Por Diana Assunção y Barbara Delatorre
Este miércoles 20 de agosto, los trabajadores de la Universidad de San Pablo (USP) realizaron una nueva acción como parte de la histórica huelga que completa ya casi 90 días. Organizaron nuevamente un bloqueo, cerrando toda la universidad que tiene 3 portones principales (en un campo de cerca de 24 millones de m2). La policía de Alckmin junto al Rectorado intentó lanzar una gran ofensiva contra la huelga para terminar con los piquetes. La resistencia de los trabajadores duró cerca de 1 hora, enfrentando las bombas de gas lacrimógeno, balas de goma y la dura represión policial. Los trabajadores del Hospital Universitario fueron el sector más radicalizado. Una decena de trabajadores fueron heridos, en especial las mujeres que estuvieron al frente de los piquetes junto a los estudiantes.
Después de resistir la ofensiva policial, los trabajadores reunidos en una gran asamblea con más de 1500 compañeros y compañeras votaron por unanimidad la continuidad de la huelga. Todo esto ocurría al mismo tiempo que la justicia, a pedido del Rectorado, había llamado a una reunión de “conciliación” de la que aún no se conocía el resultado. Ahora sabemos que la justicia, que está al servicio de los patrones, por el momento, no tuvo condiciones para criminalizar nuestra huelga por completo y propuso anticipar la negociación, lo mismo que venimos reclamando desde hace meses.
La crisis que vive la Universidad de San Pablo, la mayor del país, ya se transformó en un hecho nacional y la lucha de los trabajadores es una vía para fortalecer una lucha conjunta con los estudiantes y docentes en defensa de la universidad pública, al servicio de los trabajadores y el pueblo pobre. La lucha contra la desvinculación del Hospital Universitario debe ser tomada también como una gran causa popular.
Desde la Liga Estrategia Revolucionaria-Cuarta Internacional (LER-QI) y el Movimiento Nuestra Clase estamos luchando por una perspectiva para que los trabajadores, docentes y estudiantes no paguemos la crisis de la USP y para que junto a los sectores populares definamos los rumbos de la universidad, decidiendo sobre todos los ámbitos de la vida universitaria. La lucha por la educación pública, que ha sido también uno de los reclamos levantados durante las Jornadas de junio de 2013, así como la lucha por la salud – uno de los servicios básicos más precarios de Brasil – deben ser retomadas con todo.
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