En una reciente declaración sobre la situación en Egipto el Secretariado Internacional de la LIT-CI intenta responder, en alguna medida, a las críticas a sus vergonzosas posiciones que hemos entablado desde la FT. Nuevamente tratan de defender su posición de que en Egipto hubo una revolución democrática triunfante y que la caída del ex presidente Morsi fue producto de la acción revolucionaria de las masas y no mediante un golpe del Ejército y sus socios civiles que abrió el camino a una ofensiva contra revolucionaria por parte del nuevo gobierno.
Al parecer ya no les basta decir que “Es verdad que el aparato de seguridad sigue reprimiendo, pero el carácter de la represión no es generalizado sino selectivo” [1] para explicar las masacres contra los acampes de la Hermandad Musulmana (HM), los más de 16.000 detenidos por razones políticas, las leyes anti manifestación, las escandalosas sentencias a pena de muerte masivas y la persecución a movimientos políticos y sociales por parte del gobierno. La LIT-CI a fin de mantener a flote su teoría de la revolución democrática, ahora se deslizan hacía posiciones sobre el estado, la represión y la lucha de clases, que los alejan del marxismo revolucionario.
Los tiempos de la política o es tiempo de una política revolucionaria
En su nueva declaración la LIT-CI insiste en que “La represión a las movilizaciones de la HM tenía una justificación en el momento inmediato a la caída de Morsi. En aquel momento existía una posibilidad de que las movilizaciones de la HM pudiesen conseguir el retorno del gobierno de Morsi e imponer un gobierno ya derrotado por la movilización revolucionaria de las masas.” [2] Esto no sería novedad en la triste posición de la LIT si unas líneas más abajo no leyéramos que “Por otro lado, estamos contra la represión actual a la HM, porque esa es la legitimación del régimen para el ataque contra el conjunto del movimiento de masas” [3]. Entonces, ¿en qué quedamos? La represión realizada en ambos casos por el Ejército, ¿legítima el ataque al conjunto de las masas o es justificada?
Para explicar esta increíble posición y de paso seguir justificando sus vergonzosas claudicaciones la LIT-CI nos presenta una novedad (en la deriva de esta corriente): “La defensa de las libertades democráticas nunca es un principio para los marxistas. Es siempre una cuestión relativa, subordinada a la lucha de clases. Para localizar nuestra posición debemos responder a las cuestiones: ¿libertades democráticas para quién? ¿Libertades democráticas para qué? En otras palabras: ¿represión para quién y para qué?” [4]. Es decir que, para la LIT-CI, estaba bien reprimir y masacrar las movilizaciones de la HM (¿para quién?) ya que esto defendía la revolución victoriosa (¿para qué?). Pero toda esta argumentación con tono “izquierdista” que intenta justificar su vergonzosa posición ante la represión, es totalmente confusionista y omite un gigantesco detalle: no se trata de un gobierno obrero enfrentando la reacción armada contra la revolución como tuvieron que enfrentar los bolcheviques a la cabeza de los soviets en la Rusia de 1917 contra la reacción armada interna de Kolchak, Denikin y Yudénich, ¡es el Ejército, el pilar del estado capitalista egipcio, el que lleva adelante la represión!
Cómo dice la LIT-CI, nuestra posición en contra de la represión por parte del Ejército no se trata de una cuestión de principios abstracta. Los marxistas revolucionarios no solo repudiamos estos acontecimientos sino que rechazamos todo tipo de represión, persecución o ilegalización ejercida por el gobierno cívico militar ya que esto fortalece a los enemigos de la clase obrera. En esto seguimos la tradición del marxismo revolucionario y para poner solo algunos ejemplos tomemos a Trotsky que ante el apoyo por parte del PC y la socialdemocracia a las medidas del gobierno Holandés contra los fascistas decía “Por eso, la consigna por la disolución y desarme de las bandas fascistas a través del estado (el voto por esa clase de medidas) es absolutamente reaccionaria (los socialdemócratas alemanes claman: "¡El estado debe actuar!"). Esto equivaldría a hacer un látigo con el pellejo del proletariado, que los árbitros bonapartistas tal vez utilizarían para acariciar suavemente alguno que otro trasero fascista. Pero nuestra responsabilidad y deber insoslayable es proteger el pellejo de la clase obrera, no entregar el látigo al fascismo." [5] Y en otro texto advierte que “Tanto la experiencia histórica como teórica prueban que cualquier restricción de la democracia en la sociedad burguesa, es, en último análisis, invariablemente dirigida contra el proletariado, así como cualquier impuesto que se imponga recae sobre los hombros de la clase obrera. La democracia burguesa es útil para el proletariado sólo en cuanto le abre el camino al desarrollo de la lucha de clases. Consecuentemente, cualquier “dirigente” de la clase obrera que arma al gobierno burgués con medios especiales para controlar a la opinión pública en general y a la prensa en particular, es, precisamente, un traidor. En último análisis, la agudización de la lucha de clases obligará a las burguesías de cualquier tipo a llegar a un arreglo entre ellas mismas; aprobarán entonces leyes especiales, toda clase de medidas restrictivas, y toda clase de censuras “democráticas” contra la clase obrera. Quien todavía no haya comprendido esto, debe salirse de las filas de la clase obrera” [6] .
La posición de la LIT-CI justificando la represión contra los HM por parte del Ejército egipcio se encuentra muy próxima a la de los partidos liberales y alejada 180 grados de la sostenida por Trotsky. Así, pasan de hablar sobre la “revolución democrática” a dedicarse a buscar (e inventar) argumentos para justificar su vergonzosa reivindicación de la brutal represión por parte del Ejército hacia todo un sector del pueblo.
La falta de conciencia de las masas o las desastrosas posiciones de la LIT-CI.
Los autores de la declaración vuelven a tratar de dar lecciones a la izquierda que niega que en Egipto haya habido una revolución democrática triunfante y que por esto no logró comprender lo complicado y contradictorio del proceso. Nos dicen que “Las masas egipcias, de este modo, no salen derrotadas con la caída de Morsi. Salen victoriosas, pero con una enorme confusión en su conciencia. Consideran a las FFAA, el centro del poder burgués y su mayor enemigo, como un aliado que ayudó a derrocar a Mubarak y a Morsi. La crisis de la dirección revolucionaria y la inexistencia de una alternativa propia de los trabajadores tienen consecuencias terribles en la realidad egipcia.” [7] Que la falta de dirección revolucionaria tiene “consecuencias terribles” no es un descubrimiento, lo que tendríamos que preguntarnos es si la LIT-CI opina que su posición justificando la represión a los HM por parte del Ejército hubiera aportado a construir una “alternativa propia de los trabajadores” Claramente el derrotero de posiciones de la LIT-CI, primero cubriendo con un supuesto mandato popular al golpe contrarevolucionario de los militares contra Morsi y luego justificando la represión del Ejército, los acerca más a las sostenidas por movimientos como TAMAROD (movimiento juvenil que comenzó juntando firmas contra Morsi y terminó justificando la represión y con un sector apoyando al jefe del Ejército Al Sisi en su campaña electoral) que a una verdadera política revolucionaria capaz de luchar por tirar abajo el régimen político y lograr que el poder pase de manos de la burguesía a manos de la clase obrera y los oprimidos, única forma de dar respuesta a las demandas profundas de la Primavera Árabe.
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