En un artículo titulado “La verdad sobre la heroica huelga de los trabajadores del subte de San Pablo”, el presidente del Sindicato de los Trabajadores del Subte y militante del PSTU/LIT, Altino, polemiza con lo que dice ser las posiciones de la Liga Estrategia Revolucionaria – Cuarta Internacional (LER-QI) sobre la huelga. Plantea que somos un “pequeño grupo en el sector”, pero “responde” a nuestro balance porque somos decenas junto a independientes en la agrupación Trabajadores del subte desde las Bases (MPB según su sigla en portugués) e influenciamos a centenas que, pese a la derrota, están sacando conclusiones por izquierda de la huelga, construyendo una alternativa combativa y clasista. El texto fue subido en forma destacada en el sitio web de la LIT. El PSTU quiere ocultar a la izquierda internacional su incapacidad para dirigir la huelga y transformarla en una “batalla de clase”. Sin embargo en el sitio web del PSTU no hemos podido encontrarlo y los trabajadores del PSTU en el subte ni siquiera difunden el artículo. Saben que las posiciones, que parecen haber sido escritas por alguien que no pertenece al sector, son indefendibles en la base (y para quien pudo seguir la huelga) y solo aumentaría el rechazo al balance “victorioso” del PSTU y las acusaciones morales que nos hacen. El PSTU es la organización del movimiento trotskista internacional que batió todos los récords en acusar a otras de” problemas morales”, “calumnias” y “mentiras” para esconder su falta de argumentos. Al conocer lo que plantea Trotsky de que “el centrismo utiliza el moralismo patético para ocultar su nulidad ideológica, no comprende que la moral revolucionaria se forja únicamente en base a una doctrina y a una política revolucionaria”, no vamos a insistir en convencer al PSTU a cambiar este método impotente, que es parte ya de su ADN. No vamos a retomar aquí nuestro balance que invitamos a conocer, sino solo responder los infelices planteos de Altino/PSTU.
Una concepción burocrática de la unidad de las luchas
Altino afirma que buscaron unificar las luchas porque la CSP-Conlutas llevó a adelante el Encuentro “En el Mundial habrá lucha”. Critica por supuesta “calumnia” nuestro argumento de que defendieron la huelga recién el día 10/06, pero no dice que ante nuestra propuesta de hacer la huelga días antes junto con los choferes de ómnibus de San Pablo y cuando los ferroviarios aun estaban en campaña salarial, estuvo en contra con el argumento de que había que acercarse lo más posible a la fecha del Mundial, porque “En el Mundial habrá lucha” (un movimiento con objetivos electorales). Toma el hecho de que fueron obligados por la base (junto a la dirección mayoritaria del sindicato) a adelantar la huelga al día 5 de junio como una prueba de la supuesta “calumnia”.
Dicen que participaron de varias huelgas, como si eso en si mismo fuese la unificación de las mismas. Esta es la concepción: unificación por arriba, de aparatos, de declaraciones, saludos y dirigentes de otros lados que van a las asambleas a “llevar solidaridad”. Los sindicatos que el PSTU dirige no lograron dar un apoyo distinto al de la burocracia de la Unión General de Trabajadores (UGT) (que acababa de traicionar a los choferes de San Pablo), la Central Única de Trabajadores (CUT-central oficialista) , Fuerza Sindical, Central de Trabajadores Brasileros (CTB) entre otras, que venían a nuestras asambleas a “apoyar” mientras Altino alimentó la ilusión de que iban a convocar una “huelga general” en nuestra defensa. Ninguna unificación real, ninguna acción que involucre al menos a sectores de vanguardia desde las bases. El PSTU no logra explicar por qué el único sector de la CSP-Conlutas que tuvo iniciativas de base fueron los trabajadores de la Universidad de San Pablo (USP), a través del Sindicato de Trabajadores de la Universidad de San Pablo (Sintusp), donde la LER-QI actúa como ala minoritaria de la dirección. Allí dimos un ejemplo de lo que significa para nosotros unificar las luchas. Aún peor es el hecho de que ni siquiera la Juventud del PSTU participó de los múltiples actos callejeros que organizamos desde Juventude As Ruas y la agrupación de mujeres Pão e Rosas.
La farsa de la “democracia obrera” del PSTU
Con solo ver los videos de las asambleas podemos comprobar que era solamente Altino y dos o tres dirigentes más los que hablaban. Ningún trabajador de base. Intentan echar la culpa a la base por la restricción de las intervenciones, pero no dicen que cuando era conveniente los dirigentes defendían más intervenciones y los trabajadores de base estaban de acuerdo. Por fuera de la cúpula del sindicato solo daban la palabra a la CTB, que fue resucitada por la dirección del sindicato en medio de la huelga. Nuestra agrupación MPB solo pudo hacer uso de la palabra cuando tuvimos una posición divergente, que fue justamente la propuesta del piquete en la estación Ana Rosa para impedir el plan de contingencia (que obliga a que circulen casi todos los trenes) , o el día 11 de junio cuando defendimos la huelga del 12 de junio contra el sector mayoritario de la dirección del sindicato (incluyendo al PSTU). Si nuestra votación hubiese sido del 2% como dice Altino, y no cerca de un 20% como decimos, Altino no necesitaría escribir tantas palabras como respuesta. Y no fue mayor porque la dirección ya dejaba ver que entregaría la huelga y que lo de “no nos rendiremos” era solo un discurso. Sí, Altino era siempre el centro de la asamblea con intervenciones larguísimas. La excepción fue la asamblea decisiva del 9 de junio, cuando era más necesaria la firmeza de los dirigentes en la defensa de la huelga si realmente querían continuar y el PSTU puso una figura nueva y desconocida en el sector (Camila Lisboa) para llevar adelante la defensa.
Dividió tareas con la otra ala de la dirección que defendió el fin de la huelga de manera camuflada (la “suspensión”) junto a la CTB. Decir que el Consejo Consultivo (que reúne directivos del sindicato, delegados sindicales y otros activistas) cumplió el papel de democratizar las discusiones es un chiste. Las reuniones del Consejo eran formales y vacías, con el objetivo de hacer pasar las propuestas de la dirección y llevarlas a la asamblea, o a lo sumo conocer las divergencias que habían para intentar hacer acuerdos por fuera de la asamblea. Para nada parecido a nuestra concepción de democracia obrera, que se expresa en el comando de huelga de los trabajadores de la USP con representantes mandatados por las asambleas en cada sector de trabajo y revocables, al cual el Sinstup se subordina.
Que Altino/PSTU opine que la huelga fue un “ejemplo de democracia obrera” es solo una prueba más de su concepción burocrática. Llegan a hablar de un “comando de huelga” que nunca existió. Una mentira, así como un embellecimiento del Consejo Consultivo, para ocultar el burocratismo en el sindicato que dirigen. Los desafiamos a decir cuándo se reunió ese comando y de qué manera fueron elegidos los delegados presentes. No hubo comando porque los trabajadores nunca fueron alentados por la dirección mayoritaria del sindicato a ubicarse como sujetos activos en la huelga, más allá de ir a las asambleas, rutina que era rota espontáneamente solo por los que iban a los piquetes.
Ninguna batalla para masificar y radicalizar los piquetes
Hace años que los piquetes son rutinarios y no paralizan el subte. En la anteúltima huelga (2012) llegaron los carneros diciendo que estaban dentro del “acuerdo” que era hecho con la antigua dirección (PCdoB y PT), donde determinados funcionarios o jefes tenían “autorización” del sindicato para romper los piquetes. Esta “tradición” fue respetada hasta el primer día de la reciente huelga. El “plan de contingencia” (que existe desde el 2007) exigía radicalizar los piquetes, por eso ya en la asamblea del 5/6 el compañero Guarnieri del MPB propuso el piquete en Ana Rosa (ver vídeo en https://www.youtube.com/watch?v=t6hgrTMqdWg). La base lo aprobó y la dirección del sindicato fue obligada a reubicarse, pero nunca llamó a masificar los piquetes. Cualquier piquetero del sector también sabe que la línea principal del PSTU para los piquetes era conciliadora con los jefes y que en Ana Rosa fue la base la que impuso la radicalización del piquete junto con el MPB (y LER QI).
Una “alianza” con la población que no es más que un discurso
Somos reconocidos como el sector que siempre defendió la liberación de los molinetes en el subte. La dirección nos llamaba “marcianos” porque son escépticos en relación a la posibilidad de que los trabajadores del subte y los usuarios establezcan una verdadera alianza. De hecho, con su concepción corporativa es imposible. Por eso, a lo más que podríamos llegar es a la “exigencia” al gobierno de que liberara los molinetes. Eso es pura demagogia pues todos saben que el gobernador no lo aceptaría. Pero este año fueron más allá, con un nuevo “desafío” al gobernador: ¡libere los molinetes que nosotros trabajaremos gratis!
Aun considerando absurda esta propuesta, entendimos que partía de un avance del sector por el hecho de defender la liberación de molinetes y no votamos contra esa propuesta en la asamblea tal como dice Altino, nos abstuvimos y reafirmamos que la liberación de los molinetes no puede ser una “exigencia” y que tiene que ser pagada por los capitalista y no por nuestro bolsillo. Solamente levantando las demandas de la población como parte de nuestro programa, como la reducción de la tarifa y la estatización del transporte bajo el control de trabajadores y usuarios, podemos establecer una verdadera alianza, lo que no se construye solo con el método de una posible liberación de molinetes, sino con otras acciones, como por ejemplo, actos callejeros, que durante la huelga el sindicato no propuso ninguno.
La dirección se rindió
Altino reconoce que tuvimos una derrota con los 42 despidos, pero dice que la huelga tiene “una globalidad” y que frente a las conquistas económicas y la fuerza de la movilización del sector y la elevación de su nivel político y el de la población, fue una victoria. Como no podría dejar de ser, es un discurso defensivo, nunca escrito en sus materiales para los trabajadores del sector a pesar de que lo plantearon oralmente. El PSTU siempre quiere ver victorias en todas partes del mundo, mucho más en los sindicatos donde tiene peso. Llega a decir que el sindicato de los trabajadores del subte sale de la huelga como una referencia de lucha, como si la derrota no hubiese dejado el efecto contrario, que deja a los garís (barrenderos) de Río de Janeiro como ejemplo y nuestra huelga como su opuesto.
Los despidos no son un detalle que se puede disolver en la “globalidad”. Abren espacio para que el Partido Comunista de Brasil (PCdoB) se gane un sector de los trabajadores con su discurso de que “la huelga fue muy radical”, etc. Ridículamente el PSTU quiere comparar nuestro balance con el de la burocracia del PCdoB y el Partido de Trabajadores (PT) que boicotearon la movilización desde el inicio y hacen un balance que busca desmoralizar a los trabajadores para juntar más votos en las elecciones sindicales. Nuestro balance es para sacar las lecciones necesarias para avanzar y forjar un sector que defienda otra estrategia de lucha.
Contradictoriamente, el PSTU afirma que los trabajadores salieron moralizados, pero se opone a cualquier iniciativa de movilizar a la base para la readmisión de los 42, diciendo que “el sector tiene miedo”. La campaña por la readmisión que el PSTU está llevando adelante es totalmente superestructural, solo hacia afuera del sector, tal como fue durante la huelga. No fue casual que en el “Encuentro por la readmisión de los 42” convocado por el sindicato para el 16 de junio, la mayoría de los asistentes (70%) eran del MPB y nuestros aliados, como Pan y Rosas, Juventude ás Ruas, Movimento Nossa Classe, además de militantes de la LER-QI. Nosotros, que a diferencia del sindicato dialogamos constantemente con la base (mucho más que la dirección) podemos afirmar que la base se da cuenta cómo esa pasividad de la dirección se mantiene, como si nuestra batalla fuese jurídica y no política.
El problema es que el PSTU y Altino no quieren reconocer su responsabilidad en el resultado de la huelga, para no perder votos en las elecciones de octubre y en las próximas elecciones del sindicato. Nuestra victoria no estaba asegurada, pero había una correlación de fuerzas para no salir derrotados como ocurrió. Afortunadamente los trabajadores no aceptan ese discurso de victoria vacío y electorero “victorioso”, y busca sacar lecciones para avanzar.
Necesitamos una estrategia para vencer y una lucha seria contra los despidos
El PSTU fracasó en su intento de dar una respuesta, ni siquiera se propuso responder nuestra crítica que va mucho más allá de su política frente a la huelga, sino en relación a toda su preparación y su militancia por años en el sector. No tiene una estrategia para vencer, basada en una genuina democracia obrera, ni una política para desarrollar al activismo y ubicar a la base de los trabajadores como sujetos, una política no corporativa para aliarse a la población, por la unidad real de las luchas y no entre aparatos. Nosotros batallamos por estas concepciones en la práctica como minoría en el Sintusp, como lo hace el PTS en Argentina en luchas donde tenemos un papel de dirección, como en Zanón, Kraft y ahora Lear. El PSTU no tiene ningún ejemplo similar.
El balance que hemos realizado contiene las lecciones que permiten a los trabajadores del subte ser concientes de los desafíos planteados, por lo que no las vamos a retomar aquí. Ahora es hora de sumar todas nuestras fuerzas en la campaña por la readmisión de los 42. Los trabajadores del subte dieron un ejemplo de disposición, lucharon heroicamente contra el gobierno, la empresa, la justicia y la policía. Permitir que se consolide esta derrota de los despidos sería una derrota para toda la clase trabajadora brasilera. Luchar combativamente y llevar adelante todos los esfuerzos posibles dentro y fuera del sector por la readmisión es la única forma de salir con la cabeza erguida.
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