Por: Juventud Revolucionaria Internacionalista - Uruguay
El pasado 1° de Junio se llevaron a cabo las elecciones internas. Los comicios que tuvieron como principal novedad el triunfo de Luis Lacalle Pou en la interna del Partido Nacional contaron con una abstención récord. Solo el 38% del total de los habilitados votó (con un 32% en Montevideo), lo cual expresa cierta apatía de masas respecto a la vida interna de los partidos, y que a su vez golpea sobre la legitimidad del propio régimen y su sistema de partidos, que en Uruguay se ha caracterizado históricamente por su fortaleza y estabilidad [1]. En este marco, donde comparativamente con respecto a las internas de 2009 votó un 7% menos del padrón, en la sumatoria total de votos por partido, el Partido Nacional obtiene el primer lugar con el 41%, seguido por el Frente Amplio con 34%, y el Partido Colorado 15%. A continuación exponemos algunas de las primeras reflexiones acerca de este primer turno eleccionario, las implicancias del nuevo mapa político, y las perspectivas hacia las presidenciales de Octubre.
Escenario económico
Esta primera fase de la carrera electoral se lleva a cabo en medio de una situación marcada por una economía en “equilibrio inestable”, donde el gobierno comienza a palpar el cambio de vientos a nivel regional que tiene su expresión en el crecimiento anémico de la economía brasileña, y la aún más inestable economía argentina. Si bien las commodities mantienen sus precios, estamos viviendo el sexto año de crisis capitalista mundial y la economía uruguaya comienza a sentir la fuga de dólares hacia los centros imperialistas. Según agencias y analistas, la proyección de crecimiento económico para este año superará el 3% y el gobierno frenteamplista tiene las miradas puestas en contener la inflación y el déficit fiscal. Para esto, en año electoral han optado por rebajar algunas tarifas, algo excepcional, ya que el plan para el próximo quinquenio es de ajuste contra los trabajadores públicos.
La tarea principal del actual gobierno de Mujica es concretar los megaproyectos de inversión de la mano del capital imperialista, lo que le permitiría al FA el ingreso de dólares, y la mantención a raya del desempleo. Algunos de estos proyectos son: Puerto de Aguas profundas en Rocha, proyecto de Megaminería con Aratirí, Planta regasificadora de puntas de Sayago, etc. Profundizando esta línea, Mujica se reunió con Obama y junto a su comitiva compartió una “jornada de negocios” en el Salón Oval frente a los 3 mil principales consorcios capitalistas del imperialismo yanqui, dando todas las “garantías jurídicas” para los inversores.
El "terremoto político" en la interna más reñida
Desde los días previos de la elección se planteaba la interna del Partido Nacional como la más reñida. Larrañaga, el jefe del ala “wilsonista” del partido, corría con la ventaja de contar entre sus apoyos con 8 de los 12 intendentes blancos y otros caudillos. Sin embargo, surge la candidatura de Luis Lacalle Pou (hijo del ex presidente), otro fiel representante de la oligarquía terrateniente como lo era su padre. En poco más de un año, basándose en el aparato tradicional territorial del herrerismo, en un discurso que apuntaba a la idea de la “renovación” (con eje en sus 40 años de edad), y un marketing desmedido que costó casi 3 millones de dólares, Lacalle Pou fue capaz de construir una candidatura que aquel domingo dio el batacazo. La cifra final de 54 a 45% no vaticinada por ningún encuestador (las encuestas marcaban empate técnico) da muestras de una figura en ascenso en el bando de la oposición patronal. La clave de la victoria de Lacalle Pou fue claramente los casi 30 puntos de ventaja en Montevideo, en comparación con la paridad en el interior del país. Desde el punto de vista de la dinámica de clases, ese discurso “desideologizado”, apuntando a conceptos vacíos como “el amor”, la no confrontación (haciendo del “Por la positiva” un eslogan de campaña) con otros candidatos, y su juventud “renovadora”, combinado con un programa con hincapié en mayor seguridad, ataques a los sindicatos de la enseñanza pública y discurso de corte gerencial antiobrero, y baja de edad de imputabilidad; impactan sobre importantes sectores de clase media montevideana no tradicionalmente blanca, lo que es expresión de un proceso de conservadurismo en estos estratos sociales. Una clase media que supo hacer marchas pidiendo “mano dura” contra la delincuencia, o que ha protestado contra el Ministro del Interior, Eduardo Bonomi aun cuando éste tomó la agenda represiva de la derecha con mega operativos en barrios pobres, persecución de militantes, espionaje, y estigmatización de la juventud.
Un Frente Amplio cada vez menos atractivo: pierde 150 mil votos
La elección del FA fue un trago amargo, ya que, si bien se sabía que no se iba a llegar a los votos de 2009, nadie pensaba que se iban a perder tantos votos (150 mil).
Con 297.856 votos (obteniendo el 47 % en Montevideo), el FA no solo perdió votantes sino que los votos expresaron un reacomodamiento al interior de las fuerzas que integran la coalición.
Lo que queda claro es que el Frente Amplio, por diversos motivos que venimos analizando (la experiencia que vienen haciendo varios sectores de trabajadores con sus dos gobiernos), muestra que le sigue costando retomar su mística militante. La candidatura de Constanza Moreira sirvió para contener una franja de votos “por izquierda”, y, sobre todas las cosas, fue un medio por el cual la militancia frenteamplista pudo expresar su rechazo y descontento con la figura de Vázquez.
Interna del FA: nueva correlación de fuerzas (siempre contra los trabajadores)
La interna Vázquez-Moreira terminó a favor del “candidato oficial” obteniendo un 82 % contra un 18 % respectivamente, sacando la mayor ventaja Vázquez en el interior. Mientras que en Montevideo Constanza tuvo su mejor desempeño.
Sin embargo, por más que haya querido diferenciarse de Tabaré, en toda la campaña no lo ha logrado. Su postura no rompe con la lógica frenteamplista de conciliación de clases. No solo que su plataforma política era ecléctica y sin sustento sino que los puntos en los cuales se basaba (menor presupuesto para las Fuerzas Armadas, no a la baja de edad de imputabilidad, más política de derechos humanos), no quedaban claros cómo los iba a alcanzar sin cuestionar profundamente la política tanto de DDHH como represiva que actualmente el Frente Amplio viene desarrollando. Moreira además, fue una de las promotoras de la ley de Mega minería, y más de una vez se ha presentado en los medios afirmando que la línea económica de Astori fue lo que posibilitó el crecimiento de estos últimos años.
Es decir, más allá del discurso, Constanza no fue ninguna alternativa (ni puede surgir ninguna dentro del FA) para los trabajadores y el pueblo pobre, y solo se constituye como una nueva mediación reformista.
De conjunto, en la interna frenteamplista se expresó un sector descontento a la izquierda de los aparatos tradicionales del FA que estaban encolumnados con Vázquez (Astorismo, Michelini, Vertiente Artiguista, Sendic, Partido Socialista, Partido Comunista, MPP, etc). Sendic (hijo del dirigente histórico tupamaro) quedó como el gran ganador con el 21% de los votos, duplicando al sector de Mujica (MPP) que hasta el día de ayer era el sector hegemónico en las últimas elecciones (de un 34 % bajaron a un magro 12 %).
Raúl Sendic, un “joven” gerenciador de las empresas estatales (viene de ser director de ANCAP y antes Ministro de Industria de Vázquez) también utilizó su aire renovador para alinearse como el seguro candidato a la vice presidencia, en la dupla con Vázquez.
Por su parte, el Partido Comunista se hundió electoralmente con su apoyo a Tabaré Vázquez, y en Montevideo perdió votos contra Constanza. Paradójicamente, el PC se alineó con “la continuidad”, sobre todo cuando surgía una candidatura “por izquierda” dentro del FA que hasta podía servir para justificar su teoría del “gobierno en disputa” [2].
Una vez más, este partido que dice levantar las banderas de la Revolución Rusa y del socialismo, demostró que no solo no es una alternativa para los trabajadores, sino que es el principal escollo llevando a todo el movimiento sindical (que dirige a partir del oficialista PIT-CNT) detrás de un frente de conciliación de clases como es el Frente Amplio.
El segundo, tercer y cuarto lugar en la interna lo disputan cabeza a cabeza el MPP, el PS, y el Frente Liber Seregni (Astorismo) que viene golpeado por el escándalo de Pluna [3] y otras cuestiones que fueron erosionando su poder.
Las perspectivas hacia Octubre
El triunfo de Lacalle Pou obliga a Vázquez a ajustar su campaña intentando ganar al ala centro del electorado. Tanto “Pedro” (que se presenta solo por su nombre, escondiendo el apellido que lleva de su padre, el que dio el golpe cívico militar) como Lacalle Pou no pueden deshacerse de sus apellidos, relacionados con los episodios más oscuros de nuestra historia (el golpe de estado y la ofensiva neoliberal respectivamente). Por supuesto que estos políticos no tienen nada de renovadores, y los trabajadores no podemos esperar nada de ellos.
El FA ya tiene su candidato asegurado, y también su vice, lo único que tiene que esperar es que los escándalos como el de Pluna no aumenten el desprestigio del personal político frenteamplista y recuperen algo de sus votos perdidos.
Vázquez ya dijo que no hay lugar para un “giro a la izquierda”, por lo que las perspectivas del tercer gobierno son mantener las grandes líneas del modelo económico actual, basado en la exportación de materias primas, la inversión extranjera y los bajos salarios.
Así, las campañas electorales de todos los partidos del régimen están marcadas por la agenda reaccionaria impuesta por los capitalistas y sus representantes.
Preparemos una alternativa política revolucionaria
Los trabajadores, que no llegamos a fin de mes, que tenemos trabajos precarios, que mandamos a nuestros hijos a escuelas y liceos públicos que se caen a pedazos, que mes a mes se nos encarece el costo de vida … para nosotros, ¿qué beneficio tienen estas elecciones? Ninguno, solo elegir quién se encargará de gestionar (con más o con menos corrupción) el estado que sí beneficia a los patrones, a los bancos, a las multinacionales, a las exportadoras. En estas elecciones, gane quien gane, perdemos los trabajadores.
Tenemos que construir una alternativa política independiente, obrera y socialista, para que la clase trabajadora rompa definitivamente con los políticos y los partidos de los patrones, y construya su propio partido.
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La izquierda extra-FA en las elecciones
La izquierda por fuera del Frente Amplio es lamentablemente ínfima. Unidad Popular (frente encabezado por la corriente 26 de Marzo que integra Asamblea Popular, un reagrupamiento populista, que reivindica a Chavez, a Kirchner y a cuanto gobierno nacionalista burgués ande por ahí), sacó 4661 votos, subiendo levemente respecto de la elección pasada. Inclusive, por la estructura de partidos, tuvo más votos que el Partido Independiente (PI) que obtuvo 3895 votos.
La emergencia del PERI (Partido Ecologista Radical Intransigente) con 2861 votos, constituye algo nuevo en Uruguay, una especie de “partido verde” europeo que se enfoca en captar los votos de los sectores que sostienen luchas ambientalistas y contra la entrega de los recursos naturales, y en particular en Uruguay contra la mega minería a cielo abierto que el gobierno intenta imponer con la firma del contrato con Aratirí. Sin una postura de clase, intentan nuclear las distintas expresiones de este sector.
Por su parte, el Partido de los Trabajadores (PT-CRCI del Partido Obrero de Argentina), sacó 622, superando por poco el piso proscriptivo. El PT se presentó con un programa por la independencia de clase, aunque hasta último momento llamó a votar bajo el mismo lema a Unidad Popular, rebajando el programa y confundiendo a la vanguardia, política con la que polemizamos en nuestra nota: http://www.ft-ci.org/El-PT-CRCI-y-una-politica-peligrosa?lang=es
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