El asesinato del joven afroamericano Michael Brown a manos de la policía de la ciudad de Ferguson hace menos de dos semanas, volvió a encender en EEUU la bronca contra la opresión racial, lo que ha generado que miles se movilicen a lo largo y ancho del país.
La respuesta a la bronca desatada por la muerte de este joven que se encontraba desarmado ha sido la represión. A medida que avanzan las horas, se dan a conocer más datos acerca de su muerte y de la cada vez más brutal violencia policial.
Sobran motivos
Las manifestaciones que se vienen desarrollando desde hace más de 10 días en Ferguson, transformándola en una ciudad en rebeldía, además de la jornada nacional con acciones en más de 90 ciudades la semana pasada, expresan un gran sector que sale a manifestarse en contra del accionar policial frente a la población afroamericana y latina y de la forma en que se estigmatiza a jóvenes como Michael Brown.
Los más conocidos en los últimos años son Oscar Grant en Oakland y Trayvon Martin en Florida, pero no son los únicos. Sólo en el último mes otros tres hombres afroamericanos resultaron víctimas fatales de la policía.
En el caso de Michael Brown, los primeros datos aportados por las autoridades locales no especificaban la cantidad de disparos que había recibido. Pero los resultados de un examen pedido por su familia determinaron que el joven recibió 6 disparos de frente, dos de ellos en su cabeza. Esta investigación también afirma que Brown estaba con los brazos en alto en el momento en que le dispararon, como ha declarado en varias ocasiones su amigo Dorian Johnson que estaba junto a él en el momento de los hechos. Es decir que se trató de un verdadero fusilamiento.
A los indignantes resultados de la autopsia, se le sumó un video de contenido absolutamente provocador dado a conocer por la policía donde supuestamente aparecía Brown en una escena de robo, algo que la familia negó y que generó aún más odio, acrecentando las protestas.
Luego de varias manifestaciones, la policía local ha dado a conocer el nombre del policía que disparó contra Brown, Darren Wilson, a quien se ha dado de baja y apartado de su puesto, pero que aún sigue libre y sin orden de arresto en su contra.
El gobernador de Missouri, Jay Nixon declaró el estado de emergencia y un toque de queda durante el último fin de semana, medidas que no lograron acallar las protestas. Por este motivo solicitó el ingreso de la Guardia Nacional al condado de St. Louis.
Las provocaciones de la policía siguen en ascenso las últimas noches con el uso de gases lacrimógenos e inclusive nuevos heridos, 3 de ellos de gravedad y más de 100 detenidos en los. Con estos métodos escandalosos pretenden evitar un escenario que podría repetirse, como fue en 1992 en Los Ángeles (durante la “revuelta de Rodney King”), cuando producto de la represión policial murieron entre 50 y 60 personas.
A esto se sumó el asesinato de otro joven afroamericano el 18/8 a manos de la policía del condado, a solo 6 kilómetros de Ferguson. Allí también, donde la población es mayoritariamente afrodescendiente, se venían llevando a cabo protestas en contra de la violencia policial.
La guardia nacional y la creciente militarización de la policía
En un acontecimiento sin precedentes HRW (Human RightsWatch) y Amnesty han enviado observadores por la brutalidad de la represión, e incluso la ONU se pronunció esta semana en contra de la violencia racial y de la represión contra las manifestaciones, que según Navi Pillay (Alta Comisionada para los derechos humanos de esta organización), se asemejan a la violencia racial del régimen del apartheid en Sudáfrica.
La población local viene denunciando la respuesta militarizada de la fuerza policial, que incluye agentes preparados con uniforme de combate, armados con fusiles automáticos y tanquetas blindadas. Es que el propio Pentágono destina a las policías locales armamento y pertrechos militares. Los mismos que utiliza EEUU para invadir y asesinar en países como Irak y Afganistán.
La Guardia Nacional también ha sido llamada a sumarse a los despliegues militares en contra de los manifestantes y la juventud. La Guardia Nacional es la milicia estatal cuya función es movilizarse en catástrofes naturales y también para afrontar situaciones de “desorden público”, pero su objetivo principal es la defensa de la propiedad privada. Esta fuerza se ha destacado por su rol racista, como se vio durante el huracán ’Katrina’ en Nueva Orleans en 2005. Allí la Guardia Nacional priorizó el rescate a la población blanca, mientras los afroamericanos sobrevivían hacinados en el estadio de futbol, e instaló un toque de queda con el pretexto de evitar saqueos.
La opresión racial
La persecución y la criminalización hacia la población afroamericana y latina en EEUU no son una novedad. Una vez más se vuelve a abrir el debate sobre la vigencia del racismo y la desigualdad en este país.
Según un estudio publicado por el Comité de Abogados de Washington, la mayoría de los afroamericanos sufren algún arresto a lo largo de su vida. Si bien son el 16% de la población total, componen el 50% de la población carcelaria, siendo su tasa de encarcelamiento 6,5 veces superior a la de los blancos.
En Ferguson sigue existiendo una enorme desproporción entre el porcentaje mayoritario de población afroamericana y las autoridades predominantemente blancas. La crisis que generó el asesinato de Michael se extendió a otras esferas del poder. Obama tuvo que interrumpir sus vacaciones y pronunciarse públicamente, aunque llamando cínicamente a recordar a Brown “a través de la reflexión y la comprensión” y a mantenerse en “paz y calma” mientras la ciudad era militarizada.
Las ilusiones en el primer presidente negro siguen derrumbándose como lo muestran la continuidad de la opresión racial, y hacia los inmigrantes, y la política imperialista en Medio oriente, entre otras regiones del mundo. Demostrando a su vez que la política imperialista no es solo hacia afuera sino también hacia los sectores explotados y oprimidos de su propia población, como lo expresan los altos porcentajes de afrodescendientes en las cárceles, que realizan los trabajos más precarios y que tienen menos acceso a estudios universitarios.
Armados hasta los dientes
El programa 1033 de armamento militar es una política que comenzó en 1997, del cual los estados pueden disponer de armamento militar sin contar con regulaciones federales, y a partir del cual se invierten miles de millones de dólares. Esto ha acrecentado el poder de las fuerzas militares y de la policía a nivel nacional en los últimos años. La respuesta militarizada en Ferguson es una de las consecuencias del desarrollo de esta política.
Los equipos SWAT (Special Weapons And Tactics) que originalmente fueron creados en las décadas de los 60’ y 70’, según el investigador Peter Kraska, han aumentado considerablemente en los últimos 30 años y se ha extendido su rol. Esta expansión fue en su mayoría manejada por las policías federales. A su vez, el entrenamiento que reciben los agentes es directamente militar, justamente creadas para patrullar las localidades con mayor población no-blanca y a través de prácticas cada vez más represivas.
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