Paro de 36 horas con movilización masiva desde todos los lugares de trabajo
La marcha a Plaza de Mayo convocada por las CGT opositoras este miércoles 14 confirmó lo que denunciamos desde el Frente de Izquierda y el Encuentro del Sindicalismo Combativo de Atlanta. Después del parazo del 10 de abril, Hugo Moyano y Luis Barrionuevo abandonaron toda medida de lucha para dejar a la clase obrera librada a su suerte en medio del ajuste lanzado por el kirchnerismo y las patronales. Convocada por “mayor seguridad, contra la inflación y por el empleo” casi no se habló de los salarios, las suspensiones o los despidos. La agenda “contra la inseguridad”, que repiten los políticos patronales, oficialistas y opositores, fue tomada por la CGT con un discurso calcado del último documento emitido por el episcopado, donde se entremezclan la “inseguridad” y la pobreza. En vez de proponer la tradicional “mano dura” legitiman con un barniz “social” la orientación que llena de policías y gendarmes los barrios pobres. Según el documento de la CGT leído en la plaza, en lugar de “más bala” y persecución a los jóvenes “por portación de rostro”, “hay que combatir la pobreza”. Pero esas palabras poco pueden convencer si el mismo Moyano encabeza la marcha junto a Juan Carlos Blumberg.
El “ingeniero” fue impulsor de las leyes de mano dura promulgadas por Néstor Kirchner en 2004 y se postuló a gobernador de la provincia de Buenos Aires en 2007 en una lista “colectora” del candidato a presidente Jorge Sobisch. No olvidemos que el ex gobernador neuquino es el responsable político del asesinato de Carlos Fuentealba y su policía es famosa, además, por el gatillo fácil. Por algo el documento de la Iglesia que denuncia la miseria en Argentina fue apoyado por el derechista Mauricio Macri y las patronales más sedientas de ganancias, las que se reúnen en el coloquio de IDEA junto a los banqueros. ¿Qué pobreza van a combatir las CGT de Moyano y Barrionuevo cuando, utilizando el mismo lenguaje que las patronales sojeras, abogan por políticas que “impulsen la real potencialidad del campo”.
En Plaza de Mayo se autodenominaron “los verdaderos dirigentes que no se venden”, pero ellos son los que se bajaron de la lucha cuando ya hay más de 15.000 suspendidos en la industria automotriz y los empresarios quieren limitar lo más posible los aumentos salariales. La recesión alienta la caída en otras industrias como la textil, frigorífica y de la construcción. Distintos analistas pronostican el crecimiento de los despidos y varias patronales toman revancha contra los activistas para intimidar a la vanguardia combativa.
Paliativos y palos
El gobierno anunció aumentos en la Asignación Universal por Hijo que pasaría de $460 a $644; e incrementos entre el 20 y el 40 % en las asignaciones familiares. Además comunicó la construcción de 3.800 viviendas en la ciudad de Buenos Aires y 362 en Bariloche. Son parches. Mientras permiten que se generalicen las suspensiones y comiencen los despidos, dan un paliativo a los más pobres para contener la situación. La inflación anualizada se calcula cercana al 40% y el déficit habitacional sólo en la CABA es de 50.000 hogares afectando a 160.000 personas. La grave situación que viven la clase trabajadora y los sectores populares es causada por el “enfriamiento” de la economía con los techos en paritarias, los tarifazos y la suba de las tasas de interés que impuso el kirchnerismo luego de la fuerte devaluación de enero, junto a la baja de venta de autos a Brasil. Multinacionales que se llenaron los bolsillos quieren que los trabajadores paguemos la crisis del “modelo”.
El gobierno va a la zaga de la prepotencia de los empresarios. El ministro Randazzo condena públicamente a los ferroviarios del Sarmiento que, encabezados por Rubén “Pollo” Sobrero, lanzaron un quite de colaboración porque no cobran una gratificación que sí se recibió en otros ramales, y exigen un 40% de aumento salarial. En varios municipios de la Provincia de Buenos Aires los docentes, que vienen del gran paro de 17 días, cobraron menos de lo acordado en la paritaria.
La bronca crece. Hasta la UOM de Antonio Caló, el jefe de la CGT oficialista, tuvo que llamar a un paro nacional de su gremio porque un gran pulpo de la burguesía nacional, Techint, se niega a pagar el aumento que reclaman los siderúrgicos. Y los bancarios también debieron convocar a un paro en respuesta a la feroz represión de la policía tucumana del kirchnerista Alperovich que dejó 22 heridos de bala de goma. Los trabajadores de la Caja Popular de Ahorros reclamaban por la reincorporación de 36 despedidos. En la Alimentación esta semana inician paros y las combativas internas de Kraft y PepsiCo exigen asambleas y un plan de lucha para conquistar el 40% de aumento. La pelea se endurece en Gestamp, Shell y Calsa por la reincorporación de los activistas despedidos.
En este contexto, con los trabajadores fortalecidos tras el paro nacional del 10 de abril, la consigna del acto cegetista “Políticos presten atención, somos el futuro” más que una alusión a los niños que estaban en el palco, fue un llamado a los políticos patronales, con los que suelen reunirse Moyano y Barrionuevo, para que los tengan en cuenta en la discusión de la sucesión al kirchnerismo, como sabía hacer el General Perón utilizando a los sindicatos para contener la lucha de los trabajadores.
Ellos o nosotros
El paro del 10A mostró que hay fuerzas y disposición para pelear. Los encuentros regionales que reunirán a las comisiones internas, delegados y activistas combativos en la zona norte y oeste del GBA así como en la Capital tienen el objetivo de apoyar las luchas y coordinarlas, sobre todo aquellas atacadas por suspensiones y despidos; además de promover la pelea en fábricas y establecimientos por un nuevo paro nacional activo superior al del 10 de abril.
Para evitar que el gobierno y las patronales sigan descargando la crisis sobre los trabajadores debemos pegar duro. No podemos seguir peleando separados por fábrica o gremio. Tampoco se trata de hacer un nuevo paro “dominguero” o marchas folklóricas con reclamos difusos o directamente de derecha. Como en las históricas jornadas de lucha del movimiento obrero argentino, hay que organizar, preparar e imponer a las centrales sindicales un paro activo con movilizaciones masivas desde todos los lugares de trabajo, desde las fábricas y las escuelas, con apoyo del movimiento estudiantil y los sectores populares hacia Plaza de Mayo y las principales plazas del país. Para pelear por la prohibición de las suspensiones y despidos. Por la apertura de los libros de contabilidad de las empresas y el reparto de las horas de trabajo entre todas las manos disponibles manteniendo el salario; contra la precarización laboral, por el pase a planta permanente y con el mejor convenio, por un salario equivalente al costo de la canasta familiar. Contra la ley “antipiquetes”, basta de represión a los que luchan. Todo el apoyo a los petroleros de Las Heras: libertad a Oñate, Vivares y Armoa, presos por realizar acciones en defensa de sus derechos; absolución de Cortés y el resto de los condenados injustamente a cadena perpetua.
Debemos ser millones en las calles para que entiendan que no vamos a pagar la crisis, cuando fueron los empresarios y los bancos quienes se beneficiaron de la fiesta de ganancias de la década.
Estas acciones prepararán el terreno para que los trabajadores podamos dar una salida de conjunto, mediante la huelga general que imponga una salida para que la crisis la paguen los capitalistas. Las fuerzas del FIT, sus legisladores y diputados deben estar al servicio en las tribunas parlamentarias conquistadas, de fortalecer esta perspectiva de movilización en la calle, con los métodos de la clase obrera, los únicos que pueden frenar el ajuste.
Lea La Verdad Obrera N°569
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