lo timorato de un gobierno que , más allá de una fraseología antiimperialista, es incapaz de tomar medidas serias frente a cada injerencia en el país.
Desde la Liga de Trabajadores por el Socialismo (LTS) somos categóricos, y nos oponemos abiertamente a la injerencia yanqui en el país, sea con el pretexto que fuere. Los trabajadores debemos rechazar cualquier tipo de injerencia imperialista, que busca el sometimiento de nuestro pueblo, al mismo tiempo que la injerencia imperialista afecta al país y a las mayorías populares. Sostenemos que sólo la fuerza revolucionaria de la clase obrera unida al pueblo pobre podrá expulsar y liquidar definitivamente las posiciones del imperialismo yanqui en Venezuela. El Gobierno es incapaz de llevar hasta el final la lucha contra el imperialismo, como se ha demostrado a lo largo de esta década y media, por más que grite consignas anti- imperialistas, pues vemos que sigue pagando la deuda externa y respetando a los pulpos del capital extranjero que se llevan las riquezas nacionales.
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