Con la aprobación de la Reforma Energética el régimen asumió 700 mil millones de pesos de los pasivos laborales de PEMEX y la CFE, imponiéndolo como deuda pública a pagar en 30 años. Los pasivos laborales son las obligaciones patronales con los trabajadores en activo y jubilados. Esta cifra representa el 30% de las obligaciones totales de las paraestatales, pero aumenta en 25% la deuda pública total adquirida por el gobierno. Esto fue incluido como artículo transitorio de la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y la General de Deuda Pública.
Consumada la entrega de los energéticos nacionales, PEMEX, hasta el 11/8 la empresa más importante del país con 150mil trabajadores, se deshace de sus obligaciones patronales antes de entregar oficialmente las plantas a las transnacionales. El acuerdo puso en jaque al sindicato petrolero (STPRM) al condicionar el “acuerdo a modificar el contrato colectivo de trabajo aplicable a la empresa” (según el texto del artículo transitorio 4to), es decir, que las nuevas jubilaciones sean financiadas en un esquema de cuentas individuales (que ya opera en la CFE) y un aumento gradual de la edad de retiro de 55 a 65 años.
Al quitar estas obligaciones, lo que hace son “más competitivas” las ganancias de las nuevas empresas que operarán en el mercado, ya que no ofrecerán esquemas de contratación permanentes ni con prestaciones superiores a las cada vez más degradadas en ley. Con la Reforma Energética el gobierno pro patronal y entreguista de EPN continúa acentuando la precarización de las condiciones laborales en su proyecto de “transformación radical del país”.
Cuando eran obligación de PEMEX los pasivos se pagaban con producción de petróleo, y ahora se solventarán con finanzas públicas, esto bajo el nuevo esquema hacendario que se financia cada vez más en impuestos y cada vez menos en petróleo, contrario a como sucedió durante todo el siglo XX. Los socialistas luchamos por la expropiación sin pago a las transnacionales en todas las ramas de la extracción y producción de los energéticos, y la producción puesta bajo control de sus trabajadores, organizados democráticamente en su sindicato después de dar la pelea por expulsar a la burocracia sindical corrupta que los entregó. Sólo los trabajadores petroleros tienen la fuerza para imponer y garantizar el que todas las ganancias de los energéticos se utilicen para satisfacer las grandes necesidades de salud, educación, cultura y trabajo de las masas trabajadoras, campesinas, indígenas y populares, y no los bolsillos de las transnacionales que saquean nuestros recursos.
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