La Franja de Gaza está devastada. Después de 23 días de bombardeos masivos y de la sangrienta incursión terrestre, hay más de 1.300 palestinos muertos, 75% de los cuales son civiles, entre ellos unos 250 niños. Los heridos superan los 7.000 y los hospitales no tienen recursos para atenderlos en medio de las bombas y por el inhumando bloqueo que mantienen Israel y Egipto en los accesos a la Franja. Las “treguas humanitarias” de algunas horas que otorgan los sionistas cuando se les antoja, son una asquerosa provocación luego de arrojar miles de toneladas de bombas sobre el territorio más densamente poblado del planeta donde se hacinan 1,8 millones de personas en un territorio de 350km cuadrados (60 veces más pequeño que la provincia de Tucumán).
No contentos con esto, tiran sobre escuelas, hospitales y mezquitas. El 29/7 fue el día más sangriento, mataron más de 100 personas y bombardearon una escuela de la ONU que funciona como refugio y albergaba (al momento del bombardeo) a 3.200 personas. También terminaron de destruir la única planta generadora de energía eléctrica que ya funcionaba al 20% de su capacidad por bombardeos anteriores. Del lado del invasor hay 56 soldados muertos en acción y 3 civiles. No es una “guerra”, es una masacre, una cobarde invasión de uno de los ejércitos más poderosos del mundo contra milicias irregulares y la población civil indefensa.
Un fuerte clima reaccionario interno
El gobierno sionista de Netanyahu, presionado además por la ultraderecha sionista que encabeza el canciller Avigdor Lieberman, insufló lo más posible el odio anti árabe y el nacionalismo israelí entre la población judía, aprovechando el crimen de tres jóvenes secuestrados y asesinados en Cisjordania del que acusó a Hamas aunque esta organización lo negó. Esta campaña anti árabe amplificada por los medios masivos de comunicación, sigue hoy con toda su fuerza y fue reforzada con las falsas ideas de que están bajo una “lluvia de misiles” de Hamas o que este usa los “túneles del terror” para entrar y atacar territorio israelí.
Esta campaña para fomentar el odio entre árabes y judíos ha dado sus frutos. La población respalda masivamente la ofensiva militar contra la Franja y la popularidad de Netanyahu pasa por uno de sus mejores momentos a pesar de las sangrientas masacres y crímenes de guerra que a todas luces está cometiendo Israel contra los palestinos.
Sin embargo, aún bajo este clima fuertemente reaccionario, surgen nuevas contradicciones para el gobierno. Netanyahu apostaba a una ofensiva militar rápida que golpeara a Hamas limitando considerablemente su capacidad defensiva (cohetes rudimentarios y túneles hacia Israel). Pero con el correr de los días, y por fracaso hasta el momento de estos objetivos, está quedando cada vez más condicionado por la ultraderecha sionista que presiona por una profundización de la campaña militar, derrocar directamente a Hamas y volver a ocupar la Franja como era hasta 2005. De esta forma al primer ministro se le hace cada día más difícil conseguir un final más o menos rápido y favorable en la ofensiva militar y se abre la posibilidad de que la misma se extienda en el tiempo, agitando con eso el fantasma de un eventual fracaso como en Líbano en 2006.
Estas contradicciones se están expresando incluso en la propia relación con su incondicional aliado EEUU, con cuyo representante J. Kerry viene teniendo fricciones en cuanto a las condiciones para un alto el fuego y rechazando una tras otras las propuestas, a pesar de que todas implican la rendición incondicional de los palestinos que a lo sumo lograrían reabrir los pasos controlados por Egipto.
La sangrienta ofensiva fortaleció a Hamas
Otra de las contradicciones que ha abierto Netanyahu es que ha reforzado la popularidad de Hamas y la Yihad Islámica como únicas herramientas de defensa de la población asediada. Tras el cambio de gobierno en Egipto en junio de 2013, Hamas perdió a sus aliados de la Hermandad Musulmana. El gobierno del golpista Al Sisi cerró los pasos de Rafah llevando al límite la situación social en la Franja.
Esto había empujado a la organización islamista a firmar en abril de este año el acuerdo de un gobierno de unidad con la OLP de Abbas que a su vez lo necesitaba para encubrir su política de colaboración abierta con Israel y el imperialismo. Fue un acuerdo que cedía el gobierno a la OLP, ya que en el mismo no había ningún miembro de Hamas, como forma de encontrar una salida a la situación crítica que atravesaba. Pero la ofensiva israelí por el momento está fortaleciendo a Hamas, aunque a un altísimo costo.
Ganar las calles hasta frenar la masacre
A pesar de los salvajes crímenes que está cometiendo, ni la ONU ni ningún gobierno ha tomado medidas concretas que afecten los intereses de Israel y lo obliguen a detenerse. Los gobiernos de Brasil, Chile, Perú y Ecuador son los que llegaron más lejos retirando a sus embajadores, lo que no pasa de medidas diplomáticas y mediáticas.
Pero el repudio popular a nivel internacional sigue creciendo. Las movilizaciones continúan y son de carácter masivo en los países árabes. En Europa se destaca el caso particular de Francia donde se siguen realizando a pesar de la represiva prohibición del gobierno de Hollande.
La indignación obrera y popular debe llenar las calles en todo el mundo para frenar al Estado guerrerista de Israel.
Viva la resistencia palestina. Alto a los bombardeos, fuera las tropas sionistas de la Franja de Gaza. Inmediato levantamiento del bloqueo. Por el pleno derecho de los palestinos a su autodeterminación nacional, que solo podrá conquistarse plenamente en una Palestina obrera y socialista en todo su territorio histórico donde puedan vivir en paz árabes y judíos.
¿La “Corpo” y el gobierno “K” juntos?
Por Diego Dalai
La masacre israelí contra el pueblo palestino, junto al acuerdo en pagar peso a peso a los fondos buitres, parece que ha logrado hacer coincidir posiciones políticas entre los dos grandes adversarios de la política nacional. En la Cumbre del Mercosur realizada el 29/7 en Caracas, la presidenta Cristina Fernandez ratificó la postura que el gobierno argentino viene sosteniendo desde que comenzó la agresión el 8/7: hay una “guerra” entre Israel y Hamas y ambos deben respetar la integridad de los civiles y acceder a un alto el fuego inmediato. Cristina no sabía siquiera la cantidad de víctimas que había y su canciller Timerman intentó ayudarle con cifras muy imprecisas. Un papelón para terminar apoyando las propuestas de tregua de la ONU que son funcionales a Israel ya que no atienden una sola de las demandas palestinas.
Por su parte, el diario Clarín, a través de su columnista internacional Marcelo Cantelmi, editorializó que se llega a esta situación “porque los duros de ambos bandos se niegan a desarmar la arquitectura que hace posible este conflicto. Esa trampa se desmontaría a través de una solución compartida para la histórica crisis palestina a través de la instauración de dos Estados. Tanto los halcones de Hamas, dueños del poder en la Franja, como sus socios circunstanciales en el otro bando, el fundamentalismo político y religioso israelí, coinciden en cerrar ese camino” (26/7).
Aunque mucho más avezado y serio que la presidenta, Cantelmi no difiere en lo fundamental de la posición oficial, una visión de “dos demonios” que le hace el caldo gordo al gobierno sionista de Netanyahu (y a sus aliados de Washington) tomando sus falsos y cínicos argumentos de que se está “defendiendo” de Hamas.
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