El sábado pasado, 2 de agosto, el día más alto de salida de vacaciones, nuevamente una multitud de más de 15 mil se reunió en París en apoyo a la resistencia del pueblo palestino. A su vez hubo movilizaciones de miles en otras ciudades francesas e incluso de centenares en los alrededores (banlieue) de París. Era la sexta manifestación de miles de personas, desde que comenzó el ataque israelí, en París, lo que muestra la persistencia y profundidad del movimiento. Es que la política del gobierno imperialista de Hollande abusivamente pro israelí, mientras alentó a que los sionistas terminaran levantando cabeza realizando un acto en la embajada israelí de unos 5000, terminó también despertando y radicalizando a todo un sector de jóvenes y trabajadores de las banlieues: la llamada generación Gaza. Portando el keffieh (pañuelo usado por los palestinos) en sus espaldas o en la cabeza por las calles de París se ha visto descender miles de jóvenes que cantaban: « Nous sommes tous des enfants de Gaza » (“Somos todos hijos de Gaza”). Nacidos entre 1980 y 1990 y movilizados por las redes sociales con hashtags como #ManifGaza, #FreeGaza, #HelpGaza, constituían el grueso de los manifestantes el último fin de semana. Es el caso de Myriam, de 45 años, ama de casa que viene de Essonne acompañada por sus dos hijos de 10 y 7 años. Ellos llevan pancartas, confeccionadas por su madre, que dicen "Palestina bajo la guillotina porque Israel la oprime" o "Nuestra libertad es incompleta sin la libertad de los palestinos”. A su vez, el canto universal “Sionistas, fascistas, vos sois los terroristas” era repetido por toda la multitud (lemonde.fr 3/8).

La prohibición de varias de estas acciones azuzada de forma histérica por el Presidente, su Primer Ministro Valls y avalada por la Justicia tuvo el efecto contario: no solo no impidió que estas se realizaran pues los manifestantes desoyeron las decisiones de la prefectura, sino que indignó y legitimó más aun la cólera de los pro palestinos. Es el caso de Fatiha, abogada en derecho de salud y habitante de Yvelines quien cuenta: “…Mi madre al principio no veía mucho el interés de ir a manifestar, pero la prohibición la ha interpelado. Creo que ella un poco se dijo: "Allá matan a los árabes y aquí se les impide manifestar”. De pronto, antes de ir a la marcha ella vino a decirme: “Donde están los derechos humanos en todo esto", eso me tocó que ella cambie de opinión”.

El Nuevo Partido Anticapitalista (NPA), en cuya izquierda se organiza como tendencia publica la Corriente Comunista Revolucionaria (CCR), fue el único partido a la izquierda del PS que estuvo presente en todas las marchas. Este no fue el caso lamentablemente del PCF (Partido Comunista), el Partido de Izquierda (PG) del socialdemócrata Melenchon que conforman ambos el Front de Gauche (FG) junto a otros pequeños grupos y más gravemente de Lutte Ouvriere (organización que se reclama de la extrema izquierda trotskista). Esta ausencia fue un elemento que facilitó la represión a los que no aceptaban esta violación elemental de los derechos democráticos. Producto de esta actitud valiente del NPA uno de sus dirigentes, Alain Pojolat, está acusado por la Justicia y debe presentarse el próximo octubre. Nuestros compañeros y compañeras del PTS de Argentina se solidarizan con el NPA y condenan este ataque a las libertades democráticas.